El sistema sanitario español en un escenario de crisis económica y social. De la búsqueda del consenso al conflicto social. José María Bleda García. Resumen Después de cumplirse veinte años de la vigencia de la actual Ley General de Sanidad (14/1986), se planteó desde diferentes organizaciones e instituciones la necesidad de una revisión de la misma para adaptarla a la realidad social. Los primeros pasos que se dieron fueron en la línea de un Pacto por la sanidad, promovido principalmente por un gobierno progresista en el año 2008, fundamentado en el papel del Sistema Nacional de Salud (SNS) como pilar del estado del bienestar y como uno de los patrimonios comunes del país. Desde 2008 a 2012 se han llevado a cabo múltiples actuaciones (políticas, profesionales, sociales, científicas, sindicales, ciudadanas) buscando un consenso entre todos los actores implicados. Sin embargo, un nuevo gobierno conservador salido de las elecciones generales de 2011, plantea desde el primer momento una reforma de la Ley de Sanidad, cuestiona la descentralización de la sanidad en las comunidades autónomas, así como la sostenibilidad del sistema; iniciando posteriormente unas reformas impuestas sin consenso alguno, que están produciendo una gran conflictividad social. Desde esta comunicación queremos analizar estos hechos para tener un conocimiento más profundo de la realidad y hasta qué punto este cambio/conflicto está relacionado con el escenario de crisis económica y social que está atravesando España. 1. Introducción. El objetivo de la presente comunicación es analizar cómo está afectando la actual crisis económica, política y social al sistema sanitario español. Desde finales del siglo XX los españoles han podido disfrutar un sistema sanitario valorado muy positivamente tanto a nivel interno como fuera de nuestras fronteras. Mas estamos asistiendo en los últimos años a una evaluación del mismo y a la configuración de un nuevo sistema influido por diferentes aspectos económicos –crisis económica nacional e internacional-, reforzamiento de la ideología neoliberal y demandas sociales en defensa de lo público; cuestiones estas que hacen necesario que investiguemos con detenimiento 1 lo acaecido. Para ello se van a revisar los posicionamientos políticos y sociales de las diferentes instituciones, organizaciones y actores sociales implicados en estos cambios del sistema sanitario. 2. Antecedentes. Finalizada la 2ª Guerra mundial los países occidentales llegaron a un pacto social en el que se apostó por la implantación y desarrollo de un estado del bienestar, defendiendo principalmente lo público, otorgándole al Estado un rol muy importante en ello, es el inicio de la edad de oro del welfare state (1945-1975), se estableció un compromiso histórico entre las clases trabajadoras y los propietarios del capital. En esta etapa la política social, tal como opina Rodríguez Cabrero (Rodríguez, 1992), era concebida como un instrumento autónomo de reforma social en el marco de un capitalismo regulado. La aplicación de esa política social tuvo sus peculiaridades específicas en cada país, por ejemplo España debido a su aislamiento internacional por la dictadura franquista no pudo participar en esos primeros momentos de las políticas sociales comunes. La Constitución Española (1978) sienta las bases de un estado social, declarando a la salud como un derecho de los españoles (art. 43), así mismo contempla que los poderes públicos mantendrán un régimen público de seguridad social (art. 41), que las competencias sobre la legislación básica y régimen económico son exclusivas del Estado (art. 149.1.7), y se define a las comunidades autónomas como entes políticos, territoriales, de descentralización política y autónoma (art. 137). Es decir, se establece el marco político que facilitará la universalización de la atención sanitaria, se ponen las bases para un sistema descentralizado políticamente y se garantiza la obligatoriedad de unos fondos económicos. Se tuvo que esperar a un gobierno progresista para que tras un debate político y social amplio se aprobara en el Parlamento español la Ley General de sanidad (1986), con cobertura universal y gratuita, basada en la solidaridad, la equidad, la calidad y la eficiencia. Con esta ley se pretendía (Sevilla, 2006) que el Sistema Nacional de Salud debería ser el encargado de garantizar el derecho a vivir sano y, en consecuencia, debería ejercer las siguientes funciones: 1) Liderar las políticas públicas orientadas a garantizar la protección de la salud como un derecho, aumentando los niveles de salud y 2 disminuyendo las desigualdades en salud. 2) Garantizar un conjunto de prestaciones sanitarias homogéneas para todos los ciudadanos con independencia de su lugar de residencia. 3) Velar por un sistema de financiación suficiente y solidario, que facilite y mejore la cohesión social. Y, 4) Dotarse de los instrumentos necesarios que permitan a los servicios regionales de salud incorporar todas las mejoras de efectividad y eficiencia que se desarrollen en el seno de la misma. En la implantación de la ley de sanidad, y teniendo en cuenta el mandato constitucional relativo a las competencias de las comunidades autónomas se fue poco a poco descentralizando el sistema sanitario, proceso que duró más de veinte años (se inició en 1981, se culminó en 2002), tras el cual cada comunidad autónoma fue legislando en sus territorios para determinar un marco político de atención a la salud, fundamentalmente mediante sus estatutos de autonomía, y para ordenar y estructurar sus propios servicios regionales de salud. 3. Necesidad de reforma del sistema sanitario español (De la búsqueda del consenso…) La década de los 90 es una etapa de grandes cambios sociales, políticos y económicos, como consecuencia del desarrollo de las nuevas tecnologías de la información, pero sobre todo por la globalización mundial, principalmente en los aspectos económicos financieros. Son momentos donde el modelo social del bienestar es muy cuestionado por los defensores del modelo neoliberal, aunque ya en los años 70 defensores de este modelo como Ronald Reagan en USA y Margaret Thatcher en el Reino Unido habían comenzado a deconstruir el estado del bienestar, pues consideraban que el sector público es improductivo y tiene un gasto ilimitado. Frente a ellos nos encontramos las posturas neomarxistas que consideran que la crisis no está en el estado del bienestar, sino en la esencia misma del capitalismo. Estas disputas sobre las políticas sociales públicas son también controvertidas, como no podía ser de otra manera, en el ámbito sanitario. Es en esta etapa también cuando en España se comienza a polemizar sobre la crisis del estado del bienestar sobre todo desde que los conservadores acceden al poder en el año 1996, no obstante desde otras organizaciones sociales y profesionales se empiezan a realizar evaluaciones de la implantación de la Ley General de Sanidad. 3 Javier Rey (Rey, 1998) estima que hubo dos cuestiones que condicionaron el nuevo modelo descentralizado: la falta de un modelo propio, pues se escogió el utilizado por el Reino Unido y por Suecia, que en esos momentos ya se estaba cuestionando debido al aumento de los costes y su eficiencia; y en segundo lugar, a la ausencia, debilidad e inestabilidad de la “tecnoestructura”. Otras valoraciones sociológicas (Irigoyen, 2007; Bleda, 2008) precisan que hay problemas de accesibilidad a los servicios sanitarios, hay diferencias regionales en la oferta de servicios, los gestores suelen tener afinidad política con los gobernantes, y el Ministerio de Sanidad, el Consejo Interterritorial del SNS y la Alta Inspección no ejercen adecuadamente su función de coordinación y regulación. A lo que habría que añadir, en opinión del catedrático Vargas-Machuca, la necesidad de evaluar los rendimientos del proceso descentralizador para “abrir una agenda de reformas viables y pensadas para reforzar los consensos políticos básicos” (Vargas-Machuca, 2013). Sin embargo, no es hasta los gobiernos progresistas de Rodríguez Zapatero (2004-2011) cuando se aborda en profundidad la necesidad de revisar la Ley General de Sanidad, de 1986. El debate político e ideológico se trasladó a otros ámbitos sociales, profesionales, sindicales, empresariales y ciudadanos. Como corolario de esos debates se elaboró un Pacto por la Sanidad cuyo objetivo era consensuar propósitos comunes para todo el Sistema Nacional de Salud, contemplando a éste como pilar fundamental del estado del bienestar y como uno de los patrimonios comunes del país que debería ser garante de una asistencia sanitaria de calidad y un elemento de riqueza e innovación para la economía española. Una aportación muy interesante en este debate es la de Rey del Castillo (Rey, 2006) en la que plantea una nueva ley de sanidad reformando aspectos tan variadas como las condiciones de la cobertura sanitaria, la organización territorial, la financiación, el régimen de personal, las relaciones con los proveedores de tecnología sanitaria y de medicamentos; reforma que considera necesaria para garantizar el Sistema Nacional de Salud como un instrumento de cohesión social y con la meta de prestar una asistencia sanitaria universal e igualitaria a todos los españoles. Desde el año 2008 hasta el 2011 el Pacto por la Sanidad fue debatido en las instituciones políticas representativas más importantes, tales como el Congreso de Diputados y el Senado, donde se oyeron las voces de asociaciones profesionales, organizaciones sociales, expertos, pacientes y ciudadanos, sin embargo no se llegó a un 4 consenso general, a excepción de considerar que era necesario un acuerdo entre todos los agentes de salud implicados ante la nueva realidad social, económica y política española. 4. Crisis económica. (… Al conflicto social) Desde que a finales del año 2011 el gobierno español pasa a manos del partido conservador (PP) las actuaciones que se están llevando a cabo están suponiendo un cuestionamiento del Sistema Nacional de Salud. Desde los primeros momentos los conservadores, amparándose en la crisis económica, plantean nuevas actuaciones para reformar la Ley General de Sanidad, la descentralización de la sanidad en las Comunidades Autónomas y la sostenibilidad del sistema; en definitiva proponen modificar el modelo sanitario desarrollado hasta ese momento, poniendo sobre la mesa el viejo debate dicotómico entre lo público y lo privado. La actuación más importante se dio en abril del 2012, pues el gobierno conservador aprobó, mediante un real decreto (es decir, sin llevarlo a su discusión al Parlamento Español), la Ley 16/2012 que, entre otras cosas, considera que es necesario llevar a cabo una intervención urgente debido a: La ausencia de normas comunes en el aseguramiento en todo el territorio nacional, el crecimiento desigual en las prestaciones del catálogos, la falta de adecuación de algunas de ellas a la realidad socioeconómica y la propia falta de rigor y énfasis en la eficiencia del sistema han conducido al Sistema Nacional de Salud a una situación de grave dificultad económica sin precedentes desde su creación. Se ha perdido eficacia en la gestión de los recursos disponibles, lo que se ha traducido en una alta morosidad y en un insostenible déficit en las cuentas públicas sanitarias. Se hace, pues, imprescindible la adopción de medidas urgentes que garanticen su futuro y que contribuyan a evitar que este problema persista1. Los aspectos que tiene en cuenta esta Ley están relacionados con la asistencia sanitaria, la cartera de servicios, la prestación farmacéutica, la financiación del sistema, los recursos humanos y la salud pública. Se puede decir que es una “nueva ley de sanidad”, pues afecta casi a todo lo fundamental del Sistema Nacional de Salud. 1 Real Decreto-Ley 16/2012, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y la seguridad de sus prestaciones, BOE nº 98, de 24 de abril de 2012, página 31278. 5 Esta nueva norma fundamentalmente apuesta por un nuevo modelo de atención sanitaria, que en opinión de muchas organizaciones (profesionales, ciudadanas, sindicales, políticas) su intento es privatizar el sistema sanitario. De hecho las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular ya han iniciado ese nuevo modelo; por ejemplo, la Comunidad Valenciana, en Agosto de 2012, ha iniciado el proceso para la adjudicación a empresas privadas de la gestión de la logística no sanitaria de los Departamentos de Salud, con el fin de profundizar en un sistema de colaboración público-privado, lo que según el Consejero de Sanidad de esa comunidad autónoma, no afectará a la prestación sanitaria de los ciudadanos, ni tampoco a las relaciones laborales de los profesionales sanitarios. Y, las comunidades autónomas gobernadas por los socialistas (País Vasco, Andalucía) están dando pasos, bien para denunciar las actuaciones que están debilitando el Sistema Nacional de Salud, bien para blindar de alguna manera los sistemas regionales de salud, e incluso por la inconstitucionalidad de algunas de estas medidas, puesto que modifican normas, derechos y competencias. Desde la aprobación de esta norma ha habido muchas manifestaciones en su contra, pues se teme un desmantelamiento del sistema sanitario público, hasta ahora basado en la universalidad, la equidad, la calidad y la gratuidad. Múltiples organizaciones sanitarias (Organización Médica Colegial, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, Sociedad Española de Atención Primaria y Comunitaria, Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria), sindicatos de clase y profesionales, organizaciones de ciudadanos y de usuarios del sistema, etcétera, han puesto en marcha diversas actuaciones para denunciar ese desmantelamiento del sistema sanitario público. Opinan que las medidas contempladas en el Real Decreto pueden hacer que los avances llevados a cabo en las tres últimas décadas se desvanezcan pudiendo volver cincuenta años atrás, y que con esas actuaciones no se resolverán los problemas actuales del Sistema Nacional de Salud, sino que éste será más caro económicamente y conllevará a una mayor desigualdad social; en definitiva, habrá un retroceso y pérdida de derechos ciudadanos, lo que corresponde a un modelo ideológico neoliberal, en el que lo material está por encima de la salud2. Cuestiones 2 El Presidente de la OMC ha propuesto la creación de una organización médica común europea para frenar una mercantilización de las prácticas médicas y una medicalización excesiva de la sociedad. 6 estas avaladas, tal como explica el catedrático Vicenç Navarro, por estudios de investigación realizados en Estados Unidos y Canadá, que identifican las instituciones sanitarias con afán de lucro con un deterioro de la calidad, una menor eficiencia y un incremento de la mortalidad (Navarro, 2010). O también como indica una investigación promovida por el gobierno británico de Cameron, en el que se confirma que ha habido miles de muertes en el Reino Unido debido a que la gestión sanitaria primaba la consecución de beneficios económicos por encima de la calidad de los servicios. Antes de la crisis del Estado del Bienestar en 2007 en España había una generalización del sistema sanitario público con una cobertura próxima a la totalidad de la ciudadanía, si bien hacía tiempo se había iniciado una extensión de la gestión privada selectiva de servicios sanitarios. El caso más importante fue el de la privatización de la gestión de los servicios sanitarios públicos en la Comunidad Autónoma de Valencia, en el Área sanitaria de Alzira. Experiencia que en el año 2012 la Comunidad de Madrid intenta emular con la privatización de la gestión en siete hospitales públicos, lo que ha supuesto un rechazo general de los profesionales sanitarios y el apoyo ciudadano a las movilizaciones; desde este movimiento social (“marea blanca”) se cuestiona el nuevo modelo de gestión fundamentalmente por su temor a un empeoramiento de los servicios sanitarios y a un aumento de las desigualdades sociales que se pueden producir, pues consideran que la propuesta de privatización no garantiza la sostenibilidad del sistema, no va a servir para ahorrar significativamente y va a empeorar el funcionamiento del sistema sanitario, llegando a plantear que no es la sanidad lo que peligra, sino que es el Estado del Bienestar quien está en riesgo. A este respecto la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública contempla cómo el desarrollo e implementación de la Ley de Sostenibilidad, lo que ha conseguido es una reducción del gasto sanitario, implantar el copago en medicamentos, traslados no urgentes en ambulancias, prótesis, sillas de ruedas; potenciar el aseguramiento privado; excluir a ciertos colectivos de población de la cobertura del sistema sanitario público (inmigrantes, población dependiente, pacientes crónicos, jubilados y pensionistas, personas con rentas económicas bajas y población rural); y, acelerar la privatización y el desmantelamiento de los servicios sanitarios en las Comunidades Autónomas, sobre todo las gobernadas por el Partido Popular, favoreciendo a su vez los intereses de dos grandes grupos 7 empresariales, Capio y Ribera Salud, que son los que se reparten los procesos de privatización del sistema público sanitario español. En el año 2013 los presupuestos sanitarios en las Comunidades Autónomas han disminuido por tercer año consecutivo3, lo que está conllevando a un gran malestar social. Malestar que se ve reflejado en diversos estudios e informes. Un estudio de la empresa Metroscopia realizado en enero de 2013 refleja que el 73% de los ciudadanos españoles está al borde del estallido social a causa del nivel de paro y de pobreza existente. En una encuesta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC) se muestra el rechazo de los profesionales sanitarios a las reformas privatizadoras, el 96,7% estima que ellos pueden aportar soluciones que eviten la privatización de los servicios sanitarios. En el Barómetro social que realizó el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)4 se señala que la sanidad ha pasado de ser el año pasado el duodécimo problema de los españoles a ser actualmente el tercero. Otro dato que demuestra este malestar es el aumento de las quejas ciudadanas a la institución del Defensor del Pueblo en los aspectos referidos a la reducción de las prestaciones sanitarias, en la exclusión de colectivos del ámbito de la protección de la sanidad pública, la financiación de los medicamentos, la supresión de centros de urgencia de atención primaria y la insuficiente dotación de personal sanitario. A este descontento ciudadano habría que añadirle el cuestionamiento de las normativas elaboradas por el actual gobierno conservador, pues Comunidades Autónomas que no tienen el signo político conservador (Andalucía, Asturias, Canarias, Cataluña, País Vasco) han recurrido la actual reforma a la máxima instancia judicial, el Tribunal Constitucional. Y, por último, el descenso de los profesionales del sector sanitario y social, que han descendido en 15.076 ocupados menos en el primer trimestre de 2013, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Esta oposición social, profesional y política no está influyendo, en principio, en las decisiones del gobierno central y de los gobiernos autonómicos conservadores para que se siga adelante con el proceso de recortes sanitarios, ya que estos se van extendiendo a otras comunidades como Cataluña, Castilla-La Mancha, Galicia o 3 El gasto en salud ha disminuido un 10,6% desde 2010 a 2013, lo que supone que en la actualidad se dedican 6.700 millones menos de euros que en 2010. Fuente: Ministerio de Hacienda, presupuestos 2013. 4 El CIS es un centro dependiente del Gobierno Español. Este Barómetro que mide la percepción de los principales problemas de España se realizó en el mes de junio de 2012, Estudio nº 2951. 8 Valencia. Sin embargo, como una consecuencia no intencionada de la acción estas movilizaciones están suponiendo un aumento del asociacionismo cívico, un tejido asociativo activo que no sólo está cuestionando las actuaciones políticas sanitarias, sino que están exigiendo una democracia más excelente, más participativa, y tal vez, como opina el profesor Rafael Vázquez, estas actuaciones de la sociedad civil sean “la mejor instancia para la elaboración de propuestas políticas concretas y, algo sumamente importante, para el control del cumplimiento práctico de los principios constitucionales” (Vázquez, 2012). 5. Un escenario de incertidumbre con vías de solución. Esta situación de cambio y conflicto en la sociedad española, que ha pasado en un breve periodo de tiempo de una edad de oro de welfare state a una edad de bronce, o lo que es lo mismo de una época de seguridad a una de incertidumbre, es un ejemplo más de la sociedad del riesgo beckiana y de la incertidumbre global. En este escenario de incertidumbre están actuando diferentes actores con planteamientos, en muchas de las ocasiones, contrapuestos y enfrentados. La postura de los gobernantes es de continuidad en sus planteamientos de reforma del sistema sanitario, aún a costa de las movilizaciones sociales y de los profesionales, y de que varios tribunales de justicia han reprobado diferentes actuaciones, teniendo que dar marcha atrás en algunas de ellas (el euro por receta en Madrid, o el cierre de las urgencias médicas en Castilla-La Mancha), basándose en la coyuntura económica actual, defendiendo la necesidad de los recortes para la sostenibilidad del sistema sanitario público, y que hay que contar con la participación del sector privado. Esta postura es apoyada por el Instituto para el Desarrollo y la Integración de la Sanidad (IDIS)5, que estima que la deuda sanitaria sigue creciendo, que cada vez hay más desigualdades entre las comunidades autónomas, y que el objetivo de la reforma y del sector privado es garantizar la asistencia universal y facilitar la accesibilidad al ciudadano. En el lado opuesto nos encontramos con el movimiento ciudadano de resistencia al poder que está pasando del descontento político a una desafección política, pues lo 5 IDIS es una organización que agrupa a las principales aseguradoras del país, así como a los grandes hospitales privados. 9 que ven en esos cambios es una posición ideológica y una búsqueda de privatización del sistema sanitario para el beneficio económico de unos pocos. En medio de estas asimetrías de poder observamos una postura, la de los profesionales sanitarios, que son los que están ofertando una salida a esta crisis. En este sentido es de resaltar la propuesta de los colegios profesionales de médicos y enfermeros tras un estudio social prospectivo que han realizado en los primeros meses del año 20136. En esta investigación donde se ha consultado a expertos, profesionales y ciudadanos se defiende la continuidad del sistema sanitario público7 y la necesidad de reformar el mismo a través de 85 propuestas, resaltando sobre todo dos medidas: la igualdad de derechos y prestaciones sanitarias en todo el territorio español y una tarjeta sanitaria única que contenga el historial del paciente y se pueda utilizar en todo el Sistema nacional de salud. También hay que resaltar el informe “La privatización sanitaria y la estrategia para defender la sanidad pública”, realizado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, en abril de 2013, en el que sostiene que el progresivo desmantelamiento del sistema sanitario público es para favorecer a grupos privados (farmacéuticos, industrias tecnológicas, aseguradoras, auditores y personas afines al partido en el gobierno; perjudicando a los ciudadanos, sobre todo a los colectivos más débiles, así como a los profesionales sanitarios. Consideran que la estrategia más adecuada para afrontar esta crisis es aunar esfuerzos entre los ciudadanos y los profesionales a través de las Plataformas para la defensa de la sanidad pública, en las que están presentes organizaciones sociales, sindicatos, colectivos profesionales, instituciones y organizaciones políticas. A estas posiciones de las organizaciones profesionales se unen las diferentes plataformas de defensa de los servicios públicos, las organizaciones sindicales más representativas del sector exigiendo su papel negociador, o los partidos políticos reclamando la defensa de la sanidad pública, universal y de calidad en los parlamentos regionales y nacional. Como conclusión final desde la mayoría de los actores sociales implicados se ve como fundamental y prioritario un Pacto de Estado por la sanidad, en el que deben Informe realizado por la empresa Análisis e investigación: “La alternativa de los médicos y enfermeros para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud” (2013). 7 Un estudio reciente (2013) de la Fundación BBVA: “Values and worldviews” (2013), identifica que 2 de cada 3 europeos defiende un sistema de salud pública, y que 8 de cada 10 españoles piden que crezca el gasto público en sanidad. 6 10 participar los partidos políticos, las administraciones sanitarias, los profesionales sanitarios, los gestores sanitarios, los pacientes y el movimiento ciudadano. Bibliografía. - Bleda García, JM. (2008), “Salud y sanidad en Castilla-La Mancha (20022008)”, en Felipe Centelles (Coord.), Castilla-La Mancha: la consolidación de un proyecto social. Veinticinco años de autonomía, Cuenca, Servicio Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 131-145. - Bleda García, JM (2009), El Sistema sanitario español en la transición política, en AA.VV, Transición en retrospectiva. Los casos de Polonia y España, Varsovia, Universidad de Varsovia, pp. 107-115. - Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (2013), “La privatización sanitaria y la estrategia para defender la sanidad pública”. Se puede descargar en su página web: www.fadsp.org - Irigoyen, J. (2007), “La reinvención de los pacientes (El cliente siempre tiene razón)”, Salud 2000, Revista Federación Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, 113: 20-25. - Moreno, L. (2012), La Europa asocial, Madrid, Península. - Navarro, V. (2010), “Afán de lucro y sanidad”, artículo de opinión publicado en: publico.es. - Rey del Castillo, J. 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