MODEMS ¿Interno o externo? Existe una clásica controversia: ¿es mejor un modem externo o un modelo interno? Puesto que existen ventajas y desventajas en cada caso, nosotros nos vamos a limitar a exponerlas, sin llegar a recomendar ninguno de ellos. Un modelo externo nos obliga a tener una fuente de alimentación independiente, y añade 2 cables más a la habitual maraña que cuelga del equipo; esto lo evitamos con un modelo interno. Ahora bien, en un modem externo tenemos a la vista todos los leds que indican el funcionamiento del mismo, algo vital a la hora de detectar problemas de conexión. En un modelo interno no tenemos a la vista esa información. Por otro lado, la opción externa depende totalmente del tipo de UART instalada en el PC; y si estamos trabajando en una máquina relativamente desfasada, puede ser que no obtengamos el rendimiento esperado. En un modem interno, la UART viene ya incorporada, y ese problema no existe. Por el contrario, un modelo externo aprovecha uno de los dos puertos COM del PC no usado normalmente, y la opción interna implica añadir un puerto serie adicional, surgiendo conflictos. El futuro Ya se está oyendo hablar de los modems que funcionan a 56 Kbps; se trata de una nueva tecnología que aprovecha las ventajas de las centralitas digitales y que permite conseguir esta alta velocidad de conexión. Sin embargo, todavía no está del todo madura, y debe ser aprobado por la ITU para convertirse en un estándar. Un posible obstáculo estriba en que existen dos grupos luchando por imponer su visión de la tecnología 56K; por un lado, US Robotics, fabricante de gran prestigio, y por el otro, el resto de sus competidores, con Rockwell Semiconductor a la cabeza. Por tanto, de momento habrá que conformarse con los modelos actuales a 33.600, pero conviene buscar siempre posibilidades de ampliación. Nunca se sabe. Los modelos externos de modems ocupan espacio en el escritorio y nos obligan a tener una fuente de alimentación independiente.En el caso de un portátil hay pocas opciones: en general debe optarse por un modelo PCMCIA. Los modems externos son muy recomendables para equipos con pocas ranuras internas de expansión La RDSI La RDSI (Red Digital de Servicios Integrados) o ISDN, como se la conoce fuera de nuestro país, es un sistema de conexión digital que permite alcanzar altas tasas de transferencia; es la opción ideal para, por ejemplo, realizar videoconferencia a nivel profesional. Sin embargo, y hablando desde el punto de vista del usuario de a pie, tiene una desventaja muy importante: el precio. Necesitaremos una tarjeta RDSI, y tendremos que solicitar la instalación de la línea digital en nuestro domicilio. Si vamos a conectarnos a Internet, habrá que contratar con el proveedor el acceso mediante RDSI. Todo esto supone una importante inversión, que no merece la pena si no vamos a emplearlo de forma profesional, por lo que no nos parece una opción a considerar por la mayoría de los usuarios.Algunos modems externos pueden colocarse en vertical para ahorrar espacio en la mesa de trabajo. Plug and Play muy recomendable En un gran número de ocasiones, la instalación de un modem interno puede llegar a ser un auténtico calvario, debido al clásico problema de los conflictos entre IRQ. Ya que los puertos COM1 y COM3 comparten la misma línea de interrupción (al igual que el COM2 y el COM4), añadir un puerto serie al sistema es una posible fuente de problemas, salvo que podamos desactivar el COM2 del ordenador, o establecer la IRQ del modem a una no usada por el equipo. Por ello, es altamente recomendable que nuestro modem cumpla con la norma PnP; de esta forma, la configuración queda facilitada en gran medida, puesto que el modem buscará una interrupción no usada en el sistema. La importancia de la UART Posiblemente, el componente más importante de un modem es el chip UART (Universal Asynchronous Receiver/Transmitter), encargado de transmitir los datos; existen varios modelos de UART, el más básico de los cuales es el 8250A, empleado en ordenadores 286 y 386 y ya obsoleto. Su diseño le impedía trabajar a velocidades superiores a 9.600 bps, algo aceptable en otros tiempos pero no en este momento. Posteriormente, fueron apareciendo modelos más avanzados, hasta llegar al más común empleado en la actualidad, el 16550 (del que existen 3 variantes, 16550A, AF y AFN, casi idénticas entre ellas). Este chip incorpora un buffer FIFO (First In, First Out) de 16 bytes, lo que le permite incrementar notablemente su rendimiento; asimismo, su capacidad de transmisión se eleva hasta 115 Kbps, por lo que podemos decir que es totalmente imprescindible la inclusión de este modelo de UART en cualquier modem actual. Protocolos Casi tan importante como la UART es el conjunto de protocolos o normas de comunicación que el modem es capaz de soportar; estas normas, establecidas por la ITU (Unión Internacional de Telecomunicaciones), definen los procedimientos estándar para la transmisión de datos. Su denominación suele ser siempre un número precedido por la letra V. Así, tenemos los antiguos V.21, V.22 y V.22bis (que soportan transmisiones a 300, 1200 y 2400 bps), los posteriores V.32 y V.32bis (transmisiones a 9.600 y a 14.400 bps) y los últimos V.34 y V.34+ (velocidades de 28.800 y 33.600 bps). Evidentemente, se recomienda la máxima velocidad posible, por el momento 33.600, accesible mediante el protocolo V.34+. De esta manera, es más que recomendable la adquisición de un modem que soporte compresión y corrección de errores en tiempo real; para ello, son imprescindibles las normas V.42, V.42bis y MNP5. Se trata de protocolos que permiten corregir los posibles errores durante la transmisión y al mismo tiempo comprimir los paquetes de datos, para incrementar el rendimiento del dispositivo. Mejor con Flash Rom Los modems incorporan una memoria ROM en la que almacenan parámetros, comandos y el código correspondiente a las diferentes normas y protocolos soportados por el aparato. Es muy deseable que la ROM del modem que vayamos a adquirir sea del tipo flash, ya que de esta forma sería posible actualizar el dispositivo, mediante software facilitado por el fabricante, por ejemplo, para implementar nuevos protocolos que incrementen su rendimiento. Es lo mismo que ocurre con las BIOS de las placas base: se busca el poder actualizar sin tener que cambiar el chip.