RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS REPRESENTANTES POR LAS OBLIGACIONES TRIBUTARIAS DE LA EMPRESA Debido a diversos problemas –y entre ellos, la contracción del mercado que trajo consigo serios problemas de liquidez– la dirección de una empresa se vio en la necesidad de privilegiar la utilización de los fondos para atender el pago de ciertas obligaciones consideradas prioritarias, tales como las remuneraciones de su personal y las mantenidas con sus proveedores, dejando de lado sus obligaciones tributarias. Como consecuencia de ello, la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) emitió las correspondientes órdenes de pago, las cuales ya han sido notificadas a la empresa. Debido a esto, existe entre los directores y gerentes la incertidumbre sobre si la SUNAT podría considerarlos como responsables solidarios para el pago de las deudas tributarias de la empresa y, por ende, comprenderlos en el procedimiento administrativo para el cobro de lo adeudado. Sobre el particular, los funcionarios de la empresa consultan acerca de los supuestos en que la ley autoriza comprender como responsables solidarios a los representantes de una persona jurídica. Respuesta Martín Villanueva González(*) Conforme a las definiciones que aporta la doctrina jurídica en materia tributaria, el responsable solidario es la persona que, por disposición expresa de la ley, se encuentra frente al acreedor tributario en la misma posición que el contribuyente, lo cual significa que la obligación tributaria pueda ser exigida tanto a este como al responsable, debiendo precisarse que el criterio de atribución de la responsabilidad solidaria resulta, como se ha dicho, expresamente de la ley y no deriva de la intervención, directa o indirecta, en la realización del hecho imponible, consistiendo, más bien, en una carga que, a título de sanción, se les atribuye a ciertos sujetos que están en relación con los actos que dan lugar al nacimiento de la obligación tributaria por razón de su profesión o de su oficio. Desde el punto de vista normativo, el propio Código Tributario define como responsable a aquel que, sin tener la condición de contribuyente, debe cumplir la obligación atribuida a este. Es decir, reconoce al responsable tributario como alguien que debe cumplir con el pago de la obligación tributaria a pesar de no haber sido quien ha realizado el hecho generador del tributo. En ese sentido, conforme lo dispone el artículo 16 del Código Tributario, están obligados a pagar los tributos y cumplir las obligaciones formales en calidad de representantes, con los recursos que administren o que dispongan, las siguientes personas: 1) Los padres, tutores y curadores de los incapaces. 2) Los representantes legales y los designados por las personas jurídicas. 3) Los administradores o quienes tengan la disponibilidad de los bienes de los entes colectivos que carecen de personalidad jurídica. 4) Los mandatarios, administradores, gestores de negocios y albaceas. 5) Los síndicos, interventores o liquidadores de quiebras y los de sociedades y otras entidades. En los casos de los numerales 2, 3 y 4 existe responsabilidad solidaria cuando por dolo, negligencia grave o abuso de facultades se dejen de pagar las deudas tributarias. En los casos de los numerales 1 y 5, dicha responsabilidad surge cuando por acción u omisión del representante se produce el incumplimiento de las obligaciones tributarias del representado. Asimismo, el referido artículo 16 del Código Tributario señala taxativamente hasta once situaciones en las que, salvo prueba en contrario, se presume la existencia de dolo, negligencia grave o abuso de facultades; como por ejemplo, cuando el deudor tributario no lleva contabilidad o lleva dos o más juegos de libros o registros para una misma contabilidad, con distintos asientos; o tiene la condición de no habido; o emite y/u otorga más de un comprobante de pago, así como notas de débito y/o crédito con la misma serie y/o numeración; o anota en sus libros y registros los comprobantes de pago que recibe u otorga por montos distintos de los consignados en dichos comprobantes u omite anotarlos; u obtiene, por hecho propio, indebidamente Notas de Crédito Negociables u otros valores similares; o no declara ni determina su obligación en el plazo requerido; entre otros. Debe anotarse que la solidaridad no surge como consecuencia del solo hecho de detentar el cargo de representante legal o representante designado de la persona jurídica, sino que surge a título de sanción y solamente cuando estos actúan con dolo, negligencia grave o abuso de facultades y, como consecuencia de dicha actuación, los contribuyentes a quienes representan dejan de cumplir con sus obligaciones tributarias sustanciales y formales. En otras palabras, la figura del responsable solidario obedece fundamentalmente a la necesidad fiscal de garantizar el cumplimiento de las obligaciones tributarias a cargo del contribuyente o deudor tributario, sancionando a sus representantes con la atribución de responsabilidad cuando en el desarrollo de su gestión haya mediado dolo, negligencia grave o abuso de facultades que impliquen el incumplimiento de las obligaciones tributarias de dicho contribuyente. En ese sentido, y conforme lo ha reconocido la propia Administración Tributaria en su Directiva Nº 004-2000-SUNAT, la responsabilidad de quien por su culpa o dolo facilita la evasión del tributo tiene carácter sancionatorio, siendo este tipo de responsabilidad (la que se establece a título de sanción) una “solidaridad imperfecta”, la cual es propia del Derecho Penal y requiere de la culpa para configurarse. Así, los representantes que son señalados como responsables solidarios deben responder por: (1) los tributos cuya determinación correspondía a sus representados como contribuyentes o responsables, y cuyo plazo de pago venció durante el período de gestión del responsable; (2) los intereses que se hubieran derivado de la falta de pago de la deuda tributaria que debió pagarse durante la gestión del responsable; (3) las multas por incumplimiento de obligaciones formales a cargo de sus representados, que debieron cumplirse durante la gestión del responsable; (4) las cuotas impagas de beneficios tales como el fraccionamiento, cuyo vencimiento se produjo en su gestión; y (5) las obligaciones tributarias que resultan exigibles durante su función, aun cuando el nacimiento de las mismas se haya producido con anterioridad. Sin embargo, con excepción de aquellos casos que corresponden a las presunciones a las que se ha hecho referencia anteriormente, en los que la carga de la prueba le corresponde al contribuyente, para poder atribuir la responsabilidad tributaria a que se refiere la presente consulta, la Administración Tributaria es la que tiene la carga de la prueba, por lo que a esta le corresponde determinar y probar si la omisión en el pago de los tributos o en el cumplimiento de obligaciones tributarias formales ha sido consecuencia de una conducta dolosa, de negligencia grave o de un abuso de facultades, lo cual es difícil de sostener cuando, por ejemplo, un representante opta por dejar de pagar los tributos de la empresa ante la imposibilidad económica de satisfacer dichas obligaciones por la urgencia de pago de otras obligaciones, tales como las remuneraciones de los trabajadores y las sumas adeudadas a los proveedores de la empresa. Además, deberá tenerse en cuenta que para que el representante de la empresa sea pasible de la imputación de responsabilidad, es necesario que, en la oportunidad en la que se produjo el incumplimiento de la obligación tributaria, dicho representante haya tenido asignado como función el cumplimiento de las obligaciones tributarias de la empresa y el control sobre el manejo de los recursos financieros de esta, por cuanto no puede atribuirse culpa a los representantes de una persona jurídica (o, en general, de un contribuyente) por el mero hecho de detentar tal condición. En consecuencia, no es procedente la atribución de la responsabilidad solidaria a que se refiere el artículo 16 del Código Tributario, en aquellos casos en los que el representante de un contribuyente no tiene como función velar por el cumplimiento de las obligaciones tributarias de este último o carece de control sobre el manejo de sus recursos financieros o desempeña su función sin incurrir en dolo, negligencia grave o abuso de facultades que impliquen el incumplimiento de las referidas obligaciones tributarias. JURISPRUDENCIA Al conocer de un procedimiento en que se imputó responsabilidad solidaria al director ejecutivo de una empresa, el Tribunal Fiscal se pronunció señalando que la atribución de responsabilidad al representante de una persona jurídica no es procedente cuando la Administración Tributaria no expresa los motivos para efectuar tal atribución o imputación de responsabilidad, y no demuestra de manera documentada que el representante incurrió en dolo o negligencia grave o abuso de facultades. (Resolución del Tribunal Fiscal N° 22-32000). (*) Abogado asociado del Estudio Echecopar. Contador público colegiado. Magíster en Administración con especialización en Finanzas y en Negocios Internacionales. Estudios doctorales en Ciencias Contables y Empresariales. Ex catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad de Lima, Universidad del Pacífico, Universidad San Ignacio de Loyola y Universidad Nacional Mayor de San Marcos.