Trabajo final pasantía PAUSA – Aldana Crespo En su articulo “La urgencia subjetiva, un nuevo tiempo” Ricardo Seldes, nos dice que el trabajo que se propone para la urgencia subjetiva, incluye la premisa de que contamos con la dimensión del inconsciente y el goce que este comporta (…); es necesario poner un vector en juego, que es que el que sufre, en su urgencia, tenga a quien dirigirla. Haber pasado por la experiencia de presenciar entrevistas de admisión en PAUSA y poder conversar con los profesionales acerca de cómo llevan a cabo su lugar de analista y poder preguntar acerca de ciertos síntomas, sumado también a leer las demás experiencias de mis compañeros; todo hace que pueda entender un poco mejor el trabajo en la urgencia, el cual me parece necesario y valioso en la actualidad de hoy, y de lo cual me queda mucho por aprender. Yo fui paciente de PAUSA, y puedo fácilmente entender una urgencia subjetiva, pero desde el lugar de paciente. Ahora además, puedo ver y escuchar desde el otro lado. Y durante el transcurso de la pasantía y todos sus espacios, fui descubriendo mucho mas acerca de mi inclinación hacia el psicoanálisis y también hacer una revisión personal de lo que fue mi paso por la institución y como fue que al menos en mi caso, surgió la demanda, una vez calmada la urgencia. Como dije en el informe de la entrevista presenciada, es en el campo del psicoanálisis donde me siento cómoda, la escucha desde un inconciente a ese otro inconciente, que pareciera vagar en un laberinto tratando de salir. En Análisis terminable e interminable (1937), Freud dice: “Contra el peligro exterior uno puede encontrar socorro durante un tiempo en la huida y la evitación de la situación peligrosa (…) pero de si mismo uno no puede huir; contra el peligro interior no vale huida alguna…” Será por esto que a veces pareciera que uno esta preso de su padecimiento, que no hay modo de dejar de sufrir, que siempre algo vuelve a pasar que nos desborda, y que “el no puedo” es mas común que “el no quiero”. En los contenidos de la cursada, damos cuenta de que hay algo que no siempre esta al servicio del placer, que hay una fuerza que nos mantiene en el lugar del sufrimiento y que este lugar trae consigo una satisfacción, lugar del cual es difícil escapar y aceptar, porque ¿como seria posible disfrutar del dolor?. A veces el dolor duele demasiado, la angustia se inquieta y es ahí que notamos que algo pasa. En las entrevistas y los informes leídos, en la mayoría de los casos, los pacientes venían sufriendo hace tiempo. Cuanto puede aguantar un ser humano el sufrimiento, los tormentos. Claramente podría hacerlo siempre. En el espacio de seminario, vemos como el trabajo del analista intentara, que ese yo debilitado se fortalezca y cuente con herramientas para poner la libido a su disposición y no dejarse marear entre las exigencias del ello y el superyó; y asi poder correrse o responsabilizarse de ese lugar fijado de satisfacción. Este punto es uno de lo que me moviliza, y a diario uno puede ver como las personas nos aferramos al dolor, al padecer algo de algún u otro modo. Todo el trabajo de Freud en relación a esto, y que en el transcurso de la materia fui descubriendo, me parece maravilloso y a la vez inquietante. Genera en mi las ganas de escuchar, de aprender a interpretar un síntoma, de poder notar y dar cuenta de ese inconciente que da vueltas por ahí queriendo salir. Hay una canción que dice: “prefiero la guerra contigo que el invierno sin ti”, y pienso en como se relaciona con esa guerra entre pulsión de vida y pulsión de muerte, esa batalla que deberá enfrentar el yo y que en el analista encontrara un aliado frente a las exigencias internas y a ese afán de aferrarse e incorporar lo sintomático Al recordar la entrevista que presencie, y lo que pude compartir con la profesional acerca de la pareja que consulto, ella dijo algo que me hizo ruido, que fue: hay que descreer un poco. Mi primera reacción fue ¿cómo? ¿a que se refiere con descreer?; y al seguir charlando, entendí que el psicoanálisis, sea tanto en la urgencia como en otro ámbito analítico, no se trata de creer, no se trata de entender, no se trata de consolar y dar consejos, si no que se trata de escuchar, de preguntar, y de construir. Viene a mi lo que decía Freud, acerca de que sus histéricas le mentían, y puedo comprender lo que escuche ese día acerca de descreimiento. Como para finalizar estoy agradecida de haber podido participar de este espacio, tanto lo realizado en PAUSA, como en cada reunión de equipo, se han consguido cosas muy ricas para este momento de la carrera. Desde un lugar mas personal puedo decir que en una de las reuniones se nombro un libro de Jacques A. Miller, “Los embrollos del cuerpo”. Me causo tanta curiosidad, y me sentí muy atraída por el título, que ya es mi próxima lectura para este verano. Y al escuchar la palabra “pausa”, me es inevitable recordar lo que escribió Mario Benedetti en uno de sus poemas: “ de vez en cuando hay que hacer una pausa…”, y creo que el psicoanálisis es una opción para acompañarla pausa y (continuando con el poema) “… no llorarse las mentiras sino cantarse las verdades.” Aldana Cecilia Crespo