Prologo En su larga lucha contra las fuerzas ciegas de la naturaleza, el ser humano ha encontrado en las plantas un fiel aliado; ellas le han procurado alimento, techo, abrigo, armas remedios contra los dolores e incluso solaz para el espíritu. El exuberante despliegue de energía vital que acompaña al desarrollo y al renacimiento estacional de las plantas le ha ayudado a reanudar su confianza en la continuidad de la vida. No es de extrañar, pues, que todos los pueblos, desde los mas primitivos hasta los mas avanzados, hayan atribuido poderes mágicos a ciertas especies y que hayan surgido tantos mitos que les confieren una intervención directa en la vida del hombre y en su destino. Cuando se hallaba herido o enfermo, poco podía hacer el hombre primitivo sino recurría a las plantas. Del empleo que les dio surgieron muchos tratamientos empíricos notablemente eficaces. Con el tiempo, sin embargo, la medicina se fue haciendo teórica; nació el concepto de que cuanto mas drástico fuera el tratamiento, mejores eran sus efectos, y la herbolaria, considerada producto de la ignorancia y la supertensión, cayo en desgracia. Mucho tardo la medicina formal en abrirle nuevamente sus puertas, pero hoy la fitoterapia, apoyada en métodos científicos, esta volviendo al lugar que merece en el campo medico. Un sincero agradecimiento a nuestros padres; que nos han apoyado en todo momento.herbolaria D esde tiempo inmemorial el hombre ha recurrido a las plantas en busca de curación para sus males y alivio a sus dolores. Esa búsqueda lo ha hecho profundizar en el conocimiento de las especies vegetales que poseen propiedades medicinales y ampliar su experiencia en el empleo de los productos que de ellas se extraen, La fitoterapia nombre que se aplica al uso medicinal de las plantas, nunca ha dejado de tener vigencia: muchas de las especies vegetales estimadas por sus virtudes curativas entre los antiguos egipcios, griegos y romanos pasaron a formar parte de la farmacopea medieval, que más tarde se vio enriquecida por el aporte de los conocimientos herbarios del Lejano Oriente, y poco después por la vastísima tradición fitoterapéutica de los habitantes del Nuevo Mundo. Los mismos árboles, arbustos, y hiervas que a través de los siglos sirvieron a herbolarios, curanderos y apotecarios para preparar infusiones, bálsamos y emplastos curativos proporcionan hoy día materia prima a la moderna industria farmacéutica, casi la mitad de los medicamentos que se prescriben actualmente proceden del reino vegetal. Resulta natural que en el largo camino recorrido por la herbolaria no hayan dejado de atribuirse virtudes mágicas o místicas a las plantas, a veces como mero producto de superstición, pero otras como resultado de la necesidad del hombre de explicarse las notables propiedades curativas que indudablemente había encontrado en algunas de ellas y que no podía comprender. Incluso ahora que conocemos muchos de los principios físicos y químicos a los que deben las plantas sus extraordinarias cualidades, para nosotros siguen estando envueltas en un halo mágico acentuado por su belleza y su variedad de formas. En esta época, en la que el consumo individual de medicamentos ha aumentado tanto, surge la tendencia a volver a las fuentes naturales para curara las enfermedades, no se trata de una moda, sino de la íntima 1 necesidad de adoptar, en todos los aspectos, un sistema de vida más sencillo y acorde con la naturaleza. Cuando Hernán Cortés llegó a México en 1519, no se encontró con una serie de tribus primitivas dispersas como había supuesto, sino con un imperio extenso y rico que contaba con formas avanzadas de gobierno, ciudades bien planificadas, un sistema de numeración y escritura basado en pictogramas y un alto nivel de conocimientos matemáticos, astronómicos, arquitectónicos y médicos, fundamentados estos últimos en una larga tradición herbolaria. En consonancia con el interés y la sensibilidad que siempre habían demostrado los pueblos nahuas hacia las plantas, los emperadores aztecas patrocinaban el estudio de todos los aspectos de la flora de los territorios que iban conquistando e incluso de los que quedaban fuera de sus hegemonía. Mandaban emisarios a todos los rincones de su imperio con el encargo de recoger plantas raras y valiosas y con ellas crearon verdaderos jardines botánicos en los que los médicos experimentaban nuevos remedios y los jardineros probaban nuevas variedades. Incluso los artesanos reproducían las especia más llamativas en los frescos que adornaban los muros de los palacios y en los códices, donde se llevaba el registro de todo acontecimiento notable. A la caída de Tenochtitlán, algunos de los jardines botánicos aztecas se salvaron de la destrucción gracias a la admiración que despertaron en los conquistadores. En 1570, el rey Felipe II, envió a su médico personal, el reconocido naturalista Francisco Hernández, para que estudiara y catalogara las plantas de la Nueva España, desgraciadamente, gran parte del manuscrito de Hernández, ilustrado por pintores indígenas se perdió en el incendio de El Escorial, ocurrido en 1671, pero lo que de él quedó y las copias y traducciones fragmentaria que antes se habían hecho han servido de base a muchos textos modernos sobre la flora mexicana. En la mayoría de las culturas antigua y el algunas de las actuales, la enfermedad se considera un castigo de los dioses, y los curanderos trataban a los enfermos a base de conjuros y ritos, que incluían lo que para ellos eran pócimas mágicas, preparadas con plantas locales. Es muy probable que en un principio escogieran esas plantas por su color, olor, forma o rareza, pero al paso del tiempo debieron de advertir que unas daban mejor resultado que otras para aliviar determinadas dolencias, y esos conocimientos se fueron transmitiendo a través de las generaciones. Si no fuese así, cómo se puede explicar que algunas civilizaciones separada una de otra por un océano, aprendieran a usar de manera tan parecida plantas medicinales íntimamente relacionadas ente sí? Los descubrimientos arqueológicos realizados en un cementerio del hombre de Neandertal en Irak, que data de hace unos 60 000 años, indican que en épocas tan remotas ya se usaban algunas plantas medicinales que aún figuran en la herbolaria tradicional, entre ellas el senecio, la milenrama, el malvavisco. Hace más de un milenio que en la farmacopea mexicana se encuentra el peyote; probablemente fue apreciado primero por sus propiedades alucinógenas, pero su empleo ritual debió de conducir al descubrimiento de su eficacia para curar moretones y heridas, hoy se sabe que además contiene sustancias desinfectantes. Por las tabletas de arcilla con escritura cuneiforme que nos legaron los sumerios (civilización que floreció hacia el año 4 000 a, C., entre el Tigris y Eufrates), sabemos que entre sus medicamentos se contaban el opio, el orozuz (regaliz), el tomillo y la mostaza, además del azufre. Los babilonios, civilización que los sucedió ampliaron la farmacopea sumeria con plantas como el se, el azafrán , el cilantro, la canela y el ajo, A partir de ellas, y de resinas como el gálbano y el estoraque, preparaban extractos, cataplasmas, bálsamos y linimentos. El primero de los notables médicos que la gran cultura egipcia produjo fue Imhotep, un arquitecto y hábil sanador que después fue ascendido a la categoría de dios por las milagrosas curaciones que se le atribuían. El antiguo Egipto, también dio al mundo uno de los primeros textos médicos, el papiro de Ebers, llamado así en honor del egiptólogo ademán Georg Ebers; este estudioso se lo compró en 1873, a un árabe que decía haberlo encontrado en la necrópolis de Tebas. El papiro, aparentemente escrito en el siglo XVI a. C., contiene unas 800 recetas y hace referencia a más de 700 productos, incluyendo aloe, ajenjo, hierbabuena, beleño, mirra, hashish o hachis, ricino, y mandrágora. Con ellos preparaban extractos, licores, infusiones, píldoras, 2 cataplasmas y bálsamos. En el papiro de Ebers hay una receta que quizá estuviese destinada al tratamiento de la diabetes. También se recomienda poner sobre las heridas lodo o pan mohoso para evitar que se infecte, tuvieron que pasar varios milenios antes de que se descubriera que esos emplastos suelen contener bacterias y hongos que producen antibióticos, los medicamentos milagrosos del siglo XX. Los antiguos egipcios no fueron los únicos que dejaron registro del uso medical de las plantas, hace por lo menos 2000 años se escribió la farmacopea china que se conoce como el Pen Tsao, atribuida al legendario emperador Shen Nung, en la obra se describe, por ejemplo el uso del aceite de chaulmugra para tratar la lepra. Entre las muchas plantas que se consignan están la adormidera, el ruibarbo, el acónito, y el cáñamo del hacshish, también aparece registrado por primera vez un arbusto del desierto llamado mahuang o efedra china, que se empleaba para activar la circulación, bajar la fiebre, ayudar a la función renal, calmar la tos y aliviar las afecciones pulmonares y bronquiales, Hasta principios de este siglo la ciencia médica ignoró las virtudes de esta planta, cuyo principio activo, la efedrina, constituye un ingrediente imprescindible de los medicamentos que se prescriben para aliviar las dificultades respiratorias y otros síntomas del asma, la fiebre del heno y el resfriado común. Los judíos de los tiempos del Antiguo Testamento eran reconocidos por su alto grado de salud pública e higiene, aunque desde luego estos habitantes de los ásperos territorios del extremo oriental del Mediterráneo no estaban exentos de enfermedades y era una costumbre aceptada entre ellos el empleo de plantas para curarlas. En el Eclesiástico, la Biblia autoriza y el cierto sentido fomenta esta práctica señalando. El Señor hace salir de la tierra los remedios y el hombre sensato no los desestima. Docenas de plantas medicinales se mencionan a lo largo del Antiguo Testamento, desde el enebro hasta la mandrágora, el algodón y la mostaza. En la India toda la erudición herbolaria acumulada durante muchas generaciones se reunió en el Ayurveda, colección de tradiciones médicas que quizá apareciera por primera vez en forma escrita alrededor de la época de Cristo, Sin embargo la doctrina que encierra se remonta mucho mas atrás a los tiempos del Rig Veda, que contienen himnos dedicados a la deidad Soma, de virtudes medicinales y narcóticas, que se ha identificado como la Amanita muscaria, un hongo venenosos con propiedades narcóticas y alucinógenas. En los Vedas hay muchas referencias a las plantas curativas, entre ellas la serpentaria, Rauwolfia serpentina, usada para tratar mordeduras de víboras, epilepsia, alteraciones mentales y otros males, De esta especie se extrae actualmente la reserpina, un tranquilizante e hipotensor ampliamente usado por la farmacología moderna. MEDICINA DE HERBOLARIO E s la ciencia y arte de las plantas medicinales. Esta forma de medicina alternativa se ha practicado desde hace siglos, probablemente desde hace varios milenios. La clasificación más extensa de las hierbas medicinales apareció en el Theatrum Botanicum de Parkinson, publicado en 1640. Dependiendo de la planta y del tratamiento, toda la planta o una parte de ella se utiliza para el remedio. En general, se emplean las semillas, los frutos florales, las hojas, los troncos y las cortezas de las plantas y hierbas para preparar los remedios. El más frecuente es la infusión, es decir la hierba o planta fresca se hierve en agua, se cuela y se bebe a sorbos como el té. La tintura (una parte de la hierba o planta se mezcla con alcohol en una proporción ) es también una forma de terapia común. Los médicos que practican este tipo de medicina alternativa también prescriben el uso de hierbas en forma de supositorios, inhalaciones, lociones, tabletas y soluciones líquidas. Muchas enfermedades se tratan con plantas medicinales. Algunas de las más frecuentes son catarros, gripes (hierbabuena, jengibre, milenrama); insomnio (flor de pasión, lúpulo, flor de lima) y náuseas y vómitos (manzanilla, hierbabuena). MEDICINA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS AMERICANOS 3 L a mayoría de los pueblos indígenas americanos creen en el poder curativo de la madre tierra, que todo lo que está sobre la tierra tiene un espíritu, y que la tierra en sí es un organismo vivo, que respira y, en última instancia, tiene capacidad para sentir. En este tipo de medicina alternativa la enfermedad se cree que aparece cuando se produce un desequilibrio entre la persona y su medio natural. De manera inversa, la persona está sana cuando este equilibrio se mantiene o se recupera; hay una relación respetuosa con su medio natural, la madre tierra. La mayoría de los remedios de los indígenas americanos emplean la música, la danza y las oraciones para integrar a la persona con la madre tierra y aplacar los poderes del demonio, responsable de la enfermedad. Se emplean gran variedad de técnicas que incluyen la purificación (limpieza del paciente de cualquier demonio), evocación (invitación de los espíritus benignos y curativos para que ayuden a la persona enferma), identificación (unión física de la persona enferma con los poderes que curan), transformación (liberación de la persona enferma de la enfermedad) y liberación (empleo de los poderes curativos que han sanado a la persona enferma). Muchos de los rituales antes mencionados son empleados por el curandero, al que se le atribuyen vibraciones electromagnéticas especiales que pueden traer la curación, equilibrando las diversas energías del interior de la persona enferma. Muchas culturas, además de la de los indígenas americanos, tienen curanderos que adoptan gran parte de las técnicas antes mencionadas. Índice Prologo 2 Dedicatoria 3 Herbolaria 4 Medicina de herbolario 10 Medicina de los pueblos indígenas americanos 11 Bibliografía • Plantas medicinales Virtudes insospechadas de plantas conocidas Selecciones de reader´s digest México, S.A de C.V • Enciclopedia Encarta 2000 • Herbolaria el consejo en la farmacia Editions Boiron • http:// www.Solnatural.com 1 4 5