¿Qué son los Impuestos? Los seres humanos tenemos necesidades de diversa índole. Existen aquellas que podemos satisfacer en forma individual, con recursos propios, como contar con bienes y servicios tales como suministro de energía eléctrica para nuestras viviendas, alimentación, vestuario o actividades de recreación y esparcimiento. Esas necesidades son cubiertas con el dinero que percibimos por nuestro trabajo individual. Pero hay también necesidades que son colectivas o públicas y que escapan de nuestro alcance para resolverlas en forma individual, como por ejemplo, financiar el servicio de alumbrado público de nuestro barrio, mantener los costos de las escuelas o liceos públicos o proveer a carabineros de los medios necesarios para resguardar el orden y seguridad públicos. Para satisfacer esos requerimientos, es necesario el aporte de todos aunando esfuerzos para constituir un fondo común que permita cubrir los costos de los bienes y servicios públicos. Es el Estado, en consecuencia, el responsable de dar satisfacción a esas necesidades, a través de los servicios públicos En pocas palabras, los impuestos podrían definirse como el aporte en dinero que los ciudadanos están obligados por ley a pagar, para que el Estado y los municipios dispongan de los recursos suficientes con los que financiar la satisfacción de las necesidades públicas. Este concepto constituye la esencia de los impuestos que todos pagamos. El aporte es proporcional a los ingresos de cada persona o institución debiendo pagar más los que más tienen y menos los que tienen menos, a fin de que la carga de los gastos públicos se distribuya con mayor justicia social. ¿Por qué y para qué pagamos impuestos? ¿A quién le gusta pagar impuestos? La respuesta parece obvia. Sin embargo, en la medida que los contribuyentes tomamos conciencia de la importancia que tiene para el bien común el cumplimiento de las obligaciones tributarias, es posible asumir este deber como un acto de responsabilidad social, más que como una obligación legal. Conciencia tributaria El pago de los impuestos es un acto que implica cultura cívica. En países con mayores niveles de desarrollo y, por tanto, de educación, exhiben tasas de evasión muy inferiores a las de naciones que están en vías de alcanzar el desarrollo. En parte esto se explica por la conciencia que existe sobre la importancia de pagar sus impuestos y de la responsabilidad social que esto conlleva y, por otra, por la capacidad de comprobar que su aporte, sumado al de todos los contribuyentes, rinde frutos en el desarrollo de su país. Quien no paga sus impuestos está cometiendo no solo fraude fiscal, sino que está perjudicando a todos los ciudadanos y, en forma muy especial, a aquellos que sí cumplen con esta obligación. ¿Qué se entiende por cumplimiento fiscal? Velar por el correcto cumplimiento de las obligaciones de los ciudadanos en el pago de sus impuestos y garantizar que el gasto de lo recaudado efectivamente tenga como destino las necesidades comunes. Por ello, por la vía del gasto público también puede haber fraude fiscal, que es el que se comete cuando se abusa de los bienes y servicios públicos o cuando se utilizan mal o se destrozan. Esa falta de respeto a lo que es público, y que nos beneficia a todos, es un problema de la ciudadanía. ¿Cómo se disminuyen los niveles de evasión de impuestos? Mediante la adecuada información a toda la ciudadanía del buen uso que se da a los fondos fiscales. Mediante la comprobación, por parte de los contribuyentes, de los beneficios que estos fondos reportan al bienestar comunitario y personal. El Servicio de Impuestos Internos ha definido como prioritaria esta tarea.