13358

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2 de noviembre de 1990
Señor
Lic. Rafael Renán Murillo Borge
Jefe
DEPARTAMENTO DE RECURSOS HUMANOS
S.O.
Estimado señor:
Damos respuesta a su oficio 11797 de 2 de octubre del año en curso, mediante el
cual requiere nuestro criterio, atinentes a la gestión formulada por el grupo de choferes de
esta Contraloría General, en cuanto a la variación del mecanismo existente para el
reconocimiento de las horas extraordinarias se refiere.
Como es ya de su conocimiento, el aspecto relativo al pago de horas extras a los
choferes que se desempeñan en el Organo Contralor, ha generado grandes preocupaciones
desde hace ya casi diez años. En efecto, en ese entonces consideramos, en principio, que
tales funcionarios no tenían derecho a devengar horas extraordinarias, salvo cuando su
jornada sobrepasara las doce dispuestas en el artículo 143 del Código de Trabajo, que al
efecto dispone:
“ARTICULO 143.- Quedarán excluidos de la limitación de la jornada de
trabajo los gerentes, administradores, apoderados y todos aquellos empleados
que trabajan sin fiscalización superior inmediata; los trabajadores que ocupan
puestos de confianza; los agentes comisionistas y empleados similares que no
cumplen su cometido en el local del establecimiento; los que desempeñen
funciones discontinuas o que requieran su sola presencia; y las personas que
realizan labores que por su indudable naturaleza no están sometidas a jornadas
de trabajo.
Sin embargo, estas personas no estarán obligadas a permanecer más de doce
horas diarias en su trabajo y tendrán derecho dentro de esa Jornada, a un
mínimo de una hora y media.” (El subrayado es nuestro).
No obstante lo anterior, mediante oficio 2896-L-83 de 5 de diciembre de 1983
estimamos, que nada impedía a la Contraloría General reconocer jornadas extraordinarias a
sus choferes, cuando con ocasión de una gira, tuvieran una labor constante de más de diez
horas y media, sin que por ello se les relevara de la obligación general de tener que trabajar
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una jornada de hasta doce horas diarias. Consideramos para ello, que como dichos
servidores deben estar disponibles las doce horas de su jornada, no pueden tomar la
totalidad del descanso mínimo legal de hora y media que garantiza el artículo 143 arriba
citado.
Posteriormente, fue promulgada la Ley Nº 7015/85, la cual en su artículo 96, viene a
regular aspectos relativos al pago de horas extra a los choferes del sector público. Dispuso
tal norma, que cuando éstos choferes laboraran no sujetos a supervisión inmediata, o
cuando sus funciones no fueran continuas, y se vieran obligados a trabajar más tiempo de
su jornada normal, tendrían derecho a que se les cubrieran las horas extraordinarias a
tiempo y medio, hasta un máximo de cuatro por día. Para estos efectos, se debía considerar
como jornada normal del chofer, la ordinaria establecida para todos los servidores de la
institución, excepto en el caso de ausencia de supervisión inmediata, en que la jornada
normal sería la definida en el artículo 143 del Código de Trabajo.
En esa oportunidad, y teniendo como fundamento una consulta formulada por ese
Departamento –entonces Oficina de Personal- consideramos, que el artículo 96 citado no
daba base más que para estimar que si a los choferes de la Contraloría se les había fijado
una jornada diaria de diez horas y media y se vieran obligados a trabajar más allá de ese
tiempo, tendrían derecho al pago de jornada extraordinaria, hasta un máximo de cuatro
horas por día.
Han sido repetidas las peticiones realizadas por el grupo interesado, para que les sea
reconocidos tiempo extraordinario pasadas las ocho horas a que se contrae la jornada
laboral de los demás servidores de este Organismo, no encontrándose en ninguna
oportunidad fundamento jurídico alguno que nos permitiera emitir un pronunciamiento
positivo sobre las gestiones planteadas. En esta ocasión se nos presenta una nueva
solicitud, señalándose que:
“...el artículo 143 del Código de Trabajo en el cual se ha venido
fundamentando la negativa aludida no lo consideramos de aplicación en
nuestro caso, ya que cuando realizamos giras pasamos a la supervisión
inmediata del funcionario encargado de la gira con lo cual estamos supeditados
a sus órdenes, pudiendo incluso ser despedidos por abandono de trabajo en el
eventual caso de que abandonemos nuestras labores una vez transcurridas las
10 horas 30 minutos de trabajo que actualmente se nos exige a efecto de
pagarnos jornada extraordinaria.”
Respecto a este planteamiento, son muchas las consideraciones que podríamos
formular. Unas desde un punto de vista social, otras desde un punto de vista estatutario, o
incluso dando como énfasis al carácter laboral de la relación. Sin embargo, sea cual sea el
parámetro que se tome, lo cierto es que como asesores estrictamente jurídicos no podemos
desconocer el principio de legalidad a que está sujeta la actividad de la Administración
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Pública y que se encuentra recogido por el artículo 11 de la Ley General de la
Administración Pública.
Observamos del escrito presentado, que el fundamento de la gestión se enmarca en el
criterio de que cuando se realizan giras, el chofer pasa a la supervisión inmediata del
funcionario encargado, pudiendo incluso recibir órdenes de éste. Si bien tal afirmación es
cierta, debemos aclarar que esa realidad no convierte al funcionario a cuyo cargo se realiza
la gira respectiva, en el superior a que se refiere el artículo 143 del Código de Trabajo.
Recordemos que el numeral de cita hace referencia expresa a “los empleados que trabajan
sin fiscalización superior inmediata”, y tal no puede ser más que la del jefe inmediato, o la
de los superiores de éste; sea, para el caso concreto el encargado de Transporte o el
Director del Departamento de Proveeduría y Servicios Generales.
Por otra parte, el hecho de que el chofer pueda hacerse acreedor a las sanciones
administrativas del caso, en el evento de que abandone sus labores pasadas las diez horas y
media, tampoco constituye base jurídica para poder modificar nuestro criterio, por cuanto,
independientemente de cual sea el funcionario que dirija una gira, el chofer se encuentra en
el deber de dar fiel cumplimiento a sus obligaciones, una de las cuales es la de trabajar una
jornada de hasta doce horas diarias, aún cuando las extraordinarias le sean reconocidas a
partir de las diez horas y media (ver oficio 2896-L-83). La eventual sanción no encuentra
fundamento entonces en el desacato de requerimiento hecho por un funcionario “director”
de gira –el cual, para el caso concreto carece de potestades disciplinarias- sino en el
incumplimiento de las obligaciones que la naturaleza de la función le impone como a todo
servidor público.
Ahora bien, aún cuando se pudiera llegar a considerar que los choferes trabajan
permanentemente bajo una fiscalización superior inmediata (lo que técnicamente sólo
acontece mientras no se encuentren en gira), no podemos obviar el hecho real de que las
labores que ejecutan los servidores que conforman el grupo petente, se reputan
discontinuas o intermitentes. En este sentido, son variados los criterios emanadas de
nuestros Tribunales, no sólo en cuanto a la naturaleza propia de ese tipo de labores, sino
también analizando casos particulares que se hacen merecedores de tal calidad.
En aquel sentido, el Tribunal Superior de Trabajo de Alajuela consideró que:
“Doctrinariamente se admite que las labores discontinuas, también llamadas
intermitentes, no excluyen el hecho de que el trabajador deba estar todo el tiempo a
disposición del patrono e incluso se sostiene que es éste uno de los rasgos característicos de
tal tipo de jornada, porque se dice que en la misma inciden dos factores: el factor atención o
disposición, que es continuo y el factor actividad que es intermitente y tal doctrina ha sido
recogida en nuestra legislación laboral, al señalarse como salvedad a la limitación de la
jornada de trabajo, aquellos casos en que el trabajador desempeña funciones discontinuas ‘o
que requieran su sola presencia’.” (Res. Nº 1230 de las 15:12 hrs. del 20 de agosto de
1974. Infracciones laborales contra “S. Y M.S. de R.L.)
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Visto el caso que nos ocupa a la luz de la cita jurisprudencial que precede,
constatamos que aún cuando a los choferes de este Organo Contralor se les pueda exigir su
sola presencia durante doce horas (factor atención o disposición), lo cierto es que las
labores (factor intermitente) son realizadas en forma discontinua.
Al analizar una situación similar a la aquí examinada, el Tribunal Superior de Trabajo
consideró que:
“Si los actores, -choferes todos del Poder Judicial- no obstante están obligados a
permanecer dentro del recinto donde estacionan los vehículos durante toda su jornada,
realizan una labor que no es continua, pues sólo trabajan cuando se presenta el servicio que
deben realizar, ya sea trasladando reos, personal, mercadería y demás diligencias que se
requieren, efectuado lo cual regresan al edificio y permanecen sin hacer nada hasta que se
presente otra salida, entonces no se les aplican los límites fijados en el Código de Trabajo
para la jornada laboral’, pero no por ser 'empleados de confianza', condición que
definitivamente no tienen, sino por realizar funciones discontinuas, caso que está
contemplado también en la ley.” (Res. Nº 6891 de las 17:26 hrs. del 124 de diciembre de
1981. Ordinario seguido por R.S.B. y otros contra el Estado).
Como se puede observar los Tribunales de la República han resuelto ya casos
similares al que se nos consulta, estableciendo claramente que la jornada laboral de los
choferes, se rige por lo estatuido en el numeral 143 del Código de Trabajo.
Poco interés reviste entonces el estudio comparativo que se nos acompaña, pues como
ya es de su conocimiento, las Jornadas laborales establecidas en el Código de Trabajo no
constituyen más que máximos que pueden ser reducidas por la vía de convenio de partes
documentos colectivos o reglamentos internos de trabajo. Por tanto, el que en otras
instituciones del sector público se reconozca a los choferes tiempo extraordinario después
de las ocho horas de trabajo, obedecería, salvo una mala praxis administrativa, a que en
ellas se ha fijado la jornada laboral para dichos servidores en el quantum de ocho, y no de
doce horas, como sucede en este Organo Contralor.
Atentamente,
DIRECCION GENERAL DE ASUNTOS JURIDICOS
Licda. Aracelly Pacheco Salazar
Directora General
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ci.
Arch (1) y ant.
3085- DGAJ-90
MAM/mmbb
Documento redigitado
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