Este artículo fue publicado originalmente en el Diario Gestión el día miércoles 11 de junio de 2008. Más Trabajo para los Empresarios por Pablo Ferreiro de Babot, Ph. D. Director de Personal Científico PAD - Escuela de Dirección de la Universidad de Piura. No hay que ser muy perspicaz para darse cuanta de que el colectivo más fiable del Perú, desde el punto de vista de la obtención de los resultados que se propone, lo constituye el empresariado. Se podrá disentir de esta afirmación aduciendo que los empresarios van a la suya, que son unos incultos, que solo les interesan sus propios logros, y éstos son solo económicos o de poder y o de vanidad, que están desunidos, que son cortoplacistas o miopes en cuanto al arco de tiempo que les ocupa, etc, etc, etc. Aún aceptando todas estas reservas (que, ciertamente, no suscribo), sigue en pie el enunciado inicial y, para probarlo, les invito a repasar otros grupos institucionales: Partidos políticos, Sindicatos, Colegios profesionales, Universidades, Medios de opinión, etc. No creo que ninguno de ellos resista diez segundos la comparación. Unos por su incapacidad para obtener resultados dentro de un margen de tiempo razonable y otros por su falta de ética o podríamos dejarlo en sus “deficiencias estructurales”, que es mas llevadero. Soy consciente de que dramatizo o exagero un poco, pero solo un poco, pues hasta ahora a nadie se le ocurre encargar a uno de estos entes la solución de algún problema serio (sigo exagerando, pero tampoco mucho). También soy consciente que estoy metiendo en un mismo saco de incompetencia a casos aislados de calidad que, simplemente y a mi juicio, confirmarían la regla, de ser cierta mi apreciación. Llevo 29 años dedicado a tratar de cerca con los empresarios y aplaudo, como pueden comprobar, con entusiasmo, la enorme capacidad de acción que desarrollan. Su empuje es realmente admirable, tanto, que es muy tentador pedirles que se ocupen también de algunos asuntos de la sociedad peruana que, sin que sean parte de su objetivo específico, de alguna manera les afectan y, sobre todo son vitales para lograr el crecimiento integral del Perú que a todos nos interesa y compromete. Por ejemplo, me parece que la empresa privada podría ayudar a medir y a controlar la eficiencia de la educación pública, también podría colaborar en la moralización del país a través de sistemas de supervisión profesional, que son práctica habitual de las empresas, otro objetivo vital por el que nadie vela es la familia, y en ello nos va tanto el futuro como su calidad: la familia, como alguien decía, es el médico más barato, el seguro más eficiente, el maestro más fiable y la mejor escuela de ética y virtudes. Se preguntará el lector cómo lograr que el empresariado “se compre el pleito”. En mi opinión, esta debería ser la primera “Responsabilidad de la Empresa”: formar a su personal, comenzando por los directivos, para que sepan ir más allá del logro de los resultados inmediatos habituales, e incidir en su formación integral de modo que sean buenos ciudadanos, buenos vecinos, buenos paisanos, buenos fabricantes del bien común.