GANANCIAS GENERA APENAS 1 DE CADA 6 PESOS DE RECAUDACION

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9 de Octubre de 2011 – Número 410
GANANCIAS GENERA APENAS 1 DE
CADA 6 PESOS DE RECAUDACION
Las sociedades avanzadas tienden a concentrar la recaudación impositiva en el
impuesto a las ganancias y a administrar los fondos públicos con austeridad y
sentido estratégico. En la Argentina, por el contrario, la atención está centrada en
evitar que se extienda la aplicación del impuesto a las ganancias mientras otros
impuestos muy perjudiciales y la baja calidad en la administración del gasto
público reciben escaso cuestionamiento. Para inducir el progreso y la equidad, es
imprescindible aumentar la incidencia del impuesto a las ganancias, eliminar los
impuestos distorsivos y regresivos, y mejorar la asignación del gasto público.
La oposición intentó en la Cámara de Diputados imponer una actualización de los mínimos
no imponible del impuesto a las ganancias. El esfuerzo no dio resultados ya que no se
alcanzó el quórum necesario. De todas formas, parecería que con el oficialismo las
diferencias no son de sustancia sino de protagonismo. Es muy probable que en un futuro no
muy lejano el Poder Ejecutivo adopte, como iniciativa propia, una medida que vaya en un
sentido muy parecido al impulsado por la oposición.
Resulta llamativo que cuando se declama con mucho énfasis el rol del Estado como
promotor de la equidad distributiva se busque limitar el alcance del impuesto a las
ganancias. El impuesto a las ganancias es el más progresivo de los impuestos. En la
experiencia internacional, especialmente de los países más avanzados, el impuesto a las
ganancias es un componente central de sus sistemas tributarios. El impuesto a las
ganancias aporta el 35% de los ingresos públicos en Europa, el 49% en EEUU y Canadá, y
el 60% en Australia y Nueva Zelanda.
En la Argentina, con los datos oficiales referidos al año 2010 publicados por el Ministerio de
Economía se puede observar que:

Con el impuesto a las ganancias se recaudó el 5,4% del PBI.

La presión tributaria nacional y provincial en ese mismo año fue de 33,4% del PBI.

Esto significa que el impuesto a las ganancias contribuye apenas con el 16% de la
recaudación total, es decir, sólo 1 de cada 6 pesos se genera con este tributo
progresivo.
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Los datos oficiales muestran que lo que se recauda por vía del impuesto a las ganancias es
un proporción mucho más baja que en los países desarrollados. Además, los datos del
Ministerio de Economía no incorporan los impuestos municipales ni el impuesto inflacionario
(lo que el Estado “recauda” gracias a los billetes que emite y que luego se desvalorizan con
el aumento de los precios). Si se computaran estos dos impuestos, la incidencia del
impuesto a las ganancias sería aún más baja y claramente desfasada respecto a lo
que se observa en países con genuinos compromisos con el progreso y la equidad.
En este marco, resulta muy contradictorio que, por un lado, se multipliquen los discursos de
la mayor parte de la dirigencia en favor de la equidad social y, por el otro, estos mismos
actores canalicen la tenaz resistencia que exterioriza gran parte de la población de ingresos
medios y altos a pagar el impuesto a las ganancias. En esta contradicción subyace una
alta dosis de hipocresía, pero también errores de percepción sobre la incidencia de
los tributos.
El impuesto a las ganancias tiene la particularidad de ser visible y explícito. Por ejemplo,
los asalariados observan la detracción en su recibo de haberes, pero no son conscientes de
que también están gravados, con un efecto muchas veces más intenso, por las
contribuciones patronales. La resistencia se potencia cuando también se explicita el mal uso
de los recursos públicos. El monto recaudado de impuesto a las ganancias sobre las
personas físicas en el 2010 fue de $24 mil millones, mientras que lo gastado en subsidios a
empresas públicas y privadas –donde priman los intereses espurios, el amiguismo y las
sospechas de corrupción– ascendió al doble, o sea, $48 mil millones. Si el impuesto a las
ganancias apenas alcanza para pagar la mitad de los subsidios –que en la mayoría de
los casos son percibidos por la población como una dilapidación de fondos públicos–
naturalmente, el rechazo al pago del tributo gana legitimidad.
Sería muy positivo para el país que el oficialismo y la oposición salgan de estas
contradicciones. Para lograrlo, es fundamental canalizar la inteligencia y el esfuerzo político
en diseñar e instrumentar una profunda reforma tributaria e inducir una administración
más austera y estratégica de los recursos públicos. En este marco, con la eliminación de
los impuestos distorsivos y regresivos ganaría legitimidad el impuesto a las ganancias para
extenderlo hacia niveles similares a los observados en países avanzados, países que
muestran compromisos genuinos –y no meramente declamativos– con la equidad.
Recaudación del impuesto a las ganancias
Como % de la recaudación total
70%
61,3%
60%
49,4%
50%
34,4%
40%
30%
16,2%
20%
10%
0%
Australia y
EEUU y
Nueva
Canadá
Zelanda
Europa
Argentina
Fuente: IDESA en
base a Ministerio de
Economía y OECD
(www.oecd.org)
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