México: Entrevista: Francisco Serrano: Distinguido por méritos propios Figura básica en la escritura urbanística del México actual, es nombrado integrante de la Academia de las Artes El desarrollo de una arquitectura involucrada con las necesidades sociales, así como en conexión con la historia y las tradiciones son conceptos que forman parte del cuadro evolutivo de la obra del mexicano Francisco Serrano, nombrado recientemente miembro de número de la Academia de Artes, cubriendo así el puesto dejado por el arquitecto Mario Pani, luego de su fallecimiento. La Academia es un organismo que agrupa a personalidades de distintas áreas de la creación artística encargadas de respaldar y fomentar la difusión cultural. En el campo de la arquitectura, otros miembros notables son Pedro Ramírez Vázquez, Teodoro González de León, Ricardo Legorreta y Agustín Hernández. Al respecto de la presencia y trascendencia de Serrano, Teodoro González de León advirtió durante la ceremonia de investidura que la obra del nuevo académico habla por sí misma como una obra sólida, respaldada por el ingenio, la funcionalidad y la experiencia de años de trabajo. "Es un arquitecto aún joven que por su talento, digno de pertenecer al Colegiado de la Academia de las Artes", dijo González de León. EL VALOR DE LA VOCACION Serrano rememora que empezó a trabajar muy joven. Fue alumno de Augusto H. Alvarez y después de Juan Sordo Madaleno. La práctica profesional la inició solo, y con su padre, en 1959. El arquitecto nació en la Ciudad de México el 30 de octubre de 1937. Egresó de la Universidad Iberoamericana en 1960 y fue integrante de la Academia Nacional de Arquitectura y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos. Dentro de sus obras más representativas se encuentra la Universidad Iberoamericana, realizada entre 1983 y 1988; el Centro Corporativo Bosques, proyectado junto con los arquitectos Teodoro González de León y Carlos Tejeda, entre 1991 y el 2000; y la Embajada de México en Alemania, hecha entre 1997 y el 2000. Su más reciente obra es el nuevo edificio académico de la Universidad Iberoamericana. "Durante todo este tiempo he pasado por distintas formas de hacer arquitectura. En la actualidad veo mi que hacer de una manera distinta y me permito hacer una arquitectura con más libertad. "Aprendí que no es importante, ni obligatorio pensar como los otros arquitectos, ni convencerlos de que piensen como yo", reflexiona Serrano. Advierte asimismo que la historia es fuente principal de la arquitectura contemporánea. "Es el gran alimento de las formas actuales, lo que permite avanzar y no retroceder. Es importante tomar en cuenta la tradición y no copiarla, sino asimilarla. "Así, busco crear y recrear para reinventar, construyendo con los medios a mi alcance y dar soluciones arquitectónicas a formas de vida actual", expresa. Con una fuerte admiración por la geometría, de la que destaca la simplicidad de los cubos y las líneas puras, convergentes con formas dinámicas triangulares en algunas de sus creaciones, Serrano confirma su deseo por brindar una obra pública digna. "La obra pública debe ser arquitectura de gran calidad en todos los sentidos, que enorgullezca no sólo a los que la realizan, sino al público que la convierte en símbolo. Este valor sólo el tiempo lo da", advierte Serrano.