TEXTOS COMENTADOS PARA SELECTIVIDAD_GUILLERMO DE OCKHAM «Pero me parece que se ha de afirmar que de la potestad regular y ordinaria concedida y prometida a S. Pedro y a cada uno de sus sucesores por las palabras de Cristo ya citadas [“lo que atareis en la tierra, quedará atado en el cielo”] se han de exceptuar los derechos legítimos de emperadores, reyes y demás fieles e infieles que de ninguna manera se oponen a las buenas costumbres, al honor de Dios y a la observancia de la ley evangélica […] Tales derechos existieron antes de la institución explícita de la ley evangélica y pudieron usarse lícitamente. De forma que el papa no puede en modo alguno alterarlos o disminuirlos de manera regular y ordinaria, sin causa y sin culpa, apoyado en el poder que le fue concedido inmediatamente por Cristo. Y si en la práctica el Papa intenta algo contra ellos [los derechos de los emperadores y reyes], es inmediatamente nulo de derecho. Y si en tal caso dicta sentencia, sería nula por el mismo derecho divino como dada por un juez no propio» G. DE OCKHAM, Sobre el gobierno tiránico del Papa. Madrid, Tecnos, 2001, pp. 60-61 ESQUEMA DE RESPUESTA. Responde a la primera cuestión del nuevo modelo de examen en su triple contenido: a) Situación del autor en su época; (0,25 puntos) b) Indicación del tema o problema abordado en el texto; (0,25 puntos) c) Exposición de las ideas principales, (0,5 puntos) Mostrando las relaciones entre ellas, (0,5 puntos) y Explicándolas (1 punto) El alumno debe responder en este mismo orden las cuestiones de esta pregunta. Situación del autor en su época Guillermo de Ockham nace cerca de Londres hacia 1295-96. Ingresó en los franciscanos. Ejerció de «lector» en Oxford donde escribe sobre la lógica de Pedro Lombardo, Porfirio y Aristóteles. A partir de 1323 se ve envuelto en las disputas de la orden de los franciscanos con el Papa Juan XXII sobre el problema de la pobreza evangélica. A consecuencia de ello tuvo que huir de la corte papal de Aviñón en 1328. Excomulgado, se refugió con el emperador Luis de Baviera en Munich. Allí, junto a Marsilio de Padua, Ockham escribe obras políticas a favor del emperador y contra el Papa, a quien acusa de herejía. Sobre la potestad de los emperadores y papas (hacia 1334-39) es la más importante. Representa un importantísimo giro del pensamiento escolástico, que es casi una disolución del mismo. Ockham y los escolásticos del siglo XIV desconfían de la síntesis que la escolástica anterior había intentado para conciliar la fe cristiana y la filosofía griega, y en especial de los grandes sistemas de Tomás de Aquino y Buenaventura. Sin caer en el averroísmo, realizan una radical separación razón-fe, filosofía-teología. Por eso, Ockham ya no es un pensador sistemático, sino crítico. Y su crítica conducirá a la independencia de la filosofía, que queda libre para abordar otros temas, como el problema de la Naturaleza. Julián López Camarena. Texto comentado de Guillermo de Ockham 1 Indicación del tema que trata el texto La potestad papal, conferida por Cristo, no puede imponerse a los derechos legítimos de emperadores, reyes y fieles, siempre que éstos no se opongan a la moral, el honor de Dios y la observancia de la ley evangélica. - Ideas Principales La potestad papal no puede imponerse a los derechos legítimos de emperadores, reyes y fieles, siempre que no vayan contra Dios o la ley evangélica Tales derechos son anteriores a la institución de la ‘ley evangélica’ y el hombre ya los usaba lícitamente No pueden ser alterados y disminuidos sin causa Cualquier tentativa o sentencia del Papa contrarias a tales derechos son nulas de pleno derecho por no tener competencia para ello Relación entre las ideas del texto Estamos ante un texto argumentativo (en este caso, nuevamente, podría sintetizarse el punto anterior ‘ideas principales’ y éste ‘relación entre las ideas’). Como tal, tiene que partir de una tesis que ha de ser demostrada, par lo cual Ockam usará un razonamiento deductivo que, a partir de unas premisas, obtiene necesariamente como conclusión la tesis, que queda así demostrada. El esquema es el siguiente: Tesis: «La potestad papal, conferida por Cristo, no puede imponerse a los derechos legítimos de emperadores, reyes y fieles, siempre que éstos no se opongan a la moral, el honor de Dios y la observancia de la ley evangélica». Argumentación: 1ª premisa: tales derechos son anteriores a la propia ley evangélica y se han venido usando antes lícitamente 2ª premisa: no pueden ser alterados y disminuidos sin causa y sin culpa, apoyándose en la autoridad concedida por Cristo Conclusión: si el Papa intenta alguna acción contra ellos es nulo de derecho y si dicta sentencia contra ellos sería nula por el mismo derecho divino, por no tener competencia o jurisdicción en ello. Explicación de las ideas El texto refleja el que es tema central de sus escritos políticos: los límites de los poderes del Papa. La posición de Ockham y su argumentación se fundan en su idea de los derechos naturales, como el derecho a la vida, a la propiedad privada, al poder civil, etc. Ockham, como filósofo, defiende la existencia de derechos naturales anteriores a cualquier convención humana, que participarían de la inmutabilidad y absolutidad de la ley natural; pero, como teólogo, estuvo siempre por mantener la omnipotencia divina según el la entendía, dejando a salvo que de acuerdo con esa omnipotencia Dios pudiera intervenir en algún caso particular, contraviniendo la ley natural. La posición que venía siendo tradicional en el pensamiento cristiano medieval era la pretensión de superioridad del Papa sobre el poder civil. Ockham se pregunta: ¿Es superior el poder del Papa al poder civil en cuestiones que no son estrictamente religiosas? Ockham responde que el poder civil es un derecho divino, incluso anterior al papado. La intromisión en cuestiones civiles está fuera de Julián López Camarena. Texto comentado de Guillermo de Ockham 2 todo lo permitido, y la defensa y práctica de la misma es claramente herética y contraria al Evangelio. En sintonía con sus contemporáneos Marsilio de Padua y Juan de Jandún, Guillermo de Ockham fundamenta teóricamente la secularización del poder civil frente a la pretensión de supremacía de la Santa Sede. El pecado original hizo necesario al hombre poseer el derecho a elegir sus propios gobernantes, derecho conferido inmediatamente por Dios, sin necesidad de mediadores. La razón de ello es que la potestad de instituir gobernantes «es una de las cosas necesarias y útiles para vivir bien y políticamente». Por eso aunque el nombramiento o institución de un determinado régimen de gobierno sea obra de los hombres, el poder se debe a Dios. Lo que no hay que entender en el sentido de que Dios confiera a cada gobernante por sí mismo el poder, sin ninguna intervención humana, como ha sido el caso de Moisés; sino con intervención de los hombres para algún fin concreto. Basta, para poder afirmar que el poder es de derecho divino y que se debe a Dios solo, con que este poder no esté sometido a nadie ni a nada en su ámbito fuera de Dios. Y éste, a juicio de Ockham, es el caso del poder civil. El poder civil y el emperador Esta doctrina es aplicable para cualquier rey o príncipe temporal, pero la plasmación perfecta de su realización era para Ockham el imperio romano y la ideal restauración del mismo a través del Sacro Imperio Romano Germánico, pretensión permanente en la Edad Media. Idea que había pasado del imperio de Roma a Alemania por medio de Carlomagno. El poder del imperio lo tenía legítimamente, en contra de las pretensiones de Juan XXII, su protector Luís de Baviera. Esta aspiración de Ockham representa, tal vez, une de las últimos ejemplos del anhelo medieval de una comunidad política bajo la autoridad común del emperador, para llegar en el orden temporal a la unidad de gobierno que el Pontificado ofrecía en el orden espiritual. Relación entre los poderes de la iglesia y los poderes del estado Para Ockham, ambos poderes se distinguen perfectamente, aunque no se oponen, llegando a ver necesaria su coordinación y colaboración. Coinciden en el origen divino, según su modalidad, y en el fin, que en ambos casos es el bien común. Ambas formas de poder son una consecuencia del pecado original y han surgido en la historia para poner remedio al desorden originado por este hecho determinante en la historia de la humanidad. Cada una de estas formas de poder debe, no obstante, mantenerse dentro de los límites de su potestad. En especial, el Papa debe abstenerse de injerencias en asuntos civiles del estado, ya que esto sería ir contra lo que Dios y la naturaleza han concedido a los hombres. Sólo en casos muy determinados está justificada la intervención del Pontífice en los asuntos civiles del Estado. Del mismo modo, en casos extremos, cuando la conducta del Papa atente contra la seguridad del Estado, podrá intervenir el emperador para castigar al Pontífice, no para deponerlo, ya que esto es de competencia de toda la cristiandad. Julián López Camarena. Texto comentado de Guillermo de Ockham 3