IGLESIA VISIBLE El Código de Derecho Canónico 1: dice en el 204. (Parágrafo 1) § 1. Son fieles cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios, y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada una según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo. Principio de igualdad esencial: la condición propia de los fieles cristianos estriba en ser hijos de Dios, dignidad excelente de la que participa por igual cada uno de ellos. Debe haber cooperación y corresponsabilidad de los fieles, cada cual conforme a su posición, en la edificación del Cuerpo de Cristo. Principio de diversidad funcional: existe en la Iglesia una doble tipología de fieles cristianos, por institución divina: los ministros sagrados o clérigos (reciben el sacramento del orden), y los laicos. El Sacramento del Orden: es un elemento diferenciador de la común dignidad radical de los fieles cristianos. Así, el Pueblo de Dios, sacerdotal, dedicado al culto de su Señor, consta de un doble tipo de sacerdocio: común y ministerial. Al fundar la Iglesia y confiarle su misión redentora, Cristo dio a participar de modo diverso su único sacerdocio, estableciendo en ella funciones y ministerios distintos. SACERDOCIO COMUN: = participación del sacerdocio de Cristo - que se transmite a todo fiel cristiano por el Bautismo, - se robustece en la Confirmación, - tiene su centro y raíz en la Eucaristía. CAPACITA “para ofrecer sacrificios espirituales gratos a Dios por Jesucristo” (1 P 2, 5), y para contribuir a la misión salvadora de la Iglesia. Se ejerce “en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y caridad operante” (Lumen gentium 10). SACERDOCIO MINISTERIAL: = participación especial del sacerdocio de Cristo que confiere “la sagrada potestad del Orden para ofrecer el sacrificio y per- donar los pecados, y desempeñar públicamente en nombre de Cristo el oficio sacerdotal a favor de los hombres” (Presbyterorum ordinis 2). Sacerdocio común y ministerial “son diferentes esencialmente, y no sólo en grado” (Lumen gentium 10). El sacramento del Orden imprime un carácter que capacita para obrar “en la persona de Cristo”: en plena identificación sacramental con El. El sacerdote ministerial no es más cristiano que los demás fieles, pero es más sacerdote y de un modo distinto. Sacerdocio común y ministerial no son ajenos ni independientes, sino que “se ordenan el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo” (Lumen gentium 10). El Momento culminante del ejercicio común de ambos sacerdocios = el sacrificio de la Misa. 1 Sus siglas son CIC (codex Iuris Canonici) El sacramento del Orden no confiere sólo funciones santificadoras, sino también los oficios de enseñar y de regir al Pueblo de Dios, y que junto con el de santificar constituye la “sacra potestas” de los ministros sagrados. Este sacramento se confiere en tres grados claramente escalonados y subordinados: - episcopado – presbiterado - diaconado. Un elemento diferenciador más entre los clérigos es la la misión canónica: la autoridad competente la asigna a cada uno de los ordenados: supone que la persona designada desempeñe el oficio eclesiástico que se le otorgue, entre la multitud de los posibles. Ejemplos: arzobispo metropolitano, obispo auxiliar, vicario episcopal, ecónomo, párroco, juez, capellán, etc... “Jerarquía” significa autoridad sagrada. En la Iglesia se concibe como servicio. Lumen gentium 18: “los ministros que poseen la sacra potestad están al servicio de sus hermanos, a fin de que todos cuantos pertenecen al Pueblo de Dios... alcancen la salvación”. A la jerarquía se la denomina “ministerio eclesial”, y a sus integrantes “ministros”, es decir, servidores. ORIGEN DE LA JERARQUIA: En muchos sitios del Evangelio, Jesús confiere la plenitud de poderes al colegio de los apóstoles. Ejemplo: Mt 28, 18-20: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. El Evangelio muestra también que Jesús prometió a Pedro los máximos poderes en la Iglesia (Mt 16, 18-19) y se los otorgó después de su Resurrección (Jn 21, 15-17). Del Evangelio se deduce: 1. Cristo da una misión a todos los apóstoles (principalmente tres funciones: enseñar, santificar, regir). 2. Cristo otorga sus poderes a los Doce para llevar a cabo su misión. 3. Cristo pone a Pedro al frente de toda la Iglesia, como Pastor universal de su rebaño, como vicario suyo en la tierra. Cristo declara que ejercerá siempre su papel de Cabeza de la Iglesia, invisiblemente a través del Espíritu Santo, y visiblemente por medio de los Doce, presididos por Pedro. Comportamiento posterior de los apóstoles: En el Nuevo Testamento narra que, presididos por Pedro: - eligen a Matías para sustituir a Judas como uno de los Doce, - para servir mejor a los bautizados, escogen colaboradores en el ministerio: presbíteros y diáconos, - administran los sacramentos, - en torno a sus enseñanzas se congregan los fieles, - se reúnen en concilio y toman disposiciones, etc... Los Doce ejercitan colegial y jerárquicamente los poderes recibidos de Cristo. Lumen gentium 20: “los apóstoles cuidaron de establecer sucesores en esta sociedad jerárquicamente organizada..., y dieron además la orden de que, al morir ellos, otros varones probados se hicieran cargo de su ministerio”. Es no sólo actitud lógica, sino aplicación auténtica de la voluntad de Cristo. Se puede afirmar que “por institución divina, los obispos han sucedido a los apóstoles como pastores de la Iglesia” (Lumen gentium 20). Los presbíteros y diáconos son colaboradores jerárquicos que, conforme a la voluntad divina aplicada por los apóstoles, participan subordinadamente de la potestad sagrada de Cristo, transmitida por el sacramento del Orden. 1.- ¿si existen clérigos y laicos en la Iglesia, como se puede hablar de igualdad? En la Iglesia debemos distinguir 2 cosas, el Principio de igualdad esencial y el Principio de diversidad funcional: existe en la Iglesia una doble tipología de fieles cristianos, por institución divina: los ministros sagrados o clérigos (reciben el sacramento del orden), y los laicos. Por tanto clérigos y laicos, solo nos habla del trabajo que se realiza dentro de la Iglesia, según la vocación a la que cada uno fue llamado por Dios. 2.- ¿porque hablamos de un doble tipo de sacerdocio? Al fundar la Iglesia y confiarle su misión redentora, Cristo dio a participar de modo diverso su único sacerdocio (El sacerdocio común y ministerial), estableciendo en ella funciones y ministerios distintos. 3.- ¿Cómo se ejercita el sacerdocio común? Ofreciendo sacrificios espirituales gratos a Dios por Jesucristo (1 P 2, 5), y para contribuir a la misión salvadora de la Iglesia. Se ejerce “en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, mediante el testimonio de una vida santa, en la abnegación y caridad operante” (Lumen gentium 10). 4.- ¿Cuál es el triple oficio que se confiere con el sacramento del Orden? Enseñar, regir y santificar 5.- ¿cuál es el Momento culminante del ejercicio común de ambos sacerdocios? En el sacrificio de la Misa 6.- ¿Qué cita bíblica nos habla sobre el poder sagrado dado a los Apóstoles? Mt 28, 18-20: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. El Evangelio muestra también que Jesús prometió a Pedro los máximos poderes en la Iglesia (Mt 16, 18-19) y se los otorgó después de su Resurrección (Jn 21, 15-17).