UNA COMUNIDAD AL SERVICIO DE LA MISIÓN UNIVERSAL LIBRO II – 10a PARTE ÍNDICE INTRODUCCIÓN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS, 3 MANIFESTACIÓN VISIBLE DE COMUNIÓN EN LA IGLESIA 3 COMUNIDAD EVANGELIZADORA, UNA ESCUELA DE VIDA 6 EN COMUNIDAD, NOS ACOMPAÑAMOS Y APOYAMOS MUTUAMENTE EN NUESTRO CAMINAR 7 COMUNIDAD EVANGELIZADORA, LUGAR DE MUTUA CONVERSIÓN 7 COMUNIDAD INTERNACIONAL E INTERCULTURAL AL SERVICIO DE LA MISIÓN UNIVERSAL 8 MARÍA DE LA PASIÓN DESCUBRE EN LA ORACIÓN EL PERFIL DE UNA COMUNIDAD FMM 8 LA UNIDAD DE LA COMUNIDAD TIENE SU FUENTE EN LA CONTEMPLACIÓN TRINITARIA 9 VISIÓN DE MARÍA DE LA PASIÓN SOBRE LA RELACIÓN ENTRE EL CARISMA Y LA COMUNIDAD 11 NUEVO ENFOQUE APORTADO POR EL VATICANO II 12 NOTAS AL FINAL 16 2 UNA COMUNIDAD AL SERVICIO DE LA MISIÓN UNIVERSAL INTRODUCCIÓN La comunidad es el crisol donde damos nuestra respuesta a la llamada, y permitimos al Divino alfarero moldear y formar nuestro ser misionero. La comunidad es el lugar donde descubrimos con respeto profundo la riqueza de nuestro carisma FMM que forma nuestras actitudes y nos unifica. La comunidad es el lugar donde aprendemos a vivir fraternalmente en la búsqueda de la voluntad de Dios. La comunidad es el lugar donde estamos llamadas a descubrir su significado mediante la contemplación. María de la Pasión descubrió su perfil a través de la oración. Este estudio presenta ante todo la realidad de la comunidad tal cual se ve hoy, en la Iglesia y desde nuestra comprensión FMM de esa misma realidad. Después dejamos a María de la Pasión que comparta con nosotras brevemente sus intuiciones, las que nos introdujeron confiadamente en la renovación llevada por el Vaticano II. LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS, MANIFESTACIÓN VISIBLE DE LA COMUNIÓN EN LA IGLESIA La internacionalidad es un don y una responsabilidad. Nos llama a ahondar incesantemente en la comprensión de nuestro carisma FMM para vivirlo con una fuerte convicción. 1 Hoy, somos testigos del fenómeno, fascinante y al mismo tiempo ambivalente, de la globalización. La Globalización es un proceso irreversible que apunta a hacer nuestro mundo más humano, más unido, más 3 correlativo, y más consciente de los problemas comunes que afectan a toda la humanidad. Sin embargo somos también testigos de su poder destructivo, que afecta la dignidad de la persona humana2. Necesitamos continuar reconstruyendo nuestras comunidades evangelizadoras con los valores sólidos que fluyen de nuestro carisma FMM. Esto nos permite vivir el impulso a la misión universal con convicción y con una fidelidad dinámica y creativa. Las comunidades religiosas están llamadas a ser, dentro de la Iglesia, una manifestación visible de la comunión, que es el fundamento de la Iglesia; y al mismo tiempo, ser signos proféticos de la íntima unión con Dios, a quien amamos sobre todas las cosas. Están iluminadas por la luz del Evangelio, nutridas por la palabra de Dios y la Eucaristía; sensibles a los signos de los tiempos… En un mundo profundamente dividido, dan testimonio de la comunión de bienes, del amor fraternal, de igualdad y de reconciliación. Se dedican a ser fieles a las enseñanza de los Apóstoles y de sus sucesores, y se consagran al servicio de los pobres; viven en acción de gracias, alabanza, gozo, unión de corazones y estímulo mutuo, siguiendo el ejemplo de la primera comunidad cristiana después de Pentecostés. 3 La comunidad religiosa, "en su realidad teológica es un objeto de contemplación", un misterio de comunión. Su inspiración deriva de la contemplación del misterio de la Trinidad que nos habita y de la que debemos ser capaces de ver la luz que brilla en los rostros de nuestros hermanos y hermanas a nuestro alrededor.4 La comunidad religiosa es animada por el carisma de fundación; sus miembros están ligados por la llamada común de Dios en continuidad con el carisma de fundación. La comunidad religiosa es el lugar donde mujeres y hombres consagrados celebran el don de su vocación común. Llamados a dar un testimonio profético de comunión que es la fuente y el fruto de la misión, las comunidades religiosas animadas por el Espíritu del Señor 4 Resucitado, son enviadas en misión a todo el mundo según sus respectivos carismas. Para nosotras, franciscanas, la comunidad evangelizadora tiene valor intrínseco, es una comunidad de fe, una realidad dada por Dios y cuya inspiración deriva de la experiencia de la Trinidad, de un “Dios-comunión” donde cada una se recibe a sí misma como un regalo del Señor para los demás. Reunidas en su Nombre para vivir juntas nuestra pasión por la misión, estamos sostenidas por un mismo espíritu una misma identidad para “ser enviadas” 5 Es un lugar en el que escuchamos atentamente la Palabra de Dios, donde celebramos la Eucaristía que es "la fuente y expresión principal del amor y unión que buscamos y deseamos para nuestra comunidad y nuestro mundo. En la Eucaristía, nos unimos fuertemente a las relaciones amorosas de Cristo con el Padre en el Espíritu Santo. Somos atraídas de nuevo al anonadamiento de Cristo, su misterio de redención permanente. La Eucaristía nos impulsa a entregar nuestras vidas, llevándose a cabo una comunión más profunda entre nosotras y entre toda la humanidad.”6 De la celebración y adoración eucarísticas brota el dinamismo contemplativo y misionero de toda nuestra vida. (Const. 3) Nuestra comunidad evangelizadora es signo y realización de la fraternidad del Reino.7 Es un camino de fe vivido juntas en la realidad de las limitaciones humanas, modelada en la Sagrada Familia en su vida interior y virtudes sólidas. Éstas son la fuerza de nuestro apostolado. 8 También tiene como modelo María en el Cenáculo con los apóstoles, que esperan la irrupción del Espíritu en vista de la misión.9 Un corazón y una alma: a este respecto, María la Pasión explica : “un corazón y un alma… enraizado en la humildad." 10 La comunidad lleva el sello de los valores franciscanos de pobreza y minoridad, basada en la verdad y la transparencia de las relaciones humanas, una vida totalmente 5 orientada hacia la llamada a la Misión universal. Nuestra comunidad evangelizadora encarna los diferentes aspectos del carisma que le da su forma. PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL ¿De qué manera he descubierto el íntimo lazo entre comunidad y misión? ¿Cuáles podrían ser las implicaciones en mi vida y apostolado? ¿He percibido de qué manera la comunidad hace visibles los aspectos diferentes del carisma? ¿Cuál será mí desafío en el futuro? LA COMUNIDAD EVANGELIZADORA, UNA ESCUELA DE VIDA La comunidad está compuesta de personas reales, que están en diferentes etapas de su caminar en la vida, con sus dones y límites; por consiguiente, una comunidad no está completamente construida y tampoco es un regalo ya preparado, por ello hay que hacerla nacer y renacer. 11Estamos llamadas a continuar ahondando nuestras relaciones en comunidad. Como no hemos escogido a las hermanas con quienes vivimos, nos acogemos mutuamente como un regalo de Dios. “La internacionalidad de nuestras comunidades, la diversidad de su estilo de vida y la inculturación del mensaje evangélico nos invitan a continuas superaciones; estamos siempre en marcha hacia un amor más grande y es un largo camino de conversión. Cada miembro de la comunidad tiene su lugar y su rol”. Para ejercer su rol cada una está llamada a ejercer sus dones y talentos para la edificación de todo el cuerpo. 12 6 EN COMUNIDAD, NOS ACOMPAÑAMOS Y APOYAMOS MUTUAMENTE EN NUESTRO CAMINAR “Estamos reunidas en comunidad para sacar lo mejor de este maravilloso caminar y facilitar sus progresos. Nos apoyamos mutuamente con nuestras palabras, oraciones, y presencia y nos concedemos el silencio y la soledad que todas necesitamos. Cada hermana necesita el espacio que le permita ser y crecer en comunidad de acuerdo con el plan de Dios; esto llama a los valores de respeto, de acogida y de confianza. Y cuando nos sentimos desmoralizadas como Elías que se sentó bajo la retama, mutuamente tomamos el rol del ángel que nos dice: "Levántate y come, que el camino es superior a tus fuerzas” (1R. 19,7, ) 13 LA COMUNIDAD EVANGELIZADORA , LUGAR DE CONVERSIÓN MUTUA: Estamos llamadas a entregarnos completamente a Dios, siguiendo un camino de unión transformadora en el amor. Este camino no sólo nos da la felicidad del amor y del perdón, sino que exige mucho de nosotras. Requiere la oración. Tenemos la oportunidad y el deber de aprender la compasión, de amarnos unas a otras tiernamente. Aprendemos a ver el encanto de la otra. Reconocemos nuestra propia maldad, nuestra impotencia, nuestra incapacidad para comprendernos a nosotras mismas o al Dios que nos ama y a cuya imagen fuimos hechas. En nuestro caminar, cada vez más asumimos la mente de Cristo que se vació de sí mismo. Aprendemos a no aferrarnos a nada, a no retomar nada. 14 La vida de comunidad, vivida en su plenitud, es una auténtica escuela de vida donde aprendemos a ser “verdaderas expertas en comunión y a vivir la respectiva espiritualidad como testigos y artífices de aquél ‘proyecto de comunión’ que constituye la cima de la historia del hombre según Dios” 15 7 COMUNIDAD INTERNACIONAL E INTERCULTURAL AL SERVICIO DE LA MISIÓN UNIVERSAL María de la Pasión, siendo de su tiempo, no empleó el concepto de comunidad intercultural, sin embargo prestó gran atención en promover la calidad de las relaciones entre sus hermanas, debido a la diversidad de su raíces culturales. La internacionalidad era para ella un aspecto importante del carisma fmm como lo es hoy; esto significaba la integración de todas las nacionalidades en una auténtica fraternidad. María de la Pasión destacó el valor de la internacionalidad y del respeto debido a cada cultura. “En las partidas para las fundaciones, busca en la medida de lo posible integrar el grupo con religiosas de diversos países." 16 MARÍA DE LA PASIÓN DESCUBRIÓ EN LA ORACIÓN EL PERFIL DE UNA COMUNIDAD FMM. María de la Pasión no buscó definir o analizar teóricamente el concepto de vida comunitaria, vivió esta vida en medio de sus hermanas. No obstante la rápida expansión de las comunidades del Instituto y sobre todo la amplitud de sus horizontes, la han llevado a trazar en sus escritos legislativos y espirituales así como también a través de su correspondencia, el perfil de una comunidad evangelizadora, tal como la descubre en la oración y en su la amplia experiencia.17 Como hermanas, tenemos que construir la unidad de la comunidad aceptando las tensiones y mediante el perdón mutuo: "Que nunca guardemos en nuestro corazón algo contra nuestras hermanas o contra cualquiera. Aunque nosotras hayamos sido heridas ¿qué importa si damos el primer paso? " 18El espíritu de familia y la caridad eran valores indiscutibles para María de la Pasión: “Nos hemos extendido increíblemente en estos últimos siete años, y puedo testificar que, incluso en las misiones más 8 alejadas de mí, el espíritu de familia y la caridad, tesoro sin precio, están más que nunca entre nosotras. Rezad ardientemente para que no se escape de nosotras”.19 Llamada a discernir juntas la voluntad de Dios, la vida de comunidad es un camino de fe; un largo camino en el que caminamos juntas como hermanas; cada una lleva la riqueza de su ser, sus talentos, su historia y también sus límites: “cada una tiene un lugar especial en el designio de la Verdad que es la Sabiduría de Dios, encarnada por nosotros… Sería una comunidad muy feliz si cada una buscara renovar su mente… para corresponder al proyecto particular que Dios tiene para ella.” 20 En la búsqueda de la voluntad de Dios María de la Pasión insistió en salvaguardar la armonía de los espíritus y corazones; manteniéndose en comunión con la autoridad. Exhorta a cada hermana a una participación activa y a hacer su trabajo completamente y bien, aportando sus dones y talentos, y el resultado será magnífico: “Daremos fruto abundante, no sólo para nuestras propias almas, sino para las de otros muchos. La unión es la fuerza. Cada una en comunidad tiene algún don particular; si todas trabajamos juntas, se podrán utilizar los diferentes talentos de cada una y nuestro trabajo será perfecto. Una siembra, otra riega, mientras otras sufren y oran para obtener las bendiciones de Dios" 21 LA UNIDAD DE LA COMUNIDAD TIENE SU FUENTE EN LA CONTEMPLACIÓN TRINITARIA. La internacionalidad de las comunidades es parte integrante de la misión evangelizadora. Es un signo de universalidad en la unidad que transciende los lazos naturales, forja la unidad partiendo de la base espiritual: llama a vivir el mismo carisma y el envío a la misma misión. María de la Pasión subraya su riqueza, y su testimonio de caridad sin fronteras. El concepto de unidad está en 9 el centro de la espiritualidad de María de la Pasión, que está profundamente arraigada en la unidad Trinitaria, y que impregnó su acción como Fundadora, y enseñó a sus hijas cómo pertenecer y adherirse al Cuerpo. La unidad del Instituto tiene una dimensión teológica y mística. María de la Pasión la ve en la imagen del Cuerpo cuyos miembros son animados por el Espíritu Santo. El Padre es fuente de toda unidad, el Ser “de quien todo procede”, todo el amor y por consiguiente toda la unidad, porque no hay unidad excepto en el amor. Este amor desciende hacia nosotras a través de la misión del Hijo que se une a la Iglesia, y por la efusión del Espíritu… "Todo lo que proviene de la unidad amor, todo vuelve a la unidad amor, que se fusiona a la unidad, amor" (NS 180). “No olvidemos nunca que hemos sido llamadas a formar un solo cuerpo y sepamos agradecerlo" (MD 724) - Pidamos al Espíritu Santo que nos mantenga en la unidad, para que pueda gobernarnos como a miembros dóciles… " (MD 813). En su visión contemplativa desarrolló la sed de la unidad, su deseo era hacer del Instituto el cuerpo donde se refleja la comunión Trinitaria.22 Con el fin de construir la unidad, se da importancia a la comprensión y respeto mutuos, a la verdad en las relaciones, al sacrificio de sí misma y al olvido de sí para purificarse del egoísmo humano. La unión de corazones y de almas es para ella la actitud más importante en un Instituto dedicado a la misión universal. María de la Pasión recomendaba incesantemente a sus hermanas que intentaran vivir la pobreza según el espíritu de intendencia tan querido por San Francisco. La pobreza también se expresa en “un gran respeto por el bien de la comunidad” velando para no dejar que “se pierda o deteriore”, porque es “el bien de Nuestro Señor mismo” 23 La Sagrada Familia de Nazaret es el modelo de la vida interior y también de vivir la pobreza día a día con el trabajo de sus manos. 10 VISIÓN DE MARÍA DE LA PASIÓN SOBRE LA RELACIÓN ENTRE CARISMA Y COMUNIDAD María de la Pasión percibe profundamente la relación entre el carisma y la comunidad. La comunidad religiosa es, por excelencia, el marco donde se vive y se transmite el carisma. Es primeramente en comunidad donde el carisma tiene que florecer y dar frutos. Nuestra responsabilidad es la de asimilar e integrar sus valores y diferentes aspectos; por ello somos enviadas para cumplir nuestra misión en la Iglesia y en el mundo conforme a nuestra característica. María de la Pasión se mostró solícita en formar, adiestrar, y cultivar el pequeño grupo de las primeras comunidades, porque ellas eran la semilla de las comunidades futuras del Instituto. Quiso infundir en ellas el espíritu del Instituto que se caracteriza por “una regularidad, caridad, obediencia, humildad, un fervor y un espíritu de oración que de vosotras pase a todas las que os seguirán”24 Recordaba a las hermanas de una nueva comunidad que tenían una gracia especial y también la responsabilidad de crear fervor y fidelidad en esta casa, que después sería como ellas la habían formado. Estas primeras comunidades se impregnaron de su carisma y ellas lo transmitieron a las generaciones futuras. En una de sus conferencias a las religiosas de Lisboa, el 17 de septiembre de 1902 dijo: “Las comunidades que viven en tiempo de la Fundadora, decía ella, son también fundadoras, puesto que el Instituto recibirá de ellas el espíritu que tendrán más tarde.” 25 Madre Fundadora era el corazón de la comunidad: “Allí donde está, “se da, se hace toda a todos íntegramente en el instante presente”, reservando a cada una, desde la joven postulante hasta las superioras, el tiempo necesario”. Los Diarios de las casas más antiguas del Instituto, nos dejan entrever el ambiente 11 de gozo familiar que envuelve estas permanencias. Desde la llegada expresa el deseo de que su permanencia sea “fuente de gracia y de recogimiento y no de disipación. Sobre todo busca “comunicar este fuego” que arde en ella, en las conferencias o en esas “preparaciones de la tarde” que “se hubieran quedado escuchando toda la noche”.26 PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN La vida de comunidad ¿cómo es fuente de impulso para realizar mi vocación FMM? ¿Cómo puedo responsabilizarme de transmitir el carisma a las futuras generaciones FMM? ¿Cuál es mi comprensión de: vivir la pobreza en espíritu de intendencia? NUEVO ENFOQUE QUE APORTA EL VATICANO II La visión de María de la Pasión sobre la vida de comunidad estaba en armonía con la teología de su tiempo; muchas generaciones de Franciscanas Misioneras de María han compartido fielmente su visión; y a su vez nos han transmitido esta tradición. Cuando empezamos a dar la respuesta a la llamada del Vaticano II, las FMM extendidas por todo el mundo, echando una mirada retrospectiva a nuestros orígenes, hemos comprendido que “nos hallamos ante una larga y viva tradición de gracia y fidelidad de Dios para con nuestro Instituto; sobre los cimientos colocados por una multitud de mujeres santas que han seguido esta llamada específica de nuestro Dios, nuestras hermanas, que nos han conducido hasta donde estamos hoy. Nos sentimos favorecidas y amadas por nuestro Dios, enriquecidas por el pasado, y sin duda, desafiadas tanto por el pasado como por el futuro.”27 Favorecidas como éramos con una tradición rica, 12 entramos progresivamente en la renovación lanzada por el Vaticano II, siguiendo el carisma. Antes del Vaticano II, el estilo de vida de la mayoría de las comunidades era monástica. Las hermanas vivían en comunidades grandes consagradas a las obras del Instituto. El paso del estilo de vida monacal al nacimiento de fraternidades o comunidades pequeñas se hizo gradualmente, sin embargo el proceso fue generador de vida con sus altos y bajos. Hemos pasado por un período de transición y de estudio profundo del carisma para responder a los requisitos de Vaticano II. El Capítulo General de 1984 amplió la visión de las comunidades pequeñas , que hoy son consideradas como comunidades evangelizadoras al servicio de la misión universal. El proceso que lleva al nacimiento de una comunidad evangelizadora parte de finales de 1960, cuando el Instituto dio su aprobación para comenzar las primeras comunidades o pequeñas fraternidades insertadas entre la gente. Capítulo general de 1972-73 El cambio del estilo de vida monacal a una comunidad fraternidad evangélica fue sorprendente. Muchas provincias adoptaron el estilo de comunidades o pequeñas fraternidades. Consejo General Plenario de 1976: El Dinamismo del Amor; pág. 75-78 La vida de comunidad se vuelve más exigente porque pide construir relaciones interpersonales, lo que implica el compromiso a una participación activa en la construcción de la comunidad. Capítulo general de 1978 13 Informe de Alma Dufault, fmm referente a la comunidad: pág. 168 - 176 La comunidad como signo de unidad en un mundo dividido La multiplicación de fraternidades – pequeñas comunidades, impulsa a los miembros de la comunidad a una llamada a crecer en corresponsabilidad. Consejo General Plenario de 1982 Alma hace unas preguntas concretas que interpelan: ¿Qué hago yo, junto con las hermanas que Dios me ha dado, para construir una comunidad de fe, una comunidad edificada en torno a Cristo, Palabra y Eucaristía – Se realiza una conversión mutua? - pág. 300 Capítulo general de 1984 El tema del Capítulo: Nuestra Misión FMM hoy y mañana: Como comunidad evangelizadora, ¿cómo podemos dar una respuesta profética al grito del pobre y a los desafíos del mundo de hoy? La comunidad auténtica es, en sí misma evangelizadora. - pág. 351 La importancia de elaborar y evaluar el proyecto comunitario y su impacto en la vida de la comunidad. p. 352 - 353 Maura O Connor, FMM,: Carta general nº 22. 2 de agosto de 1989, p.130 Carta general nº 24. 3 de junio de 1990; p. 143 Capítulo general de 1990: Nuestra presencia profética en el mundo - 1984-1990 La Comunidad. - pág. 284 – 287 Construir la comunidad es un proceso que dura toda la vida Nuestras comunidades se vuelven más sanas y lugares más agradables de vivir; hay una mejora en nuestra capacidad de dialogar (5.1). 14 Sin embargo la calidad de vida en nuestras comunidades locales sigue siendo una de las mayores debilidades; (5.2) La calidad de nuestra vida comunitaria y nuestra convicción y compromiso en ella, a menudo influencian a otras en su decisión para entrar en el Instituto. (5. 6) Consejo general plenario 1994 Puso el acento en el equilibrio entre la vida de Comunidad y la Misión. Capítulo general de 1996 Leer: 1. 3.; 3. 3. 3. LECTURAS Alma Dufault, FMM, Superiora general: En la dinámica del amor, Cartas generales 1972 -1984 Juan Pablo II, Vita Consecrata: Capítulo II ‘Signum fraternitatis’ en comunidades fraternas “Congregavit nos in unum Christi amor.” Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. 1994 Para una lectura de… capacidad de hacer comunión en el Espíritu: NS 207: MD,650; CR/1, 109; MD 813; P 101 La Eucaristía vínculo de la vida comunitaria: MD 724; NS 180, p.101102. A la escucha de la Palabra: NS 68, p.103 Relaciones marcadas por el respeto y la atención fraternal: MD 616; CR/2, 262,; CT/1, 42,; pág. 108. El perdón mutuo: MD, 724,; MD 277, MD, 11,; MD,835; CR/1,42; p.113114. Apertura a lo universal: CR/1, 76,; JO, 651,; p.118-119 etc. 15 NOTAS 1 Maura O'Connor, FMM. Un Pentecostés Permanente – Cartas- Escritos Generales 1984-1996; pág. 407. 2 Cf. Christiane Mégarbané, FMM, Sup.Gen. “… Si conociéras el don de Dios…” 1. 1.5; 1. 2.3 3 Cf. El Amor fraternal en la Comunidad. “Congregavit nos in unum Christi amor”. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. 1994. Art.10;11 y Actas 2, 42-47; 4, 37. 4 Cf. Caminar desde Cristo: Un renovado compromiso de la Vida Consagrada en el Tercer Milenio. CIVCSVA. Roma, Mayo 2002.Art.28 5 Christiane Mégarbané, FMM. Del mundo a este mundo. Encuentro de Maestras de Novicias. Grottaferrata; septiembre 1997. Sección:… En comunidades de fe… 6 Maura O’Connor, FMM. Un Pentecostés permanente; p.459, 8.5; 8.6 7 Franciscanas Misioneras de María. Un Servicio en corresponsabilidad. La responsable local; Grottaferrata 1989, p.9 8 cf. CT/1,129; JO,237 9 cf.NS, 68; Actas 1,14. 10 cf. Actas 4: 32; CS 11; MD 616;JO,420 11 Cf. Christiane Mégarbané, FMM Op. cit… en Comunidades de fe 12 Un servicio en corresponsabilidad, La responsable local. Grottaferrata, 1989; p.10 13 Cf. Rose Hoover, RC. “Why do we gather? A journey Together. Review for Religious. Quarterly 66.1 2007; p.62 14 Cf. Rose Hoover, RC: Op. cit. p.16 15 Vita Consecrata nº 46 16 El Instituto, Un apóstol enviado de Dios… p. 46 17 Idem p. 39 18 MD, 835 19 JO, 720 20 MD, 96 21 MD, 245 22 Carta al P. Rafael, 28 Marzo 1893 23 El Instituto, un apóstol enviado de Dios… p. 53 24 Carta de María de la Pasión a las Misioneras de María en Saint-Brieuc y Châtelets, 5 de Septiembre 1880. El Instituto, un apóstol enviado de Dios. La Sorgente 1986, p.15 25 El Instituto, un apóstol enviado de Dios… p. 27 26 Idem p.20 27 Maura O’Connor FMM, Un Pentecostés permanente, p.407 - 408 16