Lipoatrofia: cuando la cara es el espejo del VIH · Algunos fármacos eliminan la grasa del rostro y extremidades delatando al paciente seropositivo · En el reciente congreso de Los Angeles se han revelado significativas diferencias en el comportamiento de los fármacos respecto a la distribución de las grasas · Por huir de la lipodistrofia, muchos pacientes pueden llegar a abandonar el tratamiento y sufrir de nuevo la invasión del VIH El sarcoma de Kaposi, ese destructivo tumor que se extiende por la piel desde la cintura al rostro, fue en otro tiempo el estigma visible del VIH, hasta que llegaron los potentes fármacos antirretrovirales que prácticamente eliminaron las infecciones oportunistas definitorias de SIDA. Hoy, cuando ya esta enfermedad se ha convertido en crónica, la lipoatrofia, pérdida de grasa en cara y extremidades ha vuelto a acaparar la atención de los expertos y los pacientes. Se trata de una de las alteraciones metabólicas derivadas del tratamiento anti-VIH que trae de cabeza a los científicos, dadas las incógnitas sobre orígenes y causas que todavía la rodean. Globalmente tal fenómeno se conoce como lipodistrofia. Cuando la grasa se acumula en zonas determinadas (tronco, pechos, cerviz ), se denomina lipohipertrofia. Por el contrario, la pérdida de grasa en las extremidades (brazos, piernas, nalgas) y en el rostro, recibe el sobrenombre de lipoatrofia. En este caso, las venas de brazos y piernas se marcan en relieve llamativo y el rostro recuerda el perfil de la media luna (“moon face”, según lo bautizaron los anglosajones en sus comienzos). La lipohipertrofia y la lipoatrofia pueden perfectamente coexistir en el mismo paciente. En busca de los causantes Los últimos estudios sobre tratamiento anti-VIH expuestos en el reciente congreso mundial (CROI) de Los Angeles han arrojado nuevas luces de gran interés para los pacientes afectados por lipoatrofia. Concretamente, el estudio ACTG 5142, desarrollado sobre 753 pacientes por el Grupo de Ensayos Clínicos sobre SIDA, (grupo independiente patrocinado por el Department of Health and Human Services, National Institutes of Health, de Estados Unidos, equivalente a nuestro Ministerio de Sanidad y Consumo), ha demostrado diferencias entre los dos fármacos actualmente recomendados como primera línea de terapia. En este estudio se demuestra que los pacientes tratados con Efavirenz presentaron un riesgo casi 3 veces mayor de desarrollar lipoatrofia que los tratados con Lopinavir/ritonavir. Los datos han causado gran impacto en la comunidad científica puesto que Efavirenz es uno de los fármacos mas utilizados en el tratamiento del VIH. Según el profesor Richard H. Haubrich (Universidad de California San Diego) en la presentación del estudio del ACTG en Los Angeles, las recomendaciones oficiales de terapia en Estados Unidos deberían considerar estos resultados. La frecuencia de lipodistrofia en pacientes en tratamiento se acerca al 50 por ciento cuando la terapia dura más de un año, según las estadísticas más manejadas. Y todo indica que es un fenómeno irreversible que aumenta con el tiempo de tratamiento. Para más información: Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza Molina) 91 553 74 62 · 609 006 732 E-mail: ediciones@ibanezyplaza.com · Web: www.ibanezyplaza.com De la supervivencia a la calidad de vida Desde una década a esta parte, con la aprobación de nuevos fármacos capaces de eliminar prácticamente al virus de la sangre, la enfermedad por VIH se ha ido convirtiendo en crónica, con lo cual la meta de los pacientes ya no es simplemente sobrevivir, sino recuperar plenamente su normalidad vital, en lo que se refiere a calidad de vida y a aspecto físico. Para los pacientes la lipoatrofia es hoy el estigma que más les preocupa, por cuanto es visible y difícil de ocultar, produce una imagen corporal de deterioro físico que no corresponde al estado general del organismo y provoca en estas personas la sensación de ir anunciando por la calle que son VIH positivos. Estas características desafortunadas son especialmente penosas en el caso de las mujeres, así como de colectivos que acostumbran a prestar especial atención a su aspecto físico (caso de los gays), y asimismo, en general de muchas personas preocupadas por ocultar su enfermedad a su familia, sus amigos, su entorno social... Pero, además, la lipodistrofia puede conducir al fracaso terapéutico, cuando el paciente, por evitar el signo externo del VIH, reduce o abandona el cumplimiento de la medicación. La consecuencia es el rebote del virus y su mutación hacia variantes resistentes a los fármacos, con lo que éstos quedan inservibles. La aplicación de inyecciones subcutáneas de colágeno para rellenar los surcos marcados por la desaparición de la capa grasa de la cara es un recurso al que algunos pacientes afectados por lipoatrofia, que se lo podían permitir, comenzaron a acudir hace ya algunos años. Pero el coste y la discutible efectividad de esta operación a medio y largo plazo no parecen haberla popularizado. Lo que los expertos aconsejan, ahora con más evidencia científica, es que lo más eficaz es analizar la toxicidad de los fármacos y escoger la opción mas benigna siempre que las circunstancias lo permitan. Para más información: Ibáñez&Plaza (Gabriel Plaza Molina) 91 553 74 62 · 609 006 732 E-mail: ediciones@ibanezyplaza.com · Web: www.ibanezyplaza.com