90 años de la Biblioteca Argentina para Ciegos Sección: Miradas Autor: Norma Bao Casi un siglo favoreciendo el acceso a la cultura y la información a miles de personas en el país y en América Latina. Quienes tenemos la bendición de contar con todos nuestros sentidos, corremos el riesgo de perder una capacidad esencial: la de preocuparnos por las dificultades que las personas con algún tipo de deficiencia física deben enfrentar diariamente para incluirse en la sociedad. Gracias a Dios, existen muchas instituciones y organizaciones que se dedican a favorecer la integración de quienes tienen discapacidades motrices, auditivas o visuales. Una de ellas es la Biblioteca Argentina para Ciegos (BAC), que está celebrando 90 años de labor ininterrumpida. Ubicada actualmente en Lezica 3909, en el barrio porteño de Flores, la BAC es una organización no gubernamental de bien público sin fines de lucro. A través de diversos servicios, facilita el acceso a la cultura y la información a miles de usuarios en Argentina y en América Latina. Su fundador Julián Baquero nació en 1888 en Toledo, España y perdió la vista a los 8 años. Egresó como docente del Colegio Nacional de Ciegos y Sordomudos de Madrid y dedicó su vida a promover la educación y la emancipación de los discapacitados visuales. Llegó a Buenos Aires a comienzos del siglo XX, cuando la inmigración desembarcaba masivamente en nuestra ciudad. Traía consigo el deseo postergado de organizar una biblioteca para no videntes. Compartió varios años de trabajo arduo e intentos fallidos junto a colegas y amigos, como Vicenta Castro Cambón, Francisco Gatti y el Dr. Agustín Rebuffo, en cuyo consultorio el sueño se concretó el 18 de septiembre de 1924. Polifacético, Baquero fue -además de docente- escritor, poeta, músico, pedagogo e inventor. Uno de sus colaboradores, Pedro Fontana, describió así la actividad incansable que el fundador desarrollaba en la flamante biblioteca: “escribía, copiaba, corregía, encuadernaba, cortaba -al principio sin otra guillotina que un modesto cortaplumas- el papel para la copia, y estaba en cuanto era necesario, desde lo más elevado y enjundioso hasta lo más modesto y anónimo". Por esos años, existía en Buenos Aires un centro educativo, el Instituto Nacional de Ciegos, pero los libros en Braille eran tan escasos como imprescindibles. Gracias a los conocimientos técnicos que tenía, Baquero trajo al país, desde Estados Unidos y Alemania, los equipos de impresión más desarrollados de ese momento. Basándose en el modelo alemán, llegó a perfeccionar notablemente el diseño de una matrizadora de fabricación nacional –máquina de uso manual que se usó para la transcripción hasta la llegada de la informática en los ’80-, de la que luego se realizarían varias réplicas para otras instituciones. Prolífico escritor, su obra incluye poemas, cuentos y hasta dos obras teatrales. En 1927 comenzó a editarse la revista “Hacia la luz”, primera publicación Braille de América Latina, en la que dejó en claro su pensamiento sobre los prejuicios que sufre el no vidente y la necesidad de favorecer su educación, capacitación y asistencia. Baquero falleció en 1942, pero su legado sigue intacto: hoy llevan su nombre el Ateneo Cultural que funciona en la sede de la BAC, la Biblioteca Circulante ubicada en Juncal 851 en Buenos Aires y el Centro de Rehabilitación para Ciegos Adultos que se encuentra en la localidad de Argüello, en Córdoba. La BAC, hoy Declarada "de interés cultural y educativo" por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el lema de la Biblioteca es "Ayuda a todo ciego en toda forma". Desde esta convicción ofrece variados servicios, entre los que se destacan: -Biblioteca Braille Circulante, con más de 3 mil libros en alrededor de 15 mil volúmenes, transcriptos al sistema Braille por copistas voluntarios que realizan esta tarea de manera artesanal o informatizada. -Libro Parlante, que cuenta con casi mil títulos literarios para niños, jóvenes y adultos, grabados en 7 mil casetes. -Imprenta Braille Informatizada, que realiza publicaciones propias y de otras organizaciones y particulares, como facturas para empresas de servicios de gas y tarjetas de crédito. También imprimen menús en Braille para bares, hoteles, restaurantes y confiterías. -Distribución de materiales de uso exclusivo para no videntes, como bastones, pizarras, punzones, papel Braille, juegos didácticos adaptados, relojes, etc. -Servicio de Apoyo Educativo (SAE), destinado a alumnos, padres y docentes. Consiste en clases complementarias para estudiantes de todos los niveles, cursos de informática y danzaterapia, entre otros. -Biblioteca en Tinta, que incluye 2500 obras relacionadas, mayormente, con la discapacidad visual y las temáticas educativas. -Informática para ciegos, servicio de asesoramiento para que una persona no vidente pueda utilizar, de forma autónoma, una computadora personal. -Publicaciones, actualmente se editan las revistas “Hacia la luz” (de interés general), “Burbujas” (infantil), “Braille Joven” (producida por el departamento juvenil de la BAC) y el Boletín mensual para socios. Cómo colaborar La Biblioteca se sostiene con los recursos económicos que obtiene a través de los servicios que brinda, además de la cuota social y del aporte de donantes. Otro valioso modo de sumar y sumarse es como voluntario, ya que son muchas las tareas solidarias en las que se puede participar, por ejemplo: -Tipeo en computadora de textos impresos que luego se convierten al Sistema Braille -Corrección de textos escaneados -Lectura y grabación de textos -Confección de planillas y bases de datos -Tipeo de documentación interna -Tareas de imprenta -Colaboración en la realización de eventos y actos culturales -Difusión de actividades en los medios de comunicación social -Clases complementarias en el Servicio de Apoyo Educativo -Guía en paseos, visitas y excursiones -Acompañamiento a personas con discapacidad visual en la realización de trámites, redacción y lectura de correspondencia, etc. Encender una computadora para trabajar, informarnos o conectarnos con los demás, viajar con la imaginación leyendo un libro o elegir en un menú qué plato vamos a pedir, son acciones simples y hasta cotidianas para la mayoría de nosotros. Tal vez, una buena manera de valorar y agradecer a Dios el regalo de la vista sea ofreciendo esta capacidad, según nuestras posibilidades, a quienes tanto la necesitan. Fuentes: http://www.bac.org.ar/ http://www.elportaleducativo.com.ar/ http://serdebuenosayres.blogspot.com.ar/