REVISTA FACULTAD DE MEDICINA, 2015, VOL. 15, Nº 2 ISSN online 1669-8606 EDITORIAL El interés de este editorial estará centrado en uno de los pilares fundamentales de la medicina: la investigación. Investigar en medicina es buscar respuestas a las preguntas que plantean los problemas de salud del ser humano, y por ello la investigación debe ser una tarea constante en la práctica clínica, cualquiera que sea la especialidad o el nivel asistencial del acto médico, puesto que en Medicina, ciencia al servicio de la humanidad, aparecen nuevos interrogantes a cada momento. Se podría afirmar que la investigación es un imperativo moral para los profesionales de la salud y especialmente para los médicos. El conocimiento médico que integra la investigación clínica a la práctica médica cotidiana incrementa la calidad de la atención de manera inmediata. En el proceso de la generación del conocimiento médico se distinguen cuatro pasos: hacer un cuestionamiento sobre la práctica médica, analizar el conocimiento publicado en la literatura especializada, desarrollar un protocolo de investigación y publicar los resultados. Es indispensable propiciar decisiones fundadas en la investigación clínica para favorecer el desarrollo de estrategias que mejoren la calidad de la atención. Es necesario integrar clínica con la investigación biomédica básica (animal e in vitro), porque a pesar de la explosión del conocimiento sobre los mecanismos de los procesos biológicos, esto no se ha traducido, como correspondería, a un aumento de nuevos tratamientos. Se pretende que las instituciones de investigación básica se acerquen a los grupos clínicos con el fin de realizar una Medicina translacional. Gracias al modelo biomédico de la investigación y a la aplicación de los avances científicos y tecnológicos a las ciencias de la salud, se han producido avances indiscutibles que han supuesto enormes beneficios para la humanidad. Sin embargo, un enfoque exclusivamente biológico se ha mostrado insuficiente para dar respuesta a las necesidades de salud de las personas. Es importante considerar que la interacción de los factores biomédicos y genéticos con los sociales y psicológicos influyen en las causas y en el desarrollo de las enfermedades. Si se pretende que la investigación en el siglo XXI responda a las necesidades de una medicina más humanizada, es preciso que el modelo clásico de predominio técnico-experimental se complemente con dos áreas que conviene impulsar. En primer lugar es necesario trasladar al campo de la investigación el modelo biopsicosocial. Este enfoque centrado en la dimensión más genuinamente humana es imprescindible para comprender al paciente y su modo de reaccionar ante la enfermedad y el sufrimiento. Para ello es preciso potenciar además la investigación cualitativa. En segundo lugar es importante dar un mayor impulso a la investigación en epidemiología y salud pública. Los trabajos y las inversiones que se realicen para promover la salud deben fundamentarse en datos epidemiológicos rigurosos. Conviene tener presente que la dimensión comunitaria puede ser decisiva para dar soluciones a determinados problemas de salud, tomando en consideración el impacto, positivo o negativo, de los medios de comunicación. Una buena investigación biomédica actual requiere, además, de la buena disposición de los investigadores para interactuar con otros grupos de investigación. Estas actitudes deben ser enfatizadas y reforzadas durante la formación del alumno a lo largo de su carrera por medio de una enseñanza tutorial y una discusión académica esclarecedora. 1 REVISTA FACULTAD DE MEDICINA, 2015, VOL. 15, Nº 2 ISSN online 1669-8606 La inversión en educación e investigación no constituye un gasto: todo lo contrario, constituye la más productiva de las inversiones, puesto que revertirá, con creces, en el desarrollo de la sociedad en su conjunto, del país entero; y en este caso particular, en la Facultad de Medicina y en la Universidad. El punto crítico es ¿cómo hacer que el estudiante desarrolle una conducta de investigación que lo conduzca a mirar a cada paciente como un reto que le plantea la naturaleza, para que entienda sus leyes y sus complejas diversidades en la salud y enfermedad humana? ¿Cómo ayudarlo a diferenciar las variables fundamentales en cada situación y cómo manejar sus conocimientos para prevenir la enfermedad o restablecer la salud del enfermo? Los contenidos relacionados con el desarrollo de la capacidad de investigar, la dimensión humana y social de la medicina, deberían estar presentes ya desde el primer año de la carrera, para motivar al estudiante al análisis y reflexión de casos o situaciones donde pueda desarrollar actitudes de investigación y potenciar las cualidades humanas del buen médico. Debemos estimular al alumno a desarrollar su capacidad de razonamiento diagnóstico y sensibilizarlo respecto a nuestra problemática médico-social dentro del contexto regional que le corresponda. Además, es conveniente motivarlo éticamente para que se angustie positivamente por generar soluciones. De otro modo, el estudiante continuará como un sujeto pasivo al que se le entrena para aprobar cursos sin vinculación real con las necesidades de salud del país. Para lograr su integración a esta realidad, la vía de la investigación debe canalizarse por doble ruta. Primero, la Facultad debe informarse e investigar continuamente sobre las variaciones de la realidad de salud del país. Tales datos actualizados deben alimentar las modificaciones del currículo de estudios, estableciendo un puente entre los problemas nacionales y /o provinciales de salud y la temática de la enseñanza. Segundo, el estudiante debe participar en los proyectos actualmente en marcha en la Facultad de Medicina, bajo la conducción de profesores. La investigación se aprende haciendo y observando ejemplos a seguir. El alumno de Medicina se encuentra precisamente en el período de su ciclo vital que requiere fuertes figuras de identificación. Si tiene la posibilidad de establecer una relación adecuada con un profesor investigador, las condiciones están dadas para que se "inocule el virus de la investigación" que lo acompañará de por vida. Dijo Bernardo Houssay: “Hay que estimular a los hombres capaces cuando aún son jóvenes, porque su espíritu es más entusiasta, su mente absorbe como una esponja y tiene más vigor espiritual y corporal. No conviene elegir a hombres de edad, pues para esto, como para los ejercicios físicos e intelectuales, hay épocas de la vida en que hay más aptitud y plasticidad para aprender. La salud y la resistencia física y mental, y una buena memoria, son cualidades que ayudan poderosamente a adelantar”. Entonces… estamos convencidos de que es necesario hacer buena investigación, de que se deben predeterminar áreas referidas a nuestra región. No se pueden abarcar todas las ramas del saber en los programas de investigación, pero debe existir la intención de hacer esfuerzos para abrir el abanico progresivamente, partiendo de esas áreas prioritarias, en un número creciente de parcelas del saber. El siguiente planteo sería: ¿se hace investigación básica o aplicada? En los párrafos anteriores se leyó que una y otra son una misma cosa, en distintos estadios de crecimiento y que el punto final por ahora es la investigación transnacional, que las nuclea e integra. Establecer prioridades en la investigación médica es una cuestión de ética social a la que no siempre se ha prestado la debida atención. Como ha señalado la Organización Mundial de la Salud, sólo el 5% del gasto mundial en 2 REVISTA FACULTAD DE MEDICINA, 2015, VOL. 15, Nº 2 ISSN online 1669-8606 investigación sanitaria está relacionado con las necesidades de los países en vías de desarrollo, que son los que sufren el 93% de lmortalidad prematura. Es de especial importancia la investigación sobre las causas de mortalidad prematura evitable, como por ejemplo: accidentes (de circulación, de trabajo, etc.), hábitos tóxicos, estilos de vida poco saludables (sedentarismo, alimentación), suicidio, etc. La investigación sobre cuidados paliativos y tratamiento del dolor está todavía en sus inicios y se la debe seguir impulsando. La calidad de vida de quienes sufren enfermedades crónicas, degenerativas o en situación terminal, plantea ya un desafío que será creciente en el futuro. La investigación deberá ayudar a encontrar mejores formas de tratar la morbilidad, la discapacidad y la dependencia que la prolongación de la vida conlleva. Se hace necesario incrementar la investigación sobre aspectos de la tecnología médica, que abarque tanto los sistemas de información y procesamiento de datos como los medios de diagnóstico y tratamiento, promoviendo la evaluación de la tecnología y de los resultados. De igual modo debe estudiarse la efectividad real de las actuaciones sanitarias, teniendo como base no solo en los resultados de los ensayos clínicos que por definición modifican la realidad de la asistencia diaria. Quizás sea necesario ampliar o intensificar la investigación en una serie de problemas y áreas de la salud que son objeto de preocupación o expectación social, como son las medicinas alternativas, enfermedades raras, actividades preventivas, salud mental y educación para la salud desde la infancia. La ética de la investigación, además de respetar los principios de autonomía, beneficencia y no maleficencia, exige cumplir criterios de eficiencia y equidad. También es muy relevante considerar los aspectos éticos de la comunicación del conocimiento, que incluye la transparencia y la declaración de intereses, tanto por parte de los autores como de los editores. Se debe exigir publicar los resultados negativos de un producto para que se conozcan antes de repetir la investigación con otros pacientes. "Los valores de la Medicina en el siglo XXI", texto elaborado por una comisión de expertos europeos, nos recuerda que “los médicos deben siempre tener al paciente como su primer interés y la investigación debe ir en su beneficio; ante un conflicto de intereses siempre debe prevalecer el interés del paciente”. La innovación curricular que se pretende debe ser compatible con la solidez científica propia de una Facultad de Medicina. Este desafío ha de estar presente en las agendas de todas las cátedras de nuestra facultad. Como conclusión, recordemos un fragmento de Houssay tomado de “La investigación científica”. (Fuente: Conferencia en Cursos de la Universidad Nacional de Cuyo, el 19 de abril de 1942). Este espíritu de investigación, que incita a conocer la verdad, es una tendencia característica del hombre como ser racional, que impulsa a perfeccionar y ampliar incesantemente sus conocimientos. Cuando con tal espíritu ahondamos en las ciencias, obtenemos la capacidad de comprender y gobernar los fenómenos en forma inteligente; a substituir el error y la superstición por lógicas explicaciones demostradas y a disciplinar la inteligencia. La enseñanza debe estar bañada con el espíritu de investigación. Así se formarán graduados con capacidad de comprender bien y evitar los errores, de criterio sensato, decididos, dotados de iniciativa, y hombres de acción acertada. La formación de investigadores es condición sine qua non para el adelanto de la humanidad. Un país no es una gran nación si no forma y cuida a sus hombres de ciencia que realizan investigación original. Y es por todas estas razones que creo que la falta de investigación no es sólo una gran desgracia sino un crimen contra el presente y el futuro del país. Dra. Susana Cecilia Miceli Secretaria de Ciencia y Técnica Fac. de Medicina -UNT 3