Mictleco Von Urs Ute Lars Con el cielo azul de enero te respiro Ciudad de bronce sin pátina. Sitiado entre tu volcán y tu lago me postro sobre las calles que tapizamos los errabundos habitantes de Nueva Tenochtitlán. ¿Qué no es aquí donde se ven los Cantos y se escucha una Flor? Seré tu obispo mendicante tu guirnalda de tunas, el retoño más gallardo del maguey. Seré porque quiero, Porque de ti profeso un Juramento, Un uniforme blanco, una asamblea. Beso tu colesterol vehicular los pasos de gato y desniveles, a todas las viudas plañideras las recuerdo por igual. Politeísmo 1 Von Urs Ute Lars Yo temo porque percibo el paso de los dioses. Camino de Tacuba, cielo azul todavía. Alabo las hojas secas y el metal el sol que no tuesta sino demuele, las sombras que susurran en lenguajes muertos, pimentados. Camino del norte bendecido, de jueves que no se comparten, de soledad en los cajones. Vereda llena de distracciones, que ofrece espejos a cambio de oro, de semillas de huahuzontle. Politeísmo 2 Von Urs Ute Lars Recuerdo que en otra vida adoraba a los dioses de la sal y de los agaves. Mi ofrenda era mi trabajo de sol a sol. Pulsaba sobre las hojas y mis latidos parecían cascabeles, imitaba el canto del ave que de tan común no tenía nombre siquiera. Pero ahora vivo como si no creyera en libaciones ni huesos. Cuando olvidé cómo leer el vuelo de las aves, arrojé mis dientes al horno. Huérfanos, los hijos Popocatépetl buscamos consuelo en falsos dioses. Viene el dios de los clavos, y doblega con rosas de Castilla. O el dios de los sajones, de los barbarismos. Bailamos en la estación del Dios de la Lluvia Ácida del Dios del Esmog. Negociamos con el Tlacuache que nos inunda, que enloda banquetas y mata de sed en la Ciudad Poblada. Arrasamos el cerro del agua cazamos teporingos y renunciamos al paladar tezontle. Ya solos, esperamos agua para regar las piedras.