Lectio martes 04 de diciembre 2012, primer domingo de adviento. Ciclo –CLecturas: ISAÍAS 11, 1-10; SALMO 71; Lucas 10, 21-24 PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA SABIDURÍA DE LOS SENCILLOS 1. Hagamos las LECTURAS Lleno de la alegría del Espíritu- Santo, exclamó Jesús: - «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.» Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: - «¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ven ustedes, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron.» 2. MEDITEMOS la lectura a. ¿Qué dice el texto? Generalmente se suele confundir la sabiduría con la acumulación de conocimientos, que producen poder y prestigio. Este gesto profético de Jesús (lleno del Espíritu) debió molestar a los maestros de la ley, sumos sacerdotes, letrados y demás líderes religiosos. ¿Cómo es posible que Dios elija a lo débil del mundo para revelar su sabiduría? Comenzando por Jesús, cuyo origen humano procede de la marginalidad y la pequeñez. Sin embargo, él es quien revela o comunica la sabiduría de Dios a la humanidad. Una vez más se hace necesario tener la sensibilidad del Espíritu para descubrir en nuestro entorno la sabiduría de Dios. 3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón ADVIENTO ES: Hacerse niños: renunciar a la soberbia, a la autosuficiencia, reconocer que nosotros solos nada podemos, porque necesitamos de la gracia, del poder de nuestro Padre Dios para aprender a caminar y para perseverar en el camino. b. ¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? Es una imagen muy difícil de reproducir en palabras: al Maestro la alegría lo desborda y se estremece al ver la ternura de su Padre. Esto sólo se puede comprender si se abren las puertas al actuar en cada corazón del Espíritu de Vida, la fuerza que renueva y recrea y colma la existencia. Es el Espíritu de Salvación haciéndose presente en la vida cotidiana. Jesús lo sabe y no se calla: no es cuestión de sabios, doctrinas y bibliotecas absorbidas, no es ámbito de poderosos ni de soberbios. El Reino es de los pequeños, de los pobres, de los humildes, de los que no cuentan para nada ni para nadie. Hacia ellos se inclina con fervor el Altísimo, en ellos se expresa y en ellos resplandece. Y a su vez ellos serán señal y medida de que el Reino está entre nosotros; más aún, cuando los pequeños y excluidos encuentran sitios preferenciales en la mesa grande de la vida, es precisamente allí cuando nos descubrimos fieles a la Buena Noticia. Esta alegría no tendrá límite ni fin pues Dios mismo ha querido hacerse pequeño, un Niño pobre en brazos de Madre sencilla y padre humilde y trabajador. Adviento es tiempo de buenas noticias -las mejores- y tiempo de esperanza que renueva la existencia y el mundo reivindicando el carácter sagrado de la vida, y que todos cuentan en la mirada amorosa de un Dios que es un Padre que nos ama y una Madre que nos cuida. 4. OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios? Bendito seas, Padre, señor de cielo y tierra, porque mediante la sabiduría de la fe y del amor revelas a los sencillos lo que se oculta a los sabios. Señor, nosotros queremos preparar tus caminos siendo instrumento de tu paz en nuestro ambiente, para que donde imperan el egoísmo y el desamor sembremos con Cristo paz, justicia, luz, fe, dignidad, optimismo, fraternidad y gozo en el Espíritu. Amén. 5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? Motivación: En este Adviento del 2012, recordémonos unos a otros que la única sabiduría que Dios acepta es la de ser sencillos, para saber VER y OIR: sólo quien se haga pequeño y torne sencillo su corazón podrá escucharlo y alegrarse con su descubrimiento. ¿A QUIÉN ALIMENTAS? Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores: - Dentro de mi existen dos cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre luchando... Entonces le preguntaron cual de ellos era el que acabaría ganando. El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos respondió: - Aquel a quien yo alimente.