Publicado Columna Diario : El 30 de marzo del 2011 : Globalización con Equidad : La Primera Políticas sociales: ¿Quién pone la agenda? Enrique Fernández-Maldonado Mujica La contienda electoral ha puesto en agenda la continuidad de los programas sociales. ¿Son sostenibles y eficientes tal cual están? ¿Qué cambios se deben formular? ¿Resultan funcionales a los problemas que buscan resolver? La importancia de las políticas sociales viene de los noventa. Por entonces aparecieron como estrategia de contención frente al impacto económico y social de la hiperinflación, el shock y los despidos masivos. Su implementación implicó que miles de familias pasaran a depender de la ayuda social del Estado para sobrevivir. Pero también para que el clientelismo político y la corrupción extendida con el Fujimorismo pasaran a formar parte de la estructura burocrática. El crecimiento económico de la última década operó un cambio semántico y programático en la definición y sentido de las políticas sociales. De estrategia de “lucha contra la pobreza” pasaron a convertirse en “estrategias de desarrollo”. En este trance político–ideológico el desarrollo se concibió como resultado natural de las exportaciones y de la apertura de mercados, lo que debía complementarse con una mayor inversión en infraestructura educativa, sanitaria o vial. El crecimiento, el progreso y el desarrollo pasaron a medirse en función de la cantidad de minerales exportados o de cemento sembrado, y no por atacar las causas de la inequidad y la pobreza. ¿Qué plantean los candidatos al respecto? ¿Es posible encarar el debate de las políticas sociales sin cuestionar o defender la orientación del modelo de desarrollo? Hasta el momento la mayoría de estos se ha manifestado –con excepción del nacionalismo– por mantener el modelo de crecimiento de las últimas dos décadas. En este esquema las políticas sociales aparecen como inversión social, pero en la práctica son meros paliativos para sobrevivir a la ausencia o bajos ingresos. Nada de lo expuesto cuestiona la urgencia y necesidad de mantener y mejorar algunos programas sociales. Una adecuada implementación puede no sólo contribuir a reducir la pobreza. Puede dotar de legitimidad al sistema democrático y alentar otras políticas redistributivas. En la región el Programa Hambre Cero implementado por Lula en Brasil, que sacó a 50 millones de personas de la pobreza, o la Asignación Familiar Universal impulsada por Cristina Fernández en Argentina, o el Bono Dignidad para mayores de 65 en Bolivia, representan reformas sustantivas a favor de la dignidad y equidad social. Finalmente, queda claro que la mejor política social es una buena política económica. En la medida que el crecimiento dependa menos del precio de los comodities, y más de aumentos en la productividad y la industrialización del mercado interno, las posibilidades de reducir la pobreza y superar el subdesarrollo, son mayores. Las políticas sociales, siendo importantes, son insuficientes. http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/politicas-sociales-quienpone-la-agenda_82910.html