TIBURÓN A BORDO En el Mediterráneo está documentada la presencia de casi medio centenar de especies de tiburones, aunque la mayoría son de pequeño tamaño y abundan mucho más en la zona oriental. Dentro de las especies potencialmente peligrosas que suelen aparecer por el litoral almeriense, aunque sin haber provocado percances de importancia destacan el marrajo y la tintorera. A estos grandes escualos les atraen mucho más los bancos de atunes o de otras especies y no se acercan a los humanos en busca de comida. Se alimentan exclusivamente de plancton que filtran gracias a sus microdientes. La mayoría no son de interés comercial y tampoco amigos de los pescadores debido a los daños que ocasiona en sus aparejos. El 29 de octubre de 2.003, uno de estos escualos- un marrajo- con 604 kilos de peso y mas de siete metros de longitud, quedó enganchado en las redes del pesquero “Antonio y Angelita” con base en el puerto de Carboneras cuando se encontraban faenando en el caladero del “Canto de Almería” a unas doce millas al sur de Cabo de Gata. Según recuerdan los pescadores de la flota de palangre de esta localidad ha sido el tiburón azul más grande capturado en aguas almerienses en los últimos diez años. El día de su singular captura, los nueve tripulantes del marrajero “Antonio y Angelita” llevaban en la mar doce horas. La noche había estado en calma, pero sobre las dos y media o tres de la tarde, un ligero poniente fresco comenzó a perturbar la estabilidad del pesquero de 20 metros de eslora, seis de manga y con una potencia de 600 caballos cuya dotación se disponía a izar las artes caladas a unos 250 brazas de profundidad. De pronto el barco hizo un extraño movimiento que alertó a su patrón y propietario Pedro López Soto que de inmediato lo colocó a popa. Los nueve hombres, pescadores experimentados y sabedores de su oficio se miraron entre ellos intercambian cómplices miradas. Algo “gordo” llevaban en las redes. La tensión y los nervios se fueron agudizando a medida que pasaban los minutos luchando contra ka desconocida captura manteniéndolos en ese toma y daca durante mas de una hora. Soltaban y recogían el seda hasta que empezó a emerger por la superficie la cabeza del enorme escualo. En la boca y entre su potente dentadura a medio engullir un pez espada de unos 40 kilos de peso. Cuando ya el tiburón estaba en la superficie dominarlo parecía una tarea imposible. Un acertado lazo plomado a la altura de la cola inmovilizó al animal. Cuando ya estaba en el aire empezó a dar vueltas soltando su presa fijando la señal de los dientes en la misma borda de acero de la embarcación. Allí dejo su sello y algunos de sus afilados dientes. Finalmente lograron darle muerte e izarlo a bordo. Su exposición en la Lonja de Carboneras antes de ser troceado para su comercialización congregó a decenas de personas que nunca en su vida habían visto de cerca un tiburón de estas características por la zona. Hay datos, de que hace un par de años, otro barco de Águilas por esta misma zona capturó otro excepcional ejemplar que rebasó ligeramente la media tonelada. De momento el record lo ostenta el “Antonio y Angelita” una embarcación que tiene unos doce años de antigüedad y que forma parte de la potente flota palangrera de Carboneras, la mas nutrida en cuanto a barcos- unos setenta- de toda la provincia de Almería.