Communicating Devices ¿Cuánto podemos acercarnos al yo sin perderlo todo? (Counterpoint, Don DeLillo 2004) El arte es un sistema de conocimiento: su atractivo se encuentra en la capacidad que tiene para hacernos ver lo que somos. La atracción no siempre es grata ya que pone al descubierto nuestros temores. Sin embargo, a pesar de nuestro esfuerzo consciente, somos arrastrados hacia él sin remisión, quizá por vanidad. Su manera de proceder según experimento en mi trabajo y mi percepción del arte, en mis temores, es la siguiente: La obra se presenta delante como una incógnita, un acertijo incómodo que hay que resolver, algo que pone en cuestión nuestro ser. Buscamos en los recuerdos, en nuestro archivo de significados conscientes e inconscientes, una matriz que le sea comparable, y que le confiera explicación. "Resolverla" supone encontrar un significado que la cubra por completo, que se superponga a ella sin resquicio y la anule. Pero hay obras nuevas que expresan nuevos significados o que, más bien, no tienen todavía un significado asociado. Su proceso de cancelación es complicado, porque piden más y más comparaciones, procesan posibilidades a velocidad creciente, en una espiral vertiginosa. Los significados se combinan, se intercambian, chocan unos con otros y producen descargas eléctricas. En un momento dado esta actividad frenética retroalimenta en círculo vicioso y reclama todo recurso disponible. Amplias áreas de nuestra operación cotidiana quedan sin control y las barreras que contenían nuestros temores se desbordan: miedo al fracaso, a la pobreza, al dolor y, en última instancia, a la muerte. Estamos ante el abismo. El miedo es consustancial a la condición humana y hemos inventado el lenguaje para dominarlo. Todo el desarrollo tecnológico que conforma nuestra civilización tiene sentido sólo si se mira desde esta perspectiva, su utilidad para alejar la muerte y, por extensión, para alejar la amenaza de la muerte. Pero la tecnología que nos libra del miedo también lo devuelve en un grado superior. El lenguaje de la producción está consagrado a ocultar la presencia de lo fatídico y el lenguaje del arte a hacerla, de repente, ineludible en toda su intensidad. La rutina de alternancia de estos lenguajes ocupa toda nuestra existencia. Somos la tecnología que huye de la muerte. --------------------------------------- Estas dos obras de SW son dispositivos tecnológicos, escritos con herramientas tecnológicas, que usan metáforas de la técnica para hablar de lo fatal. Presentan una ventana a una acción íntima, simbólica, que es a la vez escultura, performance y video, interacción entre dos personajes. Pero como dicen los manuales, los dos personajes y la relación entre ellos son uno mismo para el que los sueña, uno mismo con el que los sueña. El espectador se refleja en la acción (y no sólo en los personajes) como en un espejo, aunque una representación del “yo” requiera siempre la participación de varios elementos escénicos. Shadow Boxing La imagen recuerda a los brazos hidráulicos de los robots en espacios industriales desiertos, que se mueven con precisión a gran velocidad aplicando soldaduras alrededor del objeto. Todo el contacto entre los dispositivos es eléctrico, y se concentra en el arco voltaico que une las dos figuras en el punto de máxima tensión. Al golpear, el hombre modela la forma de la mujer, barre su superficie en un refresco frenético. Si se detuviese por un momento la secuencia de golpes, el cuerpo de ella se desplomaría informe. La actividad es constante y por ello (a pesar de ello) la situación es estable y la comunicación fluida. Para él, las fuerzas que disparan el golpe y las que lo frenan están compensadas y se anulan en el momento preciso; ella, sin embargo, ejecuta una coreografía inmóvil en la que no hay intercambio posible de energías: el que se agita está relajado, el inmóvil en tensión. Ésta es una imagen de disuasión. La catástrofe reina sobre la calma por medio del anuncio de su inminencia en protocolos de seguridad, en indicadores de estado, sistemas de prevención, en advertencias de fracaso. La paz se asienta en amenaza constante y la calamidad se mantiene a esa distancia infra-leve que no destruye el contrato, que no aniquila a los enemigos apresados, sino que los esclaviza. Conversation Piece Aunque pudiera pensarse que esta obra se abre a un mundo exterior, en realizad es también una instantánea íntima entre el artista/espectador y sí mismo. El equilibrio de las fuerzas es similar pero la forma en la que éstas se organizan tiene coordenadas distintas: si en un caso el operador administra el miedo, en éste administra el deseo. El deseo circula en dirección contraria a los objetos que genera. El operador es quien calcula el intercambio de mensajes, enviando dosis insuficientes para cancelar la necesidad, datos incompletos, pero capaces de mantener la estabilidad en estado crítico, de sostener la diferencia de potencial entre los polos. El receptor puede, por su parte, mejorar el rendimiento por medio de un sistema de prueba y error, haciendo la comunicación más fluida, más performativa y eficiente, con referentes más sofisticados y palabras más exactas. Y en este proceso amortigua su dependencia. Pero como el deseo siempre permanece, el flujo de información no se acaba y el dialogo interior siempre es renovado, lleno de ansiedades y alegrías. ------------------------------------------------------------------------La coordinación de los mecanismos que muestran estas obras hace de la vida un trance más interesante. Si las imágenes en las obras se ven como si fueran un retrato, se multiplican las implicaciones y las referencias, realzando el momento de su experimentación. Su economía es ejemplar: el mínimo de elementos con la máxima capacidad combinatoria.