VII domingo del Tiempo Ordinario • AÑO / B • Mc 2, 1-12 ● Primera lectura ● Is 43, 18-19.21-22.24b-25 ● “Por mi cuenta borra- ● Segunda lectura ● 2 Cor 1, 18-22 ● “Jesús no fue primero «sí» y ba tus crímenes”. luego «no»; en él todo se ha convertido en un «si»”. ● Salmo responsorial ● Sal 40 ● “Sáname, Señor, porque he pecado ● Evangelio ● Mc 2, 1-12 ● “El Hijo del hombre tiene potestad en la contra ti”. tierra para perdonar pecados”. Marcos 2, 1-12 Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: - «Hijo, tus pecados quedan perdonados.» Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: - «¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?» Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: - «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados,” o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...» Entonces le dijo al paralítico: - «Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.»Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: - «Nunca hemos visto una cosa igual.» Para situar el Evangelio ● Entramos en otra sección de Marcos (2,1-3,6). En ella, el misterio de la persona de Jesús sigue desvelándose en sus obras de poder, signos inequívocos de la presencia amorosa y compasiva de Dios entre los hombres. Tales obras, sin embargo, no suscitaran ya solamente asombro y admiración. Ahora van a suscitar también repulsa y obstinación. La revelación progresiva de la persona de Jesús provoca inevitablemente la revelación del corazón humano, teniendo que pronunciarse a su favor o en su contra. Ante él nadie puede quedar indiferente. Los maestros de la ley y fariseos entran en escena y se descubren. Tomando como pretexto algunos casos particulares, cada vez más insignificantes, rechazan de manera cada vez más incisiva la autoridad y la pretensión de Jesús. La sombra del conflicto decisivo comienza ya a proyectarse. ● El evangelista ha estructurado cuidadosamente el conjunto en forma concéntrica: las dos primer controversias presentan a Jesús en una perspectiva vertical en su relación con Dios; las dos últimas, adoptando una perspectiva horizontal, acentúan su relación con los hombres; ambas perspectivas encuentran su síntesis perfecta en el episodio central (Mc 2,18-22), donde Jesús aparece como el “esposo” de los tiempos nuevos. ● Conexión causal que el judaísmo establecía entre pecado (5.7.9) y enfermedad, de la cual también participaron los discípulos. Estos tenían un falso concepto de retribución (Jn 9,1-4). Según la mentalidad antigua, el bienestar y la desgracia eran fruto lógico de la conducta moral adecuada o extraviada (Rom 6,23). Era evidente, así, considerar la enfermedad como consecuencia del pecado. A los rabinos les preocupaba, en particular, la carencia o deformidad de todo tipo con la que naciese un hombre. Si el sufrimiento y cualquier clase de enfermedad era consecuencia del pecado, la causa de los efectos de nacimiento había que buscarlos en los padres o antepasados. ● Sobre la casa y el “boquete” en el tejado (4), hay que saber que en aquella región las casas solían tener una sola planta y que el tejado era una terraza plana, hecha de cañas y barro compactado, con una escalera exterior para subir al mismo. ● Sobre la “blasfemia” (7): sólo Dios podía perdonar los pecados (Is 43,25; Sl 103,3); por tanto, Jesús es acusado de blasfemo, es decir, de hacerse igual a Dios (Mt 26,65). La blasfemia es el uso irreverente del nombre divino o de todo lo que se refiere a la divinidad. Según la mentalidad bíblica, el nombre está íntimamente unido a la realidad significada. Por ello, hacer un uso irrespetuoso del nombre de una persona o de una divinidad equivale a insultarla gravemente. La legislación bíblica reacciona duramente contra la blasfemia (Ex 22,27; Lv 24,11-16). ● La expresión “Hijo del hombre” (10), referida a Jesús, se halla a menudo en los evangelios, siempre en boca del mismo Jesús. Parece que hay que buscar su origen en la tradición apocalíptica (Dn 7,13), donde aparece el Hijo del hombre como un personaje que ha de venir al fin de los tiempos para juzgar a la humanidad. De ahí, la autoridad que tiene para perdonar los pecados (Mt 9,6) y situarse por encima del sábado (Mt 12,8). Por otro lado, Jesús habla de sí mismo como Hijo del hombre cuando anuncia su pasión, muerte y resurrección (Mt 17,22; 20,28). Notas para fijarnos en el Evangelio ● A Jesús se le encuentra “en casa” (10) — probablemente se refiere a la casa de Simón y Andrés (Mc 1,29)—. Podríamos decir que se le encuentra “en la Iglesia”, en el encuentro de los discípulos para escuchar su “palabra” (2). Anuncia “la palabra” (2). Se trata de la buena nueva del Reino de Dios que Jesús predica (Mc 1,24; 4,14.33). Entre los primeros cristianos, “la palabra” se convirtió en un término técnico para designar el evangelio, es decir, la buena nueva del Reino de Dios que Jesús predica. ● “La palabra” (2) de Jesús es provocativa (7), cuestiona a las personas (8.9). Y, como veíamos la semana pasada (Mc 1,41-42) y vemos aquí (11.12), es una palabra eficaz (Heb 4,12). ● Jesús concede el perdón al paralítico (5) porque va a las causas —en la mentalidad de la época el pecado es causa de la enfermedad—. Así, la curación (12) será el resultado de este perdón. ● Por ello podemos decir que Jesús da una nueva vida radical, desde raíz, a quien le ha sido presentado —nueva creación—. Es la vida nueva que viene de Dios —sólo Dios perdona los pecados—. ● Es una vida nueva para toda la persona: Jesús no se imita a lo interior, lo recupera físicamente (11-12), hace que coja el mismo la “camilla” (11) y no al revés —es decir, hace que sea él protagonista de su vida—, lo pone en movimiento. ● Los signos de Jesús hablan de Dios (10) y manifiestan que Dios no es el autor del mal, de la parálisis (11-12). Podemos decir que en Jesús Dios está del todo: es el Hijo de Dios. Jesús habla de sí mismo como del “Hijo del hombre” (10), que tiene que morir y resucitar, de acuerdo con la voluntad de Dios (Mc 8,31; 9,9), y que volverá para juzgar a toda persona (Mc 8,38; 13,26; 14,62). ● Aun cuando escape a los ojos de nuestra carne, esta salvación ha comenzado ya a realizarse sobre la tierra. En la persona de Jesús, Dios se ha manifestado compasivo hacia el hombre pecador y desvalido y, reconciliándole consigo, ha inaugurado ya el proceso de la plena curación para la humanidad y para el mundo. Podemos fijarnos en otros personajes: 9 El gentío es atraído por Jesús (1 .2). 9 Los “cuatro” (3) son solidarios con aquel que no conoce a Jesús (3), se esfuerzan en equipo (4) para llevarlo “donde estaba Jesús” y así poder gozar, como ellos, de la fe (5). 9 El encuentro del paralítico con Jesús le da una nueva manera de vivir en todos los aspectos (5 y 12). 9 Hay quienes siguen cerrados, no se dejan tocar por Jesús (7). 9 Los testigos del hecho dan “gloria a Dios” (12). “El Evangelio en medio de la vida” (Domingos y fiestas del ciclo-B) José María Romaguera Colección Emaús Centro de Pastoral Litúgica • Ruego para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor • Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado • Leo el texto. Después contemplo y subrayo. • Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA NOTICIA que escucho...veo. • En esta escena del Evangelio, ¿qué aportaciones encuentro para ir más a fondo en mi manera de vivir y actuar? • Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo? • En lo que he vivido esta semana y en las personas que he tenido a mi lado, ¿qué experiencias he tenido de trabajo en equipo, de esfuerzo por transformar situaciones de parálisis...? • Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y • compromiso. Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo... Bajaron al paralítico Bajaron al paralítico desde un agujero del techo, y Tú te quedaste emocionado con su fe. Y no pudiste aguantarte, hasta que le dijiste: «Tus pecados están perdonados». ¿Se los perdonaste con tus palabras o confirmaste que ya le había llegado el perdón y la curación por la fe que había puesto en ti? ¡La fe perdonando los pecados! ¡La fe devolviendo el movimiento! ¡La fe rejuveneciendo unos músculos envejecidos y un alma todavía más vieja! La fe de él y la fe de ellos. Y Tú mostrando que tus piruetas de curandero físico eran entrenamientos de experto cirujano del alma. ¿Cuándo se había visto algo semejante? Dime también a mí: «Levántate y anda», porque estoy tumbado en la plácida paz de la invalidez espiritual. Grítame, porque no sé ni si quiero levantarme de mi postración. Y si no puedes darme tu grito por mi falta de fe, dámelo al menos por la fe de tantos camilleros que me han acompañado hasta Ti a lo largo de mi vida. Gracias por ellos. Patxi Loidi . e nuevo” “Empezar d VER D ebido a la crisis económica, una persona de mediana edad, que hasta hace poco tenía su vida más o menos estructurada y planificada, está decidida a trasladarse a otra ciudad para “empezar de nuevo” y encontrar nuevas oportunidades, ya que si permanece en donde ahora está no tiene esperanza de futuro. Hay ocasiones en las que por diferentes motivos o circunstancias debemos o necesitamos “empezar de nuevo”, dejar atrás lo pasado y reorientar nuestra vida. Pero no es tan fácil: ¿por dónde empezar? Surgen muchas dudas, incertidumbres, y miedo a lo desconocido. JUZGAR ACTUAR stamos a punto de iniciar la Cuaresma, un tiempo de conversión que no debemos verlo simplemente como un tiempo de penitencias, ayunos y abstinencias, sino como una oportunidad para dejar atrás actitudes que no nos aportan lo que deseamos y poder “empezar de nuevo”. Y la 1ª lectura de hoy nos invita a ello: No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo. lguna vez he pensado en “empezar de nuevo”? ¿Lo veo posible? ¿Qué me frena? ¿Me siento “paralítico espiritual”? ¿Por qué? ¿Creo que verdad que algo nuevo ya está brotando gracias a Cristo Jesús? ¿Lo noto? ¿Siento que Cristo es el «sí» para todas mis esperanzas? ¿Siento necesidad de recibir el perdón de Dios? ¿Lo recibo como el «sí» que Dios me da, gracias a Cristo? E Una invitación a “empezar de nuevo”, pero no como un viaje lleno de dudas, incertidumbres y miedo; ya ahora tenemos “indicios” de a dónde vamos: mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? No “empezamos de nuevo” yendo hacia lo desconocido: sabemos cuál es nuestra meta, como nos ha recordado la 2ª lectura: Cristo Jesús, el Hijo de Dios, que no es una incógnita, al contrario, en él todo se ha convertido en un «sí». Él es lo nuevo que Dios ofreció y sigue ofreciendo a la humanidad, y que brotó y sigue brotando en nuestro mundo, porque en él todas las promesas han recibido un «sí». ¿No lo notamos? Quizá sea ése el problema: que no notamos la novedad que es Cristo Resucitado, que no notamos que en Él se cumple todo lo que esperamos y anhelamos. Pero también nos surge una pregunta: ¿por dónde “empezar de nuevo”? Quizá, a semejanza del personaje del Evangelio que hemos escuchado, también nos sentimos “paralíticos espirituales”, y por diferentes motivos hemos llegado a un punto en el que no sólo no avanzamos, sino que hemos perdido la esperanza de avanzar. Y también el Señor, en este último domingo antes de iniciar el camino de la Cuaresma, nos dice: Hijo, tus pecados quedan perdonados. Para dejar atrás lo de antaño… lo antiguo…, para poder “empezar de nuevo”, necesitamos recibir y acoger el perdón de nuestros pecados, porque son los que nos mantienen paralizados espiritualmente. Por eso el Señor nos hace hoy una fuerte llamada, una llamada personal: Contigo hablo: levántate. Debemos sentirnos interpelados directamente, porque el mismo Señor nos invita, como al paralítico del Evangelio” a “empezar de nuevo”, a echar a andar, a vivir la novedad que es Él mismo, a darnos cuenta de que Él es el «sí» de Dios a la humanidad y por tanto, por Él todo lo que pedimos, esperamos y deseamos para dar plenitud a nuestra vida ha recibido un «sí». Y como nos recordaba la 2ª lectura, podemos aceptar esta invitación porque Él ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu y por Él, podemos responder «Amén» a Dios, podemos levantarnos, echar a andar y “empezar de nuevo”, podemos notar lo nuevo, porque Dios mismo nos dice «sí». ¿A Estamos a punto de iniciar la Cuaresma, tiempo en el que nos preparamos para celebrar que, por su pasión, muerte y resurrección, Cristo es el gran «sí» de Dios hacia nosotros. Por eso es un tiempo de conversión, por eso debemos disponernos a recibir el perdón de nuestros pecados, porque ese «sí» que es Cristo nos mueve a “empezar de nuevo”, a levantarnos y echar a andar. Pidamos al Espíritu Santo que nos enseñe a cumplir, de palabra y de obra, lo que a Dios le complace, para que dejando atrás lo de antaño, lo antiguo, vivamos la novedad de Cristo Jesús y, siguiéndole, avancemos hacia la meta de vida que Él nos propone.