Historia y Arquitectura Sus comienzos La historia de Egipto fue la más larga de cuantas civilizaciones antiguas florecieron en tomo al Mediterráneo, extendiéndose casi sin interrupción desde aproximadamente el año 3000 a.C. hasta el siglo IV d.C. La naturaleza del país, desarrollado en torno al Nilo, que lo baña y fertiliza, junto al casi total aislamiento de influencias culturales exteriores, produjo un estilo artístico que apenas sufrió cambios a lo largo de sus más de 3.000 años de historia. El culto a los muertos en la Arquitectura El culo a los muertos define en gran medida a la arquitectura desarrollada en Egipto. Todas las manifestaciones estuvieron destinadas, básicamente, al servicio del Estado, la religión y el faraón, considerado como un dios sobre la Tierra. Desde los primeros tiempos, la creencia en una vida después de la muerte dictó la norma de enterrar al muerto con sus mejores pertenencias para asegurar su tránsito hacia la eternidad. La regularidad de los ciclos naturales, la crecida e inundación anual del río Nilo, la sucesión de las estaciones y el curso solar que provocaba el día y la noche fueron considerados como regalos de los dioses a los habitantes de Egipto. El pensamiento, la moral y la cultura egipcios estuvieron arraigados en un profundo respeto por el orden y el equilibrio. El arte quería ser un arte útil, no se hablaba de piezas u obras bellas, sino eficaces o eficientes. El cambio y la novedad nunca fueron considerados como algo importante por si mismos; así, el estilo y los convencionalismos representativos del arte egipcio establecidos desde un primer momento continuaron prácticamente invariables. La intención fundamental del lenguaje artístico no fue la de crear una imagen real de las cosas tal como aparecían, sino captar para la eternidad la esencia de la persona, animal u objeto representado. La principal característica de la arquitectura egipcia fue la monumentalidad de sus construcciones, dedicadas a propiciar el tránsito del espíritu de los difuntos hacia el más allá. En Egipto se hace difícil plantear cómo se entendía la vida comunitaria, cuáles eran sus necesidades y cuáles las soluciones aportadas; más que hablar de pueblos de los vivos, es pertinente hacerlo de las ciudades de los muertos o, en todo caso, de las casas de los dioses. Las enormes pirámides son construidas como mausoleos de los faraones, y en los templos funerarios se purificaba al rey difunto y constituían el núcleo de la religión egipcia. Las tumbas no eran más que el estadio final del rito funerario egipcio. Antes de ser depositado en su morada eterna, el cuerpo del rey tenía que ser sometido a un complejo ritual destinado a convertir un hombre mortal en un dios inmortal. Imperio Antiguo El Antiguo de Egipto, dominado por las dinastías III a VI, abarca los cinco siglos comprendidos entre los años 2755 y 2255 a.C. Hacia el año 3100 a.C. el país se unifico bajo el mando de poderosos caudillos del sur, pero la idea de un Egipto dividido en dos zonas bien diferenciadas (Alto Egipto al sur y Bajo Egipto al norte) persistió durante algún tiempo. Durante las primeras dinastías se construyeron importantes complejos funerarios para los faraones en Abidos y Saqqara, a imitación de los palacios y templos (la tumba era una síntesis de la noción de templo y de mansión privada). En la III Dinastía la capital se trasladó a Menfis y los faraones iniciaron la construcción de pirámides, que sustituyeron a las mastabas como tumbas reales. Se construyó el conjunto de Saqqara, una necrópolis integrada por una pirámide escalonada de piedra y un grupo de templos, altares y dependencias afines. La gran pirámide escalonada donde reposan los restos del faraón está compuesta de varias mastabas superpuestas, y es el ejemplo más antiguo de arquitectura monumental conservado en la actualidad. La arquitectura del Imperio Antiguo puede considerarse monumental, dado que la caliza y el granito locales se utilizaron para la construcción de edificios y tumbas de grandes dimensiones. Desarrollaron una extraordinaria técnica arquitectónica. Empleaban bloques colosales de piedra, que se ajustaban a la perfección sin utilizar argamasa, y empleaban medios de elevación que desconocemos. La bóveda era conocida pero no se empleaba en la arquitectura en piedra. El fin que se perseguía con las pirámides era preservar y proteger los cuerpos de los faraones para la eternidad. Cada pirámide formaba parte de un conjunto en el que figuraban un templo en el valle, un embarcadero y un corredor de comunicación entre unos espacios y otros, así como también un espacio reservado para realizar los ritos religiosos previos al enterramiento. Alrededor de las tres pirámides mayores de Gizeh (Keops, Kefrén y Micerino) creció una necrópolis (ciudad de los muertos) integrada por sepulcros denominados mastabas (en árabe mastabah, 'banco de adobe'). De cubierta plana y paredes inclinadas, recibieron ese nombre por su semejanza con las casas egipcias de adobe en forma de pirámide truncada. Las mastabas fueron las tumbas de los miembros de la familia real, altos mandatarios, cortesanos y funcionarios. Exteriormente parece una pirámide truncada de planta rectangular que consta de una pequeña sala denominada sirdab, donde se guardaba la estatua del difunto, considerada como un ser vivo, y la falsa puerta que comunicaba el mundo de los muertos y de los vivos. Delante de ella se depositaban las ofrendas y se realizaba el culto funerario. Bajo tierra se encontraba la cámara sepulcral, a la que se accedía por un pasaje que se sellaba una vez depositado el cadáver. Frente a la relativa abundancia de restos monumentales de carácter funerario conservados, apenas hay ejemplos de arquitectura doméstica y construcciones civiles de las ciudades egipcias del Imperio Antiguo; puede suponerse su disposición sobre calles bien trazadas y planificadas, tal y como se hizo en las necrópolis, pero la utilización del adobe (ladrillos de barro mezclado con heno o paja y cocidos al sol) para levantar los palacios y viviendas no ha permitido su conservación hasta nuestros días. Imperio Medio Durante el Imperio Medio (2134-1570 a.C.) se creó un nuevo estilo o una nueva tipología de monumento funerario, probablemente inspirado en los conjuntos funerarios del Imperio Antiguo. En la orilla oeste de Tebas, al otro lado del Nilo, en el lugar denominado Dayr alBahari, se construyó un templo en el valle conectado por un largo camino real a otro templo que se encontraba adosado a la ladera de la montaña. Formado por una mastaba coronada por una pirámide y rodeado de pórticos a dos niveles, los muros fueron decorados con relieves del faraón en compañía de los dioses. La arquitectura del Imperio Medio no está bien representada, dada la escasez de ejemplos conservados. No obstante, una pequeña construcción ha sido recuperada de uno de los últimos pilonos (puertas monumentales) del templo de Karnak, para el que se utilizaron sus ladrillos como material de relleno. Esta pequeña capilla puede considerarse como el ejemplo típico del estilo de la época. Esencialmente cúbica en su diseño y construida bajo un riguroso sistema de pitares y estructuras adinteladas, este pequeño edificio tiene una pureza de líneas y unas proporciones tan equilibradas que le otorgan sin lugar a dudas un carácter de eternidad. Los entrepaños están decorados con bellos relieves del faraón y divinidades egipcias. Imperio Nuevo El Imperio Nuevo (1570-1070 a.C.) comenzó con la XVIII Dinastía, y fue una época de gran poder, riqueza e influencia, como lo evidencia su importante comercio exterior y sus conquistas en el extranjero. Los faraones de las dinastías XVIN a XX fueron grandes constructores de arquitectura religiosa. Tras el restablecimiento de la capital en Tebas la realeza divina de los faraones se asoció al dios local Amón, que llegó a ser la divinidad suprema más importante de Egipto y reinaba sobre los dioses secundarios. Casi todos los faraones del Imperio Nuevo se preocuparon por ampliar y hacer nuevos añadidos en el conjunto de templos de Karnak, centro del culto a Amón, convirtiéndose así en uno de los más impresionantes complejos religiosos de la historia. El mayor de todos ellos es el de Karnak, sus gigantescos pilonos, la gran sala hipóstila, los vestíbulos plagados de columnas, los obeliscos y las estatuas dispuestas en numerosos lugares, llevan directamente a pensar en el poder y majestuosidad del faraón y el Estado de aquella época. En la ribera occidental del Nilo, cerca de la necrópolis de Tebas, se construyeron templos para el culto y honras fúnebres de los faraones. Durante el Imperio Nuevo, los cuerpos de estos faraones se enterraron en tumbas excavadas en la roca en el entorno denominado Valle de los Reyes, ya en pleno desierto, con los templos funerarios o mortuorios a cierta distancia fuera del valle. De estos templos, uno de los primeros y más insólitos fue el de la reina Hatshepsut en Dayr al-Bahari. Situado frente a los acantilados del río Nilo, junto al templo de Mentuhotep II, de la XI Dinastía, y probablemente inspirado en él, el templo es una extensa terraza con numerosas capillas para los dioses y relieves representando los éxitos logrados por Hatshepsut a lo largo de su reinado. Otros faraones no siguieron este precedente, y construyeron sus templos al borde de las tierras fértiles, lejos de los escarpados riscos del desierto. Como en todas las épocas, la arquitectura doméstica y palaciega se hizo fundamentalmente con materiales más baratos que la piedra, como el adobe. No obstante, se han con- servado los suficientes restos como para dar una aproximada de la planificación de los palacios y sus múltiples estancias con pinturas y decoraciones diversas en suelos, paredes y techos. Las viviendas de las clases privilegiadas formaban amplios conjuntos urbanos integrados por edificios residenciales y para el servicio. Ejemplos de casas modestas para los obreros pueden aún encontrarse, agrupadas junto a los pueblos, muchas veces como las del Egipto actual. Simbología En general, los edificios egipcios representan una síntesis de cuatro ideas fundamentales: el "oasis" cerrado, la masa megalítica, el orden ortogonal y el "recorrido" o eje. Todas ellas se presentan simbólicamente en la arquitectura egipcia para concretar experiencias existenciales fundamentales y, reunidas, constituyen una convincente representación del cosmos egipcio. Las viviendas también utilizan las mismas formas dominantes, aunque con menos rigor que en las grandes obras públicas. El recorrido egipcio no conduce hacia un espacio monumental, sino que representa el curso de la vida como un eterno retomo a los orígenes. A medida que se penetra en el templo, los espacios se hacen más pequeños. El piso se eleva y el techo desciende. Por último el santuario aparece como una "cela" circunscripta al extremo del eje, el cual se pierde en una puerta falsa, tallada en el muro del oeste. El trazado sistemático de los grandes templos del Nuevo Imperio estaba prefigurado en los complejos de pirámides del Antiguo Imperio, en los cuales la tumba propiamente dicha, la pirámide, está precedida por un templo funerario que contiene una sala, un patio y un santuario con una puerta falsa en el muro del oeste. Hacia el este, una calzada recta y larga desciende hacia el vestíbulo o “templo del valle”, situado sobre el Nilo (la distribución está bien ejemplificada en el grupo de pirámides de Abusir, de la V dinastía). Desde las primeras dinastías se decora con motivos vegetales o con formas tomadas de construcciones más en madera, las cuales, dado su carácter de esqueletos, constituían una fuente de inspiración para la articulación de la masa de arcilla, requerida ante el deseo de concretar un espacio ortogonal. Los motivos vegetales también se empleaban debido al deseo de dar a todos los aspectos de la vida una forma eterna, absoluta. La articulación constaba en general de una división y una articulación simultánea de las partes. Toda totalidad articulada debe estar constituida por elementos que tienen una función diferente dentro del conjunto, pero que son interdependientes. La arquitectura egipcia muestra el primer intento consciente y sistemático para lograr una articulación de este tipo. Su expresión más notoria se halla en la amplia variedad de columnas, procedentes en su mayor parte de formas de plantas. Si bien desempeñaban una función estructural, eran primordialmente emblemas de fertilidad, símbolos de la tierra y de las plantas sagradas que daban protección y sustento a la tierra y sus pobladores. A este sentido simbólico se asocia el de duración, combinándose con la concepción de masa, solidez y grandiosidad. En ciertos edificios hay asimismo elementos estructurales más sencillos que contribuyen ante todo a hacer visible el espacio ortogonal. El lenguaje egipcio de las formas arquitectónicas posee una coherencia lógica que va desde el plano general hasta los detalles articuladores. Esta coherencia es muy simple, y consiste en la validez general del orden ortogonal. Construcción Las construcciones egipcias más antiguas se ejecutaban con ramajes y encañados para luego recubrirse con adobe. Pero a lo largo de los años, los egipcios quisieron “ofrecer” a sus muertos, lo que ellos denominaban “casas eternas”, sustituyendo entonces el ladrillo crudo por la piedra en la arquitectura funeraria. Esto sucede en la época tinita pero todo son en realidad pruebas y tentativas. La cristalización se consigue hacia el año 2700 a.C. construyendo el Complejo Funerario de Djosser en Saqqara (pirámide escalonada). A partir de entonces de manera sistemática ya se empleará la piedra para la arquitectura funeraria, pero el ladrillo continuará en la vida egipcia como material de arquitectura utilitaria. Tipos de material El Ladrillo: Gracias a la crecida anual del Nilo, se conseguía el limo, el cual entraba en la composición de los ladrillos, siendo un material sencillo y económico para la arquitectura doméstica. La tierra arcillosa se mezclaba con agua para formar una pasta, a la que se añadía paja o hierba, para impedir la reducción del volumen del ladrillo al secarse, y que así se resquebrajase. Toda esta mezcla se moldeaba y se dejaba al sol. Se trabajaba en la construcción con este ladrillo de dos maneras, la primera denominaba oblicua, por la adición de capas oblicuas sucesivas, lo que permitía levantar bóvedas sin andamio y la otra plana, gestionada con cañas colocadas sobre unas vigas y cubierta de tierra arcillosa. La Piedra: Se extraía de dos tipos de canteras, las cuales a menudo estaban bastante alejadas del lugar de la obra, por lo cual presentaban serios problemas de traslado. Los dos tipos eran al descubierto para las rocas duras como la piedra o el granito, y cerradas para las blandas, como la caliza o la toba. Se efectuaba una ranura para delimitar el contorno de los bloques que se iban a extraer. Después se usaban unas cuñas de madera, las cuales eran constantemente humedecidas con agua para que al dilatar, hiciesen estallar la piedra, separándola de la masa rocosa. Métodos de Construcción. Los egipcios utilizaban el agua para comprobar y focalizar la horizontalidad de sus cimientos, contando con un ingenioso método para tener siempre la nivelación a mano. El perímetro de la obra estaba rodeado por una zanja construida en arcilla o tallada en la roca, que una vez llena de agua, determinaba un horizonte general. Después una serie de zanjas suplementarias creaban una segunda división. A partir de aquí con una cuerda y estacas se trasladaba entonces la horizontal a cualquier lugar del recinto en obras. Cuando se tenía determinada la horizontal, no había más que enrasar la roca o construir muros paralelos cuya concavidad se rellenaba con arena y de esta manera se conseguía el nivel deseado. La Techumbre: El techo de las salas estaba formado por losas. Estas no excedían de la longitud de las piedras utilizadas, es decir 4 o 5 metros. Posteriormente se efectuaron sistemas más sofisticados de desagües (época tardía). La Iluminación: Con su voluntad de conservar espacios cerrados, se veían obligados a tomar la luz no de las fachadas sino de los techos, por medio de aberturas o de tabiques calados. Sobre este tema consiguieron verdaderas maravillas de la ciencia en iluminación. La edificación: La rampa era el medio mas sencillo para encauzar debidamente los bloques de piedra. Y así la obra aumentaba por capas sucesivas de arena. Cada capa correspondía a una hilada. De esta manera se aumentaba la rampa en la misma proporción. Y al final las dos últimas capas tenían dinteles y losas que formaban finalmente el techo. Después se desmontaban las rampas. Una vez terminada la obra, el edificio se descombraba para darle los retoques a las columnas y decorar los muros de arriba a abajo. Los bajorrelieves reservados para interiores eran desbastados con azuelas y fuego se esculpían con herramientas de cobre, madera o piedra, para finalmente pulirse con pasta abrasiva. Se sabe muy poco de como se efectuaban los proyectos y la planimetría de los emplazamientos. Lo cierto es que revelan una enorme experiencia para mantener un plano y un alzado precisos en el caso de una gran pirámide o para construir los muros inclinados de un pilón o muro de entrada. Las Herramientas: Casi la totalidad de herramientas utilizadas para tallar la piedra, eran de cobre o de dorita (una piedra muy resistente) y a partir de aquí escuadras de madera y niveles del mismo material, niveles de plomada, cinceles de dorita, mazos berbiquíes y cuerdas para la medición. Tipologías Templo Como en cualquier religión el templo egipcio representaba la casa del dios, pero, más que entendido como simple morada, el templo debía ser indestructible ya que era la residencia de los inmortales. Las primeras construcciones, realizadas como imitación de aquellas destinadas a albergar a los hombres, fueron pronto desechadas y sustituidas por otras realizadas en piedra y materiales más duraderos. El templo se construía para albergar la imagen del dios y como lugar en el que los sacerdotes oficiaban sus ritos. A diferencia de las religiones posteriores no era en absoluto un lugar de culto sino una zona para albergar al dios y de hecho el pueblo no podía acceder mas que a ciertas dependencias exteriores. Era el único edificio construido en piedra y no en adobe u otros materiales menos resistentes, pues si el dios era eterno también debía serlo su casa. No existen demasiadas referencias acerca de los templos del Reino Antiguo, debido a que la mayor parte no ha llegado hasta nosostros. De estos primeros templos los más destacables eran el Templo de la Esfinge, en Guiza, y el Templo solar de Nyuserra en las proximidades de Abusir. Por el contrario a partir del Reino Nuevo sí tenemos una alta representación de templos, como los de Karnak, Abidos o Luxor y los ptolemaicos de Edfu, Dendera y Kon-Ombo. Es a partir de la XVIII dinastía cuando se puede hablar de la creación de un tipo de templo clásico, unido lógicamente al gran poder que la clase sacerdotal iba adquiriendo en el país. Esto supone un constante esfuerzo por parte de la realeza para mantener y construir los grandes templos que han llegado hasta nosotros. A pesar de que la estructura y planta de los templos era similar se pueden distinguir 3 tipos dependiendo de la función para la que se construían. El primero es el templo propiamente dicho que estaba consagrado a una divinidad y se construía en honor a uno o varios dioses. El segundo tipo es el templo mortuorio consagrado directamente al faraón. En estos se realizaban todos los ritos funerarios del rey desde su muerte hasta el momento del enterramiento y era el lugar en el que se veneraba su memoria. Los mejores ejemplos de estos templos son el Ramesseum y los templos de Medinet Habu. El último tipo era el cenotafio, construidos por los faraones como templos mortuorios secundarios. Los más importantes residen en Abidos. Además podemos hacer una clasificación de los templos en oficiales y del pueblo, de la misma forma que existía una religión oficial y una popular. Los primeros representan la religión estatal y el papel del faraón. Los segundos la preocupación del pueblo ante sus problemas cotidianos. Si en los templos oficiales encontramos ofrendas e imagenes del rey a los dioses en los segundos el pueblo depositaba pequeñas imágenes o utensilios relacionados con su trabajo como ofrenda o agradecimiento ante un embarazo, una buena cosecha, etc. El modelo básico estaba constituido por 3 zonas claramente diferenciadas; el patio, la sala hipóstila y las dependencias del dios, además de la entrada, el pilono. El pilono Representaba la entrada al templo y era una pared monumental formada por un alto y ancho muro en forma de tronco de pirámide con una puerta central. Cada una de las dos torres que formaban el pilono representaba los acantilados de cada lado del valle del Nilo, pero también eran, a la vez, las dos montañas que flanquean el disco solar. Las paredes, trapezoidales, contenían aberturas en las que se colocaban mástiles y banderolas, que simbolizaban la persencia del dios. Generalmente estaban precedidos de obeliscos que aluden a la morada del dios, a la relación entre lo terrestre y lo solar, lo sagrado, o colosos de reyes, normalmente sedentes, simbolizando los hijos vivientes del dios. Normalmente estaban decorados con escenas en relieve de temas históricos o religiosos o sacrificio de prisioneros por parte del faraón en presencia del dios al que estaba dedicado el templo. El patio Era la zona pública. A ella podía acceder cualquier persona del pueblo para depositar ofrendas. Se construía a cielo abierto y se decoraba con relieves que hacían referencia a las hazañas del rey o imagenes de adoración. El patio se rodeaba de columnas, normalmente en tres de sus lados (sala hípetra) y solía contener colosos. Podía haber mas de un patio con su consiguiente pilono de acceso. La sala hipóstila Después del patio se abría la sala hipóstila que, durante el Reino Nuevo, se encontraba sobre una plataforma y en la época ptolemaica a ras de suelo. Podía estar precedida por un vestíbulo. Las salas hipóstilas llegaron a ser uno de los mayores logros de la arquitectura egipcia. Era un recinto de columnas altas y gruesas que formaban un bosque de piedra sosteniendo una cubierta arquitrabada. Generalmente las filas centrales eran más altas que las laterales y el espacio se elevaba en la zona del eje central del templo formando una especie de nave principal. Esto permitía abrir ventanas laterales por las que penetraba la luz, aunque escasa ya que a medida que se accedía al santuario se disminuía la cantidad de luz. La función de la sala era la de salón de recepción del dios. Los relieves con los que se decoraba representaban escenas de las ceremonias religiosas que se practicaban en el templo. El acceso a la sala hipóstila estaba restringido a los altos funcionarios, escribas y gente noble. Cuando el templo tenía mas de una sala hipóstila el acceso a cada una de ellas era cada vez más restringido. Dependencias del dios Pasada la sala hipóstila se encontraban una serie de cámaras y la sala de la barca sagrada, dependencia en la que se situaba la barca empleada en las procesiones, cuando la imagen del dios salía del templo en ella. Al final del templo se encontraba el santuario, una pequeña estancia con la imagen del dios. Era la sala principal del templo, aunque posiblemente la menos vistosa. El tabernáculo realizado en piedra, granito o madera era la parte más importante del templo y a esta zona sólo el faraón y los sacerdotes, como representantes suyos, tenían acceso. Alrededor de las cámaras y el santuario se encontraban otra dependencias menores, utilizadas en el culto de dioses locales, dedicadas a la protección de dioses exteriores que visitaban el templo en las procesiones, o salas para albergar los objetos necesarios para llevar a cabo el ritual religioso. La iluminación de los templos se basaba en la disminución de luz según se iba accediendo al santuario, que era la zona más oscura. Los patios, abiertos, representaban la parte más iluminada, el contacto con el pueblo. Los templos más importantes incluían otra serie de elementos exteriores, como tribunas, mammisi, pertenecientes a la era ptolemaica, y el lago sagrado. La tribuna se encontraba delante de los pilares y unida a ellos por una avenida enlosada bordeada de esfinges: el dromos. Se empleaba como lugar en el que el faraón supervisaba las ceremonias religiosas que se celebraban en el patio. Los mamisi eran pequeños edificios, delante de los pilonos, decorados con colores alegres y escenas de diosas tocando instrumentos y danzas burlescas; era el lugar escogido por la diosa para esperar el nacimiento de su hijo. El lago era un gran estanque, profundo para aprovechar las aguas del Nilo en épocas de sequía, con escaleras descendentes. Los lagos cuadrados, con paredes ligeramente curvadas eran la representación de las aguas primigenias de las que había surgido el Mundo. Era el lugar en el que se efectuaban los rituales ligados a la resurrección de Osiris. Todo el recinto del templo estaba rodeado por un muro. Además existían templos que tenían consagrados animales sagrados,en cuyo caso incluían dependencias específicas destinadas al animal. El acceso al templo estaba totalmente vedado al pueblo, que sólo podía acceder al primer patio. A partir del Reino Nuevo se autorizó poder colocar estatuas en los exteriores del templo, si bien sólo algunos nobles o privilegiados podían hacerlo. Al santuario estaba vetado el acceso a todo el mundo salvo al faraón y al sacerdote delegado por este para llevar a cabo los rituales. EL RITUAL DIARIO El ritual diarío que los sacerdotes llevaban a cabo incluía, básicamente, 3 grupos de actos diferentes: Las ceremonias preliminares, el despertar y atavío del dios, y la comida. El faraón, o, en la mayoría de los casos, el sacerdote encargado por él, se purificaba y ahuyentaba las malas influencias con fuego e incienso, en las dependencias destinadas a tal efecto, para posteriormente acceder a la capilla en la que se encontraba el dios rompiendo el sello de la puerta. Una vez dentro se postraba ante la imagen divina entonando alabanzas o himnos específicos. Trás esto se limpiaba la estatua con ungüentos y productos preparados en una de las salas, se le vestía y adornaba con los objetos reales y divinos, se le aplicaban los cosméticos oprtunos al rostro y por último se le servía la comida, con gran cantidad de alimentos. La comida podía llevarse a cabo hasta 4 veces, según los 4 puntos cardinales, para que el dios pudiese alimentarse en cualquier punto del Universo. Tras retirar las ofrendas se volvía a sellar la puerta hasta el nuevo ritual. Estos se celebraban 3 veces al día, si bien el primero, el del amanecer era el más importante.