El cuento que sigue es ficción. Pero no en su totalidad, pues está inspirado en un hecho real. El incidente que le sirve de base, aconteció a finales de la década del setenta. En esos años, nuestro puerto de Montevideo comenzaba a ser una fuerte base de operaciones de las flotas pesqueras chinas, coreanas y japonesas. Debido a la función que desempeñábamos, manteníamos un frecuente trato con parte de esa tripulaciones. Nos comunicábamos mediante un ingenioso dialecto donde se mezclaban palabras y frases en español, chino e inglés. Pero nos entendíamos. Con algunos de ellos, incluso, llegamos a tener cierta camaradería. Ese fue el caso de un hombre de edad madura, el cual un día nos trajo fotos de su familia, y nos habló de su esposa y sus hijos, con orgullo y una lógica emoción. Al final de la charla, además, nos informó que estaba a punto de retirarse. Terminada la descarga de su barco, se hicieron nuevamente a la mar. Pero poco tiempo después una infausta noticia nos conmocionó. Ese pesquero se había hundido, y con él toda la tripulación. Vaya pues este humilde relato, a la memoria de ese hombre de mar, que con seguridad fue a mis amigos y a mi, a las últimas personas a las cuales les habló de sus seres queridos y les mostró sus fotos. EL MAR DEJÓ UNA FOTO OLVIDADA EN LA ARENA Orlando recorría la playa, como todas las mañanas, con una bolsa al hombro. “Otro día fallido. Dos botellas de cerveza y unas maderas para el fuego. Nada más”, razonó con tristeza. Se dejó caer sobre la húmeda arena, para descansar un rato. Estiró una mano y tomó, de entre la resaca de restos plásticos, una foto que las olas dejaran en la playa. “¿Y estos chinos?” se preguntó, y lanzó una carcajada recordando el enojo de Melinda, su sobrina. -“Para ti todos los que tienen ojos rasgados son chinos. No puedes distinguir un japonés de un coreano”- le había dicho. ¿Qué culpa tenía él, si eran todos iguales? Siguió mirando la foto. Era una familia, sin lugar a dudas. Dio vuelta la cartulina, y encontró unas rayas ininteligibles. “¿Qué dirán?- Querido Jintao: Te extrañamos mucho. Recibimos tu carta, donde nos cuentas tantas cosas hermosas de esas tierras que estás conociendo. Nos alegró saber que cuando tu barco llega a Montevideo, tienes esos amigos que ahí conociste, y que tan bien te tratan. -“¿Por qué te embarcaste, Jintao? ¡Mira que es sacrificada tu vida! Cinco o seis meses en el agua, y apenas unos pocos días en tierra. Los suficiente para descargar lo que pescaron, y vuelta al mar”-Y debo considerarme dichoso de tener este trabajo. Cada vez que hay una vacante en algún barco, somos cientos los que aspiramos a ese puesto. Es muy difícil conseguir empleo en mi país”-“Supongo que estarás ahorrando”-“Es lo bueno que tiene trabajar en un pesquero. Tengo casa y comida. Mis gastos los cubro con mi parte en la venta de las aletas de tiburón. El sueldo lo cobra mi madre. Usa la mitad, y la otra la guarda para que cuando vuelva pueda instalarme con algún negocio. En la última carta les hablé de ustedes, y ahora les mandaron saludos en una foto de la familia que me enviaron. ¿ Quieren verla?”- La próxima vez que te encuentres con tus amigos, dales nuestros respetos. Esperamos que te comportes con los buenos modales que tu honorable padre te inculcó. -“¿Cuántos hermanos tienes?”- -“Cuatro. Tres varones y una mujer”-“La de trencitas, ¿no?. ¿Qué edad tiene?”-“Diecisiete”-“¿No estás interesado en un cuñado uruguayo, por casualidad?-“Tendrías que irte a vivir allá”-“Ni te sueñes”- La que más sufre tu ausencia es la pequeña Shuyun. Añora los mimos de su hermano mayor. La muerte de vuestro padre la afectó mucho. Ella siente que tú ocupas el lugar que él dejó al marcharse. - “La señora que está en el medio es tu mamá, ¿no es así? ¿Y tu padre?" - “Murió hace dos años. Como primogénito, me correspondió la obligación de velar por la familia. Esa fue la razón por la que me embarqué”-“¡Fuera los malos pensamientos! ¿Tomamos una cerveza en aquel bar?”-De acuerdo. Tiene una hermosa vista. ¿Cuál es el nombre de esta playa?”-“Ramirez. Suele estar sucia, porque la marea trae hacia acá la mugre que va al río. Y lo que arrojan de los barcos también. Después de un temporal, se encuentran envases de cerveza y leche de distintos países. Pero en temporada se mantiene limpia. Si alguna vez vienes en verano, podemos venir a bañarnos”. Nos encantó la foto que nos enviaste. Esa bahía con la ciudad detrás, y la enorme playa con su arena tan blanca. A tus hermanos les fascinó el parque de diversiones. Se reían apostando cuántas veces habrás subido a la montaña rusa. “-¡No me digas que vas a subirte nuevamente a la montaña! ¿Tanto te gusta?”“- Me apasiona. Es una sensación muy parecida a la que experimentamos en el mar, cuando peleamos contra una tempestad”“-A propósito, ¿qué pasaba contigo y tus compañeros esta mañana? Parecían enojados con el capitán”- “-Es una persona sin carácter, que obedece ciegamente a los armadores. Si le dicen que necesitan tantas toneladas, él trata de cumplir, sin preocuparse por la seguridad. Hoy intentábamos hacerle ver, que en cualquier momento podemos tener un problema grave por cargar más de lo debido”- Algunas noches me he despertado sobresaltada, con el presentimiento de que te ha pasado algo malo. Soy una tonta. Más me valdría hacerle caso a tus tíos, que me hacen ver que ocurren mayor cantidad de accidentes fatales en las carreteras, que con los aviones y barcos”. “Otra vez una tragedia enluta nuestra aguas. Un pesquero chino naufragó frente a La Pedrera. Este periodista está en condiciones de informar que, según fuentes confiables, el pequeño barco transportaba varias toneladas más de su capacidad. Esto provocó que las grandes olas y fuertes vientos que asolaron ayer nuestras costas, hicieran que la embarcación diera una vuelta de campana, hundiéndose rápidamente. No hay sobrevivientes”. Orlando se incorporó para seguir su marcha, en procura de algo valioso que el mar hubiera arrojado a la playa. Una suave brisa se apropió de la foto que dejara sobre la arena, y la llevó hacia el agua, donde quedó flotando por unos instantes, y luego comenzó a sumergirse con lentitud. Conserva esta foto cerca de ti, y cuando la nostalgia se adueñe de tu espíritu, mírala y piensa en nosotros. El día que regreses, para no volver a irte, la pondremos en el álbum familiar. Ten presente que acá tienes a tus seres queridos, a los cuales mucha falta le haces. Te esperamos. Tu madre. ……………………………….. Seudónimo: ESCOLLERA SARANDI