Conjuntivitis en el niño: causas y tratamiento La conjuntivitis es una irritación de la conjuntiva ocular. Se suele manifestar con el enrojecimiento del ojo, y es la afección ocular más común. Su tratamiento debería ser supervisado por el pediatra e incluso también por el oftalmólogo, puesto que detrás de un "ojo rojo" pueden ocultarse, aunque en escasas ocasiones, otras afecciones oculares de mayor gravedad. Causas de la conjuntivitis La conjuntiva es una membrana diáfana y transparente que recubre la parte delantera del globo ocular y la parte interna del párpado superior y del inferior. La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva. Puesto que los ojos son órganos muy sensibles y se encuentran expuestos constantemente a numerosos factores ambientales, las causas de conjuntivitis son muchas y muy variadas. Entre ellas destacan: Agentes patógenos: bacterias, virus u hongos Alergias o conjuntivitis alérgica, ya sea aislada o asociada a rinitis (rinoconjuntivitis alérgica). Irritaciones externas como el humo, el polvo, el frío, las corrientes de aire, el aire seco, la luz ultravioleta. Un estrabismo latente, o un defecto de visión no corregido, como la miopía o la hipermetropía. ¿Cómo se manifiesta la conjuntivitis? Un síntoma típico de una conjuntivitis es el ojo enrojecido, por causa del aumento del riego sanguíneo en la conjuntiva. Dependiendo de la causa, a veces existe la sensación de que se tiene una partícula extraña en el ojo o arenilla, lagrimeo, escozor o picor. Con frecuencia se observa secreción ocular cuyo desecamiento origina legañas y pegamiento de los párpados, en especial por las mañanas al despertarse, debido a la ausencia de movimientos palpebrales durante el sueño. En los casos más intensos puede haber hinchazón de los párpados. Los síntomas de conjuntivitis alérgica en la mayoría de casos afectan a ambos ojos. Si la enfermedad ha sido causada por bacterias, suele comenzar en un solo ojo, pero en muchos casos se extiende más tarde a ambos ojos. ¿Cuál es el tratamiento adecuado? La conjuntivitis vírica, que aparece a menudo como consecuencia de una infección gripal o por otros virus (en especial adenovirus y rinovirus) se suele curar sin ningún tratamiento específico pasados unos días. Como medida auxiliar, se aconseja limpieza ocular con suero fisiológico. Igualmente se puede aplicar un colirio de lágrimas artificiales o bien compresas frías. Los pacientes con conjuntivitis se rascan y frotan los ojos a menudo, por ello los agentes patógenos se transmiten con rapidez a otras personas. Por este motivo se debe llevar a cabo una higiene muy extrema si se sufre este tipo de conjuntivitis. La conjuntivitis bacteriana, que aparece con menos frecuencia, suele tratarse con antibióticos eficaces en forma de colirios o pomadas. En el caso de la conjuntivitis alérgica, se debe evitar a toda costa la exposición a la sustancia que produce la alergia. Las compresas frías o los colirios especiales recetados por el pediatra o el oftalmólogo suelen ayudar a aliviar las molestias. El alergólogo puede indicar un tratamiento inmunoterápico para conseguir la desensibilización a la sustancia en cuestión. También en las conjuntivitis causadas por agentes externos, hay que evitar la exposición a ambientes con mucho humo, polvo o corrientes de aire. Las compresas frías y el colirio de lágrimas artificiales suelen resultar de ayuda. En ocasiones, la conjuntivitis no es más que la consecuencia de otra afección ocular. Si subyace un defecto de visión, entonces el oftalmólogo recomendará la utilización de unas gafas, eliminándose al mismo tiempo la conjuntivitis. ¿Qué otras medidas puedo llevar a cabo? Si se enrojecen los ojos, es necesario acudir al oftalmólogo y no utilizar colirio alguno sin habérselo consultado primero. A veces, tras un ojo enrojecido se esconde otra afección ocular más grave o una inflamación de cualquier otra parte del ojo. A ser posible, intentar que no se frote los ojos, aunque le resulte muy difícil. Utilizar solo colirios y pomadas recién abiertos. Tras finalizar el tratamiento, desechar los medicamentos empezados. No utilizar ninguna sustancia que haya sido recetada a un familiar, aunque aparentemente los síntomas sean los mismos. La irritación de la conjuntiva del ojo es una afección muy común. Sus causas pueden ser muy diversas, desde agentes patógenos como virus o bacterias, hasta determinados alergenos. El tratamiento dependerá de su origen. Por tanto, cuando detecte que tiene los ojos enrojecidos y llorosos, es aconsejable que visite a su oftalmólogo.