i PRESENTACIÓN Es con gran satisfacción que la Secretaría General del Sistema de la integración Centroamericana presenta la síntesis de los trabajos del Estudio “La Integración Centroamericana: Beneficios y Costos”. Fue hace ya más de dos años, en octubre de 2001, que esta Secretaría General, por mandato del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, encomendó a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) la realización de los trabajos requeridos para elaborar este crucial proyecto, que tenía como propósito evaluar los beneficios y costos de la integración centroamericana. Las gestiones iniciales en realidad se remontan a agosto de 1999, fecha en que fuera aprobado para su financiación en el marco de la Comisión Mixta de Cooperación entre la República de China y los Países del Istmo Centroamericano. Centroamérica arranca el 2004 bajo buenos augurios y un excepcional momentum regional e internacional para fortalecer su agenda y proceso de integración. A pocos años de haber estrenado el nuevo milenio, la región parece estarse adentrando en una nueva etapa promisoria y desafiante a la vez de su proceso de integración. La historia reciente de Centroamérica, estuvo marcada por los difíciles anos de los década de los ochenta: a los que siguió una etapa de relanzamiento del proceso de integración en los noventa, que, bajo el signo del regionalismo abierto vigorizado por un marco de paz y regímenes democráticos en todos los países de la región, permitió impulsar una renovada agenda que recogió no sólo las aspiraciones comerciales de la Centroamérica de antaño, sino que imprimió al proceso de integración un sello de integralidad y sostenibilidad, reflejado en los instrumentos, instituciones y proyectos creados y desarrollados en esa última década del siglo XX, cuya vigencia ha marcado el rumbo del proceso durante los últimos anos. Recientemente, el proceso de integración centroamericana, ha adquirido renovado impulso, tanto en dirección hacia adentro como hacia afuera; ciertamente, marcada grandemente por el proceso de concresión de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos por parte del CA-5 y el relanzamiento al más alto nivel político de la Unión Aduanera. Pero también por el fortalecimiento progresivo de una nutrida agenda regional que busca dar respuesta a necesidades cotidianas de la población centroamericana, abarcando desde la búsqueda de mecanismos de actuación conjunta contra la delincuencia común y organizada y el terrorismo, la armonización de esfuerzos en lo social, hasta la modernización de las instituciones de la integración y la conectividad panregional. Estos son los nuevos vientos que soplan las velas de una Centroamérica que, con más de medio siglo de vida institucional cumplidos, tiene agendada como travesía obligada para el siglo XXI, la necesidad de avanzar creciente y aceleradamente hacia una mayor integración regional, no como fin en sí mismo sino como mecanismo para catalizar mayores niveles de desarrollo en todos los países del istmo. ii Planteado el desafío, surgen la preguntas: ¿cómo lograrlo?; ¿Sobre qué pilares debe fundamentarse este fortalecimiento para hacerlo no sólo viable sino además efectivamente?; y, además, ¿Cómo lograr aglutinar los entusiasmos, voluntades y compromisos reales que el proceso de integración necesariamente requiere?; y, para contextuarlas en nuestro tiempo y espacio: ¿Responde la agenda regional vigente adecuadamente a estas preguntas? Con ello en mente, es que surge al iniciar el Milenio, en el ano 2001, la iniciativa de realizar un estudio que permitiera calificar cuantitativa y cualitativamente los beneficios y costos derivados de la integración centroamericana, tanto de su agenda pasada como de su agenda en marcha, buscando emular en nuestra particular coyuntura y contexto, el positivo impacto que tuvo sobre el proceso de integración europeo de los noventas el famoso estudio sobre los costos de la no integración realizado por el Dr. Paolo Cecchinni: Una Apuesta por Europa. En el caso centroamericano, el objetivo no ha sido ni más ni menos ambicioso, sino diferente: no se ha tratado únicamente de medir los efectos por creación y diversificación del comercio que una determinada estrategia de integración económica regional podría tener sobre nuestros países, sino que se ha buscado demostrar que la integración ha sido y es un instrumento efectivo para realizar y potenciar los objetivos y aspiraciones de desarrollo de todos y cada uno de los países centroamericanos. Es así, como, a más dos años de trabajos plasmados en más de una docena de estudios efectuados por igual número de renombrados expertos; y, decenas de horas invertidas en reuniones interinstitucionales, con expertos, asesores y centroamericanistas comprometidos, el 18 y 19 de diciembre de 2003 se presentó a consideración de los Cancilleres y Presidentes Centroamericanos los resultados del Estudio “La Integración Centroamericana: Beneficios y Costos”. A todos los que formal e informalmente se sumaron a este excepcional equipo de trabajo; incluyendo los consultores, asesores, instituciones y equipos técnicos, nuestro mayor reconocimiento y agradecimiento por la grande e invaluable labor realizada. El Estudio fue recibido con beneplácito por los gobiernos centroamericanos, incluyendo a Belice, Panamá y República Dominicana como miembros plenos del Sistema. Pero quizás lo más relevante es la oportunidad y relevancia que este Estudio significa para la configuración de esa “hoja de ruta” de la “nueva integración” centroamericana, habiendo solicitado los Mandatarios de la región a la SG SICA realizar un amplio proceso de divulgación e intercambio de opiniones con los diferentes sectores de la sociedad centroamericana y la institucionalidad regional (proceso que ya se ha iniciado), así como preparar una propuesta derivada del estudio, a ser presentada en la próxima Reunión Ordinaria de los países Miembros del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), prevista para junio de 2004, conteniendo acciones y estrategias concretas para la Centroamérica presente y futura. En los gobiernos de la región existe conciencia plena de que, -más allá de los Gobiernos-, la integración, como proceso vigente, oportuno y estratégico para nuestro futuro y pertinencia como región, debe consolidarse como auténtica política de Estado, iii abrazada por toda la sociedad, y ocupar el rol que le corresponde: uno de la más alta prioridad. Este estudio, tiene la intención de estimular ese paso tan importante: el de convertirse en una fuerza motriz en pro de una mayor y mas profunda integración que demostrando que -más allá del ideal integracionista- la integración es una herramienta privilegiada que tenemos cada una de las y los centroamericanos, para materializar nuestros objetivos de desarrollo socio-económico y potenciar nuestra capacidad de dar respuesta a las grandes necesidades de nuestros pueblos. Ello demanda una visión clara de corto, mediano y largo plazos, como parte de un esfuerzo comunitario regional, que implica también solidaridad y cooperación mutua. Creemos que la ruta hacia adelante, implica abrazar una agenda compartida de integración, que cuente con socios, empatías y discípulos convencidos, asumiendo cada uno de los protagonistas de la integración su propia cuota de responsabilidad histórica en el proceso.. Para todo ello, reiteramos la mayor disposición y compromiso de esta Secretaría General, en todo lo que se requiera, para enfrentar el desafío de impulsar la agenda común de desarrollo regional, para la construcción de una Centroamérica cada vez más próspera, cada más justa y cada vez más esperanzadora. Oscar A. Santamaría Secretario General SICA Centroamérica, enero de 2004.