NOTA DE PRENSA

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DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
NOTA DE PRENSA
Interviene hoy en el Ciclo de Conferencias sobre Astrofísica y Cosmología de la
Fundación BBVA, en Madrid
El astrofísico Martin Asplund aborda en la
Fundación BBVA el misterioso origen cósmico
del litio y del oro

Las discrepancias entre las abundancias de algunos elementos químicos
que se observan en el universo, y las que predice la teoría, obligan a
revisar los modelos de cómo funcionan las estrellas

“En un futuro no muy lejano los astrónomos seremos capaces de decir qué
planetas en torno a otras estrellas podrían ser habitables”, señala Asplund,
director del Instituto Max Planck de Astrofísica (MPA), en Múnich

Asplund participa en el desarrollo del Telescopio Gigante Magallanes, con
un espejo de 25 metros de diámetro y que entrará en funcionamiento
dentro de diez años en Chile
3 de octubre de 2011.- ¿Dónde se fabrican los elementos químicos presentes en
el universo? Los astrofísicos conocen la respuesta en términos generales, pero
quedan muchas lagunas. El oro es un ejemplo: ¿procede realmente de
explosiones de supernova, como se ha creído hasta ahora? El astrofísico Martin
Asplund cree que esta hipótesis no encaja, y apuesta por que el oro y otros
elementos se originan en choques de estrellas de neutrones o de agujeros
negros.
Este es el tema principal de la conferencia El origen cósmico de los elementos:
del Big Bang y la explosión de estrellas a los planetas y la vida que hoy imparte
dentro del Ciclo de Astrofísica y Cosmología organizado por la Fundación BBVA.
La cita es en la sede madrileña de la Fundación BBVA a las 19:00 horas. Los
resultados de la investigación de Asplund han tenido mucho impacto en la
comunidad astrofísica, y a menudo han sido controvertidos.
Martin Asplund (Estocolomo, 1970) dirige desde 2007 el Instituto Max Planck de
Astrofísica (MPA), en Múnich, lo que lo convierte en uno de los directores más
jóvenes con que cuenta la prestigiosa Sociedad Max Planck. En su intervención
expondrá también los últimos hallazgos en otras de sus líneas de investigación: el
competitivo y candente campo de la búsqueda de planetas extrasolares; y el
estudio de la historia de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea –área a la que él se
refiere como arqueología galáctica-.
Elementos ligeros y pesados
“Los astrónomos entendemos el marco general de cómo se sintetizan los
elementos”, dice Asplund. “Sabemos que algunos, como el helio, se produjeron
en el big bang mismo; que elementos como el oxígeno se originan
fundamentalmente en el violento proceso de la muerte de estrellas con mucha
masa, que colapsan y explotan como supernovas; y que elementos como el
hierro se forjan tanto en estas supernovas como en la explosión de un tipo de
cadáveres estelares llamadas enanas blancas. Pero hay muchas cosas que aún
no entendemos, por ejemplo cómo se producen exactamente los elementos y
en qué tipo de estrellas”.
Una de las preguntas aún sin respuesta tiene que ver con el origen del litio, uno
de los pocos elementos que, como el helio, no fueron sintetizados por las estrellas
sino en los minutos siguientes al big bang inicial -el acontecimiento con que
comenzó la expansión del universo hace 13.700 millones de años-. Según explica
Asplund, las cantidades de litio que se detectan hoy en las estrellas más viejas no
se corresponden con las predichas por la teoría.
“Estas discrepancias indican que o bien no entendemos bien lo que ocurrió en
los primeros minutos tras el big bang, o bien debemos revisar los modelos que
explican el funcionamiento de las estrellas”, afirma Asplund.
Los elementos originados en el big bang son los más ligeros, es decir, los que
tienen muy pocos protones y neutrones en sus núcleos -el helio 3 tiene sólo dos
protones y un neutrón; el litio 7, cuatro neutrones y dos protones-. Pero las dudas
de los astrofísicos afectan también a los elementos más pesados. Saben que el
elemento más pesado que se puede originar en el interior de las estrellas es el
hierro –con 30 neutrones y 26 protones en su variante más estable-. Y por tanto
hacen falta otros fenómenos para explicar la síntesis de los elementos más
pesados, como el oro.
“Realmente no sabemos de dónde vienen la mayoría de los elementos más
pesados que el hierro, como el oro”, señala. “Pensábamos que se formaban en
las supernovas, pero la hipótesis no acaba de encajar. Tal vez procedan de
colisiones entre estrellas de neutrones o agujeros negros”.
¿Qué planetas albergan vida?
Lo que más ha emocionado a Asplund en los últimos tiempos es “no sólo que
existan planetas en torno a estrellas distantes, sino que seamos capaces de
detectar compuestos químicos presentes en sus atmósferas. Esto es
impresionante, un gran logro de la ingeniería”.
Asplund se dedica precisamente a desarrollar métodos para identificar de forma
sencilla las estrellas que podrían tener planetas a su alrededor, algo esencial a la
hora de acotar las búsquedas en profundidad. “Tratamos de deducir qué
estrellas es probable que tengan planetas, partiendo de una determinación muy
detallada de su composición química”, explica.
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“Hasta ahora apenas logramos atisbar estos planetas, y ninguno de ellos se
parece a la Tierra. Pero estos descubrimientos indican claramente que en un
futuro no muy lejano los astrónomos seremos capaces de estudiar estos planetas
en detalle, e incluso de decir cuáles podrían ser habitables. Esto nos dará una
visión completamente distinta del cosmos, y del lugar que ocupamos en él”.
Los nuevos telescopios ultragigantes
El hallazgo de planetas habitables no será, dice Asplund, el único gran resultado
que depara la astronomía. “Los próximos diez o quince años prometen ser
emocionantes, porque empezarán a abrir sus ojos al universo muchos telescopios
nuevos. Los telescopios de la categoría ‘extremadamente grande’ se dedicarán
a la búsqueda de planetas extrasolares y a estudiar cómo se formaron y cómo
evolucionan las galaxias; con suerte, arrojarán algo de luz sobre las misteriosas
materia y energía oscuras”.
Él mismo participa en el desarrollo de uno de estos telescopios ultragigantes, el
Telescopio Gigante Magallanes, con un espejo de 25 metros de diámetro y que
entrará en funcionamiento dentro de diez años en Chile. Son instrumentos
destinados a producir resultados “completamente nuevos e inesperados. Y esos,
los resultados inesperados, son a menudo los más interesantes”, dice Asplund.
El secreto de su éxito
Asplund ha sido galardonado recientemente con una Beca Laureada del
Consejo de Investigación Australiano, lo que le hará incorporarse en breve a la
Universidad Nacional Australiana. Asplund fue profesor en esta universidad entre
2002 y 2007. Ha dirigido una decena de tesis doctorales y es autor de más de un
centenar de trabajos de investigación de muy alto impacto.
“Me gustaría decir que [la razón de haber progresado en mi carrera tan joven] es
mi brillantez y el trabajo duro, pero desde luego hay muchos astrónomos más
listos que yo y que han trabajado más. Así que creo que la clave está en una
buena dosis de suerte”, dice Asplund. “Ayudó, sin duda, el haber sido lo bastante
valiente como para seguir mis propias convicciones e introducirme en un área en
la que no trabajaba mucha gente, y en la que por tanto era más fácil hacerse
un nombre. Ahora los nuevos y atractivos resultados de mi grupo han atraído al
campo a más astrónomos, muchos de ellos jóvenes y entusiastas”.
Asplund agradece el que “investigadores senior creyeron en mí y me apoyaron
proporcionándome estudiantes, investigadores postdoctorales… Todo lo
necesario para crear un grupo de investigación capaz de hacer contribuciones
importantes”.
Ciclo ‘La ciencia del cosmos. La ciencia en el cosmos’
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La conferencia de Martin Asplund se inscribe en el ciclo La ciencia del cosmos.
La ciencia en el cosmos, organizado por la Fundación BBVA y que repasa las
cuestiones más candentes de la investigación astrofísica actual de la mano de
científicos de tanto prestigio como el catedrático emérito de Física Teórica en la
Universidad de Caltech (EEUU) Kip Thorne o los premios Nobel de Física James
Cronin y Gerard ‘t Hooft.
En las conferencias se analiza el cosmos como objeto de investigación por sí
mismo, pero también como laboratorio en el que experimentar fenómenos físicos
en condiciones imposibles de reproducir en la Tierra. La ciencia del cosmos. La
ciencia en el cosmos, está coordinado por Ana Achúcarro, catedrática de Física
Teórica de la Universidad de Leiden (Holanda) y la Universidad del País Vasco
(UPV/EHU).
Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de
Comunicación de la Fundación BBVA (91 374 52 10; 91 537 37 69 ó
comunicacion@fbbva.es) o consultar en la web www.fbbva.es
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