EL PAJAR Cada cuadra tiene su pajar. Lo normal es que lo tenga encima. Un boquerón para meter la hierba y un ventanuco para la ventilación. Debajo las vacas, sujetas con los collares de madera a los pesebres. La cama se las hace con helechos y paja vieja. Una canaleta para recoger los orines. La ralladora arrastra los excrementos. Luego será la escoba la que limpie el suelo entre mugir y mugir. Luego llegará el ordeño. Los carros, con sus barrigas hinchadas, llegan al pueblo. Vienen de los prados altos, de las vegas. … Cantan las llantas sones de hierros. Los aires esparcen olores de hierba seca. El eco de una canción recrea la tarde: “Viva la montaña, viva, viva el pueblo montañés”. ... El pajar es insaciable, abre su boca mientras la horca que el mozo porta llena su gran barriga. Luego vendrán los guajes para pisarla. Darán piruetas desde las vigas, reirán gozosos, nadie les mira, nadie reprende, son libres, juegan y juegan a tirarse, a esconderse. Después bajarán al río para seguir jugando mientras el agua lleva el polvo y se sueltan los cadillos adheridos a los cabellos. Cuando llegue la noche, soñarán con un pajar nuevo. Las rapazas en las columbretas enseñan sus prendas intimas. Ellas lo saben y por eso ríen. Fingen sonrojos mientras se tapan. Los chicos miran ruborizados. Luego comentan de sus colores. Sueñan y sueñan con sus amores. En los pajares todo es un juego. Vivir gozoso y contarlo luego. - Dónde vas ñoña con esa pinta. Alguien pensará que en juegos fuiste. … - Jesús madre, qué cosas tiene. - Estira la falda y arréglate el pelo. Nadie ha de verte de aquesta manera. Si padre lo sabe habrá gran disgusto. - ¿Mesaste a las vacas? - De mesarlas vengo. - Y del garabito, qué mano tiraba? Di, sonsa, ¿quién era el dueño? ¿No ves que las canas ya tengo en el pelo? Mejor no platiques pues entro en resuellos, por ganas de darte. … La madre recuerda sus años mozos. Ve en sus hijas vivencias de antaño. Añora los bailes, los dulces siseos, las manos que tientan, el abrazo, los besos, las dulces caricias. ¿Cómo puede el agua cogerse con cesto? ¿Frenar los impulsos de ansia de besos? … Tienen los pajares en todos recuerdos. Días de nostalgia, sabores a besos, y de risas, … muchas. Que en las fiestas grandes, cuando las familias visitan el pueblo, para el pan hay mesa, pa dormir no hay techo, sólo los mayores tienen el jergón de suaves panoyas, tendidos en los cuartos, de madera el techo, un ventano al norte, y dulces silencios que la luna riela vigilando el pueblo. En días de fiesta los mozos cansados, al llegar la noche, buscan los pajarees, inventan sus cuitas, que todos celebran, mofarse del viejo, reír de la vieja, recuerdos de niños, fingir mil querencias, disputas y riñas, jugar a las prendas. Más tarde la noche, que todo serena, pintará silencios. Cubiertos de hierba, habrá dulces sueños. Al llegar el día, con suaves reflejos despierta la aldea. Suena la campana. Ya empezó el ordeño. Se mueven las gentes en quehaceres diversos, y de los pajares, espantando sueños, salen los zagales con fruncido ceño. Seguirá la fiesta de la diana por el pueblo. La parva de orujo, las sopas en cuenco de barro, las roscas, el trozo de torta, la ración de queso, y para la misa, mudado el atuendo, serán señoritos los mozos del pueblo. Llegado el invierno, la nieve, fronteras en blanco, pone almena al pueblo. Llena los tejados, oculta caminos, el monte, la peña, todo es blanco, inmensamente blanco. Los hombres, pala en mano, trazan caminos hacia los establos, a la fuente, a la escuela, también a la iglesia. Más tarde lo harán a los lindes de otros pueblos. Mientras los muchachos buscarán cobijos, jugarán a lanzarse pellas de nieve amasada, buscaran paneras, que ocultan pajares. Unos las guardaron, otros las encuentran. Manzanas y peras madura la hierba, manzanas de monte con agrios sabores. Luego, arrugaditas, conservan olores que la boca llenan de agrado y placer. Las peras de invierno, buenas al cocer. También encogidas conservan su piel que guardan el jugo en su madurez. Robando paneras se pasa tan bien. ... ¡Jesús!, cuántos niños de pajares son. De Peñas Caídas o de las Solanas. También de la Loma, del Triaje, del Valle y del Carrascal, de Peña de Arcos y de otros sitios más. Si el hombre pusiera a la concepción lápidas y cruces, como es costumbre en la defunción, llenita de lápidas toda esta región con nombres diversos y con esta inscripción: “AQUÍ FUE CONCEBIDO CON AMOR UN HORMIGUERO”. La fecha es ilegible. Estudios de eminentes personalidades de las ciencias ratifican que se trata de los más antiguos pobladores de estas tierras. …