ENTREVISTA: Paula Farias, presidenta de Médicos Sin Fronteras "Las farmacéuticas evidentemente, no son ONG" Muchos países en desarrollo dependen de los medicamentos asequibles que se fabrican en la India y que constituyen más de la mitad de los fármacos para tratar el sida que se utilizan en el mundo en desarrollo. Hasta ahora, la India ha podido producir versiones asequibles de medicamentos patentados en otras partes porque hasta 2005 el país no emitía patentes farmacéuticas. Médicos Sin Fronteras (MSF) proporciona atención a personas con sida en los países en desarrollo desde la década de los 90, y empezó a ofrecer la terapia antirretroviral (ARV) en sus programas en Camerún, Tailandia y Suráfrica en 2000. Ahora la organización humanitaria se enfrenta a Novartis, que pretende desde hace tiempo cerrar "la farmacia del mundo en desarrollo". - MSF puso en marcha a principios de año la campaña 'Vidas Suspendidas' con el fin de sensibilizar y recabar la adhesión del público a su petición para que la farmacéutica retirara la demanda contra la ley india de patentes. ¿Ha habido alguna reacción de Novartis ante la campaña? No ha habido ninguna. Creo que ellos tienen bastante claro lo que están haciendo. Tienen un doble mensaje: por un lado muestran una actividad de responsabilidad social corporativa (RSC) potente y, por otro, realizan este tipo de acciones que van en contra de sus argumentos sociales. Están poniendo en juego el acceso a medicamentos y la vida de muchísima gente, anteponiendo sus intereses comerciales. - ¿Cuáles son las principales razones que esgrime Novartis para obligar al Gobierno indio a cambiar su ley de patentes? El SIDA en África es una condena para la que no hay remedio. La historia de esta enfermedad es una catástrofe de dimensiones casi bíblicas porque el acceso a tratamientos era impensable hace tiempo. En el año 2000 el precio del tratamiento para una persona durante un año era de 10.000 dólares; una cantidad que cualquier sistema sanitario, incluso occidental, no podría permitirse. De 2000 a 2006 se hizo una campaña internacional para el fomento del genérico, y en 2006 bajó a 136 dólares, convirtiendo el tratamiento en una realidad. La Organización Mundial de Comercio (OMC) con sus leyes de patentes impone a los países productores de genéricos de antirretrovirales –como Brasil, India o Tailandia– que introduzcan una legislación sobre genéricos y patentes, que dice que cualquier fármaco nuevo tiene que estar sometido a 20 años de protección pero después puede ser fabricado de forma genérica. Esta ley es muy importante en el caso del SIDA porque, como la mayoría de las enfermedades, genera una resistencia a los fármacos que obliga a cambiar de tratamiento. En Europa la gente que recibe atención médica disfruta de cierto nivel de calidad de vida, ya que pasa por varios ciclos del tratamiento. Por el contrario, en la India sólo hay un genérico de primera línea de tratamiento. El resto de fármacos, los de segunda línea, se rigen por la nueva ley de patentes que impide que se fabriquen de forma genérica. El gobierno indio acepta la ley de patentes porque es imposición de la OMC pero se reserva la capacidad de decidir qué fármaco es nuevo. De no ser así entraríamos en el juego de las farmacéuticas que cambian una pequeña parte del producto, en ocasiones sólo la presentación, y vuelven a tener otros 20 años de protección. - ¿Ha habido alguna reacción por parte del resto de farmacéuticas? Están encantadas, no es la primera vez que un gobierno se enfrenta a una farmacéutica por una patente. Hace cinco años en Sudáfrica las farmacéuticas llevaron al gobierno a juicio –entre ellos estaba Novartis–, para tratar de derogar una ley sobre la importación de medicamentos que permitía el tratamiento del sida. Las compañías demandaron al gobierno porque estaba importando fármacos, saltándose las patentes, con el único fin de ayudar a la población que se estaba muriendo y no por dinero. En aquel momento hubo mucha repercusión mediática por lo que sorprende que Novartis vuelva a la carga, sobre todo con esta imagen de empresa responsable que pretende vender. - ¿Cómo calificarían el trabajo de la OMS? La OMS no está diciendo prácticamente nada al respecto porque hay intereses comerciales por todas partes. Habla de la prevención, Derechos Humanos, capacidad sanitaria.... pero cuando hay un problema muy concreto y resoluble no da ninguna repuesta. - ¿Cuál cree que debería ser la actitud de las empresas farmacéuticas? Las empresas farmacéuticas evidentemente no son ONG y no tienen porqué serlo, pero cualquier tipo de empresa tiene una responsabilidad, por lo que deben poner en la balanza la ética los beneficios económicos y el beneficio social. Lamentablemente en esto no hay ninguna ley escrita, es algo intrínseco en cada empresa que es la que debe valorar hasta qué punto quiere comprometerse. En el caso de Novartis nadie les pide que sean una 'hermanita de la caridad' pero lo que se les está demandando es que se cuestionen su interés por los beneficios, es decir, que vean que en esa balanza se encuentran sus beneficios frente al derecho a la salud de millones de personas. En este caso no es una menudencia, estamos hablando del derecho a la salud de millones de personas, hablamos de la posibilidad del tratamiento del sida en África que ahora mismo es una realidad gracias a la introducción de genéricos; y el 80% de esos genéricos que se utilizan en África proceden de la India, por lo que realmente este caso tiene una gran repercusión. - ¿Cuáles son los argumentos que esgrime Novartis en su defensa? Novartis afirma que sin beneficio no hay innovación, lo cual es cierto, pero lo que están impugnando en la India no es la innovación. El gobierno hindú lo que está defendiendo es su derecho a decidir lo que es o no innovación. En el tema farmacéutico las compañías tienen mucho poder, y de hecho tienen un gran control sobre la OMC que es la que al final regula estas leyes de patentes. Sin embargo, lo que se acaba patentando como innovación es en la gran mayoría (alrededor del 90%) el resultado de pequeñas modificaciones o cambios de presentación, no se trata de modificaciones reales ni fármacos novedosos. A la larga este tema es perjudicial porque si está tan protegido el tema de las patentes ninguna compañía va a tener un interés real en fabricar algo novedoso, porque los efectos económicos son los mismos al hacer una mínima modificación en la presentación que al desarrollar una investigación profunda. A la vista está, en los últimos años, cuando la ley de patentes ha sido más extrema y más restrictiva en todas partes, es probablemente cuando menos investigación y desarrollo real se ha producido. Contra esto es contra lo que nos rebelamos, y contra las argumentaciones de investigación y desarrollo de Novartis.