El dramaturgo chileno de origen alemán Egon Wolff nació en

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EN TORNO A LA FIGURA DE EGON WOLFF.
El dramaturgo chileno de origen alemán Egon Wolff nació en Santiago el
año 1926. De profesión ingeniero químico, Wolff parecía como otros grandes
de la escritura nacional e internacional, por citar algunos casos emblemáticos
pensemos en Nicanor Parra y Ernesto Sábato, ambos físicos; predestinado a
un mundo alejado de las letras, sin embargo como en el caso del antipoeta y el
argentino, su sensibilidad y visión crítica, lograron torcer la mano de cualquier
prejuicio y supuesto y más allá de las apariencias que deslindan sin mayor
fundamento grandes áreas del conocimiento humano, surge la obra de quien a
juicio de Woodyard “es sin lugar a dudas uno de los talentos más serios de
la dramaturgia hispánica”. En similares términos se referirán al drama de
Wolff, León Lyday en la serie nueve dramaturgos hispanoamericanos, antología
del siglo XX, que incluye parte su obras, destacando la trilogía compuesta por
Los Invasores (1963) Flores de papel (1970) y La balsa de la Medusa (1984)
obras que logran conjugar el más crudo realismo con el plano del
inconsciente sin abandonar jamás los límites de lo verosímil y una
poderosa relación dialéctica con el lector y espectador, que debe tras la
lectura o disfrute del montaje, reevaluar su código axiológico y responsabilidad
social.
Al respecto, Osvaldo Obregón encargado de incluir la historia de Lucas Meyer,
Los Invasores, en la antología, Tétre latino-americaine contemporaine (19401990) señala que “la gran cantidad de representaciones que consigue la
obra alrededor del continente y el globo, es en virtud del admirable
talento del escritor, capaz de representar el contraste entre la opulencia y
miseria con una condenación explicita a la situación humana y mundial”.
A ello hay que añadir el gran manejo estético y el desarrollo de técnicas que
evidencian el carácter erudito de Wolff abarcador de muchas líneas creativas
del arte y las letras.
Su trabajo nos pasea de forma versátil por distintas corrientes, expandiendo la
opinión que la crítica ha sostenido al juzgar su obra como neo-realista o
tributaria del realismo social psicológico. Si bien esa es una buena base para
entender el carácter formal, retaguardista y conservador de parte del
trabajo de Egon Wolff, pues el mismo reconoce sobre este: “yo vengo de
una época en que el teatro tenia una estructura identificable, un símil con
la realidad, el teatro era verosímil” (…) pese a tales declaraciones que se
aúnan a su perspectiva crítica y celosa relativa a la puesta en escena de su
trabajo, lo cual se contrapone al teatro actual, que es de superficies textuales,
abiertas al ánimo del director, su creación no muere y se cierra en el
hermetismo de la voz autoral, su contexto y la univocidad. Estos textos como
verdaderos clásicos, se han vuelto realidades autotélicas, independientes y en
ese grado, despliegan en su lectura un desafío que permite ricos debates con
la teoría actual y las nuevas problemáticas de género, poder y heteroglosia.
Eduardo Thomas en este campo destaca los niveles miméticos de la
representación y la intertextualidad en la obra Cicatrices de 1994, lo cual
permite cuestionar los marcos taxativos del realismo tradicional.
En un contrahaz al tecnicismo, el mero divertimento no emerge como la opción
de Wolff, sus obras como él señala, ponen en evidencia el precario equilibrio
del hombre, de su individualidad y a la vez del carácter gregario que nos hace
animales políticos. La dramaturgia para Egon, es su forma de poner en
evidencia esa homeostasis, la ruptura que hay entre el mundo privado y
público, en el nos acomodamos y buscamos subsistir, Wolff entonces,
quiere indagar en la pasividad, en los irresolutos en las piezas oscuras y
abandonadas, abriendo a través del teatro puertas y ventanas, su arte es
invasor, disruptor, por ello, siempre hay en sus hijos literarios, gente solitaria,
familias en conflicto, seres al borde del abismo, escapando de la violencia,
viviendo la represión, agotando el silencio ante la asfixia que consume. El
orden aparece como neurosis y el caos como libertinaje, como armonía y la
locura grita sin control desde el abismo que rehusamos ver para no ser
consumidos.
“Desde muy niño y en distintas circunstancias de mi vida, me ha
producido una suerte de encantamiento el descubrir el fascinante
desdoblamiento de la personalidad que somos capaces de desarrollar los
seres humanos, cada vez que debemos enfrentar nuestra alma privada
con el ojo público”
Dice Wolf, semejante compromiso con la humanidad, con su arte e ideario
personal lo han hecho blanco de los grandes discursos hegemónicos de su
tiempo, los empresarios lo veían como una amenaza, los bloques
comunistas pedían una resolución más drástica y explicita para sus
obras, para Wolff, la solución no es política sino de catarsis moral, un llamado
al perfeccionamiento humano.
El autor, no pierde el hilo conductor y la idea moral, teje cada voz contrapuesta
y la construcción de un mundo en las acotaciones. Lo simbólico y el mundo
onírico, lo expresionista, lo pictórico, el mundo del vodevil, del clown o
payaso miserable que recuerda a otro grande del teatro Beckett o al padre
de la patafísica, Jarry, pues Wolf maneja el absurdo, mas nunca deja que una
ideología o tendencia lo gobierne, su trabajo remite a una idea personal, bajo
una catarsis violenta de irrefrenable choque.
En definitiva, las obras de Wolff están cargadas de extrema sinceridad no sólo
en la construcción acertada de los diálogos y la función de los acontecimientos,
sino en el cuestionamiento filosófico que hace al penetrar en las represiones y
culpas, en los miedos y pesadillas que desfiguran de manera grotesca,
esperpéntica por llamar de algún modo la realidad interior de sus personajes en
conflicto.
La autora Carola Oyarzun, realiza un gran trabajo sobre la concepción visual
del autor, y como el grotesco, el expresionismo y la écfrasis como recurso de
estilo, dota al autor de una interdiscursividad que comunica la literatura
con la otra pasión de Wolff, la pintura. Esto podemos verlo en su obsesión
por el diseño de espacios y vestuarios que en el lenguaje de acotaciones
reatoalimenta las voces de los actantes y nos sitúa en verdaderos mundos
sacados de la mente de Goya, Bacon, Munch o Ernst,. Estos espacios
cerrados y periféricos junto a lo social lo vinculan además a otro grande
de nuestras letras, José Donoso, lo cual no es mera coincidencia, ambos
pertenecen a la prolífica generación en la cual se cuentan otros
narradores como Lafourcade y Blanco y poetas como : Lihn y Teillier.
De manera que el inicio del Teatro de Wolff, cronológicamente podemos
rastrearlo a mediados de la década del cincuenta, ese periodo para los
especialistas fue un momento de gran importancia en la historia teatral del país,
pues hubo un surgimiento importante de dramaturgos y las bases tanto
actorales como en el montaje se vieron reafirmadas por el apoyo
universitario. Wolff en ese panorama jugó un papel crucial, que junto a todo lo
expuesto se condice de manera natural con la cantidad enorme de estudios
que hay en torno a su trabajo, reconocimientos internacionales, inclusión
en antologías clave del teatro y recopilaciones que se realizan para
mantener vigente y en constante difusión su obra por la pertinencia y
calidad que sostiene. Puesto en escena en Europa, Norteamérica, en
distintos países del Continente y en Oriente, la obra de Wolff, nos
demanda la tarea de buscarlo, indagar en la profundidad de sus ideas y
seguir poniendo sobre las tablas, sus obras, a fin de estimular el ojo y la
consciencia pública, que se resiste muchas veces a sentir y pensar.
Autor: Daniel Rojas Pachas
Daniel Rojas Pachas nació en Lima en 1983 y actualmente reside en Arica. Es
escritor y Profesor de Literatura egresado de la Universidad de Tarapacá.
Dirige el Colectivo y taller Literario Clepsidra, es Miembro y fundador del Grupo
literario MAL y actualmente dirige y edita la Revista Literaria virtual Cinosargo.
Ha publicado los poemarios Música Histórica y Delusión en el 2006 y 2007 con
la Editorial Blue y se encuentra pronto a publicar su libro de investigación sobre
cinco autores latinoamericanos, beneficiado por el Fondart el año 2008.
Contacto personal en http://www.danielrojaspachas.blogspot.com y al mail:
carrollera@hotmail.com
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