TÍTULO: “CRISIS Y TRABAJO SOCIAL: RECUPERANDO EL SENTIDO DE LA PROFESIÓN”. Auxiliadora González Portillo. (Autora de contacto) Universidad Loyola Andalucía.- magonzalez@uloyola.es Inmaculada Antolinez Domínguez Universidad Pablo de Olavide.- iantdom@gmail.com Eider Muniategui Azcona Universidad Loyola Andalucía.- emuniategui@uloyola.es RESUMEN: Presentamos a continuación parte de un estudio más amplio sobre las repuestas que los profesionales del Trabajo Social están dando en los momentos de crisis socioeconómica actual. El estudio ha sido desarrollado en la provincia de Sevilla (Andalucía, España), mediante entrevistas a profesionales que están ejerciendo el Trabajo Social tanto en la administración pública como entidades del tercer sector. La información ha sido tratada mediante el programa para el análisis cualitativo de datos ATLAS.TI lo que nos ha facilitado la categorización de la información y de los discursos de los profesionales. La investigación nos arroja que las principales respuestas que los profesionales están dando en un contexto de recortes sociales y de falta de inversión en lo social están vinculadas al desarrollo de un trabajo social que mira más a la sociedad y a lo comunitario desarrollando más actividades de sensibilización y denuncia, más trabajo en red con el resto de agentes sociales y más trabajo social grupal. A lo largo del artículo ponemos en relación estos resultados de la investigación con los orígenes del Trabajo Social como profesión, su misión y objetivos y nos cuestionamos hasta qué punto esos orígenes son los que se están recuperando ahora, a raíz de la crisis, y cómo, desde esta visión, la crisis está pudiendo ser una oportunidad 1 para la recuperación del trabajo social en su plenitud (y no tanto como una actividad profesional vinculada a la gestión y a la burocracia). PALABRAS CLAVES: Trabajo Social, Crisis, Estado de Bienestar, Intervención Social, Comunitario 2 INTRODUCCIÓN Sabemos que actualmente la sociedad española se encuentra inmersa en un momento de crisis no sólo financiera sino que, y sobre todo, social. El informe Pobreza y privación en Andalucía y España evidencia un aumento de la incidencia y la intensidad de la pobreza en España en general y en Andalucía en particular (Esteve Pérez et al., 2013). El sistema financiero parece haberse recuperado gracias a la intervención de los gobiernos, que han rescatado a los bancos y las instituciones financieras con fondos públicos. Esta ha sido, sin embargo, una decisión política impopular que ha causado rechazo y descontento entre los ciudadanos (Cassidy, 2010), en tanto en cuanto hemos entrado en una era de asalto a los derechos sociales de las clases trabajadoras en general (Panitch et al. 2010) y de los sectores más vulnerables de la población en particular (niños, ancianos, mujeres, familias mono-parentales, gente sin techo, los desempleados y los trabajadores precarios, las poblaciones migrantes y las minorías étnicas), quienes han resultado ser los más dañados como consecuencia de los recortes en sanidad, educación y programas de asistencia social, tanto en un plano global (McNally, 2011: 23), como local (Esteve Pérez et al., 2013). Los efectos de la crisis, pues, no solamente alcanzan a los gobernantes, los bancos y las empresas. Sobre todo afectan a las familias y los individuos que, en todo el mundo, ven como sus sueños, proyectos y deseos se evaporan. Además, se establece una lógica perversa según la cual “algunas de las personas que eran consideradas pobres, ahora dejan de serlo aunque sigan teniendo las mismas rentas”, dado que en este contexto de precariedad, “la renta media de las familias españolas baja y ello hace que el umbral de la pobreza también descienda”. (Esteve Pérez et al., 2013: 3). Se ha vuelto obvio quiénes son los mayores perjudicados por la última crisis financiera internacional: ciudadanos comunes en virtualmente todos los países que bien han perdido sus trabajos bien han visto sus jornadas laborales y sus sueldos reducidos. Por 3 decirlo en palabras de Brenner (2011: 64), el Main Street (familias de la clase trabajadora) se enfrenta al Wall Street (elites irresponsables que se sirven a ellas mismas): la familia que trabaja duro y que cuida de ella misma se mantiene como paradigma de las estrategias de supervivencia actuales con las que la mayoría de la clase trabajadora se identifica, y, por lo tanto, también se mantiene como el centro de las definiciones de la ciudadanía, la virtud y la buena vida. Según Reinhart y Rogoff (2009), el actual desplome tendrá un efecto profundo en el estudio de las conexiones entre los mercados financieros y la economía real. De hecho, la crisis, independientemente de sus trágicas consecuencias, conlleva una cierta verdad ideológica según la cual se rompe con la idea dominante durante la década de 1990 de que la economía financiera se encuentra disociada de la economía real (Wieviorka, 2010). Es ahora, cuando las consecuencias de la crisis afectan a la economía (micro) real, a la sociedad y a la política al igual que a la calidad de vida y de empleo, que las conexiones entre los dos universos se han vuelto evidentes. Y la crisis, al mismo tiempo que intensifica los viejos patrones de injusticia y pobreza, desvela lo que en la literatura científica comúnmente se conoce como nuevos riesgos sociales algo que junto con el desafío que supone la globalización – en tanto en cuanto la batalla de la competencia económico-productiva se libra hoy contra sistemas económicos emergentes que contrariamente a la clásica tradición europea, no contemplan y mucho menos garantizan los derechos de sus trabajadores/ciudadanos – demanda una nueva forma de mirar al futuro del bienestar en Europa, que muy probablemente tendrá que superar las ya viejas concepciones y tipologías de regímenes de bienestar (conservador, liberal y socialdemócrata). Por lo tanto, como consecuencia del recorte en gasto social, se impone eso que llaman austeridad y se establece una nueva dinámica en la que los estados por sí solos no parecen poder hacer frente a las tensiones que surgen entre el objetivo (histórico4 ideológico) de la provisión y el mantenimiento de niveles (mínimos) de bienestar para las poblaciones, y las exigencias de un sistema económico-político global cargado de incertidumbre y de desigualdades. El Estado de Bienestar así como el propio Bienestar (Social) en sí se encuentran en peligro; algo que eventualmente y en el peor de los casos, traerá como consecuencia una deconstrucción del Estado de Bienestar y la pérdida de los derechos sociales adquiridos históricamente. Y precisamente por este motivo, por esta necesidad de renovación, creemos más en el trabajo social y en su aplicabilidad y relevancia para seguir caminando por la senda del bienestar y la cohesión social. La cuestión de la merma de derechos sociales y de cambio de paradigma, que modifica los instrumentos de política e introduce una nueva lógica del bienestar (Del Pino & Rubio Lara, 2013: 31-32), se refleja dramáticamente en el impasse que supone tener que renunciar a una Europa que, en conjunto y superando las diferencias establecidas por las tipologías del Estado de Bienestar, se ha mostrado relativamente orgullosa de sus sistemas de bienestar. El desgaste sociopolítico y el estado de crisis permanente, inevitablemente, lleva a una serie de preguntas e inquietudes: ¿Quién se va a ocupar ahora del bienestar? ¿Qué nuevas formas de hacer trabajo social se dan en este contexto de reconfiguración de la financiación de lo social? ¿Qué modelo de Bienestar Social es posible garantizar: asistencialismo, meritocracia, universalismo, copago, racionalización de servicios? Es en este contexto donde nos planteamos desarrollar la investigación que actualmente tenemos un curso. Una investigación cuyo objetivo es ver las respuestas que los profesionales del trabajo social están dando hoy en día, en un contexto de recortes sociales, disminución de presupuestos, disminución de personal… y a su vez, aumento de las personas demandantes de ayudas sociales y aumento de la variabilidad de problemáticas sociales (en mucho de los casos completamente nuevas). 5 Nos planteamos mirar al ejercicio de la profesión e intentar analizar de qué forma se está interviniendo en la actualidad desde el trabajo social, y hasta qué punto las estrategias que están desarrollando los profesionales son novedosas o no. METODOLOGÍA En nuestra investigación hemos empleado una metodología cualitativa teniendo en cuenta que el objeto de estudio ha sido conocer la manera en la que los/as trabajadores/as sociales llevan a cabo la intervención social en tiempos de crisis (a partir de la reducción de inversión en gasto social y de la instauración de políticas de austeridad permanente) y las estrategias que están desarrollando como respuesta a la falta de recursos. El diseño de la investigación ha sido inductivo, conceptuando la información producida en el campo. Los hallazgos, por tanto, no pretenden ser generalizables aunque sí tienen por objeto describir e interpretar los discursos sobre las prácticas actuales de trabajadores sociales en activo en un contexto determinado. Este contexto ha sido el de la provincia de Sevilla durante el año 2013. Los motivos para la elección de dicha provincia fueron dos teniendo en cuenta nuestro objeto de investigación: 1) Es una provincia de importancia en el marco de una comunidad autónoma especialmente afectada por la crisis como mencionamos anteriormente. 2) El acceso a trabajadores sociales en activo nos resultaba especialmente sencillo por residir y trabajar desde hace años en la provincia y tener afianzada nuestra red de contactos en la misma. La estrategia metodológica consistió en el diseño de una entrevista semiestructurada realizada a diferentes profesionales en activo de diversas instituciones. La selección de las instituciones para el desarrollo de la investigación se hizo siguiendo los siguientes criterios: 6 - Ámbito de intervención generalista donde trabajan profesionales cuya intervención puede entenderse en sentido amplio ya que son puerta de entrada y recepción de las personas usuarias. - Implantación territorial: nos hemos centrado en entidades públicas y privadas con tienen una demarcación territorial en su intervención. En base a estos dos criterios trabajamos con los Servicios Sociales Comunitarios por parte de la Administración Pública y con entidades del Tercer Sector comparables con los Servicios Sociales Comunitarios tanto por la temática y problemáticas que abordan como por el ámbito territorial de intervención (Cáritas, Cruz Roja…). A la hora de establecer la muestra de actores a entrevistar hemos seguido lo que Miles y Huberman (1994) llaman muestreo secuencial conceptualmente conducido, es decir, un muestreo cualitativo en continua revisión, provisional, que no queda totalmente proyectado en el momento de planificar el estudio. Esto está en sintonía con el concepto de diseño flexible (Marshall y Rossman, 1989), interactivo, continuo (Rubin, 1995), emergente (Valles, 1997) que caracteriza a los estudios más genuinamente cualitativos. Se trata de una visión circular de la investigación donde las decisiones de diseño se van tomando a lo largo del estudio y donde el acceso se va desarrollando a partir de los propios contactos iniciales a través de la técnica de “bola de nieve”. Los instrumentos de producción de información han sido las entrevistas elaboradas. Optamos por esta técnica en tanto en cuanto el objeto de nuestra investigación nos obligaba a diseñar una herramienta lo suficientemente flexible que permitiera recoger el discurso amplio de los profesionales contactados aunque acotando la información en una serie de ítems de interés para el estudio. Concretando en la tipología de entrevista, hemos utilizado una entrevista estandarizada no programada (Denzin, 1970), en donde la estandarización vendría por la focalización en un mismo conjunto de información en todas las entrevistas y la no programación se debería a un estilo de entrevista que exige 7 adaptar la formulación y el orden de las preguntas a cada entrevistado. Este tipo de entrevista, también denominadas semiestructuradas (Bernard, 1988), suelen representar un instrumento de gran utilidad en aquellos casos que hay que entrevistar a administradores, tecnócratas o personas que no disponen de mucho tiempo como era el caso de los/as profesionales a los que tuvimos acceso. A la hora de diseñar las preguntas de las entrevistas, decidimos seguir el esquema de Kvale (1996), que distingue entre preguntas temáticas de investigación (PTI) conformando éstas los grandes ejes temáticos sobre los que queríamos indagar y las preguntas dinámicas de entrevistas (PDE), consistentes en la traducción de esos grandes ejes a un lenguaje más concreto que pueda ser usado y entendido por el entrevistado en el desarrollo de la entrevista. A una pregunta temática de investigación pueden corresponderle varias preguntas dinámicas posibles como puede apreciarse en la tabla 1. Los datos obtenidos en las entrevistas han sido sometidos a un proceso de codificación por parte del equipo a través del programa de análisis cualitativo Atlas ti. 6.2. Dos miembros hicieron de jueces revisando toda la información codificada con el objeto de eliminar los sesgos de dicho proceso. Utilizando el enfoque de la teoría fundamentada (Glasser y Strauss, 1967) codificamos los datos empleando primero un sistema de codificación axial y abierta (Charmaz, 2005) en relación a las 5 temáticas fundamentales que conforman las preguntas temáticas de investigación. Como se aprecia en la tabla 1, dichas preguntas temáticas han acabado codificándose en Atlas-ti partir de los datos obtenidos a través de la preguntas dinámicas de las entrevistas. Cada código, a su vez, contiene una serie de subcódigos a partir de la información producida en los discursos de los distintos profesionales entrevistados. Tabla 1. Preguntas temáticas de investigación, Preguntas dinámicas de entrevista y Codificación de la información en ATLAS.TI PREGUNTAS TEMÁTICAS PREGUNTAS DINÁMICAS DE CODIFICACIÓN EN 8 DE INVESTIGACIÓN (PTI) PTI1. TIPOLOGÍA INSTITUCIÓN ENTREVISTA (PDE) DE PDE1. ¿En qué tipo de institución trabaja: Administración pública o Tercer Sector? PDE2. ¿Cuánto tiempo lleva trabajando en la institución? PTI2. PROBLEMATICAS DE ATENCIÓN PDE3. ¿Qué problemáticas atiende y cuáles se han incrementado? PDE4. ¿Qué problemáticas nuevas han surgido a raíz de la crisis? PTI3. PERFILES ATENCIÓN DE PDE5. ¿Qué perfil de personas atiende? ¿Ha aumentado el número de personas? PDE6: ¿Cuáles han sido los motivos del número de personas atendidas en los últimos años? PDE7: ¿Han aparecido nuevos perfiles de personas atendidas? PTI4. ACTIVIDADES SERVICIOS Y PDE8: ¿Qué actividades y servicios ofrecían antes de la crisis y en la actualidad? PDE9: ¿Han dejado de realizar alguna actividad¿ ¿Por qué motivo? PDE10: ¿Ha comenzado alguna nueva actividad? ¿Por qué motivo? PDE11: ¿Cómo se mantiene la nueva actividad? PTI5. FUENTES PRESUPUESTARIAS PDE12: ¿De qué fuentes presupuestarias depende su institución? ATLAS TI 1.1. Tipología de institución: Administración Pública / Tercer Sector 1.2. Tiempo de contratación profesional: Menos de 1 año; de 1 a 5 años; de 6 a 10 años; más de 10 años. 2.1. Problemáticas que atiende 2.2. Aumento de problemáticas: SI / NO 2.3. Problemáticas incrementadas 2.4. Nuevas problemáticas 3.1 Perfil de personas que atiende 3.2. Aumento de personas atendidas: SI / NO 3.3. Motivos del aumento de personas atendidas 3.4. Nuevos perfiles de atención: SI / NO 3.5. Tipología de nuevos perfiles 4.1. Actividades antes de la crisis 4.2. Actividades actualidad en 4.3. Abandono actividades la de 4.4. Motivos de abandono 4.5. Comienzo de nuevas actividades: SI / NO 4.6. Tipo de nuevas actividades 4.7. Motivos de inicio de nuevas actividades 4.8. Formas de mantención de nuevas actividades 5.1. Fuentes presupuestarias 9 PDE13: ¿Ha tenido un descenso de su presupuesto? ¿Cuánto? PDE14: ¿Cómo ha afectado dicha reducción a las actividades que desempeñaba? 5.2. Reducción presupuesto: SI / NO 5.3. Porcentaje reducción presupuesto 5.4. Consecuencias reducción presupuesto Fuente: González, Antolínez y Muniategui, 2015 El interés de nuestra investigación está principalmente en comparar las respuestas antes y después del elemento “crisis” con el objetivo de hacer un análisis de contenido sobre los cambios propiciados en relación a las Preguntas Temáticas de Investigación Problemáticas, Perfiles, Actividades y Fuentes presupuestarias. De ahí que nuestro objetivo se base en identificar e interpretar los códigos resultantes de los cuestionarios. La mayor parte de los códigos generados en cada uno de estos bloques han sido resultado de los discursos de los profesionales contactados salvo en los siguientes que han sido subcodificados en base a SI o NO: 1.1. Tipología institución (dividido en categorías cerradas Administración Pública y Tercer Sector); 1.2. Tiempo de contratación (dividido en secuencias temporales); 2.2. Aumento de problemáticas; 3.2. Aumento de personas atendidas; 3.4. Nuevos perfiles de atención; 4.5. Comienzo de nuevas actividades y; 5.2. Reducción presupuesto. En el presente artículo vamos a centrarnos específicamente en la Pregunta Temática de Investigación 4. Actividades y Servicios. Para ello, en los resultados ofreceremos algunas de las diferencias porcentualmente significativas en la frecuencia de citas lo que nos da ciertos indicios de los principales cambios en las prácticas actuales de los profesionales en relación al elemento referencial “crisis”. Ello, a su vez, será interpretado en el análisis y en la discusión de resultados a partir de la literatura existente sobre la temática, el contexto socio-económico actual y la historia del Trabajo Social. 10 RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN Tras sistematizar la información obtenida por los cuestionarios mediante el sistema de Atlas-ti, y centrándonos en el último de los bloques temáticos del cuestionario, esto es, las estrategias que llevan a cabo los trabajadores sociales ante la nueva situación social, encontramos dos posibles discursos/respuestas: 1. Seguir con la dinámica actual de gestión de recursos: “si no hay presupuesto no se puede hacer nada”. 2. Intentar hacer cosas nuevas. Las acciones de innovación que nos estamos encontrando en la investigación que estamos llevando a cabo apuntan en las siguientes líneas (González et al, 2015): 1. Más trabajo pre-laboral: ante la falta de salidas profesionales e incluso de recursos de formación en sí, se está tendiendo mucho a trabajar las habilidades sociales y personales encaminadas hacia el mundo laboral. 2. Potenciación del trabajo en red a través de diversas estrategias que van desde una mayor coordinación entre los distintos servicios y recursos (públicos y privados), pasando por un aumento de derivaciones y también ejecutando acciones conjuntas entre instituciones distintas. 3. Fomento del Trabajo Social Grupal (entendiéndose este por parte de los entrevistados como el trabajo con un grupo de personas que teniendo la misma problemática se considera oportuno trabajarlo y abordarla colectivamente por lo que la propia interrelación pueda aportar en la superación del problema). Este trabajo social grupal encontramos que se hace desde una doble finalidad: por un lado, dar más salida al aumento de demanda y por otro lado, fomentar la autoayuda entre grupos que presentaran las mismas problemáticas. 4. Un mayor mirada a la realidad social mediante prospección, estudios, análisis, sistematización de la demanda, etc. 11 5. Aumento de actividades vinculadas con la reivindicación y la denuncia social. En general, podemos decir que estamos observando (aún estando en unos niveles muy preliminares del análisis) un giro de un Trabajo Social muy individualizado propio de la etapa anterior en la que el profesional se sentía responsables de ir solucionando los problemas de cada una de las personas que llegaban a su despacho, a un Trabajo Social más grupal y comunitario, en el que se intenta aprovechar y dinamizar el capital social de las personas y las organizaciones. DISCUSIÓN: Aunque como ya hemos planteado estamos en unos niveles muy incipientes en el análisis de la información obtenida en la investigación, los elementos a debatir o que nos pueden llegar a una discusión investigadora los podemos clasificar en tres grandes ejes temáticos (González et al, 2015): a) La innovación en Trabajo Social, en realidad es una vuelta a los orígenes (los fundamentos, la razón de ser) de la profesión. Vale la pena mirar atrás y rescatar el Trabajo Social (profesionalizado) pensando en el tipo de sociedad y en las razones por las que creó la disciplina – es decir, para dar respuesta a una sociedad, la de finales del siglo XIX y principios del XX, caracterizada por una serie de problemáticas sociales originadas como consecuencia de la Revolución Industrial (aparición de bolsas de pobreza urbanas en las que se daban situaciones de hacinamiento, insalubridad, enfermedad, privación, analfabetismo, etc.). En aquel momento, si bien la cuestión social comienza a tomarse como un problema público y el estado comienza a involucrarse, es precisamente el espíritu transformador de algunas mujeres (Octavia Hill, Mary Richmond) lo que da el empujón definitivo al Trabajo Social como profesión y disciplina. Adicionalmente, a un nivel más ideológico, el Trabajo Social se alinea/identifica con las grandes batallas de la 12 época, es decir: la abolición de la esclavitud (abolicionismo) y la consecución de los derechos de las mujeres (sufragismo) fundamentalmente. En definitiva, creemos que el Trabajo Social no debe perder de vista el horizonte de contribuir para la creación de una sociedad más justa y equitativa en la lucha por la erradicación de la pobreza y la exclusión. Al pensar en la sociedad actual (pérdida de los derechos sociales adquiridos históricamente y cristalizados en la estructura del bienestar por excelencia de la modernidad que es el Estado de Bienestar), creemos que además de elaborar discursos políticos e ideológicos y de participar en los movimientos sociales que se repliegan frente a los intentos neoliberales de deslegitimar la estructura que da soporte a los servicios sociales institucionalizados, el Trabajo Social ha de centrarse en crear nuevas formas de intervención y de transformación social que operen al margen de las provisiones y los soportes ofrecidos por las administraciones (los que ahora mismo están precisamente tambaleándose), inspirándonos, por qué no, de las pioneras del Trabajo Social. b) El Trabajo Social es algo más que hacer trámites y gestionar recursos. Sin olvidarnos de todo lo positivo que ha traído consigo la institucionalización del Trabajo Social, como ejercicio de autocrítica, sostenemos que precisamente esta institucionalización ha podido ser, en gran parte, el elemento causante de un cierto relajamiento por parte de los profesionales así como una deriva hacia el trabajo social individualizado y sistematizado centrado en gestionar los recursos y los servicios prediseñados por las instituciones. El trabajo social, sin embargo, por su propia naturaleza, puede y tal vez deba desvincularse de las instituciones (y del enfoque legalista) para un desarrollo más independiente, creativo y transformador de la profesión; desde un enfoque de valores y de empoderamiento y de autodeterminación de los individuos; 13 potenciando su dimensión social y solidaria; desde posiciones sensibles que se preocupan, que consuelan y que se compadecen; tratando a los usuarios como iguales, sin prejuicios y con una actitud abierta; censurando y denunciando las conductas de abuso de poder propias y ajenas. c) La recuperación del Trabajo Social Grupal y Comunitario. Muchas de las “nuevas estrategias” que se están llevando a cabo por parte de los profesionales ante la falta de recursos que ofrecer (desde esa clave que hemos comentado anteriormente de intervención es igual a ofrecer una prestación previamente catalogada por la administración o la institución en la que se trabaje) es la recuperación de lo grupal y lo comunitario, dos dimensiones y ramas del Trabajo Social tan importantes y potentes como el Trabajo Social de casos y que han quedado adormecidos en los últimos tiempos. Parece que ante la imposibilidad de darte recursos económicos, te ofrezco redes sociales y personales donde poder apoyarte. Unido a la importancia que ha tomado hoy en día (sobre todo para los profesionales que trabajan en la administración pública) el trabajo en red, la mirada a los recursos que otros pueden ofrecerme y que anteriormente, en muchos casos estaban completamente ignorados o invisibilizado. Todas estas nuevas tendencias que planteamos para discutir entendemos que, lejos de ser una amenaza para el Trabajo Social, se nos ofrecen como una oportunidad de que la profesión se vea más reforzada, a pesar de la crisis. BIBLIOGRAFÍA Bernard, H. Russell (1988) Unstructured and Semistructured Interviewing. Research Methods in Cultural Anthropology, Beverly Hill, Sage, pp. 203-224. 14 Brenner. J. (2011) “Caught in the Whirlwind: Working Class Families Face the Economic Crisis”, in Panitch, L.; Albo, G. & Chibber, V. (eds) The Socialist Register 2011: The Crisis This Time. Wales: The Merling Press: 64-82. Cassidy, J. (10th November 2010) “The Economy: Why They Failed”, The New York Review of Books. http://www.nybooks.com/articles/archives/2010/dec/09/economywhy-they-failed/ Charmaz, Kathy (2005). Grounded theory in the 21st Century. Denzin, Norman K. & Lincoln, Yyonna S. (eds.). The SAGE handbook of qualitative research. Londres: SAGE Publication. Del Pino, E. & Rubio Lara, M.J. 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