La crisis de la basura en el área metropolitana de Buenos Aires Introducción Es un hecho conocido que el Área Metropolitana de Buenos Aires se enfrenta desde hace años a una crisis de manejo de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU). El modelo de enterramiento masivo de residuos en rellenos sanitarios está llegando a su límite. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 33 partidos del área metropolitana (zona del país en la que habitan más de 14 millones de personas) envían casi la totalidad de los residuos que producen, más de 6 millones de toneladas anuales, a tres sitios de enterramiento: Norte 3, González Catán y Ensenada. De los cuales alrededor del 87% de los residuos se dispone en Norte 3, relleno que, de no ampliarse, deberá cerrar probablemente en el transcurso de este año. Si bien existe la intención de extender su utilización hasta 2016, esto ha resultado sumamente polémico y no están claras las condiciones físicas reales para sustentar esta extensión sin ampliar el área destinada a disponer residuos. La ciudad de Buenos Aires desde hace años es responsable de alrededor de un 30% de los residuos enviados a disposición final, contabilizando casi 6000 toneladas diarias. Recientemente, desde comienzos de 2013 empezó a reducir sustancialmente esta cantidad a partir de un acuerdo realizado con la provincia de Buenos Aires. Sin embargo no hay que perder de vista que la crisis es más amplia que lo que haga la ciudad de Buenos Aires y que la efectividad de las medidas tomadas y a realizar por la ciudad aún resta ser evaluada cabalmente. Respuestas equivocadas a la crisis En este escenario, en los últimos tres años, desde distintas instancias de gobierno, han emergido algunas propuestas interesantes para abordar esta crisis. Pero fundamentalmente y concentrando gran cantidad de recursos, han surgido proyectos que lejos de basarse en una gestión integral de los residuos, plantean el tratamiento de los mismos en grandes plantas industriales, sin reconocer la necesidad de abordar el problema en todas sus etapas. Varios de estos proyectos incorporan en mayor o menor grado tecnologías de incineración o co-incineración de residuos. Se trata de un enfoque equivocado. Por este camino no se logrará una gestión ambientalmente sustentable de los residuos, ni exenta de conflictos con la población. La incineración y coincineración entrañan riesgos demostrados para la salud de las poblaciones circundantes y de los trabajadores. Argentina a través de la ley 26.011 aprobó el Convenio de Estocolmo, el cual compromete a los países signatarios a establecer medidas para reducir y eliminar la producción de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs). Entre los COPs incluídos en el Convenio se encuentran varias sustancias químicas producidas por la incineración y co-incineración de residuos: dioxinas, furanos, HCB y PCBs. Más aún, el Plan Nacional de Aplicación del Convenio, presentado por el Gobierno Argentino en el año 2007, recomendó “promover la prohibición de la incineración como tecnología de tratamiento y disposición final” de RSU, con o sin recuperación de energía. Resulta por lo tanto contradictorio y de gravedad institucional que proyectos basados en tecnologías de incineración sean promovidos por instancias gubernamentales, entre las cuales cabe destacar a ENARSA y ACUMAR. Al momento de realizar este documento, los principales proyectos que incorporan procesos de incineración o co-incineración son los siguientes: • Licitación de ENARSA 11-2010: planta de incineración que se instalaría en el complejo Norte de CEAMSE. • Planta de tratamiento de residuos de Ensenada y Región Capital: más de un 30% de los residuos se transformarían en combustible recuperado para su quema en cementeras o plantas térmicas (co-incineración). • CARE (Centro Ambiental de Recomposición Energética): planta para los residuos de La Matanza; producirá combustible con los residuos (en un 25% como mínimo), que se enviaría a cementeras para su co-incineración. En proceso de contrucción por licitación de ENARSA 04/2011. • Licitación EE 01/2012 ENARSA: planta de producción de energía a partir de rechazo de residuos. Aún está abierta para la presentación de ofertas. • Concurso Público N° 4/2012 de la Ciudad de Buenos Aires para "Proyecto de Tratamiento Integral de Residuos Sólidos Urbanos": de las 5 ofertas presentadas, 4 incorporan alguna componente de incineración o co-incineración. ACUMAR incluyó en su “Plan Maestro de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos" al proyecto CARE. Además incorpora la posibilidad de instalar tecnologías de tratamiento termoquímico como gasificación, oxidación térmica, depolimerización catalítica y producción de combustible derivado de residuos. Todas ellas son métodos de incineración o co-incineración. Impactos sobre la salud y el ambiente de la incineración Los incineradores no hacen desaparecer la basura, sino que la transforman en distintos tipos de salidas: emisiones al aire, cenizas y en algunos casos efluentes líquidos. Por lo que son una fuente de contaminación: se ha identificado una gran cantidad de sustancias químicas emitidas por los incineradores, incluyendo algunos de los contaminantes más tóxicos que se conocen como dioxinas y furanos. Además se han constatado los impactos de los incineradores en la salud de las poblaciones cercanas y de sus trabajadores. La incineración destruye recursos que deberían ser aprovechados por reciclaje o compostaje, sosteniendo así la presión sobre la naturaleza para la fabricación de nuevos productos. Quemar basura no es una alternativa a los rellenos sanitarios, ya que se produce en el proceso un volumen importante de cenizas, que son mucho más peligrosas que la basura en sí y que deben ser dispuestas en forma segura. La industria está vendiendo a los incineradores como forma de “valorización energética”, sin embargo mucha más energía puede ahorrarse reduciendo o reciclando los residuos. Incluso hay casos de plantas que requieren más energía para funcionar que la que pueden recuperar. La energía de un incinerador no puede considerarse renovable. Por otra parte los residuos que tienen mayor poder calorífico como papeles y plásticos, son además reciclables, por lo que instalar un incinerador con recuperación de energía resultará un obstáculo al reciclaje y un riesgo para los recicladores. Los incineradores emiten enormes cantidades de gases de efecto invernadero. Las estrategias de reducción, reciclaje y compostaje ofrecen, en cambio, un gran potencial para la mitigación del cambio climático. Aunque muchas veces se cita como ejemplo a Europa, la realidad es que, si bien Europa tiene bastantes incineradores, la tendencia es restringirlos cada vez más: se está discutiendo llegar al 2020 sin incineradores que quemen materiales recuperables. La co-incineración es la quema de residuos en otros procesos industriales como en los hornos de producción de cemento. La co-incineración comparte muchos de los problemas de las plantas de incineración convencionales, en particular lo referido a emisiones de sustancias tóxicas, destrucción de recursos y obstaculizar los programas de reciclaje. Este tipo de plantas no han sido diseñadas para quemar RSU y en general suelen tener niveles de emisiones más altos que las plantas de incineración. Uno de los estudios más recientes, publicado en la revista “Environment International” en 2012, realizado por un grupo de investigadores del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, ha encontrado riesgos estadísticamente significativos de mortalidad por cáncer sobre las personas que viven cerca de incineradores. Se destaca particularmente la incidencia de cáncer de pulmón, pleura, vesícula biliar y estómago. Por todos estos motivos ya existen numerosas prohibiciones a la incineración en nuestro país y en el resto del mundo. En nuestro país podemos destacar la prohibición a la incineración de RSU establecida en CABA (Ley 1854) y en la provincia de Santa Fe (Ley 13055). Alternativas: Basura Cero Las soluciones al problema de la basura requiere de un abordaje integral que lejos está de ser incorporado a la fecha por los decisores políticos. La mitad de los residuos son orgánicos y se pueden recuperar con tecnologías versátiles y de bajo costo como el compostaje y la biodigestión. Alrededor de un 30% se compone de materiales reciclables, para los cuales existe ya una industria del reciclaje (que debe desarrollarse aún más) que puede tratar la mayor parte. Pero no existen plantas que fácilmente resuelvan todo el problema. Hace falta involucrar a la población, para modificar hábitos de consumo, separar los residuos y dar lugar a la participación en los programas de gestión de residuos. Ya existe legislación sobre el tema que debe ser implementada. La ley 1854 de Basura Cero que obliga a la ciudad de Buenos Aires a reducir los residuos que se envían a rellenos sanitarios; la ley 13592 de la provincia de Buenos Aires que obliga a los municipios a reducir los residuos que se disponen en al menos un 30%. Es imprescindible además que el Congreso Nacional avance en legislación de Responsabilidad Extendida del Productor, retomando las discusiones que se dieron en los últimos años. Sólo de esta manera se pueden generar soluciones de fondo a residuos problemáticos como los residuos electrónicos, así como fomentar mejoras ambientales en los diseños de los productos. Coalición Ciudadana Anti-incineración Abril 2013 La Coalición Ciudadana Anti-incineración, formada en 1995, está integrada por más de 40 organizaciones y ciudadanos de Argentina. La Coalición es integrante de la Alianza Global por Alternativas a la Incineración (GAIA). www.noalaincineracion.org Contacto: Taller Ecologista Secretaría Administrativa de la Coalición Ciudadana Anti-incineración. Mirko Moskat / Cecilia Bianco San Martín 536 – Piso 4 oficina E Tel/Fax: 54-341-4261475 2000-Rosario-Prov. de Santa Fe www.tallerecologista.org.ar e-mail: residuos@taller.org.ar / toxicos@taller.org.ar Casilla de Correo 658