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Educación: de las políticas compensatorias a las políticas
socioeducativas
Desde el discurso oficial al análisis crítico
Palabras claves: Justicia social - justicia educativa - distribución y reconocimiento equitativo acceso al conocimiento.
“Es evidente que vivimos en un mundo dividido. Si estamos
dispuestos a crear senderos que trasciendan esa división,
nuestro discurso pedagógico oficial, debería cambiar a otro
registro, formarse alrededor de nuevos ejes de
compromiso, solidaridad y comprensión” Nathalia
Jaramillo, 2006.83
Los pedagogos no nos hemos caracterizado por hacer buenas predicciones sobre las
teorías, las prácticas y los enfoques educativos, que deberían contribuir a formar mejor humana,
intelectual y profesionalmente a las generaciones venideras. Si alguna vez ocurrió, los
funcionarios de turno se encargaron de echarlas por tierra al anteponer otros intereses más
inmediatos y particulares.
Este preámbulo viene a colación de que no hemos de ser ingenuos en nuestro trabajo y
asumir que las políticas de Estado no siempre son intereses de la población en su conjunto, aun
cuando aparezcan vincularlas a la justicia social que conlleva sin dudas hacia la justicia educativa.
Desde ya, sabemos que las condiciones sociales de buena parte de nuestra población no son
favorables para desarrollar una enseñanza eficaz y justa. Una escuela para ser justa, antes debe
ser eficaz. Para ello debe enseñar a todos, especialmente a los menos favorecidos, es decir en una
escuela común a todos. Es la justicia educativa la que considera la diversidad de culturas, la
diversidad de individuos y muy especialmente la de sus proyectos de vida. Hoy es impensable una
escuela con una única cultura.
La idea de justicia a la que suscribo es la que garantiza el derecho integral a la educación a partir
de posicionar a los sectores populares en el centro del Sistema Educativo.
Las acciones paliativas del modelo compensatorio distributivo que se instaló en el país en los años
noventa y osciló hasta el año 2006, propuso acciones educativas para sectores en situación de
vulnerabilidad en los márgenes de un modelo escolar que se mantiene intacto e intocable.
Esto no supone, como sabemos que existen modelos de escuela para sectores populares, sino que
el paradigma de la justicia aspira a la educación en un espacio de respeto a la diversidad en todas
sus formas.
El concepto de homogeneidad, pretende igualar sin equidad. Repensar el modelo compensatorio,
que está vinculado con el aumento de la pobreza y el estallido de las desigualdades sociales desde
la década del 80, surge una modalidad de intervención compensatoria que focaliza los esfuerzos
presupuestarios en las escuelas más desfavorecidas. Los dispositivos compensatorios se
transforman la política educativa y toman formatos materiales y modalidades distributivas:
comedores, becas, equipamientos y financiamiento de proyectos en escuela en situación de
vulnerabilidad. Esta situación nos acerca a un debate sobre el significado de la justicia educativa,
considerando que la misma depende de lo que ocurra fuera de la escuela, depende de la
estructura social, del acceso al trabajo, de las condiciones de vida de la familia, de la
infraestructura, de las cloacas, de la salud, y no de la meritocracia de cada alumno.
Justicia educativa: el derecho a acceder al conocimiento y no a la permanencia en la escuela.
Justicia educativa: para los pueblos indígenas del NOA y NEA, en procesos de exclusión extrema,
discriminación, apropiación de sus recursos, en particular de sus tierras, que tiene una escuela que
lejos de sus intereses y códigos culturales, se asume dentro de la insuficiencia y de la inequidad.
Aparece así el concepto de inequidad educativa. ¿Cómo se manifiesta?
1234-
Problemas de acceso al Sistema Educativo.
Problemas de deficiencia del mismo (desgranamiento, repitencia, fracaso escolar …)
Representaciones de los docentes sobre sus alumnos y viceversa.
Fracaso, producto de la práctica áulica.
Sobre este último aspecto, digo mejor, fracaso
configuración del Sistema educativo.
de las prácticas institucionales y de
La inequidad no sólo se relaciona con problemas de acceso al sistema, sino a los saberes que
circulan.
El Estado legitimaba este accionar a medida que implementaba programas compensatorios
que atendían a sectores vulnerables. Este criterio se corporiza con las políticas compensatorias
“dar más a los que menos tienen, repartir, distribuir, perdiendo de vista la planificación
integral de los proyectos, al desarrollo de los mismos, a su evaluación, ajustes y reformulación,
en función de avances, mejoras e intereses de cada comunidad, vinculándola en relaciones
más colaborativas, en cuanto a calidad y cobertura.
La justicia educativa tiene múltiples definiciones, pero es su objetivo indelegable es que a
partir de ella cada alumno aprenda a razonar, a investigar, a colaborar, a tener responsabilidad
personal, autonomía y pensamiento propio.
En muchas ocasiones, a nosotros los educadores y a la comunidad en general, nos llevan a un
debate permanente sobre temas que no son vinculantes, o lo son poco, con nuestro hacer
profesional, tales como las clases dirigentes o los medios de comunicación en la educación,
cuando en realidad, el mismo debería plantearse desde la preocupación popular ante la
obsolescencia del Sistema Educativo y su baja competitividad global, en relación a lo
planteado en este artículo. Por ello el debate no debería ser solo por la crisis del Sistema
Educativo, sino además por el uso oportunista de los partidos políticos y de los medios de
comunicación, de indicadores como: repetición, ausentismo (ahora el Consejo Federal se
preocupa por el ausentismo docente), bajos rendimientos, baja formación de maestros y
sigue…
Si hay una pedagogía académicamente seria y socialmente comprometida, capaz de hacer
entender los cambios y no simplemente asumirlos como históricamente neutrales, inocentes,
políticamente aceptables y COMPENSADORES, daría relevancia a la realidad socioeducativa de
los alumnos en las escuelas y tendería a fortalecer una docencia comprometida con la justicia
educativa, y el compromiso de garantizar el acceso del todos los alumnos a los aprendizajes
fundamentales. Esto aun constituye un reto al futuro, que puede viabilizarse en la formulación
de políticas educativas como en la calidad, equidad, el acceso, la diversidad, la participación, y
demás. Este criterio se vincula con la educación inclusiva, y sus intentos de evolución que ha
sido desigual en los diferentes países de América Latina. No existe consenso en estos criterios,
aunque si coincidencias respecto a lo que representa y significa la inclusión educativa.
Para reflexionar:
¿Hasta dónde podemos llevar los límites de respeto y de integridad, en todos los ámbitos de la
vida, sin erosionar la propia condición del ser humano pensante?
Se hace preciso recordar lo que un día Paulo Freire manifestó en una de sus clases magistrales:
“ El mundo no es un laboratorio de anatomía ni los hombres son cadáveres que deban ser
estudiados pasivamente” (2008:162); y quién lo piense se percatará del equívoco, tarde o
temprano, ese equívoco intelectual ampara la manipulación educativa para gestionar
sumisamente a las muchedumbres.
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