¿Las Parroquias tienen la obligación de pagar las cuotas al instituto Mexicano del Seguro Social? ¿Tendrán obligación de pagar todos Los impuestos que dicen los contadores? Por el D.P. Lic. Juan Carlos Bolio García Antes de responder a estas preguntas, permítanme presentarme, soy Diácono ordenado al servicio permanente de la Iglesia Católica, con estudios en Contabilidad y Administración, titulado como abogado fiscal, con especialidad en Derecho Empresarial, así como en Asociaciones e Instituciones de Asistencia Privada. Trabajo en Cáritas Arquidiócesis de México, bajo la dirección del Pbro. Lic. Enrique Maldonado García, realizo mi apostolado litúrgico en la Parroquia de Santa Catarina Virgen y Mártir, de la IV Vicaría. Soy profesor de Liturgia en la Comisión del Diaconado Permanente, de donde surgió la idea de formar un equipo multidisciplinario de Diáconos Permanentes, con visión de Iglesia, para asesorar a las Parroquias en sus problemas fiscales, de contabilidad y administración, así como algunos asuntos laborales. La primera duda que manifiestan los presbíteros fue si las Iglesias tenían la obligación de pagar impuestos, realizar sus cuotas del IMSS, y elaborar contratos de trabajo. ¿Por qué un contador dice que son leyes que hay que cumplir y no un abogado? La interpretación y defensa de la ley, es tarea principal de éste y en materia fiscal, de un abogado fiscal, máxime si el abogado tiene una visión empresarial. Las leyes de carácter fiscal, son de auto-aplicación, es decir, yo como contribuyente, pago los impuestos en los que creo tener obligación, o mejor dicho, los que el contador me indica. Se supone que él conoce la ley, sin embargo el objetivo de las obligaciones, según el Derecho Tributario, no es el pagar o hacer algo (una prestación), sino también el no hacer algo (una abstención), pues la obligación de pagar o de abstenerse es de la parroquia y no del contador que lo sugiere. Por eso, lo primero que estudiamos fue definir cuáles eran realmente las leyes y obligaciones que se deben observar. De esta manera, delimitamos un marco Jurídico de leyes administrativas y fiscales que realmente le corresponden a la Parroquia como Asociación Religiosa, sin evadir impuestos, ni eludir obligaciones, teniendo siempre presente cumplir en justicia con lo que les corresponde. Este es el marco jurídico que debe regir: Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ley de Asociaciones religiosas y Culto Público; así como su reglamento. Código de Derecho Canónico. Código Civil en materia de fuero federal para toda la República. Ley del Impuesto Sobre la Renta, sólo el artículo 86. Ley General de Bienes Nacionales. Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos. ¿Por qué estas leyes y no otras? Empecemos por aclarar su importancia: 1. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), es el derecho que nos rige a todos los mexicanos, ninguna ley, debe contravenir en su espíritu ni en su texto. 2. De la CPEUM, emana la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público (LARyCP), así como su reglamento, que en el artículo 1 de esta ley dice: “La presente Ley, es reglamentaria de las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de asociaciones religiosas”. 3. El Código de Derecho Canónico (CDC), ya que la LARyCP en su artículo 6 dice: “Las asociaciones se regirán internamente por sus propios estatutos”, y a la Iglesia latina la rige el CDC, fundamental para aclarar algunas lagunas jurídicas que ninguna otra ley puede resolver. 4. El Código Civil (CC), conocido como el derecho común, de cual nos habla el canon 22 del CDC y dice: “Las leyes civiles a las que remite el derecho de la Iglesia, deben observarse en derecho canónico, con los mismos efectos, en cuanto no sean contrarias al derecho divino ni se disponga otra cosa en el derecho canónico”. 5. La Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR), sólo el artículo 86, que nos indica las obligaciones que tienen las Asociaciones con fines religiosos y, son: a) Llevar un registro simplificado de Ingresos y Egresos. b) Expedir comprobantes simplificados (es decir, sin la cédula fiscal y por concepto de Donativos). c) Presentar anualmente, Declaración Informativa (que no cuesta nada). 6. La Ley General de Bienes Nacionales y su Reglamento de la ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, para aquellas parroquias que son propiedad de los Bienes de la Nación, por el uso al que se destinan. ¿Por qué no, la ley del Seguro Social y las que indican los Contadores? Como analizamos, realmente en ninguna ley se establece que como AR, las parroquias deban de pagar el IMSS. El mayor problema que tenemos los Clérigos, está en considerar a las Parroquias como pequeñas empresas y hasta he oído decir que somos la industria de la salvación. Por eso es conveniente aclarar que es una empresa y sus fines, y que es la Parroquia como AR, y su s fines a la luz de nuestro Derecho Canónico. La parroquia como AR, según el CDC en su canon 515 parágrafo 1 nos indica: “La Parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio”. Luego entonces, el representante legal por Derecho Canónico es el Párroco, “que se le confía y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada, para que en esa misma comunidad, cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir con la ayuda de los fieles laicos. El artículo 8 fracción II de la LARyCP, dice: ”La Asociación Religiosa es una asociación que deberá abstenerse de perseguir fines de lucro o preponderantemente económicos”. Por otra parte, la Empresa, si es contribuyente de todas las obligaciones fiscales, pues su objeto y fin lo encontramos en el Código de Comercio (CCOM), cuando define quiénes son los comerciantes: Art. 3 CCOM: “Las Personas Físicas, que teniendo capacidad para ejercer el comercio, hacen de él su ocupación ordinaria; y las Sociedades constituidas con arreglo a las leyes mercantiles que dentro del territorio nacional ejercen actos de comercio”. Así mismo, este Código define su fin cuando en el artículo 75 nos indica cuáles son los actos de comercio y en su fracción I indica: “Actos de Comercio son: Todas las adquisiciones, enajenaciones, fabricaciones y alquileres con propósitos de especulación comercial”. Este propósito de traficar o intento de especular que la ley habla, es un elemento importante, pues autoriza a la empresa a obtener ganancias exorbitantes, que son el lucro, hasta un límite, el no atentar contra la moral y las buenas costumbres. Por esta razón, las empresas están obligadas como lo indica el artículo 1 del Código Fiscal de la Federación (CFF) a:” Contribuir para los gastos públicos, conforme a las leyes fiscales respectivas”, como son “Impuestos, Aportaciones de Seguridad Social, Contribuciones de Mejoras, Derechos y Aportaciones de Seguridad” (Art. 2 CFF). Por lo tanto, las parroquias no son pequeñas empresas, ya que no persiguen fines de lucro, ni especulan con los sacramentos, ni a los Clérigos se nos tiene permitido, por Derecho Canónico, los actos de comercio como lo acabamos de analizar. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en tratar a nuestras Parroquias con cargas fiscales que no les corresponden? Otro serio problema se origina cuando los contadores nos indican que todos los trabajadores al servicio de la Iglesia deben conservar su antigüedad, aunque no exista contrato por escrito y que la falta de éste, no priva al trabajador de los derechos que derivan de las normas de trabajo, teniendo la posibilidad de sanciones económicas cuantiosas por parte del Estado. Esto lo dicen porque han interpretado erróneamente la legislación laboral. Expondré las razones de por qué no estamos obligados a realizar un contrato de trabajo y en consecuencia, a pagar tantos impuestos y cuotas al IMSS que por este concepto derivan. La clave la encontramos en el artículo 1 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), que dice: “La presente ley, rige las condiciones de trabajo comprendidas en el artículo 123 apartado A“. Este apartado se refiere a los trabajadores que prestan sus servicios a la iniciativa privada de las instituciones descentralizadas del Gobierno Federal (las empresas privadas como ya dijimos que buscan el lucro y la especulación). Pero no a los empleados del Gobierno Federal, Estatal o Municipal, ni mucho menos a las Asociaciones, pues a éstas las rige la LARyCP. Por otro lado, el art. 8 de la LFT define qué es un trabajador y dice: “Es la persona física, que presta a otra persona física o moral, un trabajo personal subordinado”. Es decir, que para que se den las relaciones de trabajo se necesita que se cumplan dos supuestos de ley: 1. Subordinación: el poder de mando y deber de obediencia para que el individuo realice su trabajo conforme a los fines de la empresa mediante la retribución de un salario (sueldo), uno, que haya subordinación y, dos, que se preste un trabajo personal. 2. Trato personal: toda actividad humana, intelectual o material, con un grado de preparación requerida por cada profesión u oficio para los fines de la empresa. En este orden de ideas, otro término que hay que analizar es el del Patrón y que la LFT define así: “Es la persona física o moral que utiliza el trabajo personal subordinado de uno o varios trabajadores, mediante un escrito que debe contener las condiciones de trabajo”, según lo marca el artículo 25 de la LFT. El citado artículo 25, nos indica que el contrato de trabajo es el escrito en que constan las relaciones y condiciones del trabajo, en que se va a utilizar al trabajador, así como la manera en que estará subordinado al patrón y, la productividad que se espera obtener mediante el pago de un salario. Como hemos dicho, el Párroco no es un patrón, sino un representante de esta Institución, al que se le confía ejercer la cura pastoral de la comunidad, ayudado en este trabajo por los fieles laicos. ¿Quiénes son estos fieles laicos?, el canon 204 nos indica: “Son fieles cristianos quienes incorporados a Cristo por el Bautismo, se integran al pueblo de Dios…” El canon 207 completa el término: “Por Institución Divina, entre los fieles hay en la Iglesia Ministros Sagrados, que en el derecho se denominan también Clérigos; los demás se llaman laicos. Estos fieles laicos, “teniendo el deber de trabajar en la edificación del pueblo de Dios”, lo pueden hacer dedicando unas horas de su tiempo o de modo permanente, teniendo la Iglesia el deber de formarlos y el derecho de darles una conveniente retribución, como lo indica el canon 231 parágrafos 1 y 2. “Tienen derecho a una conveniente retribución, que responda a su condición y, con la cual puedan proveer decentemente a sus propias necesidades y a las de su familia, teniendo también derecho a su previsión y seguridad social, y a la llamada asistencia sanitaria”. Con este fundamento afirmo que en la Iglesia no tenemos empleados, ni trabajadores, sólo fieles laicos (ministros), dedicados a ayudar al Párroco en esa tan importante misión, y lo pueden hacer dedicando unas horas de su tiempo, o por tiempo completo. Las Parroquias como AR, no tienen la obligación de pagar todos los impuestos que conlleva el contrato de trabajo y la inscripción al IMSS, pero sí es un derecho inalienable que podamos prever a los fieles laicos de los servicios de salud en primer y segundo nivel de atención, así como la previsión de retiro para los laicos dedicados a este ministerio, mediante un fideicomiso. Esta es la razón de por qué la Ley del Trabajo, así como el art. 25 al que nos obligan cumplir los contadores, no es de observancia para nosotros, porque los fieles laicos no son trabajadores, sino colaboradores en la edificación del pueblo de Dios y, por esta razón, no existe subordinación alguna al Párroco, ni mucho menos existe un trabajo personal, pues no hay lucro y especulación. Por eso recomiendo a los Párrocos que jamás firmen un contrato de trabajo con sus colaboradores, porque es el medio ideal para hacerse acreedores a todos los impuestos y obligaciones como son la de inscribirlos al Instituto Mexicano del Seguro Social, así como realizar las aportaciones del Impuesto sobre la Renta y, pagarlas al Servicio de Administración Tributaria, así como pagar el 2 % sobre el valor de las nóminas pagadas a la Tesorería del Distrito Federal y, todo esto en el peor de los casos, mensualmente. Por el contrario, se debe realizar un escrito, en que se describa el servicio que se presta, recalcando que no existe entre la AR y el fiel laico, una subordinación ni trabajo personal, ni mucho menos un salario, pues la remuneración debe ser considerada como un donativo que hace la Institución. Concluyo diciendo que son sólo cinco las obligaciones en las que deben poner toda su atención: a) Llevar un libro de ingresos y egresos, en los que registren de forma simplificada los donativos para la manutención del culto les otorguen de conformidad con sus recibos simplificados, así como los egresos que consisten en registrar todos los gastos necesarios que erogan, las inversiones que hacen y, los donativos que dan. b) Presentar anualmente la declaración informática (sin pago), que arroje el libro de entradas y salidas. c) Hacer un escrito por el servicio que prestan nuestros fieles laicos (no un contrato de trabajo), como lo indica la circular de fecha 7 de octubre de 2005, emitida por Monseñor Guillermo Moreno Bravo, en el punto 6, página 3, y sólo la segunda parte del párrafo. d) Elaborar un convenio con consultorios u hospitales que garanticen un adecuado servicio médico, sí como abrir un fideicomiso para prevenir el retiro de nuestros colaboradores. e) Elaborar comodatos, para el caso de que algunos fieles laicos hagan uso de las instalaciones permanentemente, en su labor de servicio o de la caridad. Agradeciendo su atención, Señores Presbíteros, y en cumplimiento del orden Diaconal que me fue conferido al servicio permanente de mi Iglesia, quedo como su mejor servidor. D.P. Lic. Juan Carlos Bolio García Para contactar: Cáritas Arquidiócesis de México Tel. 5615-7006 / 5615-5066 Parroquia de Santa Catarina Virgen y Mártir Tel. 5526-1576 Cel. 044 55 2609-0890