EN LA CRESTA DE LA OLA Poquísimos humanos, si exceptuamos avezados surfistas, son capaces de estar en la cresta de la ola por algún tiempo al practicar surf. Lo que aceptamos en el deporte se puede trasladar a los medios. Vivimos en el mar de la información inmediata y contados son los que pueden seguir el ritmo alocado de las noticias que de continuo se producen. Lo que por la mañana sabemos como novedad, por la tarde ha quedado ya obsoleto. El flujo y reflujo del devenir humano global es imparable e incontenible. Como las olas del mar. Sí, la mayoría de las personas queremos "estar informados"-en la cresta de la ola- muy pocos lo logran y por escaso tiempo. Este fracaso que afecta a la generalidad, evidencia una penosa realidad. Vivimos casi todos tan aceleradamente la vida actual, que nos resulta casi imposible vivir con paz y sosiego. Muy caro resulta hoy encontrar espacios de paz y sosiego para encontrarnos a nosotros mismos y saborear la vida. La queja más generalizada es la de “no tengo tiempo”. El síndrome del vértigo, de las prisas, del vivir sin vivir, nos asalta a todos. Bien podemos confesar con el conocido cantante Julio Iglesias, al cabo de los años y en mirada retrospectiva: “ me olvidé de vivir”. Amigo lector@, ¿conoces tú el remedio?. MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN.