CR 6 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 1 El fin de la Encarnación es la salvación de los hombres: el Hijo de Dios vino “para que el mundo se salve por Él” (Jn 3, 17), “para ser salvador del mundo”(1 Jn 4, 14). Credo: “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre”. CR 7 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 2 La salvación del hombre comprende dos aspectos unidos: la liberación del pecado y la comunicación de la vida divina. CCE 457: “El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios”. CCE 458: “Se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios”. CCE 459: “Se encarnó para ser nuestro modelo de santidad”. CCE 460: “Se encarnó para hacernos ‘partícipes de la naturaleza divina’ (2 P 1, 4)”. CR 8 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 3 El hombre, con sus solas fuerzas, no puede alcanzar la salvación. Después del pecado original, todos los hombres habían quedado privados de la gloria de Dios, de la amistad de Dios, y esclavos del pecado. Nadie puede ser justificado sino por la gracia de Jesucristo. La Encarnación es obra del amor y de la misericordia de Dios. La decisión de Dios de salvarnos es absolutamente libre y gratuita. La venida del Hijo de Dios al mundo no era necesaria para la salvación del hombre. El nombre de Jesús quiere decir en hebreo “Dios salva” o “Salvador”. CR 9 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 4 Promesas del Redentor: 1) protoevangelio (Gn 3, 15); 2) promesa a Abraham (Gn 12) de darle una tierra y hacerle padre de un gran pueblo y que por su descendencia serían bendecidas todas las naciones de la tierra; 3) confirmación y renovación de la promesa con distintos elegidos, concretando la ascendencia del Mesías: descendiente de Jacob, de la tribu de Judá, de la familia de David. Profecías sobre el Mesías rey: 1) será hijo de David y su reino no tendrá fin (Natán: 2 Sam 7, 12-16); 2) especial filiación divina (Salmo 2); 3) nacerá de una virgen y se llamará Emmanuel, que significa “Dios con nosotros” (Is 7, 14). CR 10 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 5 Profecías sobre el Mesías rey y profeta: Moisés, tipo y figura de todos los profetas. Dt 18, 15-19: Dios enviará “otro profeta” como Moisés que enseñará y guiará a su pueblo. Is 61, 1-2: el Mesías será ungido por Dios con el espíritu de los profetas para anunciar la salvación a los hombres. Profecías sobre el Mesías rey y sacerdote: Salmo 109 (110): el Salvador será a la vez rey y sacerdote. Pero su sacerdocio no es el levítico. Figura de Cristo: Melquisedec, rey-sacerdote (cfr. Heb 7, 3). Profecías sobre el sacrificio de Cristo: Is 42, 49, 50, 52: cantos sobre el “Siervo de Yahvéh”; Salmo 21 (22). “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. “Hijo del hombre”: Dan 7: restaura el reino mesiánico. CR 11 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 6 El nombre de Mesías proviene del hebreo “mashiah” que significa “ungido”. Fue traducido al griego por “christós” y latinizado en “christus”. Originalmente se aplicaba al rey de Israel, ungido con aceite en su investidura. Aplicado a David y a su dinastía. También a los consagrados para una misión recibida de Dios (sacerdotes y excepcionalmente profetas). El Mesías “que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino (...) debía ser ungido por el Espíritu del Señor a la vez como rey y sacerdote (cfr. Za 4, 14; 6, 13), pero también como profeta (cfr. Is 61, 1; Lc 4, 16-21). Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey” (CCE 436). CR 12 de 43 VENIDA DEL HIJO DE DIOS, 7 La Encarnación da sentido a toda la historia. Cristo es el fundamento de toda la historia anterior, que tiene valor salvífico sólo por medio de Él y hacia Él se ordena. Así como también Cristo es el fundamento de toda la historia posterior, que vive de la gracia proveniente de su obra redentora. Gaudium et spes 10: “Cree la Iglesia que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro”. Cristo es el centro de la historia humana, no en sentido cronológico, sino trascendente: es “el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin” (Ap 22, 13).