El vínculo dinamizado (ppt)

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El Vínculo Dinamizado
Dr. Sergio Rozenholc
Dr. Tomás Pablo Paschero
“El médico que considera al enfermo solo como un
objeto es porque también se considera a sí mismo como
un objeto, por lo que resulta lógico que haya separado el
alma del cuerpo, lo psicológico de lo fisiológico, lo
espiritual de lo material, para hacer del organismo un
objeto de estudio científico, con exclusión de los factores
psicoespirituales que hace de ese objeto un sujeto
humano. En la medida que el médico haya crecido como
persona espiritual, haya concientizado en sí mismo los
valores reales de la existencia, haya madurado sus
sentimientos de comunidad y caridad, serán sus
posibilidades de conocer al enfermo íntimamente en su
oculta e inaprensible subjetividad donde residen los
factores dinámicos esenciales de pathos humano”.
El Sanador Herido
Creo que la genialidad del Dr. Paschero era
conocer e intuir que cada uno de nosotros, de una
u otra manera, había elegido esta profesión
porque en el fondo de nuestra alma somos
sanadores heridos, y que a pesar de conocer
nuestra condición, el maestro nos pedía
“transformar esta herida en un proceso creativo al
servicio del prójimo y por supuesto que redundará
en el propio”. Con esto quiero decir que no hablo
solamente de una enfermedad, sino de una herida
que en el médico se transforma en destino.
La sincronicidad de este proceso con
nuestra problemática actual se
transforma automáticamente en un
interrogatorio de nuestra propia
existencia, lo que valida el trabajo
con nuestro paciente como una
cuestión en conjunto y nuestra
transformación va a ser crucial en el
destino de nuestro paciente.
Decía el Dr. Paschero “En el encuentro
del médico con el enfermo, el médico
realiza el más difícil de todos los
encuentros: el enfrentamiento
consigo mismo”.
Los médicos homeópatas
usamos sustancias que en
realidad no lo son.
En la relación médico paciente se
transfiere un efecto, de la misma
manera que indicamos una
sustancia que en realidad no lo es.
Se co-crea un vínculo dinamizado
potente y efectivo que opera desde
el médico al paciente y desde el
paciente al médico.
Hay algo de la sustancia
inconsciente del médico que se
pone en conjunción con la sustancia
inconsciente de nuestro paciente.
La posición del médico por el status
cultural que ocupa en el imaginario
colectivo dentro de la sociedad, es un
lugar en donde su dictamen diagnóstico
se traduce en una sentencia en el
paciente, inclusive en aquel caso en que
el médico no abra la boca y tan solo
piense en la irreversibilidad del proceso.
Como observarán, en la relación
médico paciente, uno puede transferir
no solo el medicamento, sino también,
frustración, felicidad, creencias, etc.
Otra de las cosas más difíciles de
hacer en la práctica de nuestra
profesión, es no juzgar el momento
que atraviesa el paciente y el motivo
de su consulta. Y lo más difícil es
soltar los prejuicios que traemos de
nuestra formación médica ya que este
elemento es el primero que debemos
transformar para nuestra práctica.
EL DESPERTAR DE
LA NOCHE MÁS
OSCURA DEL ALMA.
He visto a lo largo de mi carrera que a
los médicos nos cuesta acompañar estos
procesos en nuestros pacientes y que
tendemos, no solo a eliminar los
problemas físicos, sino a querer borrar
el germen de la transformación de esa
noche oscura del alma, por la
desesperación que nos produce la
vulnerabilidad del proceso.
El maestro Dr. Tomás Pablo
Paschero le pedía a los alumnos,
dentro del trabajo de formación
permanente del médico homeópata,
una profunda introspección de tipo
personal, para poder tener claridad
en los procesos descriptos.
Pienso que la crisis personal es también
espiritual y la enfermedad viene a ser una
maestra que nos permite entrar en este
camino de sanación. En su libro
“Desafiar la gravedad”, Caroline
Myss nos lo dice: “El sanar es el
resultado de un acto místico de rendición,
un despertar que trasciende cualquier
religión, es un diálogo íntimo de la
verdad entre el individuo y lo divino”.
Los médicos debemos tener en cuenta
que muchas veces oficiamos de
sanadores heridos y que por cierto, lo
único importante es el camino y no el
momento de arribo, ya que para cada
transformación de un paciente hay un
lugar de transformación y sanación en
algún rincón de nuestra alma mediado
por el vínculo dinamizado.
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