El desgaste del gobierno y la economía

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Revista Poder - Venezuela, agosto 2009
Orlando Ochoa*
orlandoochoa@hotmail.com
El desgaste del gobierno y la economía
En Venezuela se observa una cadena de eventos políticos y económicos
graves. La secuencia de abusos legales y constitucionales por el Gobierno, una
de las tasas de homicidios más altas del mundo, corrupción política- militar-policial
impune, acciones abiertas contra opositores y medios de comunicación, y como
suele suceder en sociedades altamente polarizadas, no hay llamado a la sensatez
que prevalezca. El Gobierno dice perseguir el objetivo revolucionario del
socialismo del siglo XXI, en la tradición marxista-leninista, explicada por el mismo
Hugo Chávez, lo cual significa usar las mismas instituciones democráticas para
establecer en forma irreversible un nuevo sistema socioeconómico igualitario, el
cual aspira a indicar un nuevo camino para la América Latina. Claramente, esto es
un atropello a la pluralidad y entra en conflicto con la esencia de la democracia.
En la dinámica política venezolana, lo extraordinario, escandaloso o crítico,
se sucede en una sucesión tal, que parece que el efecto individual de los
acontecimientos encuentra a un ciudadano casi acostumbrado a una situación a
todas luces anormal. La inusual y extrema confrontación política del 2002-3
parece haber llevado a generar posteriormente una mayor tolerancia al conflicto
político en la opinión pública. Los abundantes recursos petroleros usados luego
de estos años en programas asistenciales sin duda contribuyeron a este ánimo
más distante de la diatriba política. La idea de que el petróleo subsidia todo y
mantiene los beneficios indefinidamente, también neutralizó por un tiempo la
preocupación del ciudadano por la economía.
Más allá de ideas igualitarias marxistas, la propaganda y persecución de
corte fascista para proveer justificación al proyecto personal de Hugo Chávez, hay
un proceso de destrucción institucional, daños económicos y consecuencias
sociales que se salen ya del control del Gobierno. De esto hemos escrito antes en
este espacio. Los venezolanos en 2009 ya sienten estas derivaciones en
términos de un agudo problema inflacionario y desempleo, con criminalidad
desbordada. Aunque todavía no se ha podido percibir en toda su extensión, la
magnitud del daño en el sector petrolero, las empresas básicas de Guayana y la
actividad económica privada. Tristemente, se puede decir que el fracaso
económico, encubierto con gasto petrolero hasta ahora, conlleva un retroceso
social en marcha, luego de algunos avances con el uso de altos ingresos
petroleros en los últimos años.
Los estudios de opinión pública en 2009 revelan que en paralelo al
deterioro socioeconómico sin posibilidad de compensación gubernamental,
también viene cayendo significativamente la confianza en las políticas del
Gobierno y en el Presidente Chávez. Esta situación sería temporal si fuese sólo
parte del ciclo recesivo de la economía mundial y el alza del precio de petróleo
ayudase a la recuperación total de la economía venezolana. Sin embargo, el daño
acumulado condiciona la efectividad de cualquier plan de recuperación. Con el
ambiguo esquema ideológico, la precaria política de asfixiantes controles
económicos y las expropiaciones, es imposible tener estabilidad económica,
inversiones y bajar la inflación. El callejón económico elegido no le ofrece apoyo a
los planes de Hugo Chávez de permanecer en el poder. Respetar la opinión
pública llevaría a intentar rectificar el rumbo, lo cual sería un cambio político
drástico y una derrota del discurso chavista. Insistir en los llamados cambios
socialistas en medio del declive económico llevaría a aumentar la protesta y la
confrontación social. En éste último caso, se llegaría a la represión y al cierre de
medios, para sostenerse frente a la adversidad. Cualquiera sea el camino, es
claro que presenciamos el ocaso del chavismo populista y ambicioso.
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* Economista, PhD (Oxford)
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