29 DE ENERO Padre Nuestro IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén Acción Católica General Sector de Infancia www.accioncatolicageneral.es Enseñaba con autoridad En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: — «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: — «Cállate y sal de él.» Ahora vamos a responder estas preguntas y a tomar un compromiso sencillito, pero que nos ayude a encontrar aquello que podemos cambiar de nosotros mismos, y sin echarnos las culpas y castigarnos, vamos a cambiar, a ser mejores, a parecernos más a Jesús. Unas preguntillas para pensar y comprometerse ... El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: — «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea. Piensa en una cosa que hayas hecho la semana pasada y que te hayas dado cuenta de que no ha estado bien, o que lo podrías haber hecho mejor. Marcos 1, 21-28 En esta ocasión Jesús se las tiene que ver con una hombre que tenía “un espíritu inmundo”. Vamos a pensar un poco en lo que realmente pasa. Lo primero que tenemos que darnos cuenta es que Jesús no ve al hombre como alguien malo, sino como alguién que tiene un espíritu que no le deja ser como le gustaría ser. No le castiga, no le dice nada malo, sino que le dice al espíritu que salga de este hombre que está sufriendo. Seguro que todos tenemos amigos que a veces hacen cosas de las que se arrepienten. Sabiendo que deben hacer una cosa, hacen justo la contraria. A cada uno de nosotros nos pasa esto muchas veces. No es que nuestros amigos sean malas personas, o que nosotros seamos malas personas. Lo que pasa es que, cuando esto nos ocurre, tenemos delante de nosotros una de las mejores cosas que nos pueden pasar: tenemos la oportunidad de cambiar, de ser mejores. Y para los cristianos, ser mejores, es parecerse cada vez más a Jesús. No se trata de buscar un culpable, cuando pasa algo malo. Se trata de ver como podemos cambiar, o comopodemos ayudar a que otro cambie. ¿Por qué crees que no ha estado bien lo que has hecho? ¿Qué cambiarías de lo que has hecho? Toma un compromiso para cambiar todo lo que has descubierto.