Las tres visiones sobre Mayo La Revolución de Mayo que tuvo su génesis en Buenos Aires se proyectó hacia el interior de lo que era el virreinato del Río de la Plata de manera casi inmediata pero que al paso de los días mostró diversos grados de aceptación o rechazo. Al cumplirse los 200 años de aquellos acontecimientos se pusieron sobre el tapete una serie de visiones algunas contrapuestas que marcan que para aprehender en su totalidad las causas y consecuencias de la Revolución de Mayo es bueno y necesario tener presente que nuestra historia (como toda la historia) no solamente es el documento sino, fundamentalmente, la interpretación del mismo. La visión porteña Buenos Aires desde los primeros trabajos historiográficos fundamentalmente de Vicente Fidel López en su monumental “Historia de la República Argentina” y de Mitre en sus voluminosos trabajos sobre Belgrano y San Martín muestran que la Junta de Mayo que tuviera a Moreno como principal protagonista tuvo desde el principio una serie de resistencias, especialmente del interior que provocaron la acción militar y la férrea imposición del pensamiento porteño en el interior del virreinato. Por empezar Paraguay se opuso con éxito al pequeño ejército que encabezara Manuel Belgrano pero éste justificó dichas acciones al afirmar que el mensaje revolucionario había llegado a destino. Córdoba tuvo una inmediata reacción en contra que la visión porteña mostró como una reacción contrarrevolucionaria de hombres consustanciados con la corona española que rechazaban toda posible independencia de la metrópoli y que por ello se opusieron con las armas a las fuerzas que encabezara Ortíz de Ocampo. Ello ocurrió en los primeros tiempos posteriores a mayo pero no mucho después la acción de Castelli y del mismo Belgrano en el Alto Perú (Bolivia). También provocó la reacción en contra de aquellos pueblos que fue interpretada como consecuencia de seguidores del régimen colonial. No hubo por parte de la clásica historiografía porteña un análisis más equilibrado y una interpretación mas justa de por qué el interior tuviera esas expresiones diferentes y encontradas al mensaje unitario y centralista de Buenos Aires. La visión del interior El Bicentenario fue causa de que autores especialmente de Córdoba y del norte elaboraran una serie de publicaciones que mostraron que el disenso y las diferencias con Buenos Aires no eran exclusivamente fruto de grupos pequeños de contrarrevolucionarios amantes del poder absolutista de los Borbones, sino que sus causas tenían un hondo transfondo histórico que no respondía en absoluto a los problemas originados el 25 de mayo. El primero que pensó y escribió en disonancia con la interpretación historiográfica porteña de aquellos acontecimientos fue Juan Bautista Alberdi cuando hablaba que la Revolución de Mayo respondía con total exactitud a los intereses del Puerto y que esa era de manera casi exclusiva la razón y explicación de por qué las gobernaciones del interior no adhirieron fervorosamente sino con cautela y tibieza al anuncio de la formación de la Junta presidida por Saavedra. El historiador cordobés Prudencio Bustos Argañaraz retoma en su libro “Luces y sombras de mayo” (2010) aquel viejo y casi olvidado pensamiento Alberdiano y explica que la contrarrevolución dirigida por Santiago Liniers no fue motivada por un amor entrañable al despotismo borbónico sino que era consecuencia de una actitud generalizada en el interior que especialmente temía el poder casi absoluto de Buenos Aires en desmedro de los pueblos del interior del país y que rechazaban cambiar de amo reemplazar el despotismo borbónico por el despotismo porteño pues veían a éste mucho más peligroso que aquel lejano y laxo poder. Y por eso Liniers y los que complotaron con él murieron realmente en defensa de ese interior en peligro. La visión nacional Tanto para Alberdi como para gran parte de los historiadores del interior la verdadera fecha que realmente satisface el sentimiento nacional es el 9 de julio de 1816, pues en ella está sintetizado un pensamiento abarcativo y federal pues al mismo concurrieron con sus ideas y posturas la mayor parte de los representantes de los Cabildos del amplio territorio del virreinato del Río de la Plata. Y tan abarcativo fue este Congreso de Tucumán que al proclamar en un precioso documento la independencia de estas tierras de la metrópoli se utilizó el castellano, el guarani y el quichua pues también los indígenas estabas incluidos, de allí que el pensamiento monárquico que tuvo a San Martín y Belgrano como principales sostenedores de una dinastía incaica presidiendo los destinos de estas regiones tenía hondas raíces en el pasado colonial. Mayo de 1810 es a pesar de todo una fecha liminar pero tiene fuertes connotaciones porteñas que para nada posee el 9 de julio de 1816. Y esto que decimos surge de la reciente celebración del Bicentenario. Y los estudios de todo tipo que al respecto vieron la luz. Miguel Bravo Tedin