SENTENCIA DECLARATIVA DE CERTEZA.- REQUISITOS.: AUTOMOTOR - RECHAZO DE LA DEMANDA - ACCIÓN DECLARATIVA DE CERTEZA INSCRIPCIÓN REGISTRAL - TITULAR REGISTRAL Partes: Galbeck Traiding S.A. c/ Jeancon José Abel s/ ordinario Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala: H FECHA: 22/6/2010 Cita: MJJ57222 -------------------------------------------------------------------------------Se rechaza la acción meramente declarativa de certeza pues el bien mueble se encuentra inscripto en el Registro de la Propiedad Automotor en cabeza de la empresa actora, y como tal, resulta ser su titular dominial, siendo tal inscripción constitutiva de su derecho real, lo cual produce efectos jurídicos propios, no advirtiéndose en consecuencia incertidumbre o duda alguna. -------------------------------------------------------------------------------Sumario 1.-Corresponde confirmar la sentencia de anterior instancia que rechaza la acción meramente declarativa de certeza, desde que no debe buscarse a través de la misma una condena, ni tampoco la extinción, modificación o nacimiento de una relación jurídica, sino tan solo la declaración de certeza alrededor del vínculo jurídico debatido en juicio, y siendo que en el caso nada cabe declarar por cuanto la cosa mueble –automotor- se encuentra inscripta en el Registro de la Propiedad Automotor en cabeza de la empresa actora, y como tal, resulta ser su titular dominial, siendo tal inscripción no declarativa, sino constitutiva de su derecho real, lo cual produce efectos jurídicos propios, no advirtiéndose por los mismos fundamentos incertidumbre o duda alguna. 2.-No se puede de modo alguno coartar al accionado el derecho de recurrir a la justicia y controvertir el derecho real de dominio de la actora sobre el bien motivo de litis -camioneta-, más aún cuando en este proceso el demandado mantuvo una actitud expectante, y no planteó reconvención alguna, denunciando tan solo la existencia de la causa penal. 3.-La acción meramente declarativa resulta improcedente cuando se pretende su utilización, como en este caso, para evitar la promoción de eventuales y futuros litigios, pues en los presentes no hay incertidumbre, sino en definitiva litigiosidad, en punto a la acción por falsificación de instrumento público en trámite en sede penal, y justamente, no puede la sociedad actora a través de este juicio pretender que culmine el estado de incertidumbre que existe sobre la camioneta y que se declare válida la venta realizada inscribiéndose sin restricción alguna la transferencia de dominio operada. Fallo En Buenos Aires, a 22 días del mes de junio del año 2010, hallándose reunidos los señores Jueces integrantes de la Sala "H" de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal, a los efectos de dictar sentencia en los autos: "Galbeck Traiding S.A. c/ Jeancon, José Abel; s/ Ordinario" y habiendo acordado seguir en la deliberación y voto el orden de sorteo de estudio, la Dra. Abreut de Begher dijo: I-Vienen los autos a este Tribunal con motivo del recurso de apelación interpuesto contra la sentencia de primera instancia dictada a fs. 345/349. Expresa agravios la actora a 363/5, los cuales no fueron contestados por la contraparte. La sentencia de grado rechazó la demanda interpuesta por Galbeck Traiding S.A. contra José Abel Jeancon, cuyo objeto era obtener una decisión judicial que terminara con el estado de incertidumbre sobre la situación jurídica del automotor marca Mercedes Benz, patente CNV919, de modo que se declarara válida la venta realizada el 10 de setiembre de 2002, y su posterior inscripción "sin restricción alguna de la transferencia de dominio operada". El actor fundamentó su escrito postulatorio en la circunstancia de que, al proceder a realizar la inscripción registral del bien varios años después, mediante un formulario 08, con firma del anterior propietario certificada ante escribano, luego este inició una acción penal por falsificación de documento, donde estuvo involucrado el notario certificante, al no ser la firma "legítima" del accionado, y que tal incidente compromete su derecho a la propiedad sobre el automotor, cuyo estado de incertidumbre pretende hacer cesar por medio de esta acción. El accionado en su responde dice que no vendió la camioneta a Bianchi, titular de Galbeck Traiding S.A., que su firma fue falsificada, hecho demostrado por prueba pericial caligráfica en el expediente que tramita en sede penal "Madonia, Ricardo; s/ robo, estafa y defraudación", expte. nº 12.394/05, y que todo ello era conocido por el actor al momento de interponer la demanda y pretender apoderarse ilegítimamente del rodado. II- Agravios II.1) La parte actora en su escueta expresión de agravios pretende la revocación del decisorio de grado. Centra su crítica al fallo en el hecho que no pretende que se reconozca validez al formulario 08 con firma apócrifa certificada ante escribano, sino en el contrato de compraventa celebrado anteriormente entre las partes, con la intervención del apoderado del accionado, y acreditado con los libros de la empresa actora. En este galimatías, para una mejor compresión de la historia resulta útil anotar que Jeancon era el concubino de Edilia Vega, propietaria de la empresa actora y también de la empresa Manny's Musical S.A., anterior titular dominial del bien antes de ser transferido al accionado (ver legajo del Registro de la Propiedad Automotor, fs.92/106). De acuerdo a los términos del escrito introductorio del proceso, habrían celebrado las partes un contrato de compraventa del rodado con fecha 10 de septiembre de 2002, suscribiendo el documento el Sr. Bianchi, en representación de Galbeck Trading S. A., y el Sr. Ricardo Madonia, en representación de Jeancon, acreditando su personería mediante un poder especial de disposición del bien del 16 de agosto de 2002 (fs.37). Anteriormente, con fecha 12 de agosto de 2002, la empresa Manny's Musical S. A. había transferido el dominio a favor del accionado, procediendo a modificar registralmente su uso con destino a privado en idéntica fecha. Recién el día 9 de mayo de 2005 se transfirió el dominio del rodado, colocándolo en cabeza de la sociedad aquí actora (conf. legajo del Registro Prop. Automotor, asiento nº 10, fs.104). La apretada síntesis anterior efectuada para una mejor comprensión del caso, hace que luego del análisis exhaustivo de la causa, me permita concluir que le asiste razón al magistrado el rechazar la demanda, aun cuando los argumentos puedan ser otros más contundentes, los cuales procedo a desarrollar. II.2) En primer término, cabe recordar que la acción meramente declarativa del art.322 CPCC, también llamada acción declarativa de certeza o de simple accertamento, tiene por objeto solicitar al Juez que declare la existencia o inexistencia de un derecho o relación jurídica, sin que se trate de imponer al demandado ninguna responsabilidad, ni de alegar incumplimiento, ni de pedir que se modifique una relación jurídica existente o que se constituya una nueva (conf. Devis Echandia, Compendio de derecho procesal civil, Tomo I [ed.1985], pág.203; E.J.Couture, Fundamentos del derecho procesal civil, Depalma, 1993, 3era.ed. póstuma, pág.317; J. Chiovenda, Ensayos de derecho procesal civil, T I, pág.197; Alsina, Tratado Teórico práctico de Derecho Procesal, Ediar, 2da. ed. [1963], T I, pág.354). Así, no debe buscarse a través de esta acción una condena, ni tampoco la extinción, modificación o nacimiento de una relación jurídica, sino tan solo la declaración de certeza alrededor del vínculo jurídico debatido en juicio, siendo ella su única finalidad (conf. Heredia en Highton-Bueres, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación concordado con los códigos provinciales. Análisis doctrinario y jurisprudencial, Hammurabi, 2006, T 6, pág.82). En última instancia, su objetivo último es evitar un daño, de lo que de ahí deriva su naturaleza preventiva (conf. esta sala H, del 12/7/2000, LL 2001-A-434; etc.). También se ha dicho que debe existir un interés jurídico actual en el demandante para la obtención de la declaración de certeza, y no simplemente el deseo de conseguir la sentencia; encontrándose relacionado con algún hecho o acto que pueda originarlo, y no con la sola apreciación subjetiva del demandante. De este modo, la incertidumbre desaparece, o sea, se descarta, en todos los casos en que la ley establece presunciones acerca de la existencia, el alcance o modalidad de la relación jurídica de que se trate. La doctrina fija los recaudos de admisibilidad de la pretensión meramente declarativa: 1) un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades de una relación jurídica. 2) la posibilidad de que esa falta de certeza pudiera producir un perjuicio o lesión actual al actor. 3) una indisposición de otro medio legal para poner término inmediatamente al estado de incertidumbre. El último requisito puntualizado le imprime a la acción un carácter subsidiario que le es propio (conf. Palacio-Alvarado Velloso, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación comentado, concordado y anotado [1993], T VII, pág.174 y ss.; Morello-SosaBerizonce, Código Procesal en lo Civil y comercial de la Prov. de Buenos Aires y de la Nación, Abeledo Perrot, 2da.ed, 1989, T IV-A, pág.404; Colombo-Alvarez Juliá-Neuss-Porcel, Curso de Derecho Procesal Civil, Abeledo Perrot, 1992, T I, pág.413). II.3) Siguiendo esta línea argumental, en segundo término debo recordar que en materia de automotores, su inscripción registral en el Registro Nacional de la Propiedad Automotor no es simplemente declarativa como acontece en el supuesto de los inmuebles, sino por el contrario, es constitutiva del derecho real a favor de quien se realice. En tanto los automotores son cosas muebles registrables, la transferencia sobre ellos se rige por principios diferentes que se alejan de las pautas del cuerpo normativo contenido en el Código Civil para las cosas muebles en general. La presunción de propiedad del art.2412 C. Civil, sentado sobre la base de la máxima que en materia de muebles "la posesión vale título", no resulta aplicable en materia de automotores, siendo reemplazada por "la inscripción vale título" (conf. Edmundo Gatti, Teoría General de los Derechos reales, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1975, pág. 349; Elena Highton, Derechos Reales, Posesión, Vol I, Ed. Ariel, Buenos Aires, 1979, pág.159). Su razón radica en la importancia económica de los automotores, y las complejas relaciones jurídicas que se entrelazan alrededor (conf. Dec-ley 6582/58 del PEN, ratificado por ley nº 4.467 y a su vez modificado por la ley nº 22.977, texto ordenado nº 1114/97, BO 29/10/1997, estableciendo un Registro único de la Propiedad Automotor). Se ha acogido un sistema registral especial en materia de publicidad de los derechos sobre los automotores (como se hace también para buques, aeronaves, semovientes, etc.), diferenciándolos de las cosas muebles no registrables. El fundamento de tal diferencia es la importancia económica que para sus titulares dominiales representa el valor de tales posesiones, así como para terceros, el estado o disponibilidad jurídica de ellas. Este sistema de publicidad, perfeccionado con las modificaciones introducidas por la ley 22.977, se orienta en forma inmediata a la seguridad jurídica, tanto en la faz estática, como la dinámica. El Decreto 1114/1997 - Régimen Jurídico del Automotor (T.O. 1997). Dec-Ley 6582/58 al tratar en su Título I - Del dominio de los automotores, su transmisión y su prueba, dispone en el art.1: "La transmisión del dominio de los automotores deberá formalizarse por instrumento público o privado y sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros desde la fecha de su inscripción en el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor". Por ello, el art.2º del dec-ley 6582/58 ordena que "La inscripción de buena fe de un automotor, confiere al titular de la misma la propiedad del vehículo y el poder de repeler cualquier acción de reinvindicación, si el automotor no hubiese sido hurtado o robado". Vemos que el régimen jurídico de las cosas muebles, y su principio rector contenido en el art.2412 C.Civil que consagra una presunción de propiedad no resulta aplicable a los automotores. En este caso, la posesión de buena fe del 2412C.C. es sustituida por la inscripción de buena fe, no estableciendo una presunción de propiedad, sino directamente colocando la propiedad en cabeza de quien de buena fe, ha logrado su inscripción; aplicándose idéntico criterio, cuando se procede a la transmisión del dominio (conf. Beatriz Arean, Derechos reales, Hammurabi, Buenos Aires, 2005, 6ta, ed. renovada y ampliada, 1ª.reimpresión, T 1, pág.181). Si partimos de la base de que la transmisión jurídica del bien de modo derivado puede formalizarse tanto en instrumento público o privado -clara diferencia con los inmuebles, conf. art.1184 C. C- lo cierto es que hasta que no se inscriba el vehículo en el Registro de la Propiedad Automotor correspondiente, el adquirente no devendrá nuevo titular dominial. La formalización del contrato de compraventa de automotores por instrumento público o privado cumple dos funciones: en principio, facilita la prueba de su existencia, y además, porque brinda base documental a la inscripción registral de la transferencia, como surge de los arts.1 y 14 Dec-Ley 6582/58 en su T.O. por Dec.1114/1997. Probado la existencia del contrato, la suscripción del instrumento y la firma de los formularios y solicitudes de transferencias son obligaciones de hacer fungibles (ver Luis Mosset de Espanés, Dominio de Automotores, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, pág.73). Reitero, el sistema de registro de automotores adoptado por nuestro ordenamiento es constitutivo de derechos -y no declarativo, como resulta ser en materia inmobiliaria-. El "título" o causa da nacimiento a obligaciones, entre las cuales se encuentra la de "inscribir" el bien, por lo que la inscripción registral es un paso obligado para la transferencia de dominio. De tal forma, la inscripción registral produce efectos per se, en forma independiente al negocio jurídico que le diera origen (vgr. compraventa, permuta, donación, sucesión mortis causae; etc.), provocando la adquisición del derecho real, independientemente de los efectos jurídicos que pueda tener el negocio causal (ej: vicios redhibitorios). El Registro no inscribe títulos, sino tan solo acuerdos transmisivos, pues justamente el título lo otorga aquél (conf. Lidia Viggiola y Eduardo Molina Quiroga, Régimen jurídico del automotor, Ed.La Ley, Buenos Aires, 2005, 2d.ed. actualizada y ampliada, pág.26). De acuerdo las disposiciones del art.13 y 14 del Dec-Ley, los contratos de transferencia de automotores que se formalicen por instrumento privado, se inscribirán en el Registro correspondiente mediante la utilización de "solicitudes tipo" (vgr. Formulario 08), y deberán estar suscriptas por los interesados ante el encargado de aquel, o en su caso, presentarlas certificadas ante Escribano. De ese modo resulta insuficiente el instrumento privado, si no se acompaña con el formulario proporcionado por el Registro, y firmado por las partes (ver sobre el tema un artículo de mi autoría, "Transmisión de dominio de los automotores", Revista de Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal-Culzoni, T 2009-2, pág.185 y sgtes.). Además no resulta ocioso recordar que el instituto de la prescripción adquisitiva de automotores, tanto en su versión breve, como larga, puede ser aplicable a un supuesto como el sub-júdice. Para el primer caso, que quien detente la cosa, apoyándose en un asiento registral, y tenga justo título y posesión de buena fe, luego de transcurridos dos años de inscripto el vehículo a su nombre, puede repeler la acción reinvindicatoria, aún en el caso que el vehículo sea hurtado o robado (conf.art.4 Dec-Ley 5682/58). Ello es así, por cuanto el transcurso del tiempo sanea el defecto, y consolida el derecho en cabeza del titular registral (vgr. prescripción adquisitiva breve o bienal). Concisamente, la usucapión breve sólo rige respecto de los automotores que estuvieren inscriptos, y a favor de un poseedor de buena fe (conf. art.2356 y 4006 C. Civil). Incluso en los supuestos cuyo titular tenga el derecho sobre un vehículo hurtado o robado, si mediare un error o ignorancia de hecho excusable -debe estar persuadido de que es el verdadero dueño, considerándose el "señor exclusivo"-, puede frenar una acción reivindicatoria, y alzarse triunfante con la defensa contenida en la usucapión breve si transcurrieron dos años de posesión de buena fe desde su inscripción registral (conf. art.2362, 4008, 2358; conf. Néstor Musto, Derechos Reales, Santa Fé, 1983, T II, pág.269/70; Miriam Smayesky y Marcela Penna, Usucapión, Ed.La Ley, Buenos Aires, 2007, pág.200 y sgtes.; Beatriz Arean, Juicio de usucapión, Hammurabi, Buenos Aires, 2005,4ta, ed. actualizada., pág.436 y sgtes.). Lo dicho abona la falta de cumplimiento de uno de los requisitos procesales para la viabilidad de esta demanda, por cuanto existen otros medios legales para hacer cesar el presunto "estado de duda" o falta de certeza de la parte actora. De esta manera ya lo había comprendido el gran maestro Couture cuando estableció que "la doctrina admite que todo estado de incertidumbre jurídica, que no tenga otro medio de solución que un fallo judicial, justifica una acción de mera declaración y una sentencia de esta naturaleza" (conf. E. J. Couture, Fundamentos del derecho procesal civil, Depalma, 1993, 3era.ed. póstuma, pág. 317; ver también Antonio Castiglione, Acción meramente declarativa, JA 1991-C-738); de lo que se infiere, y por ende se reafirma la postura, que ello no resulta procedente en autos, en atención a los fundamentos a los que me aboqué anteriormente. III.1) Entonces, sobre los lineamentos jurídicos asentados ut supra, en la especie nada cabe declarar por cuanto la cosa mueble (vgr. automotor) se encuentra inscripta en el Registro de la Propiedad Automotor en cabeza de la empresa actora, y como tal, resulta ser su titular dominial. Tal inscripción no es declarativa, sino constitutiva de su derecho real, conforme lo indiqué precedentemente, lo cual produce efectos jurídicos propios. No advierto en ello incertidumbre o duda alguna. Por lo demás, la acción meramente declarativa resulta improcedente cuando se pretende su utilización, como en este caso, para evitar la promoción de eventuales y futuros litigios, lo cual sella la suerte de la cuestión. No hay aquí incertidumbre, sino en definitiva, litigiosidad, en punto a la acción por falsificación de instrumento público en trámite en sede penal. Justamente, no puede la sociedad actora a través de este juicio pretender que "culmine el estado de incertidumbre que existe sobre la camioneta-" y que "-se declare válida la venta realizada y descripta en este expediente y en consecuencia se inscriba sin restricción alguna la transferencia de dominio operada" (conf. escrito inicial, fs. 17 pto. II, Objeto), en tanto el bien ya se encuentra inscripto en el Registro respectivo. De ello deriva su titularidad dominial, de modo que el derecho de terceros a cuestionar su "derecho de poseer", en realidad su "derecho real", y en este caso específicamente por parte del demandado, no puede ser borrado con fundamento en esta acción mediante la argumentación de defensas relativas a los temas que en ellos pudieran debatirse. III.2) Lo arriba indicado, no impide que el accionado pueda con fundamento en la acción penal que se denuncia, por falsificación de instrumento público, robo, estafa y defraudación (ver fs. 30vta.), iniciar posteriormente las acciones que razone pertinentes, y la parte actora plantear las defensas que se considere con derecho. En efecto, no se puede de modo alguno coartar al accionado el derecho de recurrir a la justicia y controvertir el derecho real de dominio de la actora sobre el bien motivo de litis, más aún cuando en este proceso el demandado mantuvo una actitud expectante, y no planteó reconvención alguna, denunciando tan solo la existencia de la causa penal -cuya remisión como prueba documental fue ofrecida por la actora y luego desistida a fs.327-, la cual continúa en pleno trámite (ver informe del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional nº12, causa nº 14.938/2006 acumulada a la causa nº 12.394/2005, las cuales constan de más de 100 cuerpos). Así, mal puede la sociedad actora solicitar en este juicio que se declare la certidumbre sobre su derecho de propiedad sobre el rodado en función del contrato de compraventa celebrado el 10 de septiembre de 2002, cuando ya se encuentra inscripto registralmente desde el año 2005 en cabeza suya, y existe un juicio penal donde se discute la firma apócrifa del accionado en el formulario 08 certificada ante escribano y que dio origen a ese asiento, además de encontrarse involucradas otras cuestiones personales entre la dueña de la empresa actora, ex pareja del accionado, quien fue, a su vez, accionista de la empresa que le había vendido el rodado originariamente al demandado (conf. declaraciones testimoniales de Bianchi, fs.231/2; Edilia Vega, fs.233; Madonia a fs.234; y legajo de dominio del Registro de la Propiedad Automotor adjuntado a la causa). Los argumentos precedentes son suficientes para rechazar los agravios del apelante, y confirmar la decisión de grado. IV-Colofón En consecuencia, propongo al Acuerdo de Sala de mis distinguidos colegas, la confirmación de la sentencia del a quo, con costas a cargo de la actora perdidosa (conf. art.68 CPCC). Los Dres. Mayo y Kiper, por las consideraciones expuestas por la Dra. Abreut de Begher, adhieren al voto que antecede. Con lo que se dio por terminado el acto firmando los señores Jueces por ante mí, que doy fe. FDO. Jorge A. Mayo, Liliana E. Abreut de Begher y Claudio M. Kiper.///nos Aires, de junio de 2010. Y VISTO, lo deliberado y conclusiones establecidas en el acuerdo transcripto precedentemente por unanimidad de votos, el Tribunal decide confirmar la sentencia del a quo, con costas a cargo de la actora perdidosa (conf. art.68 CPCC). Regístrese, notifíquese y, oportunamente, archívese. FDO. Jorge A. Mayo, Liliana E. Abreut de Begher y Claudio M. Kiper.-