Hugo Chávez Frías… Ni siquiera el mismo sospechaba cuán grande era. Fidel Castro Ruz. Por aquí pasó Chávez, ¡cómo ignorarlo! Si a su paso fue transformándolo todo: creando conciencia, construyendo revolución, derrotando miseria y hambre, poniendo a raya al imperio gringo, tejiendo lazos de solidaridad entre los oprimidos, sembrando esperanza. Labró junto a su pueblo la revolución bolivariana que dignificó la vida de los venezolanos. Algunos datos darán idea de lo que esta revolución ha podido transformar. Por ejemplo, de 1998 a 2013 (años en que se ha venido desarrollando el proceso revolucionario), la pobreza extrema en Venezuela pasó del 24,7% a 6,9%; la tasa de desnutrición del 21% al 3%; la tasa de desempleo cambió de 15,2% a 5,6%. La mortalidad infantil bajó 50%. Antes de que Chávez llegara a la presidencia, Venezuela destinaba el 36,7% de sus ingresos a la inversión social, hoy ese porcentaje asciende al 64,1; a educación se le asigna el 7% de su PIB, cuando antes era del 3,9%. La UNESCO ha proclamado al territorio venezolano libre de analfabetismo y en sus estadísticas aparece como el quinto país del mundo con mayor matrícula universitaria y segundo en Latinoamérica, con una matrícula estudiantil del 83% de su población. En salud los logros también son categóricos: el 96% de los venezolanos tiene acceso a agua potable; se construyeron 13 721 clínicas en los últimos 13 años (cuando a lo largo de las cuatro décadas, apenas se habían construido 5081). En los tres últimos años se edificaron 500 000 viviendas para los sectores de más bajos recursos. Con Hugo Chávez al frente, nació una constitución como fruto de la discusión de amplios sectores del pueblo cuya finalidad es construir poder popular a través de las comunas y sus misiones socialistas. Falta mucho por realizar, construir con bases sólidas el Socialismo del siglo XXI, es una tarea aún por realizar, pero sin duda, pasos trascendentes han sido dados por esta revolución. Y para pesar del imperialismo, el espíritu chavista ronda aún después de su muerte y su pueblo, que juró vencer ante su tumba, da una lucha sin tregua contra la oligarquía venezolana. Tras la desaparición física del Comandante Chávez, la burguesía venezolana, con el apoyo descarado del imperio norteamericano, quiso reeditar el guión seguido en Chile para derrocar a Salvador Allende: la especulación, el saqueo de dólares, el acaparamiento de alimentos, medicinas y otras mercancías, la elevación de precios en varios miles por ciento; generó un gran caos a la economía de este país. La revolución bolivariana, sin embargo, supo responder con fuerza y contundencia: el presidente Nicolás Maduro, promulgó dos leyes, una para el control de costos, precios y ganancias y la segunda para el control de dólares. Estableciendo que quien lucrara con el dinero del pueblo o quien no respetara las leyes sería enviado a la cárcel. En medio de esta guerra económica, el pueblo venezolano tuvo una victoria más, en las elecciones del 8 de diciembre pasado, el 72% de las alcaldías fueron ganadas por los chavistas, reafirmando con ello su vocación socialista. Pero la revolución bolivariana no sólo cambió la vida de los venezolanos, también modificó la relación de los pueblos latinoamericanos. Como dice el politólogo Atilio Borón, Hugo Chávez fue un verdadero huracán, que con su fervor antiimperialista, su visión estratégica de la lucha, su incansable protagonismo, reconfiguró decisivamente el mapa sociopolítico de América Latina. Logró unificar a los gobiernos progresistas de esta parte del continente contra el ALCA, y junto con ellos derrotaron uno de los principales proyectos de Estados Unidos para seguir sometiendo a estos pueblos. La revolución bolivariana logró también cristalizar la unidad latinoamericana, teniendo como referente necesario a la Revolución Cubana. Además, puso un énfasis especial en el ámbito de creación de un internacionalismo solidario que se traduciría en proyectos concretos como el Banco del Sur, Petrocaribe, TeleSUR, UNASUR y la CELAC. Esta solidaridad hacia los pueblos llegó a Asia y a África. Así, este huracán, lleno de amor a la humanidad, junto a su pueblo, han pasado por aquí para no irse jamás.