Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, (Sala de lo Social) Sentencia de 8 abril 1992 AS 1992\1932 DESPIDO NULO: discriminación: libertad de expresión y participación política. Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm. 69/1992 Ponente: Ilmo. Sr. D. Manuel Benigno Florez Menéndez El TSJ estima el recurso interpuesto por el actor contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 1 de Santander, en autos promovidos en reclamación de despido, que es revocada en el sentido que se indica en la fundamentación jurídica. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.Que según consta en autos se presentó demanda por don José Manuel A. G., siendo demandado el Excmo. Ayuntamiento de Santander, y que en su día se celebró el acto de la vista habiéndose dictado Sentencia por el Juzgado de referencia en 10-12-1991 en los términos que se recogen en su parte dispositiva. SEGUNDO.Que como hechos probados se declararon los siguientes: «I.-El actor fue nombrado por el Excmo. Ayuntamiento de Santander, Director de la Escuela Municipal de Atletismo, comenzando su prestación de servicios en tal concepto a partir de 1-5-1988, con retribución anual última de 4.224.999 ptas. anuales, siendo su contrato laboral y por tiempo indefinido. II.-En diversas ocasiones -13-2-1990, 14-3-1991, 17-7-1991- el actor se dirigió a la Alcaldía Presidencia del Excmo. Ayuntamiento de Santander solicitando soluciones para problemas concretos que estorban el pleno rendimiento de la Escuela dirigida por él, tales como diversas adquisiciones de material pendientes, retrasos en percepción de haberes de los entrenadores y subvención de la VI Reunión Internacional de Atletismo a celebrar en Santander. III.-Esa situación fue también expuesta en Rueda de Prensa convocada el 225-1991 por el Equipo Técnico de la Escuela de Atletismo. IV.-En 26-9-1991 la Corporación Municipal demandada acuerda despedir al actor con efectos al 27-9-1991 mediante carta que obra en autos y no se transcribe aquí por extensión, teniéndose por reproducida en estos hechos que se declaran probados. V.-En el acto del juicio oral por parte de la demandante se retiraron de citada carta los cargos 1.º y 2.º, referentes a manifestaciones del actor a los medios de comunicación producidos, según la misma, en los meses de mayo y septiembre 1991. VI.-El actor no tiene contrato de trabajo alguno suscrito con el Colegio Torrevelo, habiendo participado incidentalmente en actos de presentación del Colegio en Torrelavega y Santander a comienzos de 1991, sin que tales actuaciones le hayan sido expresamente prohibidas o declaradas incompatibles por la demandada, y sin percibir retribución por las mismas. VII.-El actor ha realizado colaboraciones consistentes en 4 retransmisiones celebradas los días 8, 9, 10 y 15 marzo 1991, para «Televisión Española SA», entidad con la que tiene suscrito contrato «artístico» -RDL 1435/1985 como «artista polivalente, comentarista polivalente comentarista de retransmisiones deportivas Atletismo»-; contrato suscrito el 6-3-1991, sin que conste oposición expresa de la demanda. VIII.-M.ª Belén F. C. venía prestando servicios, por Resolución de la alcaldía de 27-5-1988, en funciones Administrativas para la Escuela Municipal de Atletismo, suscribiendo en 1-5-1991 un contrato como Entrenador de Atletismo con efectos de 1-1-1991 a 30-6-1991, con expresión de no suponer vínculo laboral; estando el dicho contrato firmado por el Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Santander y la interesada; que actualmente es esposa del actor, pero era soltera todavía al comienzo de su trabajo para la escuela en 1988. IX.-No ha sido probada en modo alguno inasistencia del actor a la escuela durante el verano de 1991, aparte de sus vacaciones; habiendo de señalarse que los meses de verano la escuela permanece inactiva respecto del alumnado, aun cuando en ella se realizan labores preparatorias del curso.» TERCERO.Que contra dicha sentencia anunció recurso de suplicación la parte demandante, siendo impugnado por la parte contraria, pasándose los autos a Ponente para su examen y resolución. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.El actor fue contratado en su día por el Excmo. Ayuntamiento de Santander, como personal laboral fijo, para prestar servicios como director de la Escuela Municipal de Atletismo y formula recurso de suplicación contra la sentencia de instancia que declaró la improcedencia de su despido, con la pretensión de que el mismo sea declarado nulo por constituir una discriminatoria sanción del ejercicio de su libertad de expresión. SEGUNDO.El primer motivo, al amparo del art. 190 b) de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1990\922 y 1049) y con fundamento en las informaciones de prensa que aparecen a los folios 102, 117, 119 y 120 de las actuaciones, solicita el recurrente la adición a los probados del siguiente hecho: «El demandante participó el día 2-5-1991 en un acto político organizado por el Partido Socialista Obrero Español. Conocido este hecho por el Alcalde de Santander y el equipo de gobierno se adoptó la decisión de cesar al actor como así se manifestó por éstos en reiteradas ocasiones incluso ante representantes de los medios de comunicación. Concluido el proceso electoral y reelegido el mismo partido político como mayoritario así como don Manuel H. como alcalde se decidió despedir al actor si bien por motivos distintos a los expresados en la carta de despido consistiendo éstos en la supuesta afinidad del actor a otra formación política expresada en su participación en el acto citado». TERCERO.No es necesario exponer en detalle la doctrina que reserva la revisión de hechos en el recurso de suplicación a la basada en documentos o pericias de singular eficacia probatoria, suficiente parar acreditar por sí mismos la realidad o irrealidad de un hecho demostrando así sin duda alguna el error cometido por el Juzgador. Las informaciones periodísticas no son documentos en sentido estricto, sino testimonios documentados porque se limitan a referir las percepciones del informador sobre lo acaecido a su presencia o lo que ha conocido por otros medios. Pero al lado de estas razones se sitúan las consecuencias procesales de la naturaleza de ciertos hechos, que hacen innecesaria su prueba y que por ello pueden sentarse como probados en este trámite sin aquellas exigencias. Así sucede con los conformes (ex arts. 85-2 y 87-1 de la Ley de Procedimiento Laboral) y lo propio se afirma también de los hechos notorios. Son hechos notorios aquellos cuya trascendencia pública o conocimiento general hace completamente infructuosa su discusión procesal y, por ende, superflua su prueba. En este punto sí merece alguna matización la anterior doctrina, porque las informaciones de los medios de comunicación social pueden ser traídas al proceso no tanto para acreditar la realidad del hecho como su notoriedad y, si así llega a hacerse sin género de dudas, podrán tomarse en consideración a los efectos que nos ocupan. Por otra parte, en el hecho cuarto de la demanda se alegaba que «el cese se produce ... al intervenir el actor en un acto electoral del Partido Socialista Obrero Español, partido en la oposición municipal del citado alcalde del Partido Popular»: el examen del acta del juicio muestra que la celebración del acto, la intervención en él del recurrente, la cercanía de unas elecciones municipales y la estructura política del Ayuntamiento antes y después de ellas no se negaron por la parte demandada. Puede hablarse de un hecho conforme y también lo es notorio, porque las antedichas informaciones demuestran que gozó de gran difusión en la prensa local y regional, pareciendo consecuencia innegable que lo fuera también en medios no escritos. Pero los demás extremos del motivo no revisten ni uno ni otro carácter e incluso se trata de ilaciones e imputaciones difíciles de objetivar por una prueba directa. En suma, rechazando el resto del motivo, procede dejar constancia de que «el demandante participó el día 2-51991 en un acto político organizado por el Partido Socialista Obrero Español ... Concluido el proceso electoral y reelegido el mismo partido político (Partido Popular) -en este punto incurre el recurrente en ciertas omisiones no relevantes, como también es notorio- se decidió despedir al actor ...». Conviene precisar que con la concatenación de estos hechos no se hace aquí inferencia alguna y añadir, sólo para mejor comprensión de los razonamientos posteriores, que el demandante es por su reciente carrera como deportista persona de relevancia social, sobre todo en el ámbito de esta Comunidad, que las elecciones municipales se celebraron el 26-5-1991 y que el despido se acordó por el Excmo. Ayuntamiento Pleno en sesión ordinaria de 26-9-1991. Y, por último, resta notar que la estimación parcial del motivo es trascendente para la calificación del despido, de manera que su desestimación por falta de adecuación de los elementos probatorios invocados no hubiera dado lugar, como se pretende en el escrito de impugnación, a la desestimación del recurso, sino a la nulidad de la sentencia por haber omitido el Juzgado la procedente declaración de hechos probados sobre los que así se incorporan. CUARTO.El segundo motivo del recurso impugna el Derecho aplicado en la sentencia, diciendo infringidos los arts. 16 y 20 de la Constitución ( RCL 1978\2836 y ApNDL 2875) en relación con el art. 108-2-d) de la Ley de Procedimiento Laboral. La doctrina de la carga de la prueba en el despido discriminatorio tiene ya una estable elaboración jurisprudencial. Según ella, corresponde al trabajador probar en alguna medida un hecho no estrictamente laboral, y relacionado con el ejercicio de derechos fundamentales y libertades públicas o con condiciones singularmente protegidas en aras del principio de igualdad, que haya podido llevar a la empresa a decidir la extinción de su contrato. Basta a tal fin con una prueba indiciaria que, por el mecanismo de la presunción favorable a la protección de tales derechos, libertades y principio, se convierte en prueba plena si la empresa no la desvirtúa. A la empresa corresponde demostrar entonces que el despido tuvo como base real hechos que sean causa legal de despido, o que, aun no siéndolo, se presentan seria y razonablemente ajenos a todo propósito discriminatorio. De lo contrario, el despido habrá de declararse nulo por constituir, de una parte, una decisión unilateral del empresario con contenido discriminatorio desfavorable, vulnerador de aquellos derechos o libertades, [art. 14 de la Constitución, arts. 17-1 y concordantes de la ley 8/1980, de 10 marzo ( RCL 1980\607 y ApNDL 3006), y art. 108-2-d de la Ley de Procedimiento Laboral] y, de otra parte, en particular en el caso usual de aparecer encubierto, un acto realizado en fraude de ley, por la desviación del poder disciplinario que comporta su uso para fines distintos de aquellos por los que el ordenamiento jurídico lo reconoce y ampara (art. 6-4 del Código Civil en relación con el art. 54 de la Ley 8/1980). Esta es la doctrina procesal y sustantiva que muestran, entre otras muchas, las SSTC de 23-11-1981 ( RTC 1981\38 ); 34/1984, de 9 marzo ( RTC 1984\34 ); 103/1987, de 17 junio ( RTC 1987\103 ) y 114/1989, de 22 junio ( RTC 1989\114 ); así como del Tribunal Supremo de 15-1-1987 ( RJ 1987\35 ), 9-3-1987 ( RJ 1987\1356 ), 28-11-1988 ( RJ 1988\8898 ), 18-9-1989 ( RJ 1989\6450 ), 9-101989 ( RJ 1989\7132 ), 10-10-1989 ( RJ 1989\7149 ), 13-10-1989 ( RJ 1989\7170 ), 2-11-1989 ( RJ 1989\7988 ) y 27-11-1989 ( RJ 1989\8263 ). QUINTO.Según resulta del fundamento jurídico tercero, el trabajador alegó y probó en lo necesario la implicación en la extinción de su contrato de los deberes fundamentales de libertad de expresión (art. 20-1-a de la Constitución) y de participación política (art. 23-1 de la Constitución ) -por falta de elementos objetivos parece más conveniente relacionar con ella el caso que con la libertad ideológica del art. 16-1, aunque la cuestión es intrascendente-. En efecto, es razonable atribuir significación a tal efecto a su participación en un acto político organizado por un partido de la oposición al mayoritario en el Ayuntamiento antes y después de las elecciones, cuando, por estar en campaña electoral -o en la conocida como pre-campaña- y por la personalidad y popularidad del trabajador el hecho pudo representar para dicho partido lo que ha venido en llamarse «rentabilidad electoral» y pudo verse como apoyo a tal fin por los ciudadanos y por las demás candidaturas. Y, como también se deduce de lo allí expuesto, la decisión de despedirlo aparece próxima en el tiempo a la constitución del nuevo gobierno municipal, de manera que puede verse entre los tres hechos (participación en el acto-elecciones-despido) el enlace preciso y directo que reclama el art. 1253 del Código Civil. SEXTO.Procede ahora examinar si las causas invocadas para el despido y lo probado en relación con ellas destruye dicha presunción o por el contrario se trata de «hechos ficticios, desorbitados, irreales o completamente desconectados de la relación laboral entre las partes», en expresión de la ya citada S. 18-9-1989. La carta de despido, además de lo que luego se dirá, contenía estas causas: «3.º) Ha prestado servicios remunerados, sin autorización de la Corporación, para Televisión Española y para el Colegio Torrevelo. 4.º) Ha incumplido reiteradamente sus obligaciones contractuales en cuanto al cumplimiento de la jornada laboral, así como se ha ausentado del trabajo sin causa que lo justifique, durante los meses de julio, agosto y septiembre, sin tan siquiera comunicar a la corporación el período de disfrute vacacional. 5.º) A pesar de carecer de la titulación adecuada, ha contratado como entrenadora a su esposa, asignándola retribución, sin estar legalmente capacitada para ello, por ostentar únicamente la categoría de Auxiliar Administrativo». Hay que decir al respecto: A) El hecho tercero se refiere en primer término a la ejecución de un contrato suscrito por el actor con «Radio-televisión Española SA», como artista polivalente-comentarista de retransmisiones deportivas. Dice al respecto la sentencia que este contrato «suponía tan sólo días sueltos de actuación cuatro en un año y el último en marzo de 1991-, ni le había sido prohibido expresamente al actor por la demandada, ni consta se le hubiera impuesto régimen de dedicación exclusiva a este respecto, ni las actuaciones suponían desdoro alguno para la Escuela Municipal de Atletismo; sino al contrario, una muy conveniente propaganda; no habiendo sido objetadas otras actuaciones públicas en años anteriores del actor, por estimar precisamente que tales actuaciones y la personalidad deportiva del actor eran publicidad deseable para los fines de la Escuela». A cuanto en estas apreciaciones hay de declaración fáctica se suma la publicidad del medio, de por sí ajena a toda conciencia de culpabilidad y fuente de conocimiento para la empresa, junto con la no constancia de que para intervenir en esas cuatro retransmisiones incumpliera el trabajador alguna singular obligación de su puesto de trabajo, en particular de asistencia y dedicación. Presupuesta la ausencia de incompatibilidad, se trata, en suma, de un hecho nimio, sin significación en la relación laboral, aparte de no valuable como incumplimiento contractual. B) Lo mismo hay que decir de lo relacionado con el colegio, con mayor razón aún por tratarse de dos intervenciones públicas, de carácter «ceremonial» en los términos de instancia, y no remuneradas, en contra de la imputación básica de la carta de despido. C) El relato fáctico niega de manera terminante el epígrafe cuarto, declarando «no ha sido probada en modo alguno inasistencia del actor a la Escuela durante el verano de 1991, aparte de sus vacaciones; habiendo de señalarse que los meses de verano la escuela permanece inactiva respecto del alumnado, aun cuando en ella se realizan labores preparatorias del curso». D) La causa quinta se desvirtúa por su propio tenor ya que lo probado es que la esposa del actor no fue contratada por él sino por resolución de la alcaldía, siendo razón añadida que la relación de servicios era anterior al matrimonio. En el juicio la empresa haría más o menos vaga alusión a maniobras «para conseguir la firma del Alcalde de forma torticera». Se trata de un evidente cambio en el título de imputación, nulo por causa procesal. SEPTIMO.En resumen, los hechos comentados en los aps. A y B tienen una mínima significación objetiva, mucho menor en su realidad que de lo consignado en la carta de despido, y no revisten la apariencia razonablemente fundada de incumplimiento contractual con alguna relevancia para explicar la decisión extintiva, mientras que los tratados en los aps. C y D, y en parte también el B, no fueron en absoluto probados. Por ello no cabe entender cumplidas las exigencias derivadas para la empresa de la distribución de la carga de la prueba, procediendo, según se razonó, declarar la nulidad del despido. OCTAVO.La Sala no puede excluir la hipótesis, aludida en el escrito de impugnación, de que en el tan repetido acto político -o en las manifestaciones públicas de que tratan los hechos probados segundo y tercero- incurriera el actor en excesos en el ejercicio de sus libertades de expresión y participación, que serían valorables en tal caso en el orden laboral como transgresión de la buena fe contractual. A ello se referían los dos primeros epígrafes de la comunicación de despido, pero el Ayuntamiento recurrido retiró estos cargos en el juicio, con lo que se excluyó todo debate procesal al respecto y debe estarse a la presunción de ejercicio legítimo de esas libertades. http://0www.westlaw.es.athenea.upo.es/wles/app/document?tid=jurisprudencia&docguid= I6e79dfb0fedd11db89c6010000000000&base-guids=AS\1992\1932&fexid=flag-redjuris&fexid=flag-yellow-juris&fexid=flag-blue-juris&fexid=DO-ANA25&fexid=DO-ANA-23&srguid=ia744900c000001273e275d36115ea115