Comentario de texto de G. de Ockham “Pero me parece que se ha de afirmar que de la potestad regular y ordinaria concedida y prometida a S. Pedro y a cada uno de sus sucesores por las palabras de Cristo ya citadas [“lo que atareis en la tierra, quedará atado en el cielo”] se han de exceptuar los derechos legítimos de emperadores, reyes y demás fieles e infieles que de ninguna manera se oponen a las buenas costumbres, al honor de Dios y a la observancia de la ley evangélica […] Tales derechos existieron antes de la institución explícita de la ley evangélica y pudieron usarse lícitamente. De forma que el papa no puede en modo alguno alterarlos o disminuirlos de manera regular y ordinaria, sin causa y sin culpa, apoyado en el poder que le fue concedido inmediatamente por Cristo. Y si en la práctica el Papa intenta algo contra ellos [los derechos de los emperadores y reyes], es inmediatamente nulo de derecho. Y si en tal caso dicta sentencia, sería nula por el mismo derecho divino como dada por un juez no propio” (G. DE OCKHAM, Sobre el gobierno tiránico del Papa. Trad. P. Rodríguez. Madrid, Tecnos, 2001, pp. 60-61 [traducción adaptada]). Respecto al texto (a) sitúa al autor en su momento histórico, (b) señala el tema o el problema del texto, (c) indica las ideas principales y (d) muestra las relaciones entre ellas y explícalas. a) Guillermo de Ockham vive en la primera mitad del s. XIV, nació en la aldea de Ockham, a 30 kilómetros de Londres. Ingresó en la orden franciscana. Estudió y enseñó en Oxford. Acusado de herejía, se acogió a la protección del emperador Luis de Baviera. Vivió el siglo de la crisis de la Filosofía Escolástica y sin duda su pensamiento influyó en la misma, pues en su filosofía está el germen del pensamiento moderno. Conocido como príncipe de los nominalistas, revisó los planteamientos gnoseológicos sobre los universales y propugno la contingencia del mundo. También tomó distancia respecto a los planteamientos medievales en las relaciones fe-razón e iglesia-estado. b) Trata Ockham en este fragmento de la separación de los poderes del Emperador y del Papa. Ataca la supuesta y tradicional supremacía del poder espiritual sobre el poder temporal. c) Las ideas principales son las siguientes: 1. La potestad de la Iglesia (Papa) es diferente de la potestad de los emperadores y reyes… 2. Los derechos de los reyes, emperadores… son derechos anteriores a la ley evangélica. 3. Por tanto, el Papa no puede inmiscuirse, concediendo o recortando tales derechos. 1 Comentario de texto de G. de Ockham 4. Si el Papa lo hace, lo hace sin derecho alguno y sus decisiones son nulas por no basarse en ningún derecho que él tenga. d) Las ideas anteriores se relacionan del modo siguiente: 1. Se parte de la tesis de que la potestad temporal y la espiritual son autónomas e independientes. 1.1. Más aún, el derecho o la potestad temporal es anterior a la institución de la potestad espiritual del Papa. 2. Establecido lo anterior, Ockham deduce las siguientes consecuencias: 2.1. Ninguno de estos poderes tiene derecho a inmiscuirse en el terreno del otro. 2.2. De ahí que el Papa no tenga derecho alguno a alterar o disminuir los derechos del Emperador. 2.3. Por la misma razón, cualquier sentencia del Papa acerca de las competencias del Emperador es nula, por estar fuera del ámbito de sus competencias o potestad. e) El problema que plantea Ockham en este fragmento es un problema típico de la Edad Media: las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Dichas relaciones son casi un calco de las relaciones, en un plano más teórico, entre razón y fe, relaciones que van a ir evolucionando a lo largo del Medievo. Hacia el siglo XIV se produce la separación o distinción entre razón (filosofía, ciencia) y fe (teología), no sólo formal, sino también material. Santo Tomás, en siglo anterior, había establecido una distinción formal entre ambas, pero no material totalmente. La razón, teniendo su campo propio, necesitaba del complemento de la fe. De ahí que razón y fe (filosofía y teología) compartieran temas y que, por eso, la teología fuera una ciencia mixta, complementaria y superior a la filosofía. Ahora los campos de ambas se separan. Las cuestiones de la fe (teología) versan sobre lo contingente, dependen de la voluntad divina; las cuestiones de la razón tratan de lo necesario. Son ciencias totalmente distintas en sus temas y en su modo de proceder. Si la posición de Ockham respecto al tema de las relaciones entre razón y fe se puede extrapolar a las relaciones entre el Papado y el Imperio, como sabemos que se hace de hecho, se entiende bastante bien el contenido del texto. Pero hay que tener en cuenta también el ambiente sociopolítico en que vivió nuestro autor. Desde los comienzos de la Edad Media estuvo más o menos vigente la teoría de las “dos espadas” (Gelasio I) que consideraba a la Iglesia y al Estado 2 Comentario de texto de G. de Ockham como dos instituciones autónomas, aunque el poder del Estado se deberá ejercer en bien de la Iglesia. Pero este planteamiento va a evolucionar hacia la proclamación de la superioridad y supremacía universal de la Iglesia. Esta ideología es plasmada en la polémica bula “Unam sanctam” de Bonifacio VIII a comienzos del S. XIV. En este siglo se produjo un enfrentamiento total entre los dos poderes típicos de la Edad Media: el papado y el imperio. Ockham se vio en envuelto en dicho choque, poniéndose a favor del Emperador Luis de Baviera. Defiende una clara distinción de los poderes espiritual y temporal. Ambos son poderes legítimos, pero independientes. El poder político no proviene del poder espiritual. Por ello, el Papa no tiene jurisdición alguna en los asuntos terrenales, no es quien para determinar quién ha de gobernar un Estado, ni para autorizarlo o coronarlo. Este planteamiento de Ockham resulta claramente anunciador de la Modernidad, de ideas que más tarde se desarrollarán: necesidad de una reforma en la Iglesia, democratización de la elección de los gobernantes, etc. Del mismo modo, habría que tener en cuenta que estas tensiones entre las dos instituciones propias del Medievo, se producen en el momento en que empiezan a consolidarse los Estados nacionales lo cual va a llevar a la ruptura progresiva del equilibrio entre los dos poderes. 3