Estar enamorado Creo que podemos estar de acuerdo en que “estar enamorado” es una experiencia placentera, de conciencia parcial, donde parece que el vinculo es solo único, particular e inefable para expresar su cualidad extraordinaria, pero ajena a la realidad. Período transitorio, Les Luthiers dicen que suele durar solo tres meses. Después, recuperamos la conciencia total, que sin trabajo personal de introspección, también es limitada y común. Pero eso es para otra carta. Ahora quiero referirme al “estar enamorado” pero de “sí mismo”. Un estado de conciencia parcial, que en ciertos individuos, es perpetuo. De ocurrencia frecuente en gobernantes, iluminados, incuestionables e infalibles, omnipotentes e invulnerables, por su efecto auto hipnótico. Como majestades divinas, mediante sus maniobras de manipulación (descriptas por Chomsky), esperan y logran incondicional respeto, lealtad y sumisión de multitudes. Algunas indignas conciencias remisas, se dejan comprar, destruyen su pobre dignidad. El manipulador recurre al tesoro nacional y al estilo del “seudo dios”, convierte a los individuos en “cosas útiles”, al estilo Fausto, para perpetuarse en el poder, continuar y compartir el enriquecimiento corrupto. Este fenómeno, sin respeto de fronteras ni culturas, persiste sin límites. Tarde o temprano, la ilusa magia indestructible, se derrumba como el enamoramiento compartido. El perjuicio queda, para el país y sus habitantes, corresponsables del acontecimiento. El iluminado huye y encuentra asilo en el extranjero, como víctima de incomprensión y deslealtad. Si antes no fue ajusticiado como era justo y apropiado (Khadafi, Sadam Hussein, Mussolini, etc.). Es solo cuestión de paciencia y de ir haciendo ahorros para reparar las quiebras del país y de sus habitantes. Emilio Franchi Roussel Octubre de 2012