gestión de los procesos de formación de personal de

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GESTIÓN DE LOS PROCESOS DE FORMACIÓN DE PERSONAL DE SALUD
EN LO RELACIONADO CON SU SITUACIÓN ACTUAL: DESAFÍOS Y
PERSPECTIVAS a
María Consuelo Castrillón Agudelo b
Resumen
Para contextualizar la gestión de los procesos de formación de personal de salud,
se expone en forma sintética los cambios mundiales y regionales que generan
problemas para la educación y los desafíos para la gestión, finalmente, se aborda
la cuestión de la gestión de los procesos de formación del personal de salud en
tres aspectos: calidad, cobertura y pertinencia.
Palabras clave: Educación de personal de salud, recursos humanos, gestión de la
formación de personal de salud.
El contexto para la formación de personal de salud
Los vertiginosos cambios mundiales y regionales generan problemas para la
formación de personal de salud y desafíos en presente y futuro para la gestión de
los procesos de formación de profesionales y técnicos. La situación actual se
caracteriza, entre otros, por transformaciones en lo cultural, económico, político,
demográfico y epidemiológico.
En lo cultural, se dan cambios en la estructura familiar, en los procesos de
transculturación y globalización de la imagen, de los símbolos, de las necesidades
y los modelos sociales; también en la tendencia al individualismo, la
competitividad, el aislamiento, la pérdida de la solidaridad y el resurgimiento de
tendencias místicas y religiosas (Malvares Silvina 1998). Todo esto termina por
crear crísis de valores, los más sobrecogedores: la desvalorización de la vida
humana, la inequidad social y la insolidaridad.
En lo tecnológico, la sobresaturación de la informática, con incremento
exponencial de la masa informativa y de la sociedad digital, que le han dado un
vuelco a la vida cotidiana y a la pedagogía, reforzando el aprendizaje individual.
Por eso, el profesor de hoy debe ser un conductor de alumnos, que los oriente en
la selección de contenidos relevantes para asimilarlos, interrelacionarlos y
ponerlos en práctica, además de desarrollar las capacidades de análisis y síntesis
y la interpretación de contenidos para responder a situaciones concretas (Najera,
2000).
Presentado durante el Taller: “Formación, desarrollo y gestión de recursos humanos”. VIII Congreso
Latinoamericano de Medicina Social XI Congreso de la Asociación Internacional de Políticas de Salud. La
Habana: Cuba julio de 2000.
b
Enfermera Magister en Educación, profesora de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia,
Medellín, Colombia. Correo concastri@epm.net.co
a
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En lo pedagógico, la esclerosis en la pedagogía del saber o educación tradicional
intelectualista, cuyo principal objetivo es la transmisión y acumulación de
conocimientos, donde se aprende para el examen de la escuela y no para el
examen de la vida (Torroella, 1999) y donde se han ritualizado los programas, los
planes de estudio, los contenidos de las asignaturas y las modalidades de
evaluación que se vuelven dogmas o principios fundantes, inamovibles e
intocables (Elizalde 2000). Por otra parte, la acelerada obsolescencia de los
fundamentos teóricos de las disciplinas académicas, que hace que “los
profesionales deban reciclar permanentemente sus conocimientos para poder
seguir operando en su campo profesional con relativa competencia” (Elizalde
(2000).
Además, debido a las políticas de libre mercado, a la privatización y al progresivo
desentendimiento de su función social y del sentido de lo público, el Estado ha
desatendido la financiación de la educación.
Este panorama intenta dar cuenta, en forma sintética, del contexto que debe
enfrentar la gestión de los procesos de formación de personal de salud a
comienzos del siglo XXI. Los desafíos que deben enfrentarse se ubican, a mi
modo de ver, en tres dimensiones: epistemológica, pedagógica y de la práxis. En
forma muy breve me referiré a cada una de estas dimensiones, para entrar luego
en el tema de gestión de los procesos de formación.
Los desafíos para la gestión
El desafío epistemológico: Comparto el pensamiento de Recaredo Duque (1999)
sobre las disciplinas cuando dice: “El paradigma disciplinar al organizar el
conocimiento por disciplinas, estableció una división y especialización del trabajo
de acuerdo con diversos campos de las ciencias. Esto trajo como ventajas la
autonomía de las ciencias en cuanto a la delimitación de su campo, lenguaje,
técnicas y teorías que las orientan. Nace este paradigma en el siglo XIX en las
universidades y se desarrolla en el siglo XX a través de los centros de
investigación. Este paradigma se ha mostrado fecundo en la delimitación de
competencias y hace posible la especialización de utilidad en las ciencias. Su
dificultad radica en la incapacidad para explicar la complejidad de los fenómenos”.
Los problemas de la disciplina se intentaron resolver por la vía de la
interdisciplinariedad, pero esta tiene una visión que no resuelve la mirada
integrada de problemas que afectan la vida cotidiana en su complejidad. Por ello
algunos autores intentan ensayar la vía de la transdisciplinariedad que se ocupa
de lo que hay “entre”, “a través” y “más allá” de la ciencia. Una mayor
profundización sobre el tema puede consultarse revisando la “Carta de la
transdisciplinariedad” producto de una reunión celebrada en el convento de
Arrábida, en noviembre de 1994 y las discusiones efectuadas durante el Segundo
Congreso Internacional Transdisciplinar realizado en Locarno (Suiza) entre el 30
de abril y el 2 de mayo de 1997, cuyo tema fue “¿Qué clase de Universidad para
mañana? Hacia una evolución transdisciplinar de la Universidad”.
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Con respecto a la Carta de Transdisciplinariedad vale la pena destacar el artículo
tercero que dice:
“La transdisciplinariedad es complementaria al enfoque disciplinario,
hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que
las articulan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y
de la realidad. No busca el dominio de muchas disciplinas, sino la
apertura de todas las disciplinas a aquellos que las atraviezan y las
trascienden”.
Y el artículo once:
“Una educación auténtica no puede privilegiar la abstracción en el
conocimiento. Debe enseñar a contextualizar, concretar y globalizar. La
educación transdisciplinaria revalúa el rol de la intuición, del imaginario,
de la sensibilidad y del cuerpo en la transmisión de los conocimientos”.
De esta forma la transdisciplinariedad supone una racionalidad abierta, a través de
una nueva mirada sobre la relatividad de las nociones de “definición” y
“objetividad”. Una de las tareas nuestras es articular en la formación del personal
de salud un pensamiento transdisciplinar que permita abordar problemas
complejos como el del SIDA, la violencia y la promoción de la salud, entre otros.
El desafío pedagógico: Para combatir la esclerosis de la pedagogía se deben
conciliar los aspectos positivos de la pedagogía del saber con los de la pedagogía
del ser. Por ser la primera la más conocida y en la que fuimos formados la mayoría
de los presentes, me referiré a algunos de los postulados de la pedagogía del ser
que es aquella que, en palabras del doctor Gustavo Torroella, trata de llevar la
escuela a la vida y traer la vida a la escuela, donde la escuela se constituye en un
taller para la vida. Los principales postulados de esta pedagogía son:
1. La vida humana es la materia más importante para enseñar y aprender.
2. La riqueza mayor de un individuo y de un país son sus potencialidades
humanas y más cuando hay cooperación.
3. Consecuentemente, la tarea individual y social más importante es el desarrollo
y utilización de las posibilidades humanas, para una vida plena y de mejor
calidad.
Las necesidades humanas superiores o del desarrollo son:
1.
2.
3.
4.
Saber quien soy de donde vengo y a donde voy, tener sentido de la vida.
Ser auténtico, independiente, saber y poder elegir, decidir y dirigirse a si
mismo.
Ser un sujeto productivo, creativo y transformador de la realidad interna y
externa y proponer o desarrollar las potencialidades.
amar, comunicarnos, convivir, ser solidarios
4
5.
Comprende, sentir y querer la unidad existencial integral del ser humano:
concordancia y armonía consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y
con el cosmos.
Desafíos para la praxis de la educación superior
a) El desafío político: Formación de profesionales y ciudadanos. Por ello la
educación debe ejercer una labor política formando a la persona en un marco
más amplio de la educación integral de la personalidad, formando para la
participación democrática y desarrollando el sentido cívico.
b) El desafío ético: Los centros de formación deben serlo en educación integral
de las virtudes que se aprenden al compartir con la diversidad. Construir una
ética civil independiente de componentes religiosos o políticos, que permita
llegar a convicciones compartidas sobre la solidaridad, la convivencia, la
equidad, la honestidad, la libertad, la autonomía y el respeto por la diferencia.
Constituye una función irrenunciable de la educación en general y
particularmente de la formación de personal de salud.
c) El desafío económico: sobrevivir en medio del ajuste y las carencias. Las
instituciones públicas enfrentan serios problemas por el déficit presupuestal
que se acumula año tras año a lo que se suma, para algunas instituciones, la
deficiente gestión administrativa y gerencial y la alta dependencia del
presupuesto que proviene del Estado cuya asignación es incierta en términos
de tiempos y montos. Es necesario establecer los costos reales de la formación
y de la investigación,
identificar su incremento anual y los fondos
presupuestales para los diferentes rubros de funcionamiento e inversión. Se
necesitan políticas de apoyo a los estudiantes mediante créditos blandos, que
cubran tanto la matrícula como el sostenimiento personal y buscar nuevas
alternativas de financiación, comprometiendo al Estado a cumplir con su
función ineludible de financiar la educación pública, a cambio de mostrar
excelencia en la calidad de los programas académicos y transparencia en el
manejo presupuestal.
La gestión de los procesos de formación de personal de salud
Dirigida a tres aspectos: calidad de la educación, cobertura y pertinencia
a) Calidad de la educación: Depende de quienes producen, transforman y
transmiten el saber, es decir, de los docentes e investigadores
Por ello las instituciones deben ser exigentes en la selección y promoción de
sus profesores, garantizar condiciones de organización y gestión que faciliten
la realización apropiada de las tareas académicas, practicar una política de
estímulo a la labor académica de excelencia y favorecer un clima de bienestar
institucional. Cada institución de educación superior está en la obligación de
mostrar que el servicio público que ofrece es de calidad, porque la autonomía
no puede entenderse como un principio absoluto, por ello los procesos de
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autoevaluación y acreditación son condiciones necesarias en la búsqueda de
calidad académica. Si consideramos que las instituciones de formación hacen
parte del tejido social, su relación con el entorno debe llevarlas a ser espacio
de debate público, escenarios de análisis, de cuestionamiento del entorno
social y generadora de opciones como interlocutor efectivo en la comprensión
de los grandes problemas sociales. La formación básica deberá proporcionar al
estudiante una estructura de pensamiento que desarrolle los conceptos y
categorías fundamentales de las ciencias sobre las cuales descansa su
ejercicio profesional para que el estudiante pueda enfrentar conocimientos
nuevos y continuos reaprendizajes (Comisión Nacional para el Desarrollo de la
Educación Superior 1997).
b) Cobertura. El déficit en cobertura de servicios y de personal en formación es
un serio problema en algunos de los países, donde profesionales y técnicos se
concentran en las grandes ciudades, mientras están desprotegidas amplias
zonas del país. Los centros de formación y los gobiernos están en la obligación
de poner en marcha estrategias para lograr coberturas razonables que
posibiliten el acceso a la salud de grandes mayorías de la población que hoy
se encuentran desprotegidas.
c) Pertinencia. En relación no sólo con los temas enseñados y los problemas que
se abordan en la formación, sino también en diversificar la formación de
profesionales y técnicos. Nuevos agentes de salud, para un mundo donde la
división horizontal y vertical del trabajo demanda puestos de trabajo renovados
para responder a demandas sociales, exigencias del conocimiento, del
desarrollo tecnológico y de la racionalización de las instituciones de salud.
En síntesis el proceso de formación de personal de salud, es un proceso de
socialización en conocimientos, valores, conciencia sanitaria y habilidades
técnicas en un campo complejo en lo científico técnico, ideológico y político.
Delinear un proyecto curricular y hacer gestión educativa es una difícil tarea que
requiere más que el conocimiento disciplinar, de esfuerzos transdisciplinarios y
una tarea de síntesis intelectual muy exigente. Los planes de estudio deben estar
sintonizados con la realidad y formar personal con capacidad resolutiva de
problemas complejos en el campo sanitario.
Para enfrentar estos desafíos se necesita claridad conceptual, precisar los
problemas que se quiere resolver, identificar los objetos del saber de cada
profesión, actitud inter y transdisciplinar, definir los principios rectores de la
formación, entre estos formar para la ciudadanía y en el respeto por la diferencia.
Porque en salud no es suficiente el conocimiento en sí mismo sino que aspiramos
aspiramos a encontrar el conocimiento pertinente para viabilizar la acción. Nos
movemos en un espacio político de manejo de poderes en la búsqueda por
solucionar problemas individuales y colectivos relacionados con la vida y con las
condiciones que la hacen posible.
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La Reunión Andina sobre Teoría y Práctica de la Salud Pública, realizada en Quito
en 1993, reconoció que “debemos formar profesionales rigurosos en lo científico y
al mismo tiempo militantes de la causa de la salud pública” y esta no es sólo una
cuestión política, es un asunto de ética para alcanzar objetivos de solidaridad y
equidad hacia el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las
responsabilidades profesionales. Formar sujetos conscientes de sus derechos y
deberes, en sus relaciones con el Estado, con las instituciones de salud, con
individuos y colectivos, y con la naturaleza, así como en la participación
consciente y creativa para ayudar a construir condiciones de vida posibles, que es
lo que llamamos formar para el ejercicio de la ciudadanía (Castrillón, 1996).
Referencias Bibliográficas
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International Center for Transdiscipinary Research. http:// persoclubinternet.fr/nicol/ciret 1999.
Carta de la Transdisciplinariedad. Convento de Arrábida 1994. Documento
fotocopiado.
Castrillón, MC Cómo abordar el cambio curricular en el área de la salud de la
Universidad de Antioquia. En: Memorias Seminario Taller “La modernización
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Universidad de Antioquia”. Medellín: Universidad de Antioquia, 1996. Pp.83-90.
Colombia. Comisión Nacional para el Desarrollo de la Educación Superior. Hacia
una agenda de transformación de la educación superior: Planteamientos y
recomendaciones. Santafé de Bogotá: 1997.
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Congreso de Locarno (Suiza) 30 avril 2 mai 1997.
Duque, R Disciplinariedad, transdisciplinariedad: Vínculos y límites. En: II
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Elizalde, A. Enseñanza de la disciplina y práctica clínica: ¿Continuidad o quiebre?.
Documento fotocopiado s.p.i.
Malvares, S. En: V Conferencia Latinoamericana de Facultades y Escuelas de
Enfermería. Trujillo: (Perú), 1998.
Nájera, RM. Educación en Enfermería. En: Memorias curso de Actualidad en
Enfermería. Medellín: Universidad de Antioquia, Mayo de 2000.
Torroella, G. ¿Qué entendemos por educación para la vida?. Ponencia presentada
en el Congreso Peadgogía 99. La Habana 1999.
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