Midiendo la desigualdad de oportunidades para los niños chilenos 1 Resumen Esta investigación cuantifica la desigualdad en el acceso a oportunidades básicas de los niños chilenos, las cuales afectan su desarrollo y aprendizaje, influyendo así sus logros en el futuro. Las oportunidades básicas que este estudio escogió para analizar corresponden a: completar 8° básico a tiempo, completar 4° medio a tiempo, asistencia a la educación preescolar, asistencia a la enseñanza media, asistencia al control del niño sano, tenencia de computador y tenencia de Internet en el hogar, uso de computador y el uso de Internet. Se utiliza una metodología recientemente introducida por el Banco Mundial, que mide, a través del cálculo del Índice de Oportunidades Humanas, la incidencia que tienen las variables de circunstancias que son exógenas al niño -tales como la escolaridad de sus padres, el ingreso o de su hogar o su sexo- en la determinación del acceso a las oportunidades básicas escogidas. Se realiza un análisis de la evolución de estos indicadores de desigualdad en el tiempo, utilizando los datos de la Encuesta de Caracterización Nacional (CASEN) de los años 1996 y 2006. Los resultados muestran que ha habido una disminución en la importancia de las circunstancias sobre el acceso a las oportunidades básicas, pero que en algunas de ellas falta avanzar para lograr la igualdad de oportunidades en su acceso. Palabras clave: desigualdad, oportunidades básicas, índice de oportunidades humanas. 1 Documento realizado por Amanda Telias y Alejandra Sanhueza, Profesionales de la División Social del Ministerio de Planificación. Las autoras agradecen la colaboración de Esteban Puentes en el desarrollo de este trabajo. Agradecen también a profesionales del Ministerio: Claudia Muñoz, Rodrigo Alarcón, Andrea Tartakowski y Rodrigo Herrera. I. Introducción Latinoamérica es una de las regiones con mayores desigualdades económicas y sociales del mundo, y Chile, se ubica dentro de este mismo contexto. La cuantificación de estas desigualdades y el debate en torno a si se deben eliminar o no, ha existido permanentemente. Actualmente, no existe consenso con respecto al rol que deberían jugar las políticas públicas en contribuir a reducirlas, debido a que no todas las desigualdades son percibidas de la misma forma: mientras algunas desigualdades se consideran justas o necesarias, otras son consideradas inaceptables. Estos juicios en torno a la desigualdad provienen de los heterogéneos motivos que la generan. Si la desigualdad es generada porque las personas han realizado distintos niveles de esfuerzo, es menos objetable a que si es generada por factores que no dependen de decisiones de los individuos. Es decir, cuando circunstancias tales como el origen étnico, el sexo o la riqueza de la familia condicionan las oportunidades generando desigualdades, estamos frente a una situación injusta. Son estas últimas desigualdades las que se conocen como desigualdades de oportunidades, y son éstas las que las políticas públicas pueden contribuir a eliminar. En el año 2008, el Banco Mundial realizó una cuantificación de la desigualdad de oportunidades la cual fue publicada en su libro “Midiendo la desigualdad de oportunidades en América Latina y el Caribe”. Para medir la desigualdad de oportunidades, utilizaron dos enfoques complementarios. El primero corresponde al cálculo del “Índice de Oportunidades Humanas” (IOH), el cual mide la desigualdad en el acceso a oportunidades básicas (variables de educación y vivienda) para los niños. El segundo enfoque corresponde a la medición de la importancia de las circunstancias, tanto individuales como de la familia, en la desigualdad de ciertas variables de resultado (ingreso, educación). La presente investigación profundizará en el primer enfoque propuesto por el Banco Mundial. La cuantificación del IOH se realizó para distintos países de América Latina2 -entre ellos Chile- y para distintos años3 -entre los años 1996 y 2006 para el caso chileno-. La desigualdad se cuantificó en las siguientes oportunidades básicas: finalización del sexto grado a tiempo, asistir a la escuela entre los 10 y los 14 años, acceso a agua potable, acceso a saneamiento y acceso a electricidad. La elección de estas oportunidades estuvo sujeta a la disponibilidad de bases de datos de cada país y a la comparabilidad entre los países. Dentro de la muestra de los 19 países analizados, Chile es el que tiene el IOH más elevado, lo que indica que es el país con menores desigualdades de oportunidades en la región. A través de los años ha mostrado una mejora en sus indicadores de igualdad y en alguna de estas oportunidades básicas, como el acceso a electricidad por ejemplo, prácticamente no tiene desigualdad de oportunidades. Esto no significa que Chile sea un país que tiene igualdad de oportunidades, sino que estas oportunidades básicas en las que se realiza la medición, son metas de cobertura que están superadas o prontas a serlo. Este hecho es fruto de un proceso de construcción de consensos en torno a las políticas 2 Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. 3 El IOH se calculó para los años que los países tenían información. 2 públicas de largo plazo, las cuales se han enfocado en igualar oportunidades en la población. Es por ello, que se hace relevante extender esta medición de igualdad de oportunidades a otras oportunidades básicas, que se ajusten más a las metas sociales establecidas por los chilenos. Estas nuevas oportunidades básicas deben ser provistas para todos los niños en el mediano plazo, ya que corresponden a herramientas fundamentales para el aprendizaje y para la participación social moderna. En la medida que pasen los años, pueden existir nuevos consensos en torno a otros bienes y servicios que se pueden universalizar como oportunidades básicas, las cuales es fundamental garantizarlas a todos los niños por igual. El análisis se centrará en los niños, para asegurarnos que estas oportunidades sean exógenas y se puedan definir como “oportunidades básicas”. Los niños no son responsables por las circunstancias familiares que les toca enfrentar, por lo que la nivelación de sus oportunidades es un objetivo de justicia social. Por lo tanto, las políticas públicas pueden realizar intervenciones tempranas de igualación de oportunidades que son, además, más costo efectivas que intervenciones más tardías. Las oportunidades básicas que este estudio escogió para analizar cuán desigualmente están distribuidas corresponden a: completar 8° básico a tiempo, completar 4° medio a tiempo, asistencia a la educación preescolar, asistencia a la enseñanza media, asistencia al control del niño sano, tenencia de computador y tenencia de Internet en el hogar, uso de computador y el uso de Internet. Este trabajo se compone de seis secciones. Luego de la sección introductoria, se desarrolla el modelo teórico que sustenta la metodología utilizada para la medición de la desigualdad de oportunidades. La tercera sección explica la metodología que se utiliza para cuantificar la desigualdad de oportunidades. La cuarta sección detalla los datos que se utilizaron en el estudio para el caso chileno y se establecen las desigualdades que se cuantificarán, mientras que en la quinta sección se presentan los resultados. Y finalmente, se encuentra la sección de las conclusiones. II. Desigualdad de Oportunidades Los estudios más recientes con respecto al proceso de formación de habilidades de los niños, encuentran evidencia de que los ambientes iniciales a los que ellos se enfrentan, juegan un rol trascendental en sus resultados futuros (Cunha, Heckman, Lochner y Masterov (2005)). La familia condiciona las circunstancias sociales de partida de los niños por medio de dos canales: genéticamente y a través del ambiente que les entregan, tanto antes de nacer (pre- natal) como después de hacerlo (post- natal). Ambos mecanismos de transmisión van influyendo en la formación de las habilidades, los talentos y los comportamientos del niño (Cunha, Heckman, Lochner y Masterov (2005)). La familia es por tanto, una fuente fundamental de desigualdades en las sociedades, por lo que los programas que vayan enfocados a los niños de familias desaventajadas, tienen importantes retornos económicos y sociales. Justamente esta, es la idea que está detrás del concepto de desigualdad de oportunidades. 3 La igualdad de oportunidades consiste en que personas con igual talento y disposición a usarlo puedan acceder a las mismas perspectivas de resultados (en ciertas posiciones laborales, en ingresos, etc.) independiente de su lugar de origen en la sociedad. Bajo esta premisa, es justo que los individuos tengan porciones desiguales de bienes sociales, en la medida en que dichas desigualdades hayan sido ganadas y merecidas por los individuos. En cambio, es injusto que algunos individuos acaben siendo desfavorecidos o privilegiados por diferencias en sus circunstancias sociales de partida, que son arbitrarias y no merecidas. Para ello es fundamental igualar oportunidades en el acceso a oportunidades básicas para su desarrollo en la vida. Rawls (1971), en su “Teoría de la Justicia”, describe la influencia que tiene la familia sobre el logro de la igualdad de oportunidades. Describe que un sistema social justo se debe caracterizar por compensar las desigualdades aleatorias o circunstanciales de los individuos, ya sean sociales o naturales, y destaca la importancia de prevenir excesivas acumulaciones de propiedad y de garantizar iguales oportunidades para todos. Reconociendo que la familia cumple un rol positivo dentro de la teoría de la justicia, pero perjudicial con respecto a la igualdad de oportunidades en la sociedad, Rawls propone compensar a quienes han nacido en las posiciones sociales menos favorables. Así, las desigualdades inmerecidas requieren ser compensadas en dirección de la igualdad. Esto es entendido por Rawls en términos de su “principio de la diferencia” 4, que consiste en que las expectativas mayores de aquellas personas mejor situadas serán justas si y sólo si forman parte de un esquema que mejora las expectativas del sector menos aventajado de la sociedad. Esto queda plasmado en el segundo de sus dos principios de la justicia, los cuales estipulan los derechos y deberes, así como la distribución de las ventajas sociales y económicas que resultan de un contrato social inicial. El primer principio afirma que i) Cada persona ha de tener un derecho igual al esquema más extenso de libertades básicas que sea compatible con un esquema semejante de libertades para los demás5. Mientras que el segundo principio dice, ii) Las desigualdades sociales y económicas habrán de ser conformadas de modo tal que a la vez que: a) se espere razonablemente que sean ventajosas para todos, b) se vinculen a empleos y cargos accesibles para todos 6. Lo que buscan ambos principios es mitigar la arbitrariedad de las contingencias naturales y de la fortuna social. Rawls describe que una vez satisfechos estos principios, se permitirá que surjan otras desigualdades a partir de las acciones voluntarias de los individuos. En síntesis, Rawls pretende que la igualación imperfecta de oportunidades, se compense por el principio de la diferencia, que propone distribuir bienes e ingresos a los más desaventajados. 4 “Todos los valores sociales –libertad y oportunidad, ingreso y riqueza, así como las bases del respeto a sí mismo- habrán de ser distribuidas igualitariamente a menos que una distribución desigual de alguno o de todos estos valores redunde en una ventaja para todos”. 5 Las libertades básicas que deberán ser iguales para todos, corresponden a, la libertad política (el derecho a votar y a ser elegible para ocupar puestos públicos) y la libertad de expresión y reunión; la libertad de conciencia y de pensamiento; la libertad de la persona que se relaciona con la integridad de la persona; el derecho a la propiedad personal y la libertad respecto al arresto y detención arbitrarios. 6 Los dos principios están ordenados lexicalmente, de modo que la satisfacción del primero siempre resulta prioritaria a la satisfacción del segundo. 4 Roemer (1998) plantea que hay variables exógenas o de “circunstancias” que están predeterminadas para el niño y muchas veces son heredadas al momento de nacer. El niño no puede influir sobre ellas y no puede alterarlas a lo largo de su desarrollo infantil. Dentro de este grupo de variables se encuentra el lugar en el que niño nació, la escolaridad de sus padres, la ocupación que ellos poseen o la ruralidad del lugar que ellos viven. En cambio, las variables endógenas, denominadas por Roemer de “esfuerzo”, dependen completamente de las decisiones que el niño tome y de las opciones que él escoja. Dentro de este grupo se encuentra, como se mencionó en la sección introductoria, el esfuerzo que el niño realice, las decisiones que él vaya tomando o la suerte que él enfrente. Considerando estos dos grupos de variables, Roemer define que la importancia que tengan las características ajenas a las decisiones y comportamientos de los niños sobre el acceso a bienes y servicios o variables de resultados, corresponde una medida de la desigualdad de oportunidades que éste enfrenta. Así, la igualdad de oportunidades se logrará en la medida que se distribuyan las oportunidades básicas de tal manera que su distribución considere el hecho de la desigualdad de oportunidades imperante. Las oportunidades básicas son aquellas que se definen como primordiales para el desarrollo de las personas, las cuales deberían garantizarse de manera universal a la población. Ejemplos de ellas son el acceso a salud, educación, nutrición y servicios básicos. Si los individuos en general, y los niños en particular, tienen delimitado el acceso a estos servicios debido a sus “circunstancias”, tales como, su entorno familiar, su etnicidad o su género, se dice que están en desigualdad de oportunidades. Estas desigualdades pueden ser distintas a través del ciclo de vida de los individuos. Algunas pueden ser fundamentales en la etapa temprana de la vida, como el acceso a una buena nutrición, educación y servicios básicos, mientras otras pueden serlo en etapas adultas de la vida, como el acceso a la educación terciaria, a un trabajo de buena calidad, o a tener representación política. Estas oportunidades básicas ejercen influencia sobre los resultados futuros de los niños, como los logros educativos que puedan alcanzar, los ingresos laborales, los beneficios laborales que vayan a tener, etc. Cumplen además con ser exógenas a las decisiones de los individuos y no estar bajo el control de las personas. Sin embargo, son endógenas a la sociedad, la cual puede modificarlas o ampliarlas dependiendo de las preferencias sociales a través de las políticas públicas. Las oportunidades básicas pueden ser injustamente influenciadas por las circunstancias, caso en el cual estamos frente a una situación de desigualdad de oportunidades. Si este es el caso, la sociedad puede asumir el desafío de garantizar que la mayor cantidad posible de personas tenga acceso a las oportunidades básicas establecidas. Debido a que por lo general los recursos son escasos para garantizar el acceso a toda la población, se debe procurar que las oportunidades sean asignadas primero a aquellos que, dadas sus circunstancias, están en desventaja. Así se promueve la igualdad de oportunidades. Es decir, aunque el acceso universal no sea alcanzable en el corto plazo, la igualdad de oportunidades implica garantizar que el progreso en la provisión de oportunidades básicas no sea sesgado en perjuicio de nadie por causa de sus circunstancias. 5 En el caso de los adultos es más complejo distinguir en qué grado es endógeno y en qué grado es exógeno el acceso a una de estas oportunidades básicas. Por ejemplo, en el caso del acceso a alguno de los servicios básicos, como agua potable o electricidad, puede influir tanto el esfuerzo de las personas, como la oferta disponible en el lugar de residencia de la persona. En el caso de personas adultas, el lugar de residencia se podría pensar que está bajo su control, por lo que el acceso a estos servicios básicos, es una combinación entre una oportunidad y una elección que el adulto realizó. En cambio, para un niño pequeño, el acceso a este tipo de servicios es exógeno, es decir, es una oportunidad en la cual él no tiene ni un control. Es por ello que esta investigación se centra en la desigualdad de oportunidades de los niños. III. Metodología para Medir la Desigualdad de Oportunidades7 El Índice de Oportunidades Humanas (IOH) “permite monitorear el progreso de un país que busca proveer a todos los niños un acceso igual a los servicios básicos definidos como oportunidades esenciales para el futuro desempeño de sus vidas” (Banco Mundial, 2008). Para calcularlo se combinan dos elementos que requieren un cálculo previo: - El nivel de cobertura (tasa de acceso promedio p ) que tienen las oportunidades básicas escogidas en los niños. El efecto de las circunstancias en la distribución de las oportunidades básicas entre los niños. Para ello, utiliza el índice de Duncan8 o “D”, que compara las probabilidades, de distintos grupos de niños con distintas circunstancias, de acceder a una determinada oportunidad básica. La interpretación del índice “D” es la siguiente: indica la proporción de la oportunidad básica que debería ser reasignada entre los niños del país, para generar igualdad de oportunidades entre ellos. Este índice va de cero a cien por ciento, el que en una situación de igualdad de oportunidades perfecta sería igual a cero, es decir, no se requiere de ni una reasignación de la oportunidad básica, ya que su distribución en la población es igualitaria. El IOH se calcula combinando estos dos elementos, evaluando así tanto las mejoras en el acceso a las oportunidades básicas, como cuan equitativamente éstas se distribuyen entre los niños. Este índice puede ser interpretado como “el número de 7 Esta sección sigue cercanamente la exposición de Ferreira y Gignoux (2008b). La especificación de este índice se tomó del estudio del Banco Mundial (2008). Primero, se estima un modelo logístico (logit) separable del acceso o no acceso a una oportunidad básica por parte del niño, en función de sus variables de circunstancias. Los coeficientes estimados para cada una de sus variables de circunstancias permiten obtener una probabilidad predicha de acceso a la oportunidad estimada, ¡Error! No se pueden crear objetos modificando códigos de campo. Con esta probabilidad se calcula la probabilidad de acceso promedio, ¡Error! No se pueden crear objetos modificando códigos de campo.¡Error! No se pueden crear objetos modificando códigos de campo., y con ambas se construye el índice ¡Error! No se pueden crear objetos modificando códigos de campo. donde los ponderadores ¡Error! No se pueden crear objetos modificando códigos de campo. corresponden a los factores de expansión de la encuesta Casen 2006, en este caso. Para ver el detalle de la estimación utilizada en este estudio y en el del Banco Mundial (2008), ver Barros, Molinas y Saavedra (2008). 8 6 oportunidades existentes en una sociedad dada, que fueron asignadas en base al principio de igualdad de oportunidades”. (Banco Mundial 2008). La tasa de acceso promedio ( p ) es el ratio entre el total de oportunidades disponibles (H) y el total de oportunidades necesarias para todos (N), es decir, corresponde al porcentaje de oportunidades básicas disponibles. Queda definido H entonces como p . A pesar de que p represente a las oportunidades disponibles, N no refleja como éstas están distribuidas en la población. Una manera de hacer sensible la medida a la distribución de estas oportunidades, es considerar sólo aquellas que estén asignadas bajo el criterio de igualdad de oportunidades, es decir, aquellas que no estén afectadas por las circunstancias de los r individuos. Esta nueva medida puede ser expresada como O , donde r puede ser N expresada a partir de una definición ya estipulada. Debido a que D se interpreta como la proporción de oportunidades que deben ser reasignadas para mantener la igualdad de oportunidades en la población, (1-D) corresponde a la proporción que ya está bien asignada. De esta manera, se define que el total de oportunidades asignadas según el criterio de igualdad de oportunidades corresponde a la fracción (1-D)H. El índice que combina entonces el total de oportunidades existentes en la población y la distribución equitativa de ellas es el IOH, el cual queda definido por: IOH r N H (1 D) N p(1 D) donde p y D están entre cero y uno, por lo que el IOH corresponde a la proporción de oportunidades básicas que fueron distribuidas en base a un criterio de igualdad de oportunidades. Es por ello que el IOH también se puede interpretar como la cobertura con equidad de bienes y servicios básicos. Este índice no es sensible al tamaño de la población, si la cobertura y la desigualdad se mantienen constantes. Pero si es sensible a la asignación de oportunidades a los grupos desaventajados respecto a los aventajados. Esto significa que si se distribuyen más oportunidades básicas en la población, el índice aumenta más si estas le llegan a aquellos grupos que tienen un acceso inferior al promedio de acceso de las oportunidades9. De todas maneras, el IOH aumenta si hay un incremento de las oportunidades básicas en la población10. IV. Los Datos y las Oportunidades Básicas 9 Para más detalle del IOH y sus propiedades ver Banco Mundial (2008) y Paes de Barros, Molina y Saavedra (2008) 10 Esta propiedad la llaman “Pareto consistente” (Banco Mundial (2008)). 7 Los datos utilizados en esta investigación provienen de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) para los años 1996 y 2006. En su última versión, la encuesta se aplicó a un total de 73.720 hogares, de los cuales 44.854 se encuentran en zonas urbanas y 28.866 en zonas rurales, y equivalen a 268.873 personas de 335 comunas. Las oportunidades básicas son bienes o servicios fundamentales para el desarrollo de los niños. Es por ello que su provisión universal es una prioridad social. Las oportunidades básicas más comunes entre países son acceso a agua potable, a electricidad, a saneamiento, a educación temprana, o completar algún ciclo escolar. Todas estas oportunidades básicas están dadas para el niño, ya que es su familia y/o la sociedad en la que vive, la que lo provee de ellas. El niño no tiene control sobre el acceso a ellas y su disponibilidad depende única y exclusivamente de factores exógenos a él. Es por ello que efectivamente es una “oportunidad” para el niño, ya que él no puede realizar ningún esfuerzo, como sí lo podrían hacer los adultos, para acceder a estos bienes por sus propios medios. Las oportunidades básicas escogidas por este trabajo, en general están para los dos años que se tienen datos. Sin embargo, dos de ellas están sólo para el año 2006, por lo que su comparabilidad en el tiempo no será posible por ahora. En el caso de la Educación, completar 8° básico a tiempo y completar 4° medio a tiempo se utilizan como aproximaciones de la oportunidad de un niño en relación a la educación básica11 o media 12. Terminar la educación a tiempo es un indicador de que las escuelas pueden brindar la instrucción que se requiere para que todos logren concluir sus estudios en los primeros 12 años de escolaridad, evitando las repeticiones de grado o deserciones. En un mundo de igualdad de oportunidades todos los niños debieran tener acceso a la educación, sin importar sus circunstancias. Estas variables se miden computando la probabilidad de haber terminado a tiempo 13 la educación básica entre niños de 14 y 16 años, y educación media entre 18 y 21 años. En este estudio, también se incluye la asistencia a la educación preescolar, en el entendido de que el acceso a este nivel de educación es muy importante para el desarrollo futuro de los niños. Para ello se utiliza la tasa de asistencia entre niños de 3 y 5 años. Además, se considera la tasa de asistencia bruta14 a la enseñanza media, para aquellos que tienen entre 14 y 17 años. El acceso de un niño a condiciones adecuadas de salud es una condición primordial para tener la oportunidad de acceder a una vida saludable. Una de las variables utilizadas en el año 2006 para computar esta probabilidad es la asistencia al control del niño sano en niños de hasta 6 años de edad. Por otro lado, en un mundo en que la globalización es cada vez más importante, contar con acceso a tecnologías de información se hace cada vez más necesario. Por 11 Corresponde al ciclo entre uno y ocho años de educación escolar. Corresponde al ciclo entre el noveno y el duodécimo año de educación escolar. 13 Es decir, haber completado un determinado grado educacional a la edad establecida, o lo que es lo mismo, sin repitencia. En este estudio se consideran los 15 años para computar el término de educación básica a tiempo y los 19 años en el caso de la educación media. 14 Corresponde al total de alumnos matriculados en enseñanza media, independiente de su edad. 12 8 ello, en este estudio se incorporan la tenencia de computador y tenencia de Internet en el hogar y, en forma paralela, el uso de computador y el uso de Internet, en el entendido que muchos de los niños podrían tener acceso a estas tecnologías en sus lugares de estudio. La elección de las variables de circunstancias está condicionada a la disponibilidad de información en las encuestas. Por lo tanto, las variables de circunstancia utilizadas en las estimaciones, corresponden a aquellas que están disponibles para poder caracterizar al entorno del niño y ver así, cómo afectan en sus oportunidades básicas. Las circunstancias utilizadas en este estudio se detallan a continuación. a. Sexo de niño: variable dicotómica que toma el valor de uno si el niño es hombre y cero si es mujer. b. Edad: se incorporan variables dicotómicas para cada edad, dentro del rango de edades que la estimación considere. c. Sexo del jefe de hogar: variable que indica si el jefe de hogar es hombre (uno) o es mujer (cero). d. Zona de residencia: La variable zona identifica si el niño vive en una zona rural o una zona urbana. e. Hogar monoparental o biparental: identifica a los hogares que tienen sólo jefe de hogar o tienen además un cónyuge. f. Escolaridad de los padres: corresponde a los años de escolaridad alcanzados por el jefe de hogar. También se incorpora esta variable al cuadrado para considerar sus retornos decrecientes. g. Ingreso per capita del hogar: corresponde al logaritmo del ingreso total del hogar dividido por el número de integrantes que lo componen. h. Niños entre 0 y 16 años en el hogar: corresponde al número total de menores de hasta 16 años que viven en el hogar. i. Tamaño del hogar: corresponde al total de personas que viven en el hogar j. Pertenencia a pueblos originarios: variable dicotómica que toma el valor de uno si el joven declara pertenecer a un pueblo originario. k. Región: La variable región de residencia del individuo. Las regiones se agruparon en las siguientes categorías: región es sur si la región está al sur de Santiago y norte si está al norte de esta ciudad, por lo que el centro de comparación es la capital. Sin duda existen otras variables de circunstancias que quedan omitidas del análisis, debido a que no se cuenta con información sobre ellas. Debido a este hecho, es que las estimaciones de desigualdad de oportunidades se interpretan como estimaciones de límite inferior de las desigualdades reales. Tal como se describe en el informe del Banco Mundial, si alguna variable de circunstancias que no era observable comienza a serlo, la estimación de la desigualdad de oportunidades podría aumentar, pero no disminuir 15. Las estimaciones realizadas por el Banco Mundial utilizaron un conjunto más limitado de circunstancias que las que se utilizan en esta investigación, debido a que éstas también tenían que ser comunes entre los países para su comparabilidad. Las circunstancias utilizados por ellos, corresponden a: (i) género (en algunas estimaciones género del niño y en otras del jefe de hogar), (ii) área de residencia del niño (urbana o 15 Banco Mundial (2008). 9 rural), (iii) el número de años de escolaridad del jefe de hogar, (iv) el ingreso familiar per cápita, (v) si el hogar es monoparental o no, y (vi) la cantidad de hermanos y hermanas entre 0 y 16 años. Estas seis circunstancias fueron consideradas para el cálculo de la desigualdad en el acceso a las oportunidades básicas, en lugar de las once que se consideran en este estudio. Debido a ello, estas estimaciones fueron re calculadas para las mismas oportunidades básicas pero con el total de circunstancias definidas para este estudio. Los resultados de estas estimaciones y de las nuevas oportunidades básicas, se detallan en la próxima sección. V. Resultados Como se mencionó en la sección anterior, se volvieron a estimar para esta investigación las desigualdades de oportunidades básicas que fueron medidas por el estudio del Banco Mundial, considerando circunstancias adicionales de los niños para ello. La cuantificación de estas desigualdades es similar en ambos casos, pero son un poco mayores para las que consideran más circunstancias que podrían estar delimitando el acceso a las oportunidades básicas. En su estudio, el Banco Mundial encuentra que en Chile, en el año 2006, el 85% de los niños de 13 años había completado el sexto grado a tiempo comparado con un 78% que lo hacía en 1996; y un 99% de los niños entre 10 y 14 años estaban asistiendo a la escuela, comparado a un 98% que lo hacía en 1996. Por otra parte, encuentran que el 2,73% de las oportunidades debiesen ser reasignadas para que todos los niños de 13 años terminen el sexto grado a tiempo versus el 5,69% que era necesario en 1996; y menos de un 1% de las oportunidades para que todo los niños entre 10 y 14 años asistan a la escuela en ambos años. Por último, encuentran una mejora en el Índice de Oportunidades Humanas en ambos resultados. Es así como en el caso de terminar sexto grado a tiempo, en 2006 un 82% de las oportunidades se encuentran distribuidas en forma equitativa comparado con el 73% en 1996; y respecto a la asistencia escolar este indicador supera el 97% en ambos años lo que indica que las oportunidades de asistencia escolar para niños entre 10 y 14 años están distribuidas equitativamente. La tabla que sigue muestra los resultados del estudio del Banco Mundial, anteriormente señalados: Tabla 1 Educación Sexto grado a tiempo* Asistencia Escolar** P 1996 0,78 0,98 2006 0,85 0,99 D-Index 1996 2006 5,69 2,73 0,62 0,29 IOH 1996 2006 73,30 82,15 97,83 98,72 * 13 - 16 años - con ajuste a los 13 ** 10 - 14 años de edad Fuente: Banco Mundial 2008, “Midiendo la Desigualdad de Oportunidades en América Latina y El Caribe” 10 Respecto al acceso a los servicios básicos, el Banco Mundial encuentra una mejora en todos los indicadores analizados, destacando que en el año 2006, sobre el 90% de los hogares cuenta con acceso a saneamiento y agua potable y el 100% en electricidad. Por su parte, el Índice de Oportunidades Humanas refleja una distribución bastante equitativa de las oportunidades al acceso a estos servicios básicos y una mejora en el tiempo. Tabla 2 Condiciones de la vivienda entre 0 y 16 años Saneamiento Agua Electricidad P 1996 0,79 0,91 0,96 2006 0,90 0,96 1,00 D-Index 1996 11,62 7,14 3,22 2006 5,25 2,72 0,30 IOH 1996 2006 69,37 85,48 84,23 93,61 92,84 99,18 Fuente: Banco Mundial 2008, “Midiendo la Desigualdad de Oportunidades en América Latina y El Caribe” Las tablas que se presentan a continuación muestran las re estimaciones realizadas por la presente investigación utilizando las variables y circunstancias descritas en el capítulo V. Como se puede observar, los resultados son bastante similares y las diferencias se producen principalmente debido al uso de circunstancias relevantes para el caso chileno. Tabla 3 Educación Sexto grado a tiempo* Asistencia Escolar** P 1996 0,81 0,99 2006 0,85 0,99 D-Index 1996 2006 5,73 3,24 0,60 0,33 IOH 1996 2006 76,04 82,21 98,06 98,73 * 13 - 16 años - con ajuste a los 13 ** 10 - 14 años de edad Fuente: estimaciones en base a Casen 1996 y Casen 2006 Tabla 4 Condiciones de la vivienda entre 0 y 16 años Saneamiento Agua Electricidad P 1996 0,79 0,91 0,96 2006 0,90 0,96 0,99 D-Index 1996 13,07 6,78 3,02 2006 5,87 2,75 0,37 IOH 1996 2006 68,50 84,72 84,81 93,47 93,28 99,07 Fuente: estimaciones en base a Casen 1996 y Casen 2006 11 A continuación se detalla la cuantificación de la desigualdad de oportunidades para las nuevas oportunidades básicas que este estudio incorporó. V.1 Educación En la tabla 5 se pueden observar los indicadores relacionados con el término de la enseñanza básica y media a tiempo. Tabla 5 Término de Educación Básica y Media a Tiempo P 1996 2006 Octavo Básico* 0,74 0,84 Cuarto Medio** 0,49 0,70 * entre 14 y 16 años - con ajuste a los 15 ** entre 18 y 21 años - con ajuste a los 19 D-Index 1996 2006 6,95 3,66 20,06 7,73 IOH 1996 68,97 38,94 2006 81,20 64,93 Fuente: estimaciones en base a Casen 1996 y Casen 2006 Tal como se mencionó anteriormente, el primer componente del índice de oportunidades humanas dice relación con la cobertura de las oportunidades básicas ( p ). En cuanto al término de Educación Básica es posible observar que en el año 2006 un 84% de los niños de 15 años había completado 8° Básico, cifra que es 10 puntos porcentuales superior a la registrada en el año 1996. Respecto a la educación media, también es posible observar un aumento del porcentaje de jóvenes de 19 años que culminó sus estudios, y en este caso la magnitud del incremento en estos 10 años es superior. Es así como en el año 2006 el 70% de los jóvenes de 19 años había terminado 4° medio versus un 49% en 1996. En resumen, la probabilidad de completar los estudios de enseñanza básica, así como los de enseñanza media a tiempo registró notables avances en el transcurso de la década en estudio. Como se mencionó, el Índice D indica el porcentaje de las oportunidades disponibles que deben ser reasignadas para eliminar las diferencias que existen entre los grupos de circunstancias definidos y lograr la igualdad de oportunidades. En este caso, en el año 2006 un 3,7% de las oportunidades para que los niños de 15 años hayan terminado su enseñanza básica deberían ser reasignadas y un 7,7% de las oportunidades disponibles para que todos los jóvenes de 19 años completen 4° Medio. En ambos casos, se constata un avance entre 1996 y 2006. Por último, y como reflejo de lo anterior, el IOH que expresa la interacción entre la cobertura total de oportunidades y cómo están distribuidas, muestra una mejora en la distribución de las oportunidades para completar los estudios en la década en estudio. Es así como en el año 2006, más del 80% de todas las oportunidades que se necesitan para garantizar el acceso universal a la enseñanza básica está disponible y distribuido en 12 forma equitativa, mientras que para completar la enseñanza media este porcentaje alcanza alrededor del 65%. En el caso de la educación pre escolar, si bien en Chile no es obligatoria, numerosos estudios han demostrado la importancia que tiene en los logros educacionales futuros de los niños. La tabla n°6 muestra los resultados obtenidos para los niños de 3 a 5 años. Tabla 6 Asistencia a Educación Preescolar - Ajuste según edad entre 3 y 5 años General A los 3 años A los 4 años A los 5 años P 1996 0,41 0,22 0,38 0,64 2006 0,69 0,38 0,65 0,90 D-Index 1996 16,44 21,50 17,17 10,54 2006 6,78 12,33 7,52 2,50 IOH 1996 34,34 17,59 31,72 57,32 2006 64,26 32,98 60,08 87,52 Fuente: estimaciones en base a Casen 1996 y Casen 2006 En este caso, la probabilidad de que los niños entre 3 y 5 años de edad estén asistiendo a un establecimiento educacional aumenta desde el 41% en 1996 al 69% en 2006. Sin embargo, si miramos esta probabilidad dependiendo de la edad de los niños es posible constatar que se incrementa a medida que la edad aumenta. Así por ejemplo, en el año 2006 la probabilidad de que un niño de 3 años asista a un establecimiento preescolar es 38%, mientras que este porcentaje alcanza al 90% de los niños de 5 años. Respecto al Índice D, es posible observar una mejora en la distribución de las oportunidades al disminuir el porcentaje que debe ser reasignado en el año 2006. En términos generales, en 1996 un 16,4% de las oportunidades para que todos los niños entre 3 y 5 años asistan a la educación preescolar debía ser reasignado, mientras que en el 2006 este porcentaje cae al 6,8%. En términos de asistencia según edades, es posible observar que la mayor desigualdad se manifiesta en las edades más tempranas, donde un 12,3% de las oportunidades debiera ser reasignado para los niños de 3 años asistan. Como reflejo de lo anterior, y en términos generales, el IOH presenta un avance notable entre 1996 y 2006 al pasar desde el 34,3% al 64,3% en 2006, indicando que más del 64% de las oportunidades que se necesitan para garantizar el acceso a la enseñanza preescolar están disponibles y distribuidas en forma equitativa. Aunque para todas las edades consideradas este indicador registró un incremento entre 1996 y 2006, en los niños de 3 años se presenta la menor magnitud y el menor incremento (32,9%). La tabla 7 muestra los resultados obtenidos para la última variable considerada en educación: asistencia a la enseñanza media para jóvenes entre 14 y 17 años. Tabla 7 13 Asistencia a Educación Media - Ajuste según edad entre 14 y 17 años P General A los 14 años A los 15 años A los 16 años A los 17 años 1996 0,89 0,95 0,90 0,86 0,82 2006 0,95 0,98 0,96 0,93 0,88 D-Index 1996 2006 4,84 1,87 2,13 0,74 4,66 1,54 6,43 2,29 8,18 4,20 IOH 1996 85,10 93,37 85,65 80,39 75,33 2006 92,91 97,20 94,15 91,30 84,07 Fuente: estimaciones en base a Casen 1996 y Casen 2006 Como se puede observar, en el transcurso de los 10 años en estudio se registra una mejora ya que en el 2006, un 95% de los jóvenes entre 14 y 17 años se encuentra asistiendo a un establecimiento educacional de enseñanza media, mientras que este porcentaje en 1996 era de 89%. A diferencia de la educación preescolar, este porcentaje diminuye a medida que aumenta la edad; es así como a los 14 años la probabilidad de que el joven esté asistiendo a la enseñanza media es 98% pero a los 17 años este porcentaje se reduce al 88%. En este caso, sólo un 1,87% de las oportunidades para que todos los jóvenes de 14 y 17 años se encuentren asistiendo a educación media debiese ser repartido en el año 2006. Sin importar la edad considerada, menos del 4% de las oportunidades se debería reasignar para lograr la igualdad. En el caso de la asistencia a enseñanza media, el IOH también presenta mejoras respecto a los niveles de 1996, sin embargo las magnitudes de incremento son menores pues la base es bastante elevada. Es así como en 2006 un 92,9% de todas las oportunidades que se necesitan para garantizar la asistencia de jóvenes entre 14 y 17 años a enseñanza media está disponible y distribuido en forma equitativa, cifra que representa un incremento de 7 puntos porcentuales respecto a su nivel en 1996. Cabe destacar que, salvo para los 17 años, este indicador supera al 90%. 14 V.2 Trabajo Como se dijo en el capítulo anterior, la variable considerada como una oportunidad básica es que los jóvenes no se encuentren trabajando a edades en que debiesen estar estudiando. En la tabla n°8 se presentan los resultados obtenidos. Tabla 8 Jóvenes que no trabajan entre 15 y 18 años P D-Index IOH 1996 2006 0,91 3,22 88,23 0,93 1,79 91,43 Fuente: estimaciones en base a Casen 1996 y Casen 2006 En ambos años el porcentaje de jóvenes entre 15 y 18 años que no trabajaba supera al 90%, y aumenta en 2 puntos porcentuales en el 2006 al alcanzar al 93%. Con ello, el porcentaje de oportunidades que deben ser reasignadas alcanza a 1,8% en 2006. Por su parte, el IOH aumenta desde el 88,2% en 1996 al 91,4% en 2006, lo que indica que más del 91% de las oportunidades que se necesitan para garantizar que los jóvenes entre 15 y 18 años no se encuentren trabajando están disponibles y distribuidas en forma equitativa. V.3 Salud Tal como se dijo en el capítulo anterior, en el caso de las oportunidades en salud se consideró la asistencia al control del niño sano para los niños de 2 años y menos, quienes son los deberían asistir al menos cada 3 meses a control en algún centro de salud. La encuesta Casen sólo hace esta pregunta a partir del año 2006 por lo que se tiene información sólo para ese año. La siguiente tabla muestra los resultados obtenidos. Tabla 9 Asistencia a Control del Niño Sano - Ajuste según edad menores de 2 años A 1 año A 2 años P 2006 0,76 0,60 D-Index 2006 3,29 5,53 IOH 1996 73,52 56,58 Fuente: estimaciones en base a Casen 2006. 15 En 2006, el 76% de los niños de 1 año había asistido al control del niño sano en los últimos 3 meses y un 60% de los niños de 2 años lo había hecho. Esto es esperable dado que la frecuencia de controles disminuye a medida que aumenta la edad de los niños. Por su parte, el Índice D muestra que un 3,3% de las oportunidades debieran ser reasignadas para que todos los niños de 1 año asistieran a su control de salud, mientras que este porcentaje es algo superior al 5% para los niños de 2 años. El IOH en esta materia indica que más de la mitad de las oportunidades necesarias para garantizar el acceso a salud están distribuidas en forma equitativa, y es mayor a medida que disminuye la edad. Es así como en los niños de 1 año el IOH es 73,5% y para los de 2 años de 56,6%. V.4 Tecnologías de Información y Comunicación Al igual que en el caso de Salud, sólo en el año 2006 se registra información respecto a la tenencia y acceso a las tecnologías de información y comunicación, por lo que la tabla que se incluye a continuación es un reflejo de la situación de ese año. Tabla 10 Tecnologías de Información y Comunicación entre 5 y 18 años Hogar con Computador Hogar con Internet P 0,41 0,21 D-Index 29,70 43,46 IOH 28,45 12,06 Usa computador Usa Internet 0,78 0,32 6,04 20,37 73,62 25,39 Fuente: estimaciones en base a Casen 2006. Como se puede observar, menos de la mitad de los niños y jóvenes entre 5 y 18 años (41%) tiene acceso a computador en su hogar. Sin embargo, este porcentaje aumenta al 78% cuando consideramos el acceso a computadores, ya sea en establecimientos educacionales, casas de amigos, telecentros comunitarios, u otros, demostrando la importancia que tienen estas iniciativas en el acercamiento de los niños y jóvenes a nuevas tecnologías. Para que todos los niños y jóvenes de 5 y 18 años cuenten con computadores en sus hogares debieran reasignarse un 29,7% de las oportunidades y sólo un 6% de ellas para que todos tengan acceso a computadores sin importar el lugar. Lo anterior resulta en que el 28,5% de todas las oportunidades de tener acceso a computador en el hogar esté disponible y distribuido en forma equitativa, mientras que este porcentaje se eleva al 73,6% entre los que usan computador en otros lugares. En el caso de Internet, sólo un 21% de los niños y jóvenes entre 5 y 18 años tiene acceso a Internet en su hogar y en otros lugares este porcentaje aumenta al 32%, consistente con lo observado en la tenencia y uso de computadores. Por su parte, un 43,5% de las oportunidades para contar con Internet en el hogar debieran ser reasignadas, mientras que un 20,4% de ellas debiese reasignarse para garantizar su uso 16 universal, sin importar el lugar de acceso. Lo anterior resulta en que el Índice de Oportunidades Humanas relativo a Internet, tanto en tenencia como en acceso, sea muy bajo, indicando que en 2006 sólo un 12% de las oportunidades respecto a la tenencia de Internet en el hogar están distribuidas equitativamente, y un cuarto de las oportunidades de acceso a Internet lo están. VI. Conclusiones Debido que el debate ha ido girando paulatinamente desde políticas públicas para reducción de la pobreza a políticas públicas para la reducción de desigualdades de oportunidades, hay que avanzar en la medición de éstas últimas para poder reducirlas. Esta investigación contribuye en esta línea, midiendo la desigualdad en el acceso a ciertas oportunidades básicas de los niños chilenos. Utilizando la metodología propuesta por el Banco Mundial el año 2008, esta investigación analiza la desigualdad de oportunidades básicas que se ajustan a las metas sociales de acceso establecidas por nuestro país. Estas oportunidades básicas deben ser provistas para todos los niños en el mediano plazo, ya que corresponden a herramientas fundamentales para el aprendizaje y para la participación social moderna. Las oportunidades básicas analizadas fueron las siguientes: completar 8° básico a tiempo, completar 4° medio a tiempo, asistencia a la educación preescolar, asistencia a la enseñanza media, asistencia al control del niño sano, tenencia de computador y tenencia de Internet en el hogar, uso de computador y el uso de Internet. En la década bajo análisis se observa que la cobertura de todas las oportunidades básicas es mayor y su distribución es más equitativa para todas las variables analizadas. El término de la educación media a tiempo, por ejemplo, aumentó desde un 49% de los jóvenes entre 18 y 21 años el año 1996, a un 70% de los jóvenes el año 2006. Este aumento en cobertura fue equitativo, lo que se refleja en un índice D menor el año 2006 (7,73%) que el año 1996 (20,6%). Esto se resume en un IOH considerablemente mayor en esta oportunidad básica en el año 2006 (64,93%) que en el año 1996 (38,94%), lo que significa que su mayor provisión en el tiempo se ha realizado con criterios de equidad. Esto tiene sentido debido a que durante la década bajo análisis se han realizado políticas públicas importantes de aumento de cobertura de la enseñanza media en los sectores más vulnerables de la población. La asistencia a educación preescolar también ha experimentado una importante mejoría, en términos de mayor cobertura con equidad, en el tiempo. Los niños, entre 3 y 5 años de edad, tienen un mayor acceso a educación preescolar el año 2006 que el año 1996, el cual es a su vez cada vez más equitativo. A medida que el niño tiene más edad, más probable es que asista a este tipo de educación, lo que está reflejando el hecho de que las circunstancias importan cada vez menos en el acceso a educación preescolar mientras más grande es el niño. Esto se debe a la mayor cobertura de educación para los niños de 4 y 5 años –que asisten a pre kinder y kinder- que para los niños de 3 años – quienes asisten a jardín infantil-. Sin duda con los años esto irá mejorando, debido a que el Sistema Chile Crece Contigo garantiza el acceso a jardines infantiles de los niños más vulnerables de la población. A diferencia de las oportunidades básicas en educación, aquellas relacionadas a las tecnologías de información y comunicación están menos cubiertas y su distribución aún 17 no es del todo equitativa. Esto tiene que ver con el hecho de que esta oportunidad se ajusta a estos nuevos tiempos, donde el desarrollo del aprendizaje de los niños se relaciona con estas nuevas tecnologías. De hecho, sólo se tiene información para el año 2006, ya que las encuestas se van adaptando a las nuevas realidades. Se observa que la tenencia de computador o de Internet, es considerablemente menos masiva que el uso de ambos bienes y servicios. Esto se debe a que muchos niños y jóvenes tienen acceso a usarlos en establecimientos educacionales, pero no necesariamente a tenerlos en sus hogares. El acceso a usarlos por tanto, es más masivo y también más equitativo, puesto que las políticas públicas han aumentado la tenencia de computadores e Internet en los establecimientos de educación pública. Sólo para el 2006 se tiene información con respecto a la asistencia al control del niño sano de los niños en sus dos primeros años de vida. Los resultados obtenidos muestran que, en general, esta oportunidad básica tiene una cobertura y una distribución bastante equitativa, la cual se espera que haya mejorado con la implementación del Sistema Chile Crece Contigo. Es por ello que analizar estos datos con la próxima encuesta Casen será más interesante que lo analizado con los datos del año 2006, ya que este Sistema se implementó en todas las comunas del país en el año 2008. Este estudio muestra que en Chile, entre 1996 y 2006, las políticas públicas han contribuido a lograr una mejora en la cobertura de las oportunidades básicas y en una distribución cada vez más equitativa de ellas. Sin duda que el análisis puede ser enriquecido cuando esté disponible la nueva encuesta Casen 2009, para ver la evolución que estas mismas oportunidades básicas han tenido, o bien, para analizar nuevas oportunidades consideradas como básicas para el desarrollo de los niños. Incluir una mayor cantidad de oportunidades básicas en el análisis y realizar una mirada regional en el país, brindaría una visión más completa de la realidad social chilena, lo cual se podría realizar en estudios futuros. 18 Bibliografía - Banco Mundial (2006). “Informe sobre el desarrollo mundial 2006: Equidad y Desarrollo”. - Banco Mundial (2008). “Midiendo la desigualdad de oportunidades en América Latina y el Caribe”. Estudio Regional. 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