232 FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES del hijo, porque a nadie se le podía privar de su calidad de heredero contra su voluntad; esta condición de fondo, exigida desde la época clásica, no debió existir al principio, si se admite que la emancipación se había creado desde luego, a título de pena, contra el hijo para privarlo de los derechos de familia. Anastasio permitió al padre emancipar a su hijo ausente, si tenía un rescripto especial Imperial apud acta judicis; esta emancipación anastasiana se generalizó más tarde. Por último, JUSTINIANO decidió que la emancipación se hiciera mediante una simple declaración ante el magistrado y se dio a esta nueva forma, el nombre de emancipación justiniana. Se subentendía siempre un contrato de fiducia que reportaba al padre los derechos de tutela y sucesión. En principio el padre era libre de emancipar o no al hijo que tenía bajo su potestad; sin embargo, el hijo podía exigir a veces su emancipación, de la propia manera que el adrogado impúber, si llegado a la pubertad, probaba que la adrogación le era perjudicial; y a este caso puede agregarse el del hijo maltratado o la hija corrompida por su padre. El hijo emancipado venía a ser sui juris, pero sufría una mínima capitis deminutio; salía de su familia y perdía todos sus derechos de agnación; sus derechos de cognación los conservaba lo mismo que su peculio, siempre que su padre no se lo retirara expresamente. El pretor le dio derecho a la sucesión de su padre y de sus ascendientes paternos, a título de bonnorum possessor. La emancipación no tenía efecto sino con respecto al emancipado, porque sus hijos nacidos o concebidos quedaban bajo la potestad del padre de familia. En principio la emancipación era irrevocable; sin embargo, Constantino decidió que podía resolverse por causa de la ingratitud del emancipado, pues las ventajas sucedidas paulatinamente a éste último hacían que la emancipación se considerara como un favor para el hijo. 9. LA TUTELA Institución mediante la cual se establece sobre un persona libre un poder o potestad debido a que dicha persona, por la edad, no puede comportarse ante la ley con actos que le permitan expresar su libre voluntad (quien no se puede defender por sí mismo y no tiene quién lo proteja). Vis ac potestas in capite libero ad tuendum qui propter aetatem se defendere nequit, jure civili data ac permissa.