Giulio Romano (c. 1499-1546), pintor y arquitecto manierista italiano (véase Manierismo) cuyo verdadero nombre era Giulio Pippi o di Pietro de Gianuzzi. Nació en Roma y fue el discípulo más importante de Rafael, a quien ayudó en la realización de algunas de sus últimas grandes obras. Tras la muerte de su maestro terminó los frescos de La victoria de Constantino sobre Majencio y La aparición de la cruz en el Vaticano (Italia). Heredó parte de los bienes de Rafael, entre ellos las obras de arte, y le sucedió como máximo exponente de la escuela de Roma. En 1524, aceptó la invitación de Federico Gonzaga, duque de Mantua y mecenas, para llevar a cabo una serie de obras arquitectónicas y pictóricas. El drenaje de los pantanos que rodeaban la ciudad y el sistema de protección frente a las inundaciones de los ríos Po y Mincio atestiguan su gran capacidad como ingeniero. Su genio como arquitecto se plasma en la planificación y construcción del palacio del Tè, la catedral, las calles y el palacio ducal. Entre las obras más importantes de este periodo están los frescos Psique, Ícaro y Caída de los gigantes, en el palacio del Tè. En Bolonia trazó los planos de la fachada de San Petronio. Entre sus mejores obras se cuenta el Martirio de san Esteban (San Stefano, Génova, Italia).