Trabajo de Sociología, La Sociedad dividida… Capítulos: Introducción, 1 y 2 del libro Cuando empezamos a estudiar sociología, concretamente Estructura Social, descubro que la constante intelectual de clase social, un término que, aunque no lo queramos, entra en lógica deductiva del marxismo, de la dialéctica marxista, ni por muy liberales, ni por neoconservadores podremos evadir la constante que tanto pretendemos en estos tiempos de desregulaciones políticas y económicas y como no, ideológicas. La pretensión emergente de una sociedad igualitaria por el triunfo de una clase, la media, que deviene en “sociedad difusa”, sin la lucha de clases, ni movilidad alguna. Es, por tanto, cuando queremos estudiar el objeto social por excelencia y sus formas nos topamos con su estructura, conceptuada por las clases sociales como algo que la vertebra y desmenuza el apriorismo. El texto de José F. Tezanos arranca con la duda genérica de retomar el concepto de clase, de lucha de clases, de movilidad, de <<desigualdad social>>, pero también de la enorme rigidez formal ante cuestiones temáticas como ¿Qué tipo de sociedad nos depararán las sociedades tecnológicas? ¿Qué pasará con el fenómeno estructural de la desigualdad? Las sociedades actuales presentan características que no nos hacen augurar nada bueno sobre la posible evolución de sus estructuras, salvo que su estructura de poder se mantiene aunque en manos más diluidas, y mucho más fuertes, no con forma de rostro humano sino de corporaciones, de entidades supranacionales, y la fuerte homogeneización de una clase cada vez más amplia, como es la clase media y la de su movilidad interna, propias de esta Aldea Mundial, y que produce el fenómeno de la Globalización. Lo estudiado por el autor de “La sociedad dividida”… nos remite a la cuestión de la desigualdad, como lo único que se nos presenta en las sociedades que tienden a ser más igualitarias como los sociedades más desarrolladas así como la aspiración de las sociedades emergentes de un desarrollo que agudiza la desigualdad de sus clases, no como auguraban los investigadores, que a mayor desarrollo mayor igualdad, y que no se produce sino una mayor fractura, en sociedades duales, con una mayor polarización de sus clases y con la aparición de los <<infraclases>>, conocidos como indigentes o “homeless”, los sin techo, como una clase desvinculada de la sociedad, sin aspiraciones de inclusión y convertidos en una rareza social, los excluidos sociales, como el nuevo fenómeno social de <<la exclusión>>. ¿Cómo se enfrentará el futuro tecnológico a las transformaciones radicales no sólo de producir bienes de consumo sino de algo que pasamos de puntillas? ¿Cómo produciremos a los nuevos hombres? Y ¿Qué tipo de desigualdades se producirán en el futuro? ¿Las habrá en las sociedades igualitarias del mañana? Ante cuestiones nuevas como la reproducción artificial, los avances en el estudio del genoma, la prolongación de la vida, la investigación de las partículas elementales, etc., qué nuevas desigualdades reproduciremos, cómo clasificaremos a eso hombres nuevos. La ingeniería genética abre al hombre la mecánica de dios y las puertas de la inmortalidad como algo alcanzable, como algo previsible en el futuro. Las sociedades del futuro si resolvemos el tema de la alimentación, del aprovisionamiento energético, la vejez y la enfermedad prolongando la vida ab eterno… Son tantas las expectativas de futuros, tan abiertas e increíbles que no somos capaces de empatizar con la situación que se nos avecina, y son tantas las trabas de los creacionistas que no sabemos si es por el bien del hombre permanecer en la ignorancia y la pervivencia del dolor, de la enfermedad, de la desigualdad, la enfermedad social pero, de lo que no cabe duda es de la buena voluntad que encierran los proyectos de los evolucionistas. Cuestionando la evolución tecnológica cuestionamos nuestra pervivencia en un medio cada vez más hostil y degradado al que no tenemos los recursos, hoy, de sanar, condenándonos a un paraíso ya superado. Porque quizá obviando el concepto de bondad nos proyecte a otras galaxias, a otros mundos y obtener el espacio vital que contenga la posibilidad de un futuro donde no lo veo. Pero, ¿En un Universo Feliz? Al menos, permitamos la idea de la Progresía, no la utopía de Huxley, pero, cabría la posibilidad de cierta similitud, aunque quizá todo fuera más simple ¿Cómo sería el transporte, cómo los nuevos métodos de producción y que división del trabajo producirían, cómo la política monetaria, habremos superado la dialéctica del materialismo como serán esa supuestas sociedades del futuro y si su homogeneización será absoluta? Estas y muchas más cuestiones pueden ser las dudas irresolutas de los sociólogos y que en capítulos posteriores del libro se resuelven, lo cierto es que las concepciones con que nos enfrentaremos a los nuevos retos son las misma y deduciremos, eso precisamente, a qué tipos de desigualdades nos encontraremos, bajo el mismo prisma que la sociedades anteriores por tanto la pervivencia de los conceptos con que definiremos las sociedades del futuro, son las mismas que alumbraron a Marx y que con las nuevas ideas seremos capaces de deducir, de forma nueva, moderna y avanzada, las viejas ideas. Telde, a 20 de abril del 2010